Economía mundial

Foro Económico de Davos y Foro Social Mundial

La crisis de dos foros

Por Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, periódico, 05/02/09

El domingo pasado finalizaron simultáneamente dos foros internacionales. El Foro Económico Mundial, que se hizo como siempre en Davos, y el resucitado Foro Social Mundial, esta vez reunido en Belém, capital del remoto estado de Pará, en Brasil. Ambas fueron reuniones de crisis.

Foro de Davos: “No sabemos absolutamente nada... No sabemos dónde estamos parados...”

La edición 2009 del Foro Económico Mundial se caracterizó por un ambiente de profundo derrotismo y confusión. Una corresponsal en Davos, resume así la cosa:

“«Sólo sé que no sé nada.» La famosa frase de Sócrates puede resumir el desconcierto total que dominó este año el Foro. En medio de pésimas noticias económicas, del temor a estallidos sociales en el mundo tras la explosión del desempleo, el colapso del crédito y de las exportaciones y el descalabro total del sistema financiero, nadie supo dar una respuesta clara de qué es lo que hay que hacer para salir del túnel, ni un pronóstico preciso de qué es lo que nos espera.” [1]

Davos fue una de las catedrales de la globalización neoliberal. Davos fue la cumbre donde, desde 1970, los arrogantes dueños del mundo –los más grandes capitalistas, y los políticos y charlatanes a su servicio– se reunían para dictaminar qué estaba bien y qué estaba mal.

El credo neoliberal fue consagrado allí como dogma de fe. Y cualquier herejía –no ya el socialismo, sino modestas propuestas de poner algún control a las barbaridades de empresarios y banqueros– merecía la hoguera. Hoy los altaneros popes de Davos, no saben donde esconderse. Reflejan que su bancarrota no sólo es económica sino también de planes y de ideología.

Con un resto de su antigua arrogancia, el Foro de este año fue citado bajo el lema “remodelando el mundo de la post crisis”. Y, como siempre, el charlatán Sarkozy dio la nota: anunció que se iba a “refundar el capitalismo”.

El resultado es que no se remodeló nada, porque nadie sabe qué hacer. Y más que refundación, pareció un velorio.

“Las grandes mentes del mundo político y económico que en años pasados desplegaban optimismo y confianza en el libre mercado –relata la misma corresponsal– esta vez reconocieron su ignorancia absoluta, su desconcierto total, su confusión, su incapacidad de pronosticar lo que vendrá. El economista Martin Wolf, editor del Financial Times, concluyó un encuentro diciendo: «Este fue el mejor panel del Foro, porque, como Sócrates, todos los participantes coincidieron en que no sabemos absolutamente nada».”

Como era de esperar, en la reunión hasta reapareció “el fantasma del comunismo”, tantas veces dado por muerto. Uno de los exorcistas fue la vicepresidenta del Foro, que dijo: “«El laissez faire no funciona, pero tampoco el comunismo... pero si en un año volvemos a Davos y hablamos de los mismos temas que ahora, querrá decir que fracasamos, y que se habrán extendido dramáticos efectos sociales de esta crisis en todo el mundo.”

A su vez un banquero opinó: “«No sabemos dónde estamos parados y nos sentimos muy mal. El año pasado tampoco sabíamos dónde estábamos parados, pero la diferencia es que no lo sabíamos y nos sentíamos mejor», y agregó, al concluir: «Estamos adentro de un túnel en el cual nadie ve dónde está la luz».... Antes, en el debate final, los participantes estuvieron de acuerdo en que nos encontramos actualmente en un mismo Titanic...”

Foro Social Mundial: en evento manijeado por Lula y demás gobiernos “progres”

El resucitado Foro Social Mundial expresó otra crisis, distinta a la de Davos pero conectada a la misma realidad: el fracaso en dar una respuesta seria a la actual situación, desde un ángulo verdaderamente opuesto al de Davos.

El FSM hizo su primer reunión en el 2001, con el lema “otro mundo es posible”. Para sus organizadores –sectores del PT de Brasil y corrientes europeas que se expresan en Le Monde Diplomatique– significaba, en verdad, “otro capitalismo es posible”. Había comenzado mundialmente la crisis y desprestigio del neoliberalismo y también las primeras rebeliones latinoamericanas, se daba esta respuesta reformista.

Sin embargo, inicialmente, el Foro atrajo sectores importantes de la nueva vanguardia mundial, pero muy pronto entró en crisis, principalmente porque era absolutamente incapaz de tomar resoluciones y medidas para la acción. Para eso se apelaba a la charlatanería autonomista y antipartido, muy de moda en esos tiempos.

Por principio, el Foro proscribía la acción política y toda su actividad se resumía a centenares de debates fragmentarios, donde jamás salía una medida seria para la lucha de clases. La vanguardia se fue hartando y finalmente la bancarrota del PT como partido de izquierda, liquidó también su sede tradicional de Porto Alegre, donde se realizó la última reunión importante en 2005.

Después de deambular desde entonces en Foros regionales sin mayor significación, el Foro vuelve a Brasil, dando una vuelta de tuerca... para peor.

Antes se rechazaba “la política”.... Ahora se pone al FSM bajo la égida de Lula y demás gobiernos “progres”. En verdad, en este Foro, el gobierno de Lula jugó un papel fundamental en su convocatoria, organización, control y financiamiento a través de la gobernadora del PT en Pará, Ana Júlia.

Al diluido reformismo tradicional de los organizadores del FSM –que hoy suena a “cargada” vista las dimensiones de la crisis mundial– se la agrega ahora la de convertirse en tribuna de Lula y otros gobiernos.


Nota:

1.- Elisabetta Piqué, enviada especial, Balance sombrío en el Foro de Davos”, La Nación, 02/02/09