Estados Unidos

“En momentos de crisis el liderazgo del país es una vergüenza”; ya nadie les cree,
dice un analista

Ira en EEUU contra los políticos y los ejecutivos de
Wall Street

Los mandos del sector financiero, ex “maestros del universo”,
hoy son los villanos de la historia

Por David Brooks
Corresponsal en Nueva York
La Jornada, 09/10/08

“¿Ya están brincando los ejecutivos desde los edificios de Wall Street? Ojalá vayan y los arresten antes de que lo hagan, hijos de la chingada”, dice un neoyorquino leyendo los titulares de los periódicos hoy.

Algunos de esos ejecutivos hicieron poco para cambiar la ira popular cuando se presentaron en audiencias ante el Congreso esta semana, donde intentaron justificar sus decisiones que resultaron en la crisis financiera más grande desde la Gran Depresión.

Richard Fuld, ejecutivo en jefe de Lehman Brothers, uno de los cinco bancos de inversiones más grandes que entró en quiebra en 15 de septiembre, no tenía respuesta cuando el representante Henry Waxman lo interrogó así: “Su empresa ahora está en bancarrota y su país en un estado de crisis, pero usted se queda con sus 480 millones (la remuneración que ha ganado en sus años como jefe de la empresa). ¿Usted cree que eso es justo?.. Es casi inimaginable para tanta gente”.

Ahí se reveló que cuando un ejecutivo de bajo rango sugirió que los ejecutivos de Lehman deberían considerar anular su ingreso adicional, el jefe de inversiones globales de la empresa, George Walker, quien resulta ser primo del presidente George W. Bush, envió una disculpa por permitir que haya circulado tal sugerencia. Cuatro días antes de declararse en bancarrota, el comité ejecutivo de compensaciones de la empresa recomendó que tres ejecutivos que se retiraban deberían ser premiados con 20 millones de dólares.

Detrás de Fuld en el público de la audiencia, había pancartas en las que se leía “Vergüenza” y “Limiten la avaricia”.

Ayer, frente al mismo comité del Congreso, le tocó el turno a los ejecutivos de la gigantesca aseguradora AIG. Fueron interrogados sobre cómo era posible que seis días después de que los contribuyentes del país habían rescatado la empresa con 85 mil millones de dólares, los ejecutivos gastaron 500 mil dólares de la empresa para relajarse en un hotel de lujo en las playas de California, donde ocuparon 60 habitaciones.

Ahí gastaron 200 mil para los cuartos, 150 mil para comidas, 10 mil en el bar, y 23 mil en el spa. “Estaban consiguiendo sus manicures, sus faciales, sus pedicures y sus masajes mientras que el pueblo estadounidense estaba pagando la cuenta”, declaró el representante Elijah Cummings al interrogarlos.

Sin embargo, hoy se anunció que la Reserva Federal estaba otorgando otro préstamo de 38.7 mil millones a AIG.

De pronto, parece, los que antes eran admirados como los “maestros del universo” ahora son los villanos de esta historia junto con varios de sus cuates en la cúpula política.

Nadie sabe si el rescate financiero funcionará, pero la ira y desconfianza popular contra la cúpula política y económica del país es palpable en las calles (no es por nada que la Casa Blanca republicana y el Congreso demócrata registran sus niveles más altos de desaprobación en la historia en las encuestas).

Que ambos candidatos presidenciales, que el liderazgo demócrata y la Casa Blanca republicana y una mayoría de ambos partidos afirmen, al unísono, que entregar miles de millones al sector más rico del país para beneficio de todos los demás, con esa consigna de que “no es para Wall Street, sino para Main Street”, sigue sonando hueco y algo sospechoso.

Mike Lupica, columnista del New York Daily News, lo expresa cuando escribe: “en momentos de crisis el liderazgo del país es una vergüenza... Hablan de miles de millones y billones a gente que se está ahogando en deudas de tarjetas de crédito, que no logra conseguir préstamos para ir a la universidad, y menos pueden pagarlas, que ya no tienen con qué pagar la gasolina para sus coches... Ya nadie les cree más”.

O Michael Moore, el cineasta, quien escribe que “los 400 estadounidenses más ricos... tienen más que los 150 millones de estadounidenses de abajo. Cuatrocientos estadounidenses ricos tienen más guardado que la mitad de todo el país. Su valor neto combinado es 1.6 billones. Durante los ocho años del gobierno de Bush, su riqueza se ha incrementado por casi 700 mil millones, el mismo monto que ahora están demandando que les demos para su ‘rescate’. ¿Por qué no mejor gastan la lana que ganaron con Bush para rescatarse a sí mismos? Aún contarían con casi un billón de dólares para compartir entre ellos. ¿Por qué razón se nos ocurre dar a estos barones rateros más de nuestro dinero?”

Es el fin de una segunda edad “dorada”, dicen unos (la primera acabó con la Gran Depresión); otros que es el fin de una economía encabezada por los autoproclamados “maestros del universo”, los ejecutivos del sector financiero que se presentaban casi como dioses, encargados de lo que ahora muchos dicen que fue más bien un casino.

El momento recuerda una conversación ficticia sobre la economía ficción del mundo financiero especulativo. Gordon Gekko, el multimillonario inversionista en sus oficinas de lujo en Nueva York le dice a su aprendiz Bud Fox que Wall Street es “una ilusión que se ha vuelto real”. El aprendiz le pregunta acerca de los límites de la avaricia, “¿Pero cuánto es suficiente?”, furioso porque Gekko está por comprar una aerolínea sólo para destruir la empresa como negocio; empresa donde trabajan el padre de Fox y otros sindicalizados que perderán sus empleos. Gekko le responde que si no sabía que “el 1 por ciento del país es dueño de 50 pro ciento de la riqueza”, y que ese más de 90 por ciento del país ha sido convencido que así es el mundo. “Yo produzco nada”, dice, sino que sólo juega con lo que ha sido creado por otros. Y acaba: “A poco eres tan ingenuo que crees que vivimos en una democracia. Esto es el libre mercado”. Gekko, personaje actuado por Michael Douglas por lo cual ganó el Oscar, y Fox, actuado por Charlie Sheen (su padre en la vida real, Martin Sheen, tiene el papel de su padre aquí también) fueron parte de la película Wall Street dirigida por Oliver Stone hace 20 años.


EEUU analiza nacionalizar bancos mientras se
desploman mercados al anticipar una recesión

Por David Brooks
Corresponsal en Nueva York
La Jornada, 10/10/08

El gobierno de George W. Bush está considerando nacionalizar partes del sector bancario, mientras los mercados financieros se desplomaron al anticipar que los rescates financieros no evitarán una recesión global.

Al no lograr descongelar los mercados de crédito ni frenar las consecuencias de esta crisis, a pesar de la aprobación de más de un billón de dólares en rescates financieros hasta la fecha, el gobierno de Bush confirmó hoy que considera nacionalizar en parte algunos de los principales bancos de Estados Unidos, algo que hasta hace unas semanas hubiera sido impensable para un régimen cuyo estandarte ha sido el llamado “libre mercado”.

El paquete de rescate de 700 mil millones de dólares aprobado la semana pasada, le otorga la autoridad al Departamento de Tesoro de “inyectar” liquidez directamente a los bancos, con el objetivo de descongelar el flujo de crédito que está paralizando a todo el sistema financiero. A cambio de esa “inyección”, el gobierno puede volverse accionista, o sea uno de los propietarios de los bancos beneficiados.

La idea es que al “recapitalizar”, los bancos empezarán a prestarse entre ellos y a sus clientes. Esta propuesta, parecida a la que ya está empleando el gobierno de Gran Bretaña con sus bancos, aparentemente se está volviendo la favorita entre los políticos y financieros en Washington y Nueva York.

Hoy el secretario del Tesoro, Henry Paulson, aludió a ella en conferencia de prensa. “Emplearemos todas las herramientas que nos han dado al máximo efecto, incluyendo fortalecer la capitalización de instituciones financieras de todo tamaño”.

Paulson advirtió una vez más que se “requiere paciencia, porque el tumulto no se acabará pronto”, que “tenemos que reconocer que aun con las nuevas autorizaciones del Tesoro, algunas instituciones financieras fracasarán”, y el enfoque es limitar el “riesgo sistémico” de cualquier fracaso de un banco individual.

Que los titulares y primeras noticias en medios masivos aquí se refieran a que el gobierno está considerando una nacionalización (parcial) de los bancos, sólo comprueba qué tan fuera de control continúa esta crisis financiera.

Y es que nada logra detener la crisis. Las últimas 48 horas son prueba de ello: sólo ayer se tomó una acción sin precedente en el mundo, cuando seis bancos centrales, incluyendo el de Estados Unidos (la Reserva Federal), el Banco Central Europeo y el Banco Central Chino, de manera conjunta bajaron su tasa de interés base –nunca antes la Reserva Federal de Estados Unidos había coordinado una acción con otro banco nacional, señaló el New York Times–. Pero esta acción dramática no logró frenar lo que ya se llama abiertamente “pánico” en los mercados.

Hoy fue peor, aunque la jornada en el sector financiero empezó con optimismo, al circular versiones de la posible inversión directa del gobierno en los principales bancos.

Pero al avanzar el día, la bolsa de valores de Nueva York marcó una de sus peores sesiones: el promedio industrial Dow Jones bajó 679 puntos (7.3 por ciento de su valor), con el sector financiero entre los peores perdedores.

El promedio de Dow ha perdido 2 mil 271 puntos en los últimos siete días de sesiones, el peor en ese periodo.

Hoy fue el primer aniversario del nivel más alto registrado por la bolsa de valores aquí, 14 mil puntos, y desde entonces se ha desplomado casi 40 por ciento, reportó la agencia Reuters.

A la vez, las acciones de General Motors se desplomaron a su nivel más bajo en más de medio siglo, y uno de los principales analistas del sector advirtió que el mercado automovilístico podría “colapsar” en 2009, un indicador de las dramáticas consecuencias que la crisis financiera está teniendo sobre la llamada “economía real” (¿será nombrada así porque es confesión de que la financiera es ficticia?).

Analistas indican aquí que los inversionistas aún no están convencidos de que las medidas extraordinarias adoptadas por los principales gobiernos del mundo industrializado serán suficientes para evitar los cada vez más alarmantes pronósticos de una recesión global.

La Casa Blanca anunció que el presidente Bush hablará a la nación este viernes parar intentar tranquilizar a la ciudadanía. “Los estadounidenses deben estar confiados en que todo esfuerzo se está tomando para estabilizar a nuestros mercados”, declaró hoy la vocera presidencial Dana Perino.

A la vez, para este fin de semana se anunciaron dos cumbres financieras, con el presidente Bush reuniéndose con los ministros financieros del Grupo de los Siete este sábado en Washington, mientras se informó de una “reunión especial” de funcionarios de finanzas del Grupo de los 20 (las 20 economías más grandes del planeta).

El subsecretario del Tesoro, David McCormick, emitió una declaración hoy en la cual afirma que “el tumulto es un fenómeno global. Todos somos afectados por él, y ahora más que nunca se necesita una colaboración internacional fortalecida para buscar soluciones colectivas para lograr mercados financieros estables y eficientes, y restaurar la salud a la economía mundial”.

El problema es que los encargados de salvar el sistema son los mismos que llevaron al mundo a esta crisis, y tal vez eso no nutría mucho la “confianza” que permanece extraviada.

Mientras tanto, los ciudadanos que confiaron sus ahorros al mercado, los sindicatos y otras organizaciones e instituciones que depositaron sus fondos de jubilación para sus integrantes han perdido más de 2 billones de dólares, en lo que para muchos sin dinero se siente como un atraco.

“Estamos jodidos, ahora nadie se podrá jubilar. Todos tendrán que trabajar hasta que se mueran, pero ahora ni hay empleos”, dice un economista sindical a La Jornada, y recuerda un verso de una canción del cantautor legendario Woody Guthrie en su balada sobre el delincuente Pretty Boy Floyd: “algunos te roban con una pistola de seis balas/y algunos te roban con una pluma fuente”.