Reunión del G-20

La cumbre de Londres anuncia su fracaso
tres semanas antes de celebrarse

Por Antonio Maira Rodríguez
InSurGente, marzo 2009

La segunda "Cumbre histórica" del G–20 –se contabilizan y convocan con ese ilustre calificativo una vez que los gobiernos de las oligarquías más ricas del mundo decidieron que el Gran Desastre Social era inocultable, y que ya no podía ser tratado como una falta de "control financiero" ni como un "desajuste temporal del mercado"–, va a tener lugar en Londres los próximos días 2 y 3 de abril.

La primera "se realizó" en la "era Bush transición a Obama" y fue anunciada con semanas de antelación y a redoble de tambor. Se desarrolló y finalizó sin dejar huella alguna aunque se celebró como un éxito de las elites políticas y económicas de "occidente". La receta y la previsión económica "a largo plazo" que se entregó a los medios de comunicación decían lo siguiente: "corregiremos el sistema financiero", "a mediados de 2009 comenzará la recuperación".

El paquete se envolvió con un lazito muy hermoso que proclamaba: cambio y esperanza Obama.

Ambas previsiones y la propia existencia de la histórica Cumbre se esfumaron totalmente en el temporal de quiebras; y entre las cortinas de humo lanzadas para encubrir el creciente y, progresivamente desbocado, paro.

Tras aquella Cumbre de Washington –que fijó un tiempo corto para la recuperación, y otro cortísimo para la puesta en marcha de las "medidas correctores": la llegada de Obama–; se han evaporado más de dos billones de dólares y varios centenares de miles de millones de euros. Fueron vertidos en las mismas grietas por las que se habían multiplicado hasta el infinito las ganancias ficticias, las desigualdades sociales, y la explotación inmisericorde del capitalismo globalizado y militarizado.

Las "grandes burbujas" que explicaban la crisis: financiera, petrolera, alimentaria, de la deuda externa de EE.UU., de los gastos militares del Imperio, las gigantescas reservas en dólares inmovilizadas en los bancos centrales de los "países emergentes"; fueron soplados con ventoleras de billetes verdes y "activos tóxicos de deuda pública" que se esfumaron de manera inmediata y provocaron más agujeros negros y más quiebras. En estos momentos nadie sabe cómo, con qué forma y por dónde circulan las infinitas variantes de dinero, y cuál es la medida de su valor en el gran Mercado.

La Cumbre de Londres viene acompañada por una enorme agitación que no es más que absoluta incapacidad, total desconcierto, previsiones catastróficas y pánico. Las noticias de grandes hechos sociales y económicos se van superponiendo unas a las otras de manera vertiginosa, dando testimonio de un derrumbe incontrolable e incontrolado.

En un plazo de pocos días se han producido hechos de enorme magnitud económica y social y de importancia literalmente incalculable.

–La administración Obama es incapaz de poner en marcha su plan contra la crisis que, por otra parte, no es más que humo y "buenas intenciones": una especie de "keynesianismo financiero" que se diluye en el gigantesco, difuso y corrupto aparato administrativo de los lobbys federales y estatales, de las administraciones privatizadas, de los organismos "semipúblicos" y de las grandes entidades, corporaciones y conglomerados económicos.

–Los "sectores económicos" que se han elegido para reactivar la economía: tecnología punta, "sustitución energética", cobertura económica de seguros médicos privatizados, aumento del sistema federal de becas para estudiantes; unidos al aumento –nada enmascarado– de los gastos militares para el próximo presupuesto, y al mantenimiento de la red y el reclutamiento para la "cobertura militar del imperio", no auguran –por el momento– ningún cambio.

–Las enormes emisiones de dólares o de deuda pública para respaldar las operaciones de rescate han devaluado las reservas o los títulos de deuda de países como China, India, Japón, Corea del Sur. La advertencia china sobre una "quiebra trasladada" ha sido muy evidente.

–La Unión Europea hace aguas por todas partes y se está fraccionando rápidamente a medida que avanza la crisis. Se suceden las intervenciones proteccionistas y las quiebras bancarias parecen inminentes. Los países del Este de Europa han sido dejados a su suerte. El ¡salvese quien pueda! va a sonar como un clarín en los sótanos de la Cumbre de Londres.

–El desconcierto de la elite dominante, y de los políticos y "gestores económicos" del capitalismo es evidente.

El sistema político –unificado y globalizado por el capitalismo en su "fase neoliberal"–, no puede elaborar muchas alternancias ficticias.

Es posible que se generalice la tendencia a los "gobiernos de concentración" con el apoyo de las organizaciones sindicales domesticadas.

–El sistema ideológico parece dispuesto a calificar el mal como: "capitalismo sin estado" o "capitalismo neoliberal", para intentar salvar la estructura global de explotación.

–A estas alturas parece evidente que la crisis va a generar dinámicas absolutamente imprevisibles y luchas sociales desbordantes, desordenadas e incontenibles.

Tiene razón Fidel en sus advertencias, cuando señala a Atilio Borón, y éste apunta al capitalismo y no sólo el "capitalismo neoliberal" como causante de una "gran depresión globalizada" que es, mucho más de una crisis cíclica, una crisis civilizatoria.