Crisis mundial

La emisión de U$ 600.000 millones no sirvió de mucho

La “relajación cuantitativa” (“Quantitative Easing”)
no ha sido una panacea

Por Jon Hilsenrath
Wall Street Journal, 23/06/11

Funcionarios de la Reserva Federal han advertido durante meses que el controvertido programa de compra de bonos por US$600.000 millones que iniciaron el año pasado no sería una panacea para la atribulada economía de Estados Unidos. Parecen haber acertado en ese pronóstico.

El programa del banco central, conocido como la segunda ronda de relajación cuantitativa (QE2, por sus siglas en inglés), terminará este mes, tal como estaba previsto, con un legado mixto, sin haber demostrado ser el elixir que la economía necesitaba ni la calamidad que los detractores auguraban.

Los funcionarios de la Fed lanzaron el programa en noviembre. Tenían la esperanza de que impidiera que una inflación muy baja diera pie a un brote de deflación al estilo japonés, es decir, una caída en el nivel general de precios al consumidor que arrastra a la economía. También buscaron estimular la economía manteniendo bajas las tasas de interés de largo plazo, y así elevar los precios de las acciones, los bonos corporativos y otros activos financieros. Argumentaron que ello fomentaría el crecimiento del empleo.

Lograron aplacar las inquietudes deflacionarias. Sin embargo, el crecimiento económico es más lento ahora que cuando se implementó el programa, el mercado laboral ha perdido ímpetu tras arrancar con fuerza, y el impacto en el mercado financiero ha sido tanto bueno como malo. Las cotizaciones de las acciones han subido y los rendimientos de bonos corporativos han caído, lo cual ayudó al crecimiento. Pero los precios del petróleo, los granos y otras materias primas se han disparado, castigando a los consumidores.

Pese a que los funcionarios de la Fed no se lo propusieron como meta, otro resultado del programa fue probablemente el continuo descenso del dólar, lo cual es a la vez una bendición y una maldición para la economía estadounidense. Un dólar más débil abarata los productos fabricados en EE.UU. en los mercados mundiales, aumentando las exportaciones, pero también incrementa el costo de los bienes importados y así alimenta la inflación. El dólar iba cuesta abajo antes de que arrancara el estímulo monetario de la Fed y ha continuado por esa senda.

En total, la economía parece haber crecido a una tasa anual de 2% en el primer semestre del año, el tramo de seis meses más lento de la recuperación.

"Uno no quiere engañarse y creer que la Fed tiene alguna clase de poder para resolver todos nuestros problemas", señala James Hamilton, economista de la Universidad de California en San Diego.

El programa QE2 desató reacciones adversas tanto dentro de EE.UU. como en el exterior. Los detractores dicen que el banco central hizo subir los precios de las materias primas al inyectar demasiado dinero en el sistema financiero y debilitar el dólar, atizando una mayor inflación en todo el mundo.

Probablemente parte de la crítica sea exagerada. Los precios del petróleo oscilaron en torno a US$75 el barril durante un mes después de que el presidente de la Fed, Ben Bernanke, dejara en claro sus intenciones sobre la QE en un discurso en agosto de 2010. Los precios se dispararon por encima de US$100 por barril sólo después de que se desataran disturbios políticos en Medio Oriente a comienzos de este año. Los funcionarios de la Fed dicen que la inflación de los precios de los commodities es impulsada principalmente por la demanda global, en particular de economías de rápido crecimiento como la de China.

Bajo el programa de la Fed, ésta habrá comprado US$600.000 millones en bonos del Tesoro de EE.UU. entre noviembre y junio. En el proceso, ha inyectado dinero en el sistema financiero. Los funcionarios de la Fed argumentan que al reducir la oferta de bonos a largo plazo en manos de inversionistas privados, las compras ayudaron a mantener bajas las tasas de interés, relajando las condiciones financieras. Los funcionarios de la Fed calculan que el impacto de las compras es equivalente a una reducción de 0,75 puntos porcentuales en la tasa de fondos federales, una tasa de interés de corto plazo que controlan y que influye en los costos de préstamos a lo largo de la economía. En épocas normales, tal recorte sería una medida enérgica. Pero la Fed no puede reducir esa tasa de interés porque ya la ha rebajado casi a cero.

Los funcionarios de la Fed se atribuyen el mérito de haber detenido el avance hacia una deflación. Cuando Bernanke dio su discurso, los movimientos de precios en los mercados de opciones sugerían que los inversionistas creían que había una probabilidad de deflación de cerca de 40% en el año venidero, según cálculos de Barclays Capital. Hoy, la probabilidad es de alrededor de 10%.

Dana Mattioli contribuyó a este artículo.


Pronóstico de la Reserva Federal

La economía de EEUU seguirá en un proceso
decepcionantemente débil

Por Jon Hilsenrath y Valerie Bauerlein
Wall Street Journal, 23/06/11

La Reserva Federal (Fed) estima que la economía de Estados Unidos seguirá en un proceso de recuperación decepcionantemente débil este año y el próximo, y que ya desplegó todo el arsenal que tenía preparado para estimular el crecimiento.

El oscuro panorama contrasta con el auge de la economía mundial, que complica el proceso de toma de decisiones de la Fed, pero apuntala los resultados de las compañías estadounidenses en el exterior.

El banco central estadounidense redujo sustancialmente sus proyecciones sobre el crecimiento económico y el desempleo de EE.UU, que difundieron el miércoles después de una reunión de dos días. "No tenemos una lectura precisa respecto a porqué este ritmo más lento de crecimiento persiste", confesó el presidente de la Fed, Ben Bernanke, en una sombría conferencia de prensa realizada luego de la reunión. "Quizás algunos de los vientos en contra que nos han estado preocupando –como la debilidad en el sector financiero, los problemas en el sector de la vivienda, el balance de la Fed y asuntos vinculados con el desapalancamiento– son fuertes o más persistentes de lo que habíamos contemplado", agregó.

Aunque el banco central no está conforme, ni mucho menos, con las perspectivas económicas, no quiere dar nuevos pasos para impulsar el crecimiento porque la inflación también se ha acelerado. En tiempos normales, podría considerar recortar las tasas de interés durante una desaceleración económica. La entidad señaló que espera que las tasas permanezcan estables durante al menos varios meses más. El programa de compra de U$600.000 millones de bonos que comenzó la Fed el año pasado terminará a fines de este mes, tal como estaba programado (ver nota relacionada).

El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que la expansión de EE.UU. bordearía 2,5 % en 2011 y 2012, menos de un tercio del 9,5% proyectado para China durante el mismo período.

La Fed prevé una aceleración del crecimiento en EE.UU en el segundo semestre. No obstante, las expectativas respecto al vigor de la recuperación estadounidense han disminuido.

La Fed ha indicado que factores transitorios –como el terremoto de Japón y los disturbios en África del Norte y Medio Oriente– fueron un shock para la economía en la primera mitad del año, que ha moderado el crecimiento, aunque su impacto se desvanecerá con el paso del tiempo.

De todas formas, persisten los obstáculos de largo plazo para el crecimiento de EE.UU. y hay un desacuerdo respecto a si la Fed ha hecho todo lo que está a su alcance para estimular la economía, si los esfuerzos pasados fueron efectivos y si hay necesidad de poner en marcha algo parecido a una tercera etapa del plan de "relajamiento cuantitativo", conocido en la jerga del mercado como QE3.

Bernanke calificó las revisiones a la baja en las proyecciones de la Fed de "bastante significativas". El organismo prevé un crecimiento de 2,9% en 2011, frente a una estimación previa de 3,3%. Para 2012, anticipa una expansión de 3,7%, lo que contrasta con una predicción anterior de un crecimiento de alrededor de 4%.