Economía mundial

El alza de los costos amenaza la
máquina exportadora china

Por James T. Areddy
Wall Street Journal, 03/07/08

Un cartel que cuelga en su principal avenida proclama que Honghe es "la ciudad china famosa por sus suéteres". Sin embargo, la economía de la ciudad de los suéteres se está deshilvanando, señal precoz de que el sector manufacturero de China podría estar entrando en una etapa más madura de crecimiento.

En las últimas dos décadas, Honghe, a 90 minutos en auto de Shanghai, se labró un cómodo nicho en la economía mundial. Llegó a tener a unos 100.000 residentes empleados en 100 fábricas y 8.000 talleres para tejer, teñir, empacar y exportar unos 200 millones de suéteres al año. El gobierno estima que el sector facturaba unos US$650 millones anuales.

Ahora, muchos exportadores y talleres han cerrado sus puertas. A otros no les ha quedado más alternativa que disminuir su producción. Y algunos de los inmigrantes que llegaron en busca de empleo están regresando a sus hogares.

Los fabricantes dicen que el alza de las materias primas y la energía han reducido sus ganancias. El fortalecimiento del yuan ha encarecido las exportaciones de Honghe en mercados importantes como Estados Unidos, donde el precio de los productos chinos subió un inusitado 4,6% en mayo frente al mismo mes del año pasado, según el Departamento de Comercio estadounidense. Los compradores extranjeros, acostumbrados a los precios bajos, a menudo se niegan a pagar más.

Beijing también ha agravado los problemas de Honghe. Las empresas lamentan que el fortalecimiento de las protecciones laborales y medioambientales ha aumentado sus costos. Los compradores extranjeros se quejan de que ahora es más difícil visitar las fábricas chinas debido a regulaciones más estrictas en el otorgamiento de visados.

Estas presiones afectan a las empresas a lo largo y ancho de China, pero las más golpeadas han sido las que satisfacen el vasto apetito global por artículos como juguetes, productos para el hogar, calzado y vestuario.

Los fabricantes de productos baratos han sido un motor clave del milagro económico chino, contribuyendo a convertir al país en el segundo exportador del mundo después de Alemania. Durante años, siguieron creciendo al expandir sus volúmenes y reduciendo sus márgenes para superar la competencia. Ahora estas empresas son vulnerables a la apreciación del yuan y al alza de los costos laborales.

La transformación es más aparente en las ciudades que ligaron sus fortunas a la fabricación barata de un producto, desde la provincia de Guangdong en el sur a las cercanías de Honghe en el delta del río Yangtze. Muchos de estos centros manufactureros han visto cómo cientos o incluso miles de fábricas han cerrado en meses recientes, según ejecutivos de la industria.

En Shengzhou, una ciudad cerca de Shanghai que se jacta de producir un tercio de las corbatas del mundo, los fabricantes están tratando de hacer un frente común para aumentar los precios. En Dongguan, en Guangdong, han cerrado sus puertas fabricantes de juguetes y zapatos.

"Este es el año en que finalmente cambiaron las cosas", dice Peter Shay, consultor de la industria de la moda en Hong Kong para Marketing Management Group, Inc. "Por primera vez, los precios están subiendo".

El cambio de fortuna ha sido rápido para empresarios como Yao Herong, presidente de Jiaxing Yishangmei Fashion Co., uno de los mayores exportadores de Honghe. La empresa familiar estaba en plena expansión en 2005, cuando cerró un contrato con su mayor cliente, la minorista estadounidense Wal-Mart Stores Inc. EE.UU. pronto llegó a representar el 20% de su negocio, dice.

No obstante, los grandes pedidos de Wal-Mart y otros clientes estadounidenses empiezan a escasear. Wal-Mart informó en un correo electrónico que no terceriza actualmente en fábricas de Honghe, sin añadir más información. "Estamos muy preocupados", dice Yao.

Otra etapa de desarrollo

A pesar de ser dolorosas, estas dificultades podrían constituir el inicio de una fase más madura del desarrollo económico de China.

Al igual que muchos otros sectores en el país, la industria de los suéteres se habría sobreexpandido. Honghe es una de al menos seis ciudades que aseguran producir más de 100 millones de suéteres al año. Los analistas pronostican una oleada de consolidación en un empeño por elevar la eficiencia. También dicen que las empresas se verán obligadas a innovar y no competir solamente por precio.

Muchos economistas y autoridades del gobierno opinan que el país ha recurrido demasiado a los recortes de costos y modelos de producción simples para aumentar las exportaciones a niveles contraproducentes.

"Una dependencia tan alta en el comercio exterior no es buena para China", indica Yu Yongding, investigador de la Academia China de Ciencias Sociales, un centro de estudios ligados al gobierno. Mientras para Estados Unidos y Japón el comercio exterior representa un 20% de su Producto Interno Bruto, en el caso de China la cifra es de 75%, dice Yu.

China seguirá siendo un titán de las exportaciones durante muchos años, ya que también provee maquinaria y otros productos de mayor valor agregado que son menos vulnerables a factores como un aumento de los salarios. Además, su infraestructura de puertos y carreteras y sus redes de empresas que apoyan a los fabricantes se traducen en un atractivo que pocos países pueden replicar.

Asimismo, un mercado interno de 1.300 millones de personas es igualmente atractivo para empresas que quieren exportar y vender dentro de China.

Un sondeo de la Cámara de Comercio Estadounidense de Shanghai y la consultora Booz Allen Hamilton el año pasado halló que el 83% de las empresas que respondieron planea mantener su producción en China, aunque un 17% trasladaría algunas operaciones a otros países de bajo costo, como India o Vietnam.

Yao, por su parte, está tratando de colocar sus productos en otros mercados, con frecuencia más pequeños y menos lucrativos, y considerando el mercado interno que solía pasar por alto.

Hace unos días, empaquetadores en su almacén principal envolvían suéteres con destino a Sudáfrica, ya marcados a 49,99 rands, unos US$6,25.

Otra idea es vender una mayor parte de su producción en China. Yao, sin embargo, no tiene contactos con las cadenas minoristas del país. "Siempre hemos sido una empresa exportadora", recalca.