Economía mundial

El FMI pronostica recesión en EEUU

Por Abid Aslam
Inter Press Service (IPS), 09/04/08

Washington.– Estados Unidos ingresará en una recesión este año, lo que precipitará el desempeño económico mundial en los dos siguientes, pronosticó este miércoles el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Cuando la institución financiera actualizó por última vez su más reciente informe bianual sobre Perspectivas de la Economía Mundial, en enero, pronosticó el peor desempeño global en cinco años, pero evitó utilizar la palabra "recesión".

Este miércoles, admitió que la crisis mundial podría ser peor de lo que preveía. En ese sentido, fijó en una en cuatro la posibilidad de una recesión de alcance planetario, es decir de que la economía global crece a un ritmo menor a tres por ciento anual.

El FMI pronosticó que el crecimiento se enlentecería a 3,7 por ciento este año, medio punto porcentual menos de lo previsto en enero, en medio de la crisis financiera que se profundiza y que se desató por maniobras especulativas en el poco regulado mercado hipotecaria estadounidense.

"La crisis del mercado financiero que estalló en agosto de 2007 se convirtió en la mayor conmoción financiera desde la Gran Depresión", afirmó, aludiendo a la iniciada con la crisis internacional de 1929.

América Latina y los países del área del cada vez más depreciado dólar estadounidense serán los más perjudicados mientras la crisis se expande por todo el planeta, dijo el FMI.

Las economías emergentes de rápido crecimiento, como China e India, serán las menos afectadas, aseguró. Sin embargo, esos países también sentirán el aguijón de la crisis, cuando el Norte industrial reduzca sus importaciones.

En el ojo de la tormenta, la economía estadounidense ––la mayor del mundo–– se estancará a lo largo de este año y durante buena parte del próximo, a medida que el precio de los bienes raíces mantengan su rumbo descendente y se dificulte la obtención de créditos.

Los precios del mercado inmobiliario ya cayeron 10 por ciento, y el FMI anticipó que este deterioro llegará a entre 14 y 20 por ciento.

Los miles de millones de dólares asignados por el gobierno de George W. Bush a asistir al sector financiero, alentar el gasto de los consumidores y empresas e impedir el desalojo de los tenedores de créditos hipotecarios no permitirán a la economía de Estados Unidos crecer más de un insignificante 0,5 por ciento.

Este crecimiento se elevará muy poco, hasta 0,6 por ciento, en 2009, según el pronóstico del FMI. La institución fijó en dos años el periodo de "recesión leve", en el cual la economía mundial no logrará mantener un ritmo equivalente al del crecimiento demográfico, calculado en 0,9 anual.

El crecimiento de la economía de Japón, la segunda del mundo, se enlentecerá a 1,4 por ciento este año y aumentará a apenas 1,5 por ciento el próximo.

El de los 15 países de la eurozona se frenará a 1,4 por ciento al cabo de 2008 y a 1,2 por ciento en 2008. Esos pronósticos son 0,2 y 0,7 puntos porcentuales menores, respectivamente, que los publicados en enero por el FMI.

En contraste, China mantendrá su liderazgo en materia de crecimiento económico, que se elevará a 9,3 por ciento este año y a 9,5 por ciento en el siguiente, aunque 0,7 y 0,5 puntos porcentuales menos que en la estimación de hace cuatro meses, respectivamente.

La caída de las expectativas de crecimiento de India será de 0,5 y 0,2 puntos porcentuales para 2008 y 2009, hasta alcanzar 7,9 y 8,0 por ciento en cada caso.

El informe de este miércoles precede la reunión anual conjunta de la primavera boreal del FMI y el Banco Mundial, que se celebrará este fin de semana.

El martes, ambas instituciones habían considerado poco probable que se alcancen para 2015 los Objetivos de las Naciones Unidas para el Desarrollo del Milenio fijados por la comunidad internacional en 2000.

El FMI y el Banco Mundial sostuvieron entonces que la mayoría de los países lograrán reducir a la mitad la proporción de la población pobre, pero no las metas de abatir, también a la mitad, el hambre y la desnutrición, ni las de mejorar los indicadores de salud y educación en los parámetros establecidos.

Entre las razones para ello, los expertos de estas dos instituciones con sede en Washington mencionaron el estancamiento del aporte financiero de los países ricos. La asistencia oficial al desarrollo cayó en 2006 y 2007, a pesar del compromiso asumido en 2005 por los ocho países más poderosos del mundo de duplicarla para 2010, añadieron.

Parece improbable un aumento de la asistencia, pues el costo del crédito continúa aumentando a causa de la crisis.

El FMI, cuya principal función es mantener la estabilidad financiera mundial, dijo en otro informe, divulgado también el martes, que las pérdidas por la crisis financiera podrían llegar a 945.000 millones de dólares en 2008 y 2009.

Otros cálculos elevan esa cifra a un billón de dólares.

El aumento de precio de los productos básicos elevó las ganancias por exportaciones de países pobres, pero también dejó muchos alimentos fuera del alcance de numerosos habitantes de esas mismas naciones.


La crisis mundial peor de lo que se preveía, según el FMI

El escenario más temido

IAR Noticias, 10/04/08

Curiosamente, y como el capitalismo se ha quedado sin enemigos estratégicos que estudien y proyecten totalizadamente sus crisis y contradicciones económicas, son las mismas instituciones del sistema las que vaticinan por estos días que la locomotora imperial, EEUU, la mayor economía mundial, ya está recesión. El FMI acaba de advertir que la crisis mundial es mayor de lo que se preveía, y que su mayor impacto se va a reflejar en las áreas más dolarizadas del mundo dependiente, principalmente en América Latina.

En un informe difundido este miércoles, el Fondo Monetario Internacional (FMI) admitió que la crisis mundial será peor de lo que preveía, acrecentando el peligro de una recesión de alcance planetario, dado que la economía global crece a un ritmo menor a tres por ciento anual.

El FMI, cuya principal función es mantener la estabilidad financiera del sistema capitalista, dijo en otro informe, divulgado el martes, que las pérdidas por la crisis financiera podrían llegar a US$ 945.000 millones en 2008 y 2009.

A su vez, EEUU ingresará en una recesión este año, lo que condicionará el desempeño económico mundial en los dos siguientes, pronostica el informe.

Los expertos destacan el detalle de que por primera vez el FMI utilizó la palabra "recesión" en relación a EEUU.

Cuando la institución financiera actualizó por última vez su más reciente informe bianual sobre Perspectivas de la Economía Mundial, en enero, pronosticó el peor desempeño global en cinco años, pero evitó utilizar la palabra "recesión" en relación a EEUU.

La economía estadounidense –según el informe– – se estancará a lo largo de este año y durante buena parte del próximo, a medida que el precio de los bienes raíces mantengan su rumbo descendente y se dificulte la obtención de créditos.

Los precios del mercado inmobiliario ya cayeron 10 por ciento, y el FMI anticipó que este deterioro llegará a entre 14 y 20 por ciento en el curso de 2008.

Las partidas supermillonarias asignadas por el gobierno de George W. Bush a asistir al sector financiero, alentar el gasto de los consumidores y empresas e impedir el desalojo de los tenedores de créditos hipotecarios no permitirán a la economía de Estados Unidos crecer más de un insignificante 0,5 por ciento, según el informe.

En este escenario, El FMI pronostica que el crecimiento mundial ya comienza lentificarse en medio de la crisis financiera que se profundiza y que se desató por maniobras especulativas en el poco regulado mercado hipotecaria estadounidense.

"La crisis del mercado financiero que estalló en agosto de 2007 se convirtió en la mayor conmoción financiera desde la Gran Depresión", señala el informe en referencia a la crisis internacional de 1929.

En este contexto depresivo mundial –según el FMI– América Latina y los países situados en el área del depreciado dólar estadounidense serán los más perjudicados mientras la crisis se expande por todo el planeta.

Las economías emergentes de rápido crecimiento, como China e India, serán las menos afectadas, señala. Sin embargo, esos países también sufrirán el embate de la crisis, cuando los países centrales industriales reduzcan sus importaciones.

En los 15 países de la eurozona la economía se frenará a 1,4 por ciento al cabo de 2008, y en contraste, China mantendrá su liderazgo en materia de crecimiento económico, que se elevará a 9,3 por ciento este año y a 9,5 por ciento en el siguiente, aunque 0,7 y 0,5 puntos porcentuales menos que en la estimación de hace cuatro meses, respectivamente.

La caída de las expectativas de crecimiento de India será de 0,5 y 0,2 puntos porcentuales para 2008 y 2009, hasta alcanzar 7,9 y 8,0 por ciento en cada caso.

El crecimiento de la economía de Japón, la segunda del mundo, se lentificará a 1,4 por ciento este año y aumentará a apenas 1,5 por ciento el próximo, según el FMI.

El informe del FMI coincide con documentos de la ONU, el Banco Mundial, y el G–8, que desde la semana pasada vienen advirtiendo sobre el peligro de estallidos sociales a escala global que podrían generarse por

el impacto de los precios del petróleo sobre el costo de los alimentos en los países más pobres de Asia, África y América Latina.

La escalada de los precios del petróleo y su incidencia sobre el costo de los alimentos es visto por la mayoría de los especialistas como el desencadenante clave de un proceso recesivo a escala mundial, cuyo inmediato emergente pueden ser la desocupación masiva y reacciones sociales y sindicales con epicentro en los países periféricos.

Según la ONU, el Banco Mundial y el G–8, lo que ya se visualiza claramente (a nivel de acción–reacción) es el impacto de la escalada del costo del petróleo y de la energía en los precios de los alimentos a escala global.

Confirmando lo que ya habían proyectado los expertos a finales de 2007, el precio del crudo sigue batiendo sus propios récords y ya superó la barrera tan temida de los US$ 100 para cotizarse, el martes, por encima de los US$109 el barril, impulsado, entre otros factores, por la crisis financiera en EEUU y la baja del dólar.

Otros factores claves de incidencia en el precio del petróleo como detonante de una crisis mundial –según los analistas económicos– se motorizan por medio de la especulación bursátil con las acciones energéticas, la sobredemanda de energía, y el escenario siempre latente de conflictos geopolíticos y militares que se se cierne sobre regiones petroleras estratégicas en Asia, Africa y Medio Oriente.

En sus últimos informes, el FMI y el Banco Mundial coincidieron en que la mayoría de los países no lograron derrotar el hambre y la desnutrición, ni las de mejorar los indicadores de salud y educación en los parámetros establecidos.

Y como se sostenía al principio de este informe, paradojalmente, los que denuncian sobre un "agravamiento de la pobreza y de la injusticia escala mundial" son los gendarmes financieros del sistema capitalista (caso del FMI y del Bnaco Mundial) , cuya dinámica de apropiación privada de riquezas y de trabajo humano generan las propias crisis económicas y los estallidos sociales que traen como consecuencia.

Tanto el FMI como el Banco Mundial, señalaron que el estancamiento del aporte financiero de los países ricos, la asistencia oficial al desarrollo, cayó en 2006 y 2007, a pesar del compromiso asumido en 2005 por los ocho países más poderosos del mundo de duplicarla para 2010.

Según el FMI, en el actual escenario parece improbable un aumento de la asistencia, pues el costo del crédito continúa aumentando a causa de la crisis.

El aumento de precio de los productos básicos elevó las ganancias por exportaciones de países pobres, pero también dejó muchos alimentos de consumo esencial fuera del alcance de numerosos habitantes de esas mismas naciones debido a la escalada de precios y a la inflación.

En 2007 el precio global de los alimentos registró un aumento del 40%, y como su efecto más inmediato, se está incrementando el número de personas que pasan hambre en el mundo, advirtió la agencia de Naciones Unidas responsable de la ayuda alimentaria a los países pobres.

Según publica The Wall Street Journal este jueves, el alza en los precios de los alimentos y de la energía impactan con especial fuerza a los países emergentes, donde los consumidores gastan una proporción mayor de su ingreso en ambas necesidades.

El FMI prevé en su informe vaticina que la inflación en los países emergentes crecerá 7,4% este año, la tasa más alta desde 2001. En China, los precios habían aumentado 8,7% entre febrero del año pasado y febrero de este año, el ritmo más rápido en más de una década. En Venezuela, la inflación actual es del 25,4%; en Ucrania, del 21,9%.

La suba de los alimentos de consumo esencial, a su vez, actúa como principal disparador de la tasa de inflación y del consecuente proceso de recesión económica que conlleva lo que los expertos denominan estanflación.

Acompañando a los sombríos pronósticos sobre la economía mundial los mercados bursátiles vienen padeciendo una caída tras otra, y sus períodos leves de recuperación no alcanzan a compensar las pérdidas, siempre acompañadas por el declive constante del dólar y una escalada constante de los precios del petróleo, que el miércoles alcanzaron un récord de US$ 112,21 el barril, superando el pico de US$ 111,80 alcanzado el 17 de marzo.

La crisis financiera ya está contaminando la economía real, y los efectos mundiales, advierte el FMI en su informe, van a ser "más amplios, profundos y prolongados" de lo que se creía.

Según los expertos, sí las "turbulencias" en los mercados bursátiles se juntan finalmente con la escalada de los precios del petróleo y de los alimentos, y la baja del dólar, el cóctel recesivo anunciado se puede convertir en dinamita social con un polvorín de conflictos sociales y sindicales estallando en cadena por todo el planeta. Se trata, del escenario más temido.


El sistema se descontrola. El cóctel petróleo–alimentos–recesión:

¿Un Titanic global?

Por Manuel Freytas (*)
IAR Noticias, 13/03/08

En la relación crisis financiera–dólar débil–petróleo y su interacción con una escalada mundial del precio de los alimentos se conforman las líneas matrices y las variables claves de una crisis recesiva mundial en gestación que ya configura –según los propios analistas y organismos del sistema– la mayor "amenaza histórica" para el sistema capitalista globalizado que tiene como potencia imperial regente a EEUU.

Confirmando lo que ya habían proyectado los expertos a finales de 2007, el precio del crudo sigue batiendo sus propios récords y ya superó la barrera tan temida de los US$ 100 para cotizarse, el martes, por encima de los US$109 el barril, impulsado, entre otros factores, por la crisis financiera en EEUU y la baja del dólar.

Otros factores claves de incidencia en el precio del petróleo como detonante de una crisis mundial –según los analistas económicos– se motorizan por medio de la especulación bursátil con las acciones energéticas, la sobredemanda de energía,  y el escenario siempre latente de conflictos geopolíticos y militares que se se cierne sobre regiones petroleras estratégicas en Asia, Africa  y Medio Oriente.

A este panorama desestabilizador de los mercados se sumó, la semana pasada, un informe de la Reserva Federal de EEUU advirtiendo sobre una desaceleración de la economía estadounidense en todos sus niveles.

El sondeo de la Reserva Federal –elaborado con base en la información suuministrada por sus 12 bancos regionales– encontró una desaceleración en las empresas de servicios en la mayoría de sus distritos, mientras que en la mitad de las regiones encuestadas se evidenció un enfriamiento del sector manufacturero.

El informe del banco central estadounidense se hizo eco de los comentarios realizados previamente por el secretario del Tesoro de EE.UU., Henry Paulson, quien manifestó que la economía estadounidense se había desacelerado "considerablemente".

Estas apreciaciones son coincidentes –en general– con las proyecciones del FMMI, el Banco Mundial, el G–7 (potencias capitalistas centrales), el G–10 (los 10 bancos centrales más importantes del sistema), que indican un proceso recesivo a escala global con epicentro en la crisis financiera de EEUU, la depreciación del dólar y la espiral alcista del petróleo, que genera como emergente inmediato una escalada mundial del precio de los alimentos.

Los datos decisivos en esta caída generalizada de los mercados y su efecto inmediato acechante: la estanflación mundial (combinación de recesión con inflación), continúan siendo –según coinciden la mayoría de los analistas– el derrumbe del dólar, la escalada de los precios del petróleo y su impacto desestabilizador sobre los mercados y la economía global.

Según los expertos, sí las "turbulencias" en los mercados bursátiles se juntan finalmente con la escalada de los precios del petróleo, la baja del dólar, y un desenlace de los conflictos geopolíticos–militares latentes, este cóctel se pueden convertir en dinamita recesiva para la economía mundial liderada por el Imperio estadounidense.

Pero, por ahora, lo que ya se visualiza claramente (a nivel de acción–reacción)  es el impacto de la escalada del costo del petróleo y de la energía en los precios de los alimentos a escala global.

En 2007 el precio global de los alimentos registró un aumento del 40%, y como su efecto más inmediato se está incrementando el número de personas que pasan hambre en el mundo, acaba de advertir  la agencia de Naciones Unidas responsable de la ayuda alimentaria a los países pobres.

Entre los factores causales se encuentran el aumento del petróleo y la suba del maíz por la producción de biocombustibles.

La repercusión más inmediata de la suba récord de los precios del petróleo –según los expertos– puede ser una escalada mundial (como ya está sucediendo)  de los precios de los alimentos de consumo diario, esenciales para la supervivencia, debido a la alta incidencia de los combustibles en sus costos, principalmente en el sistema de producción y  comercialización y el transporte.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), los productos más consumidos del mundo, como pan, carne, azúcar, maíz y arroz se tornan cada vez más caros debido al desarrollo de energías alternativas basadas en cereales, ricino y caña de azúcar (biocombustibles).

Pero ese proceso de suba gradual puede incrementarse a niveles imprevisibles si continúa la suba sostenida de los precios del crudo que ya han superado su propio récord en los mercados internacionales.

El precio del petróleo, por su incidencia en la cadena de precios, afecta directamente a los alimentos de mayor demanda de consumo en el mundo, como pan arroz, papas, azúcar, carne, leche, huevos y manteca, esenciales en la cadena alimentaria de cualquier familia.

En ese sentido, aclara la FAO, la disparada récord del precio del petróleo no afecta sólo a los automovilistas y transportistas, sino que  también empuja el alza del precio de los alimentos cuya fabricación y transporte depende fundamentalmente  de los combustibles.

Es por eso que, como repercusión más inmediata de la suba récord de los precios del petróleo –según se verifica– ya se desató una escalada mundial de los precios de los alimentos de consumo diario, esenciales para la supervivencia, debido a la alta incidencia de los combustibles en sus costos, principalmente en el sistema de producción y  comercialización y en el transporte.

La suba de los alimentos de consumo esencial, a su vez, actúa como principal disparador de la tasa de inflación y del consecuente proceso de recesión económica que conlleva lo que los expertos denominan  estanflación.

En este escenario, EEUU, la principal potencia económica–financiera imperial se encamina (y arrastra consigo a todo el sistema capitalista) hacia la  estanflación (recesión con inflación), cuyo pronóstico (todavía en estado larval) lo viene vaticinando la propia Reserva Federal de EEUU con sus anuncios sobre que habrá una reducción del crecimiento de la economía estadounidense con posibles brotes inflacionarios.

El petróleo es el elemento clave y (el motor de todos los motores) para mantener una ecuación equilibrada del "modelo" de explotación capitalista vigente que tiene en el boom de las exportaciones de materias primas controlado por las trasnacionales en los "países emergentes" (pagando salarios africanos y eludiendo impuestos), y en el boom industrialista de los mercados asiáticos controlado por las trasnacionales (pagando salarios africanos y eludiendo impuestos) y en la "burbuja financiera" controlada por los grandes consorcios financieros sionistas (desde la Reserva Federal y los bancos centrales europeos y asiáticos), sus motores de crecimiento y expansión a escala global.

La preocupación de las autoridades del capitalismo mundial, según un informe de The Wall Street Journal, es que el inmenso castillo financiero construido sobre los cimientos del mercado de bienes raíces se está derrumbando, lo que ya comenzó a desacelerar la economía estadounidense con un efecto dominó recesivo sobre la economía global, tal como lo vienen anticipando el FMI, la Reserva Federal y el Tesoro norteamericano, además de las autoridades monetarias y principales gurúes (Greenspan, entre ellos) de los países centrales.

Y en esta dialéctica interactiva petróleo–crisis financiera–conflictos geopolíticos, el oro negro (por su incidencia sobre el precio de los alimentos)  ya se ha convertido en el eje estratégico de una potencial crisis global del sistema capitalista que puede estallar en este 2008, según vaticinan un conjunto de especialistas.

En suma, y según la visión de los expertos en Wall Street, la conjunción del "dólar débil" y del  incremento en la demanda, alimentan la escalada del precio del petróleo (el motor de las economías centrales y emergentes) con el consecuente peligro de desatar un proceso inflacionario con retracción de la economía y del consumo a escala global.

Otro factor a tener en cuenta es que, debido a que la mayoría de los commodities, incluyendo el petróleo, se cotizan en dólares, y a los productores se les paga en esa moneda, los precios de las materias primas y de los alimentos aumentan a medida que el dólar se deprecia, según explica un informe del diario The Wall Street Journal.

El factor dólar débil–petróleo alto afecta en primer término a las "economías centrales" de EEUU y Europa, y se cierne como un fantasma sobre China, la llamada "fábrica del mundo", y mayor demandante global de petróleo y materias primas, que comienza a experimentar los primeros síntomas inflacionarios–recesivos en su economía.

Como consecuencia más inmediata, ante un dólar débil (la moneda de transacción comercial del petróleo) los productores (para mantener sus ganancias) seguirán –según los especialistas– aumentando los precios con el peligro de desatar un proceso inflacionario con retracción (recesión) de la economía y el consumo a escala global.

En este escenario, con EEUU en proceso de una "recesión anunciada" (todavía en estado larval), con la crisis financiera–subprime pendiendo como una espada de Damocles y con el precio del crudo tocando los US$ 110,  algunos de los principales países productores de petróleo  ya estudian cómo desprenderse de su histórica dependencia de la divisa estadounidense y decretar su funeral como "moneda de transacción petrolera".

Pero la "dolarización" que rige el actual modelo de economía capitalista globalizada lleva a que las reservas de las principales potencias capitalistas (así como la mayoría del mercado financiero y las transacciones comerciales a escala global)  estén atadas a la divisa estadounidense, y que desprenderse de ella implique un riesgo de descalabro financiero, no solamente para EEUU, sino para todo el sistema capitalista en su conjunto.

Resumiendo el cuadro: La actual crisis en desarrollo del "modelo globalizado" de economía capitalista (que amenaza, en primer lugar, al Imperio estadounidense) tiene tres actores–detonantes centrales:

A) El derrumbe del dólar (por ahora, la moneda patrón de las transacciones mundiales),

B) la crisis subprime–financiera de EEUU (que desequilibra los mercados mundiales),

C)  la escalada de los precios del petróleo (que la mayoría de los especialistas ve como el desencadenante clave de un proceso recesivo a escala mundial raíz de su incidencia en el aumento del precio de los alimentos).

En la resolución de este peligroso cóctel se resume el futuro inmediato del planeta gobernado por el sistema capitalista sionista con sede central en Wall Street.


(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica.