Crisis mundial

Standard & Poor's rebaja la calificación de la deuda portuguesa y deja la griega al nivel de 'bono basura' – El contagio amenaza a más países – Las Bolsas se hunden

La primera crisis del euro

Alarma general por la crisis de Grecia

Por Claudi Pérez y Andreu Missé
Desde Madrid y Bruselas
El País, 28/04/10

Algo parecido a las sensaciones inmediatamente anteriores al 15 de septiembre de 2008 –la quiebra de Lehman Brothers– recorre el espinazo de la eurozona, embestida por la crisis griega, que en realidad es ya una crisis europea en toda regla. La crisis fiscal del euro ganó ayer profundidad con las rebajas de las notas de solvencia de Standard & Poor's para Grecia y Portugal –con la deuda griega al nivel de bono basura, algo tan nefasto como suena–, las ventas masivas de bonos griegos por el miedo de los inversores al impago, la escalada del riesgo país en Grecia y Portugal y, para más inri, las protestas en la calle de los trabajadores griegos y portugueses, que se enfrentan a un horizonte plagado de incertidumbres.

Las resistencias de Alemania a poner en marcha de inmediato la ayuda a Grecia (45.000 millones de euros) y la lentitud institucional de la zona euro y en menor medida del FMI ponen de manifiesto el divorcio entre unos mercados en máxima tensión y una respuesta política lenta y por el momento del todo insuficiente para calmarlos. Los inversores tocaron a rebato en una suerte de pánico propiciado por un cóctel de malas noticias. Esa lentitud en la respuesta política y sobre todo las rebajas en la calificación crediticia de S&P provocaron un incendio en los mercados de deuda, que se propagó a los de divisas –el euro cayó hasta los 1,31 dólares, el valor mínimo en un año– y a las Bolsas europeas. Los parqués de Atenas, Lisboa, Madrid y Dublín se dejaron entre el 4% y el 6%. Y la semana no ha hecho más que empezar.

Grecia sufrió otra oleada de pésimas noticias. La deuda a dos años llegó a pagar intereses del 18% y los tipos del bono a 10 años rozaron el 10% tras la rebaja de la nota de S&P hasta BB+, tres escalones de golpe, por debajo del nivel de inversión y al nivel de bono basura. Eso, en pocas palabras, significa que la agencia ve probable una suspensión de pagos en Grecia. Y complica las cosas: los grandes fondos –de inversión y de pensiones, que mueven miles de millones– suelen tener prohibido invertir en países con el nivel de bono basura, y grandes y pequeños inversores huyen de un país con las cuentas públicas y sobre todo la credibilidad muy tocadas por los problemas de los últimos meses. Además, esa rebaja puede castigar aún más la situación del sistema financiero: en las inyecciones de liquidez, imprescindibles para una banca que está sufriendo una rápida fuga de depósitos, el Banco Central Europeo no acepta como garantía la deuda al nivel de bono basura.

El ministro de Economía griego, Yorgos Papaconstantinu, reclamó ayer acceder de inmediato a las ayudas, ante la presión asfixiante de las últimas cifras.

Pero las noticias empiezan a ser igualmente preocupantes en Portugal, con lo que la crisis de la deuda pública europea entra en una segunda fase, con un riesgo de contagio mucho mayor. S&P bajó también dos escalones la nota de solvencia portuguesa, hasta A–, lo que provocó un fortísimo repunte de los tipos de interés de sus bonos. Los inversores se refugiaron en la deuda alemana –la más segura, a la que se recurre en este tipo de episodios de tensión– y eso provocó problemas adicionales en Irlanda y, en menor medida, en Italia y España.

La crisis entra en un momento crucial, tras un primer amago de contagio a finales del pasado enero, que se detuvo con las promesas de ayuda europeas y las medidas de ajuste anunciadas en Grecia, y también en España y Portugal. Esta vez no parece tan sencillo. La última vez que las agencias de rating revisaron a la baja la nota de Portugal, inmediatamente después hicieron lo mismo con algunos de los países bajo presión (entre ellos, España). Los analistas advierten de que el incendio puede ser potencialmente devastador si la ayuda no llega a tiempo o los Gobiernos más afectados no hacen algo por ganar credibilidad: "La política insiste en ir por su cuenta y en estar de espaldas a los mercados, y de esa manera se entra en una zona de enorme incertidumbre en la que puede pasar cualquier cosa", aseguró Daniel Gros, del Centro de Estudios de Política Europea. "Los mercados van a barrer a los países que no tomen medidas ya: en esta nueva fase de la crisis no basta con las promesas", destacó.

Esa falta de fe es cada vez más general. El director del Centro de Investigación Financiera del IE Business School y PwC, Luis de Guindos, explicó que los inversores se ceban con Grecia porque no creen que su ajuste sea realista: "Está en un círculo vicioso: cuanto más coste de la deuda, más financiación necesitará, lo que obligará a hacer más ajustes". Lo mismo puede suceder en otros casos. Juan Ignacio Crespo, de Thomson Reuters, añadió que con el recrudecimiento de las tensiones "los mercados entran en una fase totalmente especulativa en la que en cualquier momento la crisis fiscal puede quedar fuera de control. Eso exige medidas extraordinarias por parte de los bancos centrales como las que se tomaron en los momentos más graves de la crisis financiera".

Portugal no es Grecia. España no es Grecia. Ni Irlanda, ni Italia, como repiten sus Gobiernos como un mantra. Y, en efecto, ninguno de esos países tiene una combinación de déficit y deuda tan peliaguda, ni ha mentido con sus estadísticas, ni ha sufrido un ataque similar. Sin embargo, la crisis es cada vez más profunda y siembre dudas sobre la recuperación. "Antes de Lehman Brothers, parecía que los problemas de un pequeño segmento hipotecario en EE UU, las subprime, se iban a quedar en una simple crisis financiera. Ahora hay síntomas de que puede suceder algo parecido: la respuesta política es equivocada, la desconfianza crece, al final los problemas fiscales pueden acabar con la recuperación si no se actúa con rapidez", cierra Santiago Carbó, asesor de la Reserva Federal.


La cumbre del 10 de mayo podría aprobar rescate de 90.000 millones

Europa y el FMI barajan ampliar la ayuda para frenar especuladores

Por Andreu Missé
Desde Bruselas

El País, 28/04/10

Los líderes de la zona euro han mantenido intensos contactos para convocar una cumbre extraordinaria el 10 de mayo en la que poner en marcha las ayudas financieras a Grecia . Algunos países y los técnicos del Fondo Monetario Internacional barajan incluso la posibilidad de ampliar las ayudas ahora previstas de 45.000 millones de euros para este año y poner encima de la mesa una cifra que abarque las necesidades griegas de los próximos tres años, con lo que podrían superarse los 90.000 millones, según fuentes comunitarias. El objetivo es eliminar todo margen posible para los especuladores.

Sin embargo, otros países como Alemania , siguen exigiendo nuevos compromisos de austeridad, para conceder las ayudas prometidas. Las necesidades de financiación de Grecia superan ampliamente los 100.000 millones en los próximos tres años, según distintos analistas. El propio Gobierno estima que las necesidades de refinanciación rondan los 135.000 millones. El ministro de Finanzas griego, Yorgos Papaconstantinu, manifestó en la noche del lunes que la ayuda de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) debería permitir a Grecia atravesar la tormenta para que "no tuviera que recurrir inmediatamente a los mercados hasta que la situación no se calmara". Grecia tendrá que refinanciar la mitad de su deuda, que a finales del pasado año ascendía a unos 273.000 millones. El problema para la Hacienda es de coste. El préstamo del Eurogrupo y del FMI oscila entre el 3,5% y el 5%, mientras que si Grecia tiene que acudir a los mercados le puede costar entre el 9% y el 18%.

La fecha exacta de la cumbre del Eurogrupo todavía no se ha determinado, según precisaron fuentes comunitarias. La reunión se celebrará inmediatamente después de que terminen los trabajos de la misión en Grecia, integrada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo Banco, (BCE) y el FMI. "El trabajo de la misión avanza bien y finalizará a primeros de mayo", manifestó el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn.

La reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro tiene un carácter extraordinario y refleja claramente la gravedad de la situación, el temor a que la crisis griega contagie a otros países y acabe desestabilizando al euro. Una reunión similar a este alto nivel sólo cuenta con el antecedente de la cumbre celebrada en octubre de 2008, en París, en plena debacle financiero, tras la caída de Lehman Brothers.

El Eurogrupo trabaja con la expectativa de que el primer tramo de la ayuda pueda estar disponible antes del 19 de mayo, día en el que Grecia tiene que hacer frente a la renovación de 9.000 millones de deuda. Las gestiones entre la Comisión y el FMI podrían estar listas el próximo 2 de mayo, según Reuters. Los ministros de la eurozona completarían los detalles en una conferencia telefónica el próximo 4 de mayo, mientras que el Parlamento griego debería votar el nuevo programa de austeridad para los próximos tres años entre el 6 y 7 del mismo mes. El calendario ha sido acordado por Francia, España, Italia, la Comisión y el BCE.

La canciller alemana, Angela Merkel, muy condicionada por las elecciones en Renania del Norte Westfalia del 9 de mayo, ha expresado su voluntad de conceder la ayuda que le corresponde a su país, unos 8.400 millones, una vez los técnicos de la Comisión, el BCE y el FMI hayan alcanzado un acuerdo.

Las dificultades financieras de Grecia fueron analizadas ayer por el vicepresidente del BCE, Lucas Papademos, en una comparecencia en el Parlamento Europeo. Papademos señaló que Grecia y otros países de la zona euro deberían efectuar un esfuerzo especial para restaurar la confianza pública en la sostenibilidad de las finanzas públicas. Apuntó que los países del euro que padecen problemas fiscales y de competitividad "deberían extraer enseñanzas de la crisis". El vicepresidente del BCE descartó que la crisis de la deuda soberana griega fuera a causar una segunda crisis bancaria, aunque admitió que a la vista del clima económico general no descartaba que las pérdidas por los préstamos persistieran.


Merkel insta a acelerar las negociaciones para activar el mecanismo
de rescate tras reunirse con Strauss–Kahn

El FMI eleva las necesidades de Grecia a 120.000 millones

Agencia EFE, 28/04/10

Bruselas / Berlín.– La solución de la crisis desatada por la deuda de Grecia en la eurozona es una cuestión de tiempo y dinero, con una relación directamente proporcional entre ambos parámetros: cuanto más tiempo pase, más costará salir en rescate de Atenas para evitar que entre en bancarrota, tal y como ha reconocido hoy el director del FMI, Dominque Strauss–Kahn. De momento, sobre la cuestión del dinero, el balance que hace el organismo internacional sobre las necesidades de la República Helénica para los próximos tres años ya triplica la cifra prevista en el mecanismo de rescate pactado con la UE y el Fondo, que han confirmado que estudian la forma de ampliarlo desde los 45.000 milllones de euros actuales. En cuanto al tiempo, Angela Merkel, la canciller de Alemania, país al que todos apuntan como responsable del retraso en la puesta en marcha de los créditos, ha instado hoy a acelerar las negociaciones a tres bandas entre Bruselas, el FMI y Grecia para acordar cuanto antes un plan "ambicioso" de recorte del gasto que permita librar los préstamos con garantías.

Strauss–Kahn también ha insistido en que por ahora no se debe hablar de una reestructuración de la deuda griega durante su reunión con los grupos del Reichstag, a la que también han asistido el presidente del Banco Central Europeo, Jean–Claude Trichet, y el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble. También la Comisión Europea ha asegurado hoy que la reestructuración de la deuda griega "no es una opción" y ha querido dejar claro que no forma parte de las negociaciones actuales en Atenas entre la CE, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional por un lado, y el Gobierno de Grecia, por otro.

"La UE y el BCE están determinados a garantizar la estabilidad de la eurozona", ha asegurado el jefe del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durão Barroso, desde Tokio, donde también se ha mostrado confiado en que las ayudas llegará a tiempo. En la misma línea se ha pronunciado El portavoz de Asuntos Económicos del Ejecutivo comunitario, Amadeu Altafaj, ha asegurado que "no hay ninguna duda de que las necesidades de Grecia se cubrirán a tiempo". "La reestructuración de la deuda en un Estado miembro de la eurozona no es una opción, y no formará parte del programa conjunto que está siendo discutido en Atenas", ha dicho antes de aclarar que aunque las reglas de la UE no lo impiden, sí que existe una "decisión política" de los países de la eurozona de no recurrir a esta alternativa.

45.000 millones comprometidos

Además, Altafaj ha cuestionado el papel de las agencias de rating, después de que ayer Standard & Poor's rebajaran la nota de la deuda de Grecia y de Portugal, y les ha exigido "rigor" y "responsabilidad". "¿Quién es Standard & Poor's?", se ha interrogado al mismo tiempo que ha recordado que Bruselas sigue "vigilando de cerca el comportamiento de los mercados financieros y de sus actores durante esta crisis", en referencia sin citarla.

Los países del euro y el Fondo se habían comprometido hasta ahora a prestar 30.000 millones y 15.000 millones de euros a un interés de entre el 3,5% y el 5% a Grecia como último recurso para que pueda afrontar los vencimientos de su deuda a corto plazo. No obstante, ante el cariz que están tomando los acontecimientos tras la rebaja de la calidad de la deuda griega al nivel de bonos basura, estos 45.000 millones no serán suficientes para garantizar los pagos. De hecho, fuentes del Gobierno de Yorgos Papandreu citadas por la prensa local afirman que ya está negociando cuál sería la nueva cantidad.

La reunión en el Reichstag no es el único punto importante en la agenda del día para Trichet y Strauss–Kahn. Ambos tienen previsto entrevistarse por separado con la canciller alemana, Angela Merkel, con el objetivo de buscar la manera de superar las reticencias de la primera potencia europea para librar los créditos comprometidos a Grecia en el plan de rescate, que ascienden a más de 8.300 millones. El rechazo de los contribuyentes alemanes a poner su dinero, aunque sea a través de créditos, para pagar los desmanes del país mediterráneo está condicionando la postura del Ejecutivo alemán, que teme que se traslade al resultado de las próximas elecciones, el 9 de mayo, en el Estado de Renania–Westfalia. De hecho, la reunión de urgencia convocada por el Eurogrupo para analizar la nueva fase de la crisis tendrá lugar un día después, el 10 de mayo.