Crisis mundial

La crisis fiscal de Europa derrumba a los mercados mundiales

Hacia la quiebra de los Estados

IAR Noticias, 05/02/10

Las señales son contundentes: Los billonarios fondos públicos utilizados para salvar a los megaconsorcios bancarios e industriales generaron una deuda impagable y un rojo crónico en las cuentas fiscales de las naciones del euro (principalmente Grecia, España y Portugal). La sombra de la insolvencia de pago de la deuda europea, agregada a los datos negativos del desempleo en EEUU, terminaron el jueves derrumbando a los mercados desde Wall Street hasta el resto de las bolsas mundiales.

Los principales mercados bursátiles se derrumbaron el jueves a la baja, en medio de temores por las abultadas deudas nacionales de varias naciones europeas y por el agravamiento de la crisis del mercado laboral estadounidense. La tendencia continuaba este viernes.

En Europa, el euro cedió más de 1% frente al dólar y alcanzó su menor nivel en ocho meses. Los indicadores líderes de las bolsas de Madrid y Lisboa cayeron 5,9% y 5%, respectivamente, mientras que un índice que abarca a las 600 mayores empresas de Europa perdió 2,7%.

El Promedio Industrial Dow Jones cayó 268 puntos, su mayor declive en puntos desde el 20 de abril de 2009, y estuvo a punto de cerrar por debajo de la barrera psicológica de las 10.000 unidades.

Las pérdidas fueron aún más devastadoras entre las materias primas. Los futuros de crudo para entrega en marzo descendieron 4,9% a US$73,23 por barril al paso que el oro para abril ––el contrato más transado–– retrocedió 4,4% a US$1.062 la onza.

Las bolsas de América Latina también reaccionaron a la baja. En Chile la bolsa de Santiago registró una caída del 2%, mientras que en Brasil el índice Ibovespa de la bolsa de Sao Paulo cerró con una fuerte caída del 4,73%.

En Argentina, el índice Merval de la bolsa de Buenos Aires cerró con una baja del 3,81%.

Este viernes, las principales plazas europeas y asiáticas volvieron a abrir a la baja.

La bolsa de Madrid –que el jueves cayó casi un 6% en su peor dato desde noviembre de 2008– abrió este viernes con una bajada de 2,5% en su índice selectivo, el Ibex 35.

En la misma línea, aunque con pérdidas más moderadas en torno a 0,5%, iniciaron la sesión los mercados en Londres, París, Milán y Frankfurt.

Según los medios y analistas especializados, la crisis fiscal de Grecia y la delicada situación de España y Portugal pilotean en gran medida la inestabilidad que sufren los mercados financieros globales.

Las caídas bursátiles y los sacudones financieros que se multiplicaron como una infección también son atribuidas a los datos desalentadores sobre la generación de empleos dados a conocer por el gobierno estadounidense.

La cifra semanal de solicitudes de subsidio por desempleo en EEUU aumentó en 8.000 la semana pasada y se ubicó en 480.000, el nivel más alto desde mediados de diciembre.

Estados en rojo

El proceso de sobreendeudamiento (agregado a la caída de la recaudación por la desaceleración económica) no solo amenaza la estabilidad económica y la "gobernabilidad" en la zona del euro, sino que también (y como ya sucedió con los bancos y empresas privadas) puede hacer colapsar en cadena a los propios Estados europeos, tanto centrales, como subdesarrollados o emergentes.

En general, la sombra de una insolvencia de pago generalizada (producida por los déficit y la baja de recaudación fiscal) hace temer a los analistas del sistema un rebrote de la crisis, no ya a nivel de los bancos y entidades privadas, sino a nivel de los propios Estados capitalistas de Europa.

En ese escenario, España, Portugal y Grecia, asoman como los eslabones más débiles de la cadena en rojo de las finanzas públicas en Europa.

"Las bolsas europeas y los mercados de bonos bajaron debido a crecientes preocupaciones de que el escenario de Grecia se extenderá a otros lugares, particularmente Portugal, al igual que España y varios países de Europa Oriental", señaló el director de divisas extranjeras de BMO Capital Markets, Jon Gencher, citado por la agencia AFP.

"La preocupación en Bruselas no es sólo porque Grecia pueda necesitar un rescate financiero, sino porque el nerviosismo se extienda a otros países con problemas", comentó el experto en economía de la BBC, Jonny Dymond.

Aunque se trata de una de las economías más pequeñas de la UE, la crisis griega –la peor en el país desde que se unió al euro en 2001– estuvo en el centro de las miradas y de los temores que derrumbaron los mercados financieros el jueves.

El director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss–Kahn, señaló a una emisora francesa que la situación financiera de Grecia era "muy grave" y que estaría dispuesto a prestarle dinero si fuese necesario.

España, por su parte, se convirtió el viernes en el centro del derrumbe bursátil internacional debido a una situación de pánico que llevó al índice Ibex a una caída histórica del 5,94 %. Esta caída no se registraba desde noviembre de 2004, y refleja uno de los peores momentos de la crisis que está devastando a la economía española.

El derrumbe bursátil llegó después de una serie de datos muy negativos del Fondo Monetario Internacional sobre el desempleo español, que duplica el promedio europeo, y proyecta a España como la economía que más complicaciones reviste en la zona del euro, y la última en salir de la recesión.

Los datos oficiales sobre desempleo español, coincidieron con una dura advertencia, el jueves, del director gerente del FMI, Dominique Strauss Khan, quien señaló que "la crisis en España es muy fuerte, con una situación inmobiliaria no muy diferente a lo que sucedió en EEUU". Luego señaló que "los españoles necesitan hacer un esfuerzo considerable".

Lo mismo que España, Portugal atraviesa por graves problemas de rojo, con una deuda y déficit públicos en fuerte alza. Muchos analistas comparan su situación con la de Grecia, cuyo endeudamiento e incapacidad de pago convulsiona a la eurozona desde hace semanas.

Con un desempleo que roza el 10% y un nivel de pobreza del 18%, Portugal es uno de los países más débiles de la geografía económica UE. Su economía se orientó hacia a los servicios pero su mano de obra barata (más que otros países de Europa occidental) se vio perjudicada por la competencia de estos años con los nuevos socios orientales del bloque.

Casi un cuarto del comercio exterior portugués se entrelaza con España (su principal vecino terrestre y vía de contagio), mientras el gobierno portugués acusa a los grupos financieros internacionales de haber convertido al país en una "presa" de sus especulaciones.

El déficit público portugués alcanzó a 9,3% del PBI en 2009 y hoy es presionado por la UE y por el FMI (que le pidió bajar salarios, igual que a España y a Grecia).También el nivel de endeudamiento del Estado es muy elevado (en torno a 75% del PBI), para los parámetros que exige la zona euro, que Portugal integra.

El efecto contagio

Los problemas de las economías más débiles de Europa desencadenan interrogantes y especulaciones sobre el impacto en cadena que tendrán sobrela zona euro, cuyos miembros comparten una moneda común, pero no sus políticas ni estrategias financieras.

"Hace un año, se asumía que todos estos países eran lo mismo", señaló Brian Yelvington, estratega de la corredora de renta fija Knight Libertas citado por The Wall Street Journal: "Ahora, los inversionistas tratan de determinar la diferencia que debe haber entre la deuda de Grecia y la de Portugal".

Las crisis fiscales en Grecia y otros países de la eurozona llevaron a muchos especialistas a cuestionar la viabilidad a largo plazo del euro. Cabe recordar que el presidente del Banco Europeo, en anteriores oportunidades calificó de "absurda" la especulación sobre el "efecto contagio", pero las dudas generalizadas terminaron finalmente derrumbado los mercados internacionales.

En los últimos meses fue cobrando forma visible un nuevo actor emergente en la economía mundial: La "crisis fiscal" (producto de los déficit siderales que aquejan a los Estados de las economías centrales) que sucede a la "crisis financiera" en la debacle de la economía capitalista globalizada.

Y hay una paradoja: La "crisis estatal" no nace como producto del endeudamiento privado sin respaldo (la economía de papel de los grandes conglomerados bancarios imperiales) sino como emergente de los programas estatales de salvataje financiero que han endeudado (sin respaldo fiscal) a los Estados centrales, con EEUU y la Unión Europea en primer término.

Este viernes, con el nuevo derrumbe de los mercados financieros internacionales, surge la primera señal clara de que las crisis fiscales, con insolvencias del pago de las deudas, pueden conducir (como ayer sucedió con los bancos y empresas) a una quiebra generalizada de los estados capitalistas, empezando por los países más débiles y alcanzando a las potencias centrales.


Potencias en rojo

De la "crisis financiera" a la "crisis de los Estados"

Por Manuel Freytas (*)
IAR Noticias, 04/02/10

Los expertos (del sistema) que escribieron sobre las causas estructurales de la crisis financiera se han dado cuenta que les faltaba un capítulo: El impacto de la "crisis financiera" en las finanzas del Estado . O sea, el costo (económico y social) que demandará a los Estados capitalistas (empezando por EEUU y las economías centrales) el salvataje (con dinero público de todos los contribuyentes) de los grandes conglomerados bancarios y empresariales que hicieron estallar la "burbuja" del colapso financiero a escala global.

E n los últimos meses fue cobrando forma visible un nuevo actor emergente en la economía mundial: La "crisis fiscal" (producto de los déficit siderales que aquejan a los Estados de las economías centrales) que sucede a la "crisis financiera" en la debacle de la economía capitalista globalizada.

Y hay una paradoja: La "crisis estatal" no nace como producto del endeudamiento privado sin respaldo (la economía de papel de los grandes conglomerados bancarios imperiales) sino como emergente de los programas estatales de salvataje financiero que han endeudado (sin respaldo fiscal) a los Estados centrales, con EEUU y la Unión Europea en primer término.

Los billonarios fondos públicos utilizados para salvar a los megaconsorcios bancarios e industriales terminaron generando una deuda impagable y un rojo crónico en las cuentas fiscales de las naciones capitalistas centrales (principalmente EEUU, la UE, Japón y China).

Este proceso de sobreendeudamiento (agregado a la caída de la recaudación por la desaceleración económica) no solo amenaza la estabilidad económica y la "gobernabilidad" del sistema, sino que también (y como ya sucedió con los bancos y empresas privadas) puede hacer colapsar en cadena a los propios Estados capitalistas, tanto centrales, como subdesarrollados o emergentes.

En general, la sombra de una insolvencia de pago generalizada (producida por los déficit y la baja de recaudación fiscal) hace temer a los analistas del sistema un rebrote de la crisis financiera, no ya a nivel de los bancos y entidades privadas, sino a nivel de los propios Estados capitalistas centrales.

De esta manera, la crisis fiscal (producto del déficit comercial y recaudatorio del Estado) se sumó al panorama de agravamiento del desempleo (principalmente en EEUU y Europa), la no reactivación del consumo (producida por la desaparición del crédito para la producción), y los interrogantes que persisten en caso de que los bancos centrales decidan levantar los estímulos (planes de rescate) a bancos y empresas.

De acuerdo con The Financial Times, el gigantesco déficit fiscal en Europa y EEUU, en algún momento, podría hacer subir las tasas de interés generando un proceso recesivo que, a su vez, se retroalimentaría con más déficit fiscal dentro de un círculo vicioso.

De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la deuda pública de los 30 países más desarrollados económicamente alcanzará en 2010 el 100% de su PBI (producto bruto interno). O sea que esos países desarrollados (con EEUU y la UE a la cabeza) deberían destinar una producción anual completa sólo para cubrir se déficit. Algo pesadillesco.

Según estimaciones de analistas privados, EEUU, la UE, China y Japón (las cuatro primeras economías mundiales) utilizaron más de US$ 20 billones de fondos públicos, más de un tercio del PIB mundial, para salvar de la quiebra al sistema financiero y a los bancos privados, lo que derivó en los gigantescos déficit que aquejan a los Estados capitalistas centrales.

Luego de sufrir un derrumbe histórico en 2008 y 2009, las proyecciones oficiales de gobiernos, instituciones y analistas, señalan para 2010 pronósticos de crecimiento raquíticos. En promedio, en sus últimos informes el FMI estima que el crecimiento en las potencias centrales (EEUU, UE, China, Japón) se situaría en torno del 1,5%. al 3,%.

Estas estimaciones de "crecimiento débil" (en general compartidas por gobiernos y especialistas) son las que alimentan el escepticismo sobre la recuperación inmediata de la economía mundial y sitúan al déficit y al endeudamiento público como las estrellas protagónicas del proceso que se avecina.

El rojo europeo

En general, los desfasajes y la complicación de la "recuperación" de la economía de la UE (la segunda potencia económica mundial en bloque tras EEUU), transitan por los mismos parámetros que en EEUU: Desempleo, falta de crédito, depresión del consumo y alto déficit (endeudamiento del Estado) producido por los "rescates".

En octubre, el desempleo de la Eurozona, integrada por 16 países, afectaba el 9,9% de la población activa, según datos oficiales.

El nivel de desocupación en noviembre fue el más elevado desde agosto de 1998, indicó la oficina estadística europea Eurostat, que estableció registros para los meses anteriores a la creación de la zona euro, en 1999, a partir de los datos nacionales

En este escenario, los gobiernos centrales de la UE salieron hace un año al rescate de sus bancos con masivas inyecciones de fondos públicos (provenientes de los impuestos pagados por toda la población europea) que dispararon los déficits públicos y las deudas.

Ahora, presionados por los rumores de falta de respaldo, los especuladores financieros en alta escala temen que algunos Estados de la UE no puedan hacer frente a sus compromisos de pago.

La incertidumbre que los analistas y las propias autoridades oficiales siembran sobre la "recuperación económica", los bajos niveles de crecimiento que exhiben algunas economías, la no reactivación del empleo y del consumo (los pilares básicos de la economía real), impulsan la caída del euro y tornan cada vez más difícil la colocación de deuda en los mercados financieros.

Según informaba The Financial Times el martes pasado, en lo que va del año, los gobiernos de la Eurozona han emitido 110.000 millones de euros en bonos, mientras pagan un alto precio por su elevado nivel de deuda.

Los déficits presupuestarios (consecuencia de la desaceleración económica y baja de la recaudación) que se ensañan con las economías más débiles como Grecia, Irlanda, Portugal y España han obligado a los países más fuertes, liderados por Alemania, a pensar sobre un posible rescate de Grecia, si resultara necesario para apuntalar a otros miembros de la zona euro.

Los inversores (especuladores financieros internacionales) advirtieron que la rentabilidad, o los tipos de interés, que solicitarán para prestarle a Grecia y a otras economías regionales, como Portugal, España, Irlanda e Italia, seguirá aumentando hasta que estén convencidos de que estos países pueden reconducir sus sistemas financieros.

En opinión de Theodora Zemek, responsable global de renta fija de Axa Investment Managers, “el problema del riesgo soberano no ha hecho más que empezar. Los países con un elevado endeudamiento tendrán que pagar una rentabilidad cada vez más alta para emitir nuevos bonos”.

"Pero sin medidas para estimular la economía, tales como fondos de desarrollo y otros medios para incrementar la liquidez, la reducción del déficit podría desacelerar el crecimiento", señaló refiriéndose al déficit europeo Joseph Stiglitz, profesor de la Universidad de Columbia y ganador del Premio Nobel de economía en 2001.

"Un crecimiento más lento a su vez podría generar menos ingresos impositivos y terminaría incrementando el déficit", añadió el Nobel de Economía durante una conferencia de prensa en Atenas.

El rojo estadounidense

Por su parte The Wall Street Journal señala que "El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el déficit fiscal estadounidense llegará al 108% del Producto Bruto Interno (PBI) en 2014, un alza importante frente al 62% del PBI de 2007, de no mediar medidas que son difíciles de digerir desde un punto de vista político, como alzas de impuestos o recortes de programas de beneficios"

Según el diario, la mayoría de los economistas anticipa un crecimiento débil de la economía estadounidense en 2010, de casi un 3%. Lo que resulta insuficiente para reducir el desempleo a los niveles previos a la recesión.

De acuerdo con el influyente diario financiero imperial, la principal incógnita de 2010 en EEUU podría ser la reacción de la economía cuando el gobierno retire el respirador artificial. "El consenso es que el sector privado tomará la batuta, pero los riesgos negativos para la economía a medida que la ayuda federal desaparezca son significativos", dice el Journal.

En el actual año fiscal, que culmina en septiembre, la Casa Blanca acaba de proyectar un déficit presupuestario de US$1,556 billones, lo que equivale al 10,6% del producto interno bruto.

Esa cifra es algo mayor que el déficit de US$1,502 billones que el gobierno estimó en agosto para el año fiscal 2010. En el año fiscal 2009, el déficit fue de US$1,413 billones, un 9,9% del PIB.

Además, y como advierte el Journal, "Si bien EEUU ha vuelto a crecer, el desempleo llega a 10%, un nivel muy alto, y la vitalidad de la economía una vez que el gobierno retire la adrenalina que provee el estímulo sigue siendo una incógnita".

"La intervención, asimismo, ha venido acompañada de un gigantesco déficit fiscal que, en algún momento, podría hacer subir las tasas de interés y la inflación", agrega.

Por su parte, el Estado norteamericano baja "costo social" por medio de la reducción del gasto público (salud, vivienda, educación, etc) para compensar la merma de la recaudación durante la crisis.

De esta manera, el sistema capitalista USA (Estado y empresas privadas) descarga el costo del colapso recesivo económico (la crisis) sobre el sector asalariado (fuerza laboral masiva) y la masa más desprotegida y mayoritaria de la sociedad (población pobre con limitados recursos de supervivencia).

A su vez el capitalismo industrial o comercial estadounidense, con el argumento de la "catástrofe económica" reduce "costo laboral" despidiendo empleados, reduciendo salarios y suprimiendo beneficios sociales, mientras "sobreexplota" la fuerza que queda ocupada. Achican otros gastos (e inversiones) de la producción para ganar lo mismo produciendo y vendiendo menos, lo que agudiza la recesión y genera más baja del consumo y despidos laborales.

El gran dilema

Según expertos y organismos del sistema (como Krugman, Stiglitz, FMI, BCE, G–7, etc): Si los bancos centrales y la Reserva Federal levantan los subsidios estatales, no solamente se puede desplomar el crecimiento récord de los mercados bursátiles (bolsas), sino que también se puede revertir el "crecimiento débil" que los gobiernos esgrimen para fundamentar que la economía global está "saliendo de la recesión".

Si los bancos terminan con los "rescates estatales" (la piedra basal de la nueva "burbuja") se corre el riesgo (casi seguro) de una recaída de la crisis financiera con un impacto negativo en el proceso de recuperación de la economía real.

Si, por el contrario, continúan con el drenaje de fondos públicos para salvar al capitalismo privado, se corre el riesgo (casi seguro) del estallido de una crisis global de endeudamiento de los Estados (tanto centrales como emergentes y subdesarrollados) que puede convertir a los bonos públicos en sucedáneos de las hipotecas subprime y de los bonos "tóxicos" (que encendieron la mecha de la crisis financiera).

Ambas alternativas (sostener o levantar los "estímulos" estatales) potencian la posibilidad de un rebrote de la crisis financiera (por endeudamiento estatal sin respaldo), una recaída de la crisis recesiva, (por impacto desacelerador en el consumo y en la producción) y una profundización de la crisis social (por impacto de una mayor desocupación y baja del consumo).

Así como la crisis financiera–recesiva (con epicentro USA–UE) hundió a las empresas y bancos capitalistas privados, un potencial colapso con el endeudamiento público (insolvencia de pago) puede hundir a los Estados capitalistas en una quiebra generalizada a nivel planetario.

En resumen, los expertos (del sistema) que escribieron sobre las causas estructurales de la crisis financiera se han dado cuenta que les falta un capítulo: El impacto de la "crisis financiera" en las finanzas del Estado .

O sea, el costo (económico y social) que demandará a los Estados capitalistas (empezando por EEUU y las economías centrales) el salvataje (con dinero público de todos los contribuyentes) de los grandes conglomerados bancarios y empresariales que hicieron estallar la "burbuja" del colapso financiero a escala global.


(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica.