Crisis mundial

Una prolongada deflación amenaza
la recuperación de Japón

Por Yuka Hayashi
The Wall Street Journal, 29/10/09

Los economistas esperan que el Banco de Japón, en su previsión semianual que será divulgada el viernes, proyecte que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) básico caerá en el año fiscal que culmina en marzo de 2012, en al menos 0,5%. Eso representaría tres años de deflación. El banco central ha proyectado declives de 1,5% para el actual año fiscal y de 1% para el próximo.

Los economistas ven poco riesgo inmediato de que Japón sufra una espiral deflacionaria, en la que las caídas de los precios se aceleran a medida que disminuye la demanda y baja la actividad económica. No obstante, un prolongado período de deflación puede hacer que los consumidores no gasten y las empresas no hagan inversiones a la espera de una mayor caída de los precios.

"Estamos muy preocupados de que la deflación sea una carga para el crecimiento económico" de Japón, dice Randall Jones, un economista que dirige investigaciones sobre Japón y Corea del Sur en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Jones recomienda al Banco de Japón que mantenga su tasa de interés de referencia cerca de cero y "se concentre en tratar de frenar la deflación".

El IPC subyacente de Japón cayó por seis meses consecutivos, sobre una base interanual, y terminó con un descenso récord de 2,4% en agosto. Se proyecta un declive similar para septiembre, aunque luego las caídas serían más moderadas, y reflejarán cambios en los precios de la energía. Excluyendo los alimentos y la energía, el IPC de Japón cayó 0,9% en agosto frente al mismo mes del año anterior.

Pese a que Japón sigue siendo caro, se pueden ver indicios de deflación en todos los sectores, desde los sueldos hasta los precios de los aparatos electrónicos. Los ingresos totales en efectivo de los trabajadores bajaron 2,7% en agosto respecto al mismo mes del año pasado. Las bonificaciones de fin de año pagadas por 218 grandes empresas que cotizan en la Bolsa de Tokio caerán 13,1% este año, el mayor descenso desde por lo menos 1970, según una encuesta del Instituto de Administración Laboral, un centro de estudios japonés.

"Las continuas caídas en los ingresos está haciendo que las familias sean más ahorradoras", señala Ryutaro Kono, un economista de BNP Paribas Securities en Tokio. "Las compañías están respondiendo recortando precios, al sentir que no sobrevivirían de otra forma".

En la industria de la moda, Uniqlo, la marca de ropa informal de Fast Retailing Co., inició una guerra de precios este año con el lanzamiento de una línea de pantalones de jeans por 990 yenes (US$10,80). Enseguida, Seiyu Ltd., una unidad de Wal–Mart Stores Inc., rebajó su precio a 850 yenes, seguida este mes de Don Quijote Co., una cadena de descuento, con un precio de 690 yenes.

Los precios de los alimentos están bajando de forma gradual, un fenómeno atribuido en parte a la idea de que la población de Japón come menos a medida que envejece. Desesperados por impulsar los precios, las cadenas de supermercados y tiendas de conveniencia están reemplazando los productos de grandes marcas con opciones de marcas propias más baratas, ofreciendo paquetes más chicos y convirtiendo sus locales en negocios que venden la mayoría de sus productos a 100 yenes.

"Por supuesto, yo comparo los precios porque soy una ama de casa", dice Shizuko Shibata, una jubilada de 74 años que vive con su hija en Setagaya, un área residencial de Tokio. Shibata acababa de salir de un supermercado de 100 yenes, donde había comprado una bolsa de edamame congelado, entre otras cosas. "No me importa mucho la calidad de estas tiendas, pero estos pequeños paquetes son del tamaño justo para nosotros".

De todos modos, las ventas minoristas en general cayeron por décimotercer mes consecutivo en septiembre, con un declive interanual de 1,4%, informó el gobierno el miércoles.

Cuando los precios subieron en 2006, las autoridades japonesas habían indicado que la deflación parecía estar controlada. Gran parte de ese alza ahora se atribuye al aumento de los precios de las materias primas en ese entonces.

La deflación puede ser atribuida a los problemas estructurales de largo plazo de Japón, incluyendo una población que envejece y una de las tasas de natalidad más bajas de los países desarrollados. El nuevo gobierno de Japón ha propuesto un ambicioso programa de gasto de US$ 185.000 millones al año para estimular el consumo interno, aunque muchos economistas dicen que son necesarias iniciativas de crecimiento a largo plazo y reformas económicas.

Se espera que el Banco de Japón proyecte un crecimiento casi nulo del Producto Interno Bruto para el año fiscal que termina en marzo de 2012. Previamente, había previsto una tasa de crecimiento de 1,2% para el año fiscal 2011, tras una contracción de 3,2% en el actual año fiscal.

"Las expectativas de una prolongada deflación podrían estar haciendo que las compañías sean más cautelosas con sus planes de inversión de capital", afirma Junko Nishioka, un economista de RBS Securities en Tokio.

La deflación puede beneficiar a los consumidores y las compañías al abaratar los costos de bienes y servicios. Sin embargo, también perjudica a los deudores –ya sea una persona con una hipoteca residencial o un país con un déficit fiscal– al inflar el valor de su deuda en términos reales.