Crisis mundial

Advertencia de economistas: China en riesgo de una "burbuja"

¿Se cae la locomotora?

IAR Noticias, 23/02/10

Ante el nuevo peligro de un colapso financiero con las deudas públicas (crisis fiscal) que se extiende de EEUU a las potencias centrales del euro, el peligro del estallido de una burbuja en China reviste una importancia estratégica central por el alto nivel de dependencia y entrelazamiento que mantienen las primeras economías mundiales con su comercio exterior.

En un contexto internacional golpeado por la crisis fiscal emergente en EEUU y Europa, la economía china genera cada vez más dudas y sospechas a los economistas que siguen su evolución.

La mayoría de los analistas privados cree que la recuperación económica de China perdió fuerza en el cuarto trimestre de 2009, según una nueva encuesta realizada por The Wall Street Journal.

La conclusión contradice las estadísticas oficiales, que muestran una aceleración en el crecimiento, y pone de manifiesto las señales en conflicto que envía la economía en un momento en el que el gobierno trata de contener posibles burbujas sin descarrilar la expansión.

The Wall Street Journal sondea regularmente a economistas que hacen sus propias estimaciones del crecimiento frente al trimestre anterior, conocidas como apreciaciones secuenciales.

Ocho de los 10 economistas que respondieron la encuesta más reciente consideran que la expansión del cuarto trimestre fue más baja que la que transcurrió entre julio y septiembre. La mayoría pronostica un enfriamiento gradual con un crecimiento de 9% para el resto de 2010.

La situación se complica aún más por los pronósticos recién revisados del crecimiento trimestre a trimestre del Banco Popular de China.

Los números muestran una trayectoria sorprendentemente pareja: tras tocar fondo con una expansión de 4,3% en el cuarto trimestre de 2008, el crecimiento anualizado saltó a 11,4% para el segundo trimestre de 2009, cayó levemente a 11,0% y volvió a repuntar a 11,3% en el cuarto trimestre.

Este panorama es bastante diferente al pronosticado por la mayoría de los economistas que participaron en la encuesta: un mayor crecimiento en el segundo trimestre del año pasado debido a los efectos de los planes de estímulo, seguido de un enfriamiento a medida que menguó su impacto.

La suerte del mercado inmobiliario es un factor cada vez más importante para la economía china.

A medida que el gobierno retira paulatinamente sus programas de estímulo, las empresas privadas necesitan gastar más para mantener el ritmo del crecimiento.

El Banco Mundial estima que el boom de la construcción ha sido el principal motor de la inversión privada en el último año. Otros sectores son reacios a expandirse ante la debilidad de la economía mundial y el exceso de capacidad en las industrias locales.

El gran temor mundial es que China esté incubando su propia "burbuja" financiera, producto de la especulación bursátil con los fondos públicos orientados (como en Europa y EEUU) al salvataje de bancos y empresas en problemas.

"Ahora que las exportaciones afrontan tiempos difíciles, los bienes raíces se han convertido en un pilar del crecimiento económico de China", señala Ji Zhu, profesor de economía en la Universidad Tecnológica y de Negocios de Beijing. "Nadie quiere ver caer los precios de la vivienda", argumenta, ni los inversionistas, ni las empresas inmobiliarias ni, mucho menos, las autoridades gubernamentales.

La "Burbuja"

Los principales diarios financieros y analistas comparan a la locomotora china con Japón de los años '80 (cuando los japoneses compraron, por ejemplo, el Rockefeller Center de Nueva York) y su burbuja económica que acabó explotando, seguida de dos décadas de crecimiento raquítico.

Según The Financial Times, una debacle financiera china supondría la "amenaza más  seria a las economías mundiales", sobre todo para las latinoamericanas, cada vez más dependientes del comercio con China para salir de la actual  crisis.

Con una moneda infravalorada,  y un crecimiento impulsado por las exportaciones y el crecimiento del mercado interno, ya hay señales de que la economía china se está recalentando. La inflación en diciembre pasado, por ejemplo, fue la más alta en casi dos años, y los precios de las propiedades inmobiliarias en Pekín y Shanghai se han disparado.

Por otro lado, y según The Wall Street Journal, si China retira los estímulos (rescates a empresas y bancos) de forma demasiado brusca, su economía podría ingresar en una desaceleración.

Las autoridades chinas están conscientes de que las comparaciones frente al año previo aplanan las tasas de crecimiento. El propio primer ministro, Wen Jiabao, enfatizó recientemente la importancia de usar estimaciones secuenciales. "Debemos incluir el efecto base del año pasado, fortalecer el análisis secuencial de los principales indicadores económicos y seguir de cerca los cambios en la demanda del mercado, para evaluar más fielmente la tendencia y hacer políticas macroeconómicas más focalizadas y eficaces", aseveró Wen en una reunión del Consejo de Estado el 19 de enero, según un comunicado del gobierno.

El renaciente mercado inmobiliario apuntaló la recuperación de la economía china durante el año pasado. Sin embargo, ahora este boom de la construcción podría convertirse en uno de los mayores riesgos que afronta el país a largo plazo.

En 2009, la economía china se expandió 8,7%, superando con creces la meta de 8% fijada por el gobierno a principios del año, cuando algunos economistas advirtieron que el crecimiento podría alcanzar apenas un 5%.

"Nos encontramos ante una tendencia secular de una demanda que aumenta con el tiempo pero, por otro lado, aún podría formarse una burbuja", explica Wang Tao, economista de China para UBS. "En la calle, desde luego, se intuye una sensación burbujeante: la gente espera para comprarse un apartamento de lujo como si estuviera haciendo cola para comprar repollo".

El riesgo es que se estén construyendo demasiadas viviendas a precios demasiado caros para encontrar compradores.

Esto, según el Journal,  resultaría en un desperdicio de inversiones y deudas incobrables que debilitarían la economía. Incluso sin un estallido, un mercado de bienes raíces que sirve exclusivamente a un pequeño grupo de la élite urbana podría desembocar en un problema político para Beijing.

Por su entrelazamiento e interdependencia global, hay tres procesos centrales que determinan por estos días el curso de la economía mundial: La crisis fiscal de EEUU, la crisis fiscal de Europa, y la crisis comercial EEUU–China.

De esa relación estratégica, depende el equilibrio, o el desequilibrio, del resto de las economías de las áreas periféricas de Asia, África y América Latina.

Esta es la razón por la que el trípode estratégico EEUU–Europa–China, marcado por la crisis fiscal y un conflicto bilateral (cuyo desenlace puede detonar un nuevo colapso financiero y económico global), va a seguir marcando la agenda de la atención mundial en los días que se avecinan.


EEUU, Europa y China: Los puntos rojos de la economía mundial

Las claves de un nuevo colapso global

Por Manuel Freytas
IAR Noticias, 09/02/10

Por su entrelazamiento e interdependencia global, hay tres procesos centrales que determinan por estos días el curso de la economía mundial: La crisis fiscal de EEUU, la crisis fiscal de Europa, y la crisis comercial EEUU–China. De esa relación estratégica, depende el equilibrio, o el desequilibrio, del resto de las economías de las áreas periféricas de Asia, África y América Latina.

La UE, en bloque, es la segunda economía mundial, detrás de EEUU. China, individualmente, ya es, según la mayoría de los analistas, la segunda economía y potencia exportadora mundial detrás de EEUU.

Juntas, esas tres economías centrales (EEUU–UE–China) casi alcanzan los dos tercios del PBI mundial, y están completamente interrelacionadas (son dependientes entre sí) a través del comercio de importación y exportación. Además, China, tiene sus reservas en dólares (US$ 2,3 billones) lo que la ata al destino de la economía norteamericana, para bien o para mal.

Esto significa que: Cualquier desequilibrio en las economías de EEUU (en crisis fiscal) y la UE (en crisis fiscal), impacta directamente en China (en crecimiento pero con problemas potenciales), que arrastra detrás de su expansión económica exportadora al resto de las poderosas economías asiáticas, como Japón, Corea del Sur, Indonesia, India y Taiwán, entre otras (Si se suman estas economías asiáticas a las de EEUU–UE–China, se supera largamente el 70% del PBI mundial).

En el nuevo escenario dominado por la crisis, EEUU no solamente es el primer comprador de productos chinos, sino que además China es el principal acreedor de la primera potencia imperial.

El entrelazamiento financiero y comercial que existen entre ambas economías (la primera y la tercera en el orden mundial capitalista) las convierte casi en hermanas simbióticas: Si se cae China se cae EEUU, y viceversa.

En 2008 Pekín se convirtió en el principal acreedor de bonos del Tesoro estadounidenses, por encima de Japón. Además, los motores del crecimiento asiático, China, India y Japón son dependientes del comercio exterior en dólares con EEUU.

Pero eso no es todo: La Unión Europea, la segunda economía mundial y el otro gran comprador (en bloque) de manufacturas chinas, y con su comercio exterior entrelazado con el de EEUU, integra este trípode de economía capitalista interdependiente anudado por el cordón umbilical chino.

EEUU, la Unión Europea y China, además de representar casi dos tercios del PBI mundial, son los mayores importadores mundiales de materias primas y energía (petróleo y gas), por lo que se puede inferir que si se paralizan esas economías capitalistas centrales se derrumbarían inmediatamente por efecto dominó todas las economías exportadoras del mundo emergente y periférico.

A su vez, del equilibrio económico del eje EEUU–UE–China (principalmente de China y de los países asiáticos) dependen las exportaciones de petróleo y materias primas, el motor de crecimiento central de los países subdesarrollados y emergentes de Asia, África y América Latina.

Si se suma el  PBI de China (US$ 8 billones), Japón (US$ 4.5 billones) Corea del Sur (US$ 1.3 billones) e Indonesia (US$ 932,100 millones) superan los US$ 14 billones). Esta suma equivale al tercer PBI mundial detrás de EEUU y de la Unión Europea simultáneamente

Si agregáramos a estas cifras el PBI de otros países asiáticos intervinculados como la India, por ejemplo, el PBI asiático pasaría a ocupar el primer puesto de la producción mundial por delante de EEUU y la Unión Europea.

Esta es la mejor manera de comprobar como la locomotora china es un elemento decisivo y detonante en el proceso, tanto de crecimiento como de crisis, en el contexto económico a escala global.

Pero hay algo más: Alemania, la primera economía de la Unión Europea, mantiene una fuerte vinculación con el comercio exterior chino. Según The Wall Street Journal, Alemania se mantiene como potencia exportadora, en parte, por la venta de equipos industriales a China.

Según las estadísticas de la industria alemana de comercio, China es el segundo mercado para la maquinaria alemana, detrás de EEUU.

Esto demuestra, en parte, la simbiosis EEUU–Europa–Asia existente en el entramado de la crisis económica global que se originó en las naciones centrales y que ya se extiende por todo el planeta, no obstante que muchas economías centrales hayan comenzado a crecer en forma débil..

Los puntos rojos

En este "feed back" económico mundial, dos de los puntos rojos, la amenaza de un estallido generalizado, están en las crisis fiscales de EEUU y de la Unión Europea, que atraviesan por un potencial proceso de "insolvencia de pago" a causa del descenso abrupto de recaudación fiscal y crecimiento débil de sus economías.

En los últimos meses fue cobrando forma visible un nuevo actor emergente en la economía mundial: La "crisis fiscal" (producto de los déficit siderales que aquejan a los Estados de las economías centrales) que sucede a la "crisis financiera" en la debacle de la economía capitalista globalizada.

Los billonarios fondos públicos utilizados para salvar a los megaconsorcios bancarios e industriales generaron una deuda impagable y un rojo crónico en las cuentas fiscales tanto de EEUU como de las naciones del euro (principalmente las más débiles).

En un proceso de crecimiento débil o de estancamiento de sus economías, la eurozona disminuyó en 2010 su tasa de crecimiento potencial de largo plazo (5 a 10 años) a 1%.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el déficit fiscal estadounidense llegará al 108% del Producto Bruto Interno (PBI) en 2014, un alza importante frente al 62% del PBI de 2007, de no mediar medidas que son difíciles de digerir desde un punto de vista político, como alzas de impuestos o recortes de programas de beneficios".

La Casa Blanca acaba de proyectar para el próximo ejercicio fiscal un déficit presupuestario de US$1,556 billones, sobre un presupuesto proyectado de US$ 3,8 billones.

Según el Wall Street Journal, la mayoría de los economistas anticipa un crecimiento débil de la economía estadounidense en 2010, de casi un 3%. Lo que resulta insuficiente para reducir el desempleo a los niveles previos a la recesión.

Por su parte el  proceso de sobreendeudamiento (agregado a la caída de la recaudación por la desaceleración económica) no solo amenaza la estabilidad económica y la "gobernabilidad" en la zona del euro, sino que también (y como ya sucedió con los bancos y empresas privadas) puede hacer colapsar en cadena a los propios Estados europeos, tanto centrales, como subdesarrollados o emergentes.

En general, la sombra de una insolvencia de pago generalizada (producida por los déficit y la baja de recaudación fiscal) hace temer a los analistas del sistema  un rebrote de la crisis, no ya a nivel de los bancos y entidades privadas, sino a nivel de los propios Estados capitalistas de Europa.

El tercer punto rojo es China, que (pese a su crecimiento) atraviesa por una peligrosa señal de "burbuja fianciera" y una ascendente crisis comercial bilateral con EEUU.

China, la tercera pata del trípode, pese a la crisis mundial generalizada,  creció un 8,7% el año pasado, va camino a ser la segunda potencia económica mundial y amenaza la supremacía de EEUU.

No obstante, el gran temor mundial es que China esté incubando su propia "burbuja" financiera, producto de la especulación bursátil con los fondos públicos orientados (como en Europa y EEUU) al salvataje de bancos y empresas en problemas

Los principales diarios financieros y analistas comparan a la locomotora china con Japón de los años '80 (cuando los japoneses compraron, por ejemplo, el Rockefeller Center de Nueva York) y su burbuja económica que acabó explotando, seguida de dos décadas de crecimiento raquítico.

Según The Financial Times,  una debacle financiera china supondría la "amenaza más  seria a las economías mundiales", sobre todo para las latinoamericanas, cada vez más dependientes del comercio con China para salir de la actual  crisis. actual.

Con una moneda infravalorada,  y un crecimiento impulsado por las exportaciones y el crecimiento del mercado interno, ya hay señales de que la economía china se está recalentando. La inflación en diciembre, por ejemplo, fue la más alta en casi dos años, y los precios de las propiedades inmobiliarias en Pekín y Shanghai se han disparado

Por otro lado, y según The Wall Street Journal, si China retira los estímulos (rescates a empresas y bancos) de forma demasiado brusca,  su economía podría ingresar en una desaceleración.

Según la revista británica The Economist, si el gobierno chino saca las conclusiones equivocadas de la experiencia japonesa a su economía, podría terminar en un "peligros declive" que arrastraría consigo  al resto de las economías mundiales.

Mas allá del crecimiento de su mercado interno, la estabilidad de la economía china, sus posibilidades de recaudación fiscal, dependen del comercio de exportación con países (como EEUU, la UE y Japón) que están atravesando por un un período de crecimiento raquítico de sus economías.

Y si esos países reducen sus compras (como lo están haciendo) la locomotora china se quedaría sin gasolina y comenzaría a detenerse.

Pero el punto más peligroso de contradicción se manifiesta a  través de la crisis comercial EEUU–China, cuya raíz motora es la competencia de ambas economías en el comercio de importación y exportación. El detonante fue la relación cambiaria existente entre el dólar y el yuan.

Obama, en la primera visita que realizó a Pekín en noviembre, solicitó al gobierno del primer ministro  Wen Jiabao, que revalúe el yuan, cuya paridad cambiaria con el dólar está afectando las exportaciones USA en los mercados asiáticos y en la propia China.

Hasta ahora China (en defensa de sus propias exportaciones) se negó al pedido de Washington, desatando una crisis bilateral de difícil pronóstico que amenaza con extenderse peligrosamente al terreno geopolítico y militar (guerra fría por áreas de influencia).

En resumen, este trípode  estratégico EEUU–Europa–China, marcado por la crisis fiscal y un conflicto bilateral (cuyo desenlace puede detonar un nuevo colapso financiero y económico global), va a seguir marcando la agenda de la atención mundial en los días que se avecinan.


(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica.