Economía mundial

La clase trabajadora mundial debe ponerse en pie de guerra

¿Quién va a pagar los platos rotos?

Por Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, periódico, 25/09/08

La crisis tiene epicentro en EEUU, pero es mundial. ¡Nadie va a quedar al margen de las “ondas de choque” de este terremoto! Desde Shangai hasta San Pablo, desde Londres a Tokio, todos los “mercados financieros” del mundo se vinieron abajo marcando el compás de Wall Street.

Como en todas las crisis, los capitalistas y sus gobiernos de derecha o de “izquierda” ya venían tomando medidas para pasar la factura a las masas trabajadoras y explotadas. Bush está dando el ejemplo con su infame plan de ayuda a los pobres billonarios de Wall Street en desgracia, mientras multitud de familias trabajadoras de EEUU pierden su trabajo y/o su vivienda. Ahora, con esta bancarrota, la consigna de reventar a la clase obrera va a ser el santo y seña común, aunque esto se disimule como siempre tras los discursos embusteros de presidentes, presidentas y ministros.

Aquí y en todo el mundo, este ataque pasa, en primer lugar, por el salario y el empleo. Para curar sus heridas y restaurar sus ganancias, los despidos (para producir lo mismo pero con menos trabajadores) y la rebaja del salario real (principalmente vía la inflación) son los dos grandes puntos inmediatos de lucha.

Junto a esto, los capitalistas y sus gobiernos invocan la crisis (que ellos mismos provocaron) para avanzar en recortes en materias de jubilaciones, salud, educación, tarifas de servicios y todo lo que signifique malgastar los fondos del estado en otra cosa que no sea ayudar a los pobrecitos empresarios y financistas en desgracia.

Pero, al mismo tiempo, esta crisis tiene impactos que abren las perspectivas de lucha de las masas trabajadoras no sólo para defenderse de sus efectos inmediatos, sino también para avanzar en el combate anticapitalista, y por un nuevo sistema social. Es decir, para el relanzamiento de la lucha por el socialismo.

Por supuesto, no compartimos las concepciones de algunas corrientes de izquierda (como en Argentina el PO) que suponen que la caída de las Bolsas es prácticamente sinónimo de derrumbe del capitalismo.

El capitalismo sólo podrá ser liquidado por la revolución socialista; es decir, a través de una mediación política, cuyo punto nodal es si la clase trabajadora y las masas explotadas se ponen conscientemente en pie de guerra contra el capitalismo y sus estados.

El resultado malogrado de las revoluciones anticapitalistas del siglo XX dejó una confusión fenomenal en la cabeza de las masas trabajadoras de todo el mundo. Durante un momento, el capitalismo recobró legitimidad, como el mejor y más viable sistema económico–social.

Esta falsa ideología ha venido en progresivo desgaste. Ahora esta crisis pone la realidad más al desnudo. Tiene un impacto inmenso no sólo en el bolsillo, sino también en la cabeza de las masas trabajadoras.

Sin embargo, las cosas aún están lejos de quedar claras, no sólo para las masas sino también para las vanguardias que están al frente de las luchas obreras y populares en el planeta.

Es que se está vendiendo una nueva falsedad: el problema no sería el sistema de explotación capitalista sino las formas en que se ha lo implementado en las últimas décadas. Concretamente, el modo neoliberal de regulación del capitalismo.

Así, el famoso economista burgués Joseph Stiglitz afirma que “éste es el final del fundamentalismo del mercado. En este sentido, la crisis de Wall Street es para el fundamentalismo del mercado lo que la caída del muro de Berlín fue para el comunismo: le dice al mundo que este modo de organización económica resulta insostenible. Al final, dicen todos, ese modelo no funciona”.[1]

O sea, el neoliberalismo o “fundamentalismo del mercado” fracasó. Entonces, cambiemos de “modelo”: que el estado burgués regule mucho más, pero sigamos adelante con el capitalismo. Claro que Stiglitz no dice que esta “solución” tampoco evitó las crisis en el pasado.

Esta polémica es fundamental, sobre todo en América Latina. Todo el “progresismo”, desde Chávez hasta Cristina Kirchner, pasando por Evo Morales (con su “capitalismo andino”), está dedicado a vendernos ese buzón. Con distintas etiquetas, lo que se propone es que frente a esta crisis monumental, sigamos con el capitalismo aunque cambiando su “modo de organización”.


Nota:

1.– Entrevista en El País, Madrid, 21/09/08.