Crisis mundial

Entrevista a Mario Blejer, ex presidente del Banco Central de Argentina y
ex ejecutivo del FMI

Ninguna ilusión de que el rescate funcione

Por Martín Kanenguiser
La Nación, 15/05/10

Ajuste en la Unión Europea

El eje es la transferencia de recursos

Por Marcelo Cantelmi
Clarín, 16/05/10

En Europa hoy están ocurriendo dos cosas entre muchas otras relevantes: la resonante crisis derivada del colapso financiero global iniciado hace más de dos años en EE.UU., y la más silenciosa mudanza de los paradigmas fundacionales de la integración europea.
Hay una matriz que se está imponiendo, aprovechando las debilidades de esta pesadilla, que causará una inmensa transferencia de recursos desde la gente hacia el tope de la pirámide que es donde se amasó esta crisis. Eso se hará por vía de los ajustes que se generalizan en Europa y que esmerilarán los equilibrios sociales que rigieron ese espacio económico desde mitad del siglo pasado.

Es por eso que el promocionado salvataje no pasa del nivel teórico y uno de los principales ejecutivos del Banco Central Europeo se permite, incluso, revelar su inexistencia. Lo central en este armado es el modelo que se construye en el sitio donde estaba el anterior.

Los costos de ese cambio son los que se ven en los mercados. Pero este tremendo manotazo tendrá, además, repercusiones sociales y políticas que, quizá no deberían ser subestimadas, al menos no en el nivel que parece hacerlo el liderazgo europeo.

El rol de Mario Blejer como ex presidente del Banco Central de la Argentina y ex ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) le otorga autoridad para criticar el paquete de ayuda a Grecia y la falta de compromiso de los bancos en la solución del problema.

En diálogo con La Nación, el economista dijo que el problema más grave de Europa es su falta de competitividad y aclaró que eso no se solucionará con planes de ajuste.

Advirtió que una de las pocas alternativas para que los millonarios planes de rescate funcionen es "distribuir el costo" del ajuste. Eso implicaría que también los bonistas, y no sólo los Estados y sus contribuyentes, "paguen por él".

–¿Cómo evalúa la situación económica europea?

–Las finanzas internacionales están transitando una verdadera montaña rusa. La causa más inmediata de esta extrema volatilidad está relacionada con la crisis griega y el contagio a otros países del sur de Europa. Pero éstos son sólo detonantes de problemas mayores, estructurales y macroeconómicos, que afectan a las economías avanzadas.

–¿Cuál es el problema, más allá del nivel excesivo de deuda?

–La pérdida de competitividad de varias de las economías europeas afectadas, que deriva en niveles muy bajos de crecimiento económico.

–¿Ambos problemas tienen una misma raíz?

–No. Por un lado, la crisis financiera llevó a aplicar políticas anticíclicas, que implicaron un fuerte alza del déficit fiscal y políticas monetarias expansivas. Esta estrategia revirtió la recesión en 2009, pero dejó a muchos países con desequilibrios fiscales insostenibles. El caso griego es paradigmático y extremo, pero no es el único. La segunda causa es la estructura del proyecto europeo.

–¿A qué se refiere?

–La idea de una moneda única sin unificación fiscal implicaba un compromiso de que no hubiera salvatajes para aquellos países en problemas y una convergencia de las economías en términos de competitividad y productividad. Pero estos principios no se respetaron y, para sobrevivir, deberá cambiar sus principios porque no se respetaron los límites fiscales y hubo salvataje.

–¿Cómo queda el rol del Banco Central Europeo tras el rescate ?

–Se destruyó su mito de independencia y abandonó la pretensión de separar la política monetaria de la fiscal. Correctamente procedió a estabilizar el mercado de deuda soberana interviniendo en los mercados secundarios. El otro fracaso obvio de la estructura europea es la convergencia de sus economías.

–O sea que no tiene ninguna ilusión de que el rescate funcione.

–Posiblemente resolverá el problema de liquidez de corto plazo, pero no el exceso de endeudamiento ni la falta de competitividad, a menos que se produzca una caída significativa en los salarios nominales o ganancias sostenidas en la productividad. Ambas difíciles de aplicar e intrínsicamente injustas. En realidad, estos programas son recesivos, responden a las viejas recetas del FMI y pueden ser perversos, al aumentar la deuda.

–¿Qué recomienda como alternativa más conveniente?

–La única solución posible es sumar al sector financiero privado al costo del ajuste. Porque ahora son los trabajadores griegos y españoles y los contribuyentes alemanes y franceses –y todo el resto de nosotros, como ciudadanos de países del FMI que aportamos al salvataje– los que garantizan el pago de la deuda. Y sólo los bonistas parecerían quedar inmunes del ajuste.

–Esto sería como resucitar la idea de que haya un compromiso claro de los acreedores en los salvatajes, que nunca se aplicó...

–Para recomponer el equilibrio macroeconómico y la factibilidad del proyecto europeo es necesario distribuir el costo y esto requiere una reprogramación ordenada de la deuda impagable. No se habla de un default unilateral y arbitrario, pero sí de una reducción en el valor presente de la deuda, estirando los plazos y mejorando los términos.

–¿Inclusive los de Grecia?

–Sobre todo. Quienes compraron esos bonos recibieron un premio grande; no hay razón para que queden blindados del efecto de tal riesgo.