Estallido mundial
del hambre

La cumbre de la vergüenza

Por Jorge Gómez Barata
Adital, 06/06/08

Cualquiera diría que el hambre acaba de ser descubierta y que los ahítos países europeos la desconocen. Al buscar causas puntuales se oculta el hecho de que la mayor hambruna afrontada por la humanidad ocurre en momentos en que el balance mundial de alimentos y las capacidades para producirlos arrojan excedentes como para alimentar a otro planeta.

Nadie recuerda ahora que las grandes hambrunas no surgieron en el Tercer Mundo, sino todo lo contrario. Envuelta en coyunturas históricas que propiciaron el aumento de la población y la urbanización acelerada, Europa se tornó incapaz de alimentar su población que durante siglos fue diezmada por el hambre.

En los mil años que median entre 850 y 1850 ocurrieron en Europa más de 500 grandes hambrunas que ocasionaron millones de muertos. Las causas de tales fenómenos se relacionaron sobre todo con la incapacidad del modo de producción feudal para dar respuestas al crecimiento de la población. El hambre figura entre las razones por las que los europeos se rebelaron frente a la nobleza y apoyaron a la burguesía en la lucha antifeudal.

La solución llegó de América con el maíz, los frijoles, el tomate, el pavo pero sobre todo con la papa y de la propia Europa que al establecer nuevas relaciones de producción produjo cambios estructurales capaces de aumentar la producción y producir los alimentos necesarios.

No obstante, todavía en 1845 la perdida de la cosecha de papas en Irlanda ocasionó un millón y medio de muertos, dio lugar a la emigración en masa a Estados Unidos, diezmando la población de la Isla que descontenta se sublevó contra la dominación británica. Para hacer frente a aquel desastre Inglaterra importó alimentos de la India.

Uniendo a su cultura agrícola, el dinamismo aportado por el modo de producción capitalista y el saqueo de las colonias, entre otras cosas de su biodiversidad, los europeos avanzaron en la solución de la carencia de alimentos y, con la obtención de abonos formados por el salitre y el guano de Sudamérica, desterraron el hambre.

La inmensa mayoría de las naciones reunidas en la Cumbre de Roma, al menos en términos de subsistencia son capaces de producir los alimentos que necesitan y de generar los recursos para adquirir aquellos que no pueden producir. Entre los países pobres figuran algunos productores de petróleo, diamantes, oro, plata, uranio, bauxita, coltán, cobre y otros materiales con suficiente valor como para financiar políticas de desarrollo agrícola. Algunos de ellos exportan alimentos.

Las causas del hambre no son coyunturales, sino estructurales, no son exclusivas de un país y ni siquiera consustanciales al sistema. Al capitalismo no le interesa que la gente muera de hambre, sino que compren. El problema estructural y sistémico es de otra naturaleza por derivarse del subdesarrollo, un fenómeno inducido por el colonialismo y el neocolonialismo.

¡Nadie! Ni siquiera los literatos más inspirados, los narradores más imaginativos o los técnicos más competentes, pueden describir el hambre que debilita, desfigura, humilla y mata. Nadie tiene sensibilidad para colocarse en el lugar de una madre que impotente para mitigar el hambre de sus crías que debilitadas por la falta de alimentos gimen y mueren en medio de atroces sufrimientos. Cada una de los mil millones de personas que padecen hambre, debía ser un motivo de vergüenza para las civilizaciones.

El drama de los hambrientos es tanto más trágico porque ellos no hablan ni actúan por si mismos. Son demasiado pobres y demasiado débiles para gritar y rebelarse. Los hambrientos son también los analfabetos y los enfermos que no interesan a los políticos porque no votan ni eligen, no sirven para la guerra, ni siquiera como carne de cañón y de tan grande que es su desdicha ignoran que son el eje de una tragedia universal.

Las grandes televisoras de Europa y los Estados Unidos recomiendan a sus productores, no abusar de las imágenes de los hambrientos del Sahel, Etiopia, Tchad, Mauritania, Haití y otros lugares donde además de no haber comida tampoco hay agua, techo donde cobijarse, lechos donde descansar, médicos ni medicinas. Algunos sitios de Internet, al mostrar fotos e imágenes filmadas advierten a los espectadores que las escenas no son apropiadas para los jóvenes y los niños.

Muchos europeos, incluyendo a los gobernantes, se relacionan con los cuadros de pobreza extrema vigentes en el Tercer Mundo, únicamente por las imágenes de los hambrientos que huyen y desesperados arriban a sus costas, donde son recibidos por patrulleros equipados con mascaras y guantes diseñados para la guerra biológica, que los protegen de los olores nauseabundos de la pobreza.


Entre manjares, fracasa la cumbre alimentaria

La Jornada, 07/06/08

Ginebra.– La cumbre sobre seguridad alimentaria que concluyó el jueves en Roma fracasó en enfrentar el “desequilibrio de poder” entre las grandes empresas del sector agroalimentario y los campesinos, lamentó este viernes el relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Derecho a la Alimentación, Olivier de Schutter, que añadió así otra crítica a una reunión con muy pocos resultados concretos para hacer frente a la escalada mundial en los precios de la comida.

Los jefes de gobierno y ministros que asistieron a la cumbre, quienes entre sesión y sesión disfrutaron de la gastronomía y los vinos italianos, según reportes de prensa, lograron apenas compromisos modestos para hacer frente al encarecimiento de la comida, que, de acuerdo con el Banco Mundial (BM), puede regresar a la pobreza a 100 millones de personas, la décima parte en América Latina.

De Schutter lamentó que la cumbre no haya logrado acuerdos concretos para frenar el efecto que tiene la actuación de las grandes empresas agrícolas en el precio de los alimentos.

Los agricultores tienen que vérselas con un pequeño número de grandes empresas para la compra de semillas, abono y pesticidas. Estas compañías, cuyos productos están patentados, fijan los precios, recalcó el relator de la ONU.

“Lamentable falta de poder”

Entre el martes y el jueves pasados, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) albergó en sus instalaciones de Roma la cumbre, que también fue auspiciada por el BM y el Fondo Monetario Internacional (FMI), a la que asistieron 40 jefes de Estado y de gobierno. En total, representantes de 193 países.

“Los llamados poderosos del mundo demostraron una falta de poder lamentable”, editorializó hoy el diario italiano La Repubblica sobre el resultado de la cumbre. Uno de los pocos puntos concretos de la declaración final, de cuatro páginas, menciona que la FAO ha logrado integrar un fondo de 6 mil 500 millones de dólares para reactivar el sector agrícola mundial, cifra ridícula, según expertos, para hacer frente al problema que enfrenta el mundo, en especial los países menos avanzados, por el disparo en el precio de los alimentos.

La Agencia Alemana de Prensa (Dpa) reportó que los 40 jefes de Estado y de gobierno que asistieron a la cumbre, varios de países que hoy enfrentan verdaderas emergencias alimentarias, como Bangladesh o Zimbabue, se dieron tiempo para disfrutar de la gastronomía italiana.

“Eso sí, los 40 jefes de Estado y de gobierno se limitaron a comer pasta con salsa de jitomate y helado en la cena de gala organizada por el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. En la muy criticada cumbre de la FAO hace seis años aún había langosta y foie gras”, reportó la DPA.

El diario británico The Times publicó en su página web que el menú para los jefes de Estado en uno de los almuerzos incluyó volován con queso mozzarella, pasta con salsa de calabaza y camarones en crema, rollos de ternera con salsa de tomates cherry y albahaca, así como espinacas al estilo romano, todo rociado con vinos de Orvieto, de la región italiana de Umbría, cosecha 2005.

Durante la cumbre de la FAO en 2002, los gobernantes que asistieron a la cita fueron agasajados con un menú de foie gras sobre pan tostado acompañado con kiwi, langosta en vinagreta, filete de ganso con aceitunas, vegetales de temporada y compota de fruta con vainilla, así como vinos de varias etiquetas.

“Quizá las acusaciones de hipocresía a los ministros que en 2002 se reunieron convocados por la FAO para reducir a la mitad la cifra de personas que en el mundo sufren hambre hizo que se ajustaran un poco el cinturón para la cumbre de Roma en 2008”, comentó el diario británico.

Según las ONG Crovevia y Ayuda en Acción, las grandes cadenas de distribución como Wal–Mart y Auchan tratan directamente con los productores y obtienen así ganancias enormes, mientras 80 por ciento del mercado de los cereales está en manos de cinco empresas.

La salvaje globalización descubrió la agricultura, y enormes flujos de capitales que antes especulaban con bienes inmuebles en Estados Unidos pasaron al mercado de las semillas, herbicidas y pesticidas, un negocio de enormes proporciones que no mira cuántos quedaron sin maíz para la tortilla ni arroz para la sopa, reportó Afp.

El ex relator de la ONU para el Derecho a la Alimentación, el suizo Jean Ziegler, criticó duramente el viernes las conclusiones de la cumbre de Roma, que según él “corre el riesgo de empeorar el hambre en el mundo, en lugar de combatirla.

“Es la victoria de las grandes empresas, que controlan casi 80 por ciento del comercio agrícola en el mundo”, aseguró Ziegler a la radio alemana Bayrischer Rundfunk.

El ex relator criticó sobre todo que la Unión Europea no se haya comprometido a reducir sus subsidios agrícolas, lo cual, en su opinión, conduce a una situación de competencia desleal frente a los agricultores de los países en vías de desarrollo.

“Hoy, hallamos en cualquier mercado de África frutas y verduras europeas por la mitad o un tercio del precio de los productos locales comparables”, dijo Ziegler, que también deploró que los participantes en la cumbre ni siquiera hayan debatido la prohibición de los biocarburantes, a los que calificó de “criminales”.