Estados Unidos

Hambre en Estados Unidos: vergüenza de una nación

Por Max J. Castro
Progreso Weekly, 25/11/09

¿Qué sucede cuando una brutal recesión golpea a una nación que se ha dedicado a destruir su red de seguridad socio–económica durante un cuarto de siglo? El resultado es un costo enorme en sufrimiento y privación humanos. Es lo que está sucediendo actualmente en Estados Unidos.

Por supuesto, como el capitalismo es un sistema global, la crisis económica está golpeando a todas las naciones del planeta. Pero los demás países avanzados tienen una red de seguridad más fuerte que acolchona los golpes provenientes de la economía. Tres décadas de guerra de clase contra los pobres y la clase media han dejado un colchón muy delgado en Estados Unidos.  Aquí, el resultado de la Gran Recesión ha hecho que aumente en flecha la pobreza, las bancarrotas, las ejecuciones de hipotecas, los sin casa y un sentimiento general de ansiedad e inseguridad.

Pero como deja claro un informe publicado por el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA), la crisis económica ha provocado una consecuencia aún más nefasta: un súbito aumento del hambre en Estados Unidos.

Es una vergüenza que exista hambre generalizada en un país tan rico, aún en buenos tiempos.  Este no es un buen tiempo; las cifras del hambre lo reflejan con saña.  El año pasado la tasa de hambre aumentó más rápidamente que en cualquier otra época desde 1995, cuando el USDA comenzó a compilar datos.  Casi 50 millones de personas en este país sufrieron por carencia de alimentos durante parte o todo el año 2008.  En 2007, el 11,1 por ciento de los hogares norteamericanos experimentaron inseguridad alimentaria, es decir, dificultad para obtener suficientes alimentos.  En 2008, el porcentaje se disparó a 14,6 por ciento.  Esto significa que en un solo años el acceso inadecuado a los alimentos se incrementó en casi un tercio.

A los más vulnerables les fue peor que a la población en su conjunto.  Entre los hogares con niños, el 22,5 por ciento sufrió hambre.  El número de niños que vive en hogares con inseguridad alimentaria aumentó de 13 a 17 millones solo entre 2007 y 2008.

Los estados con la más alta prevalencia de inseguridad alimentaria son  Mississippi (17,4 por ciento), Texas (16,3 por ciento), y Arkansas (15,9 por ciento). Las tasas más bajas fueron registradas en Dakota del Norte (6,9 por ciento), Massachusetts (8,3 por ciento), y Nueva Hampshire (8,3 por ciento).

Tom Vilsack, Secretario de Agricultura, atribuyó el problema al desempleo. Como los datos para este informe cubren 2008 y el desempleo ha aumentado vertiginosamente en 2009, las cifras del próximo informe probablemente sean más atroces.

Es indispensable que Estados Unidos, un importante exportador de alimentos, haga de la eliminación del hambre una importante prioridad.  Esto requeriría no solo una manera más eficaz de entregar ayuda alimentaria por medio de la expansión del programa de sellos de alimentos, sino de esfuerzos especialmente vigorosos para estimular la economía y la creación directa de empleos por medio de programas de obras públicas.

Cuando se acerca la temporada de las fiestas, es una vergüenza que en esta nación de abundancia exista un Tercer Mundo de 50 millones de personas que luchan por tener lo suficiente que comer. Esta administración, que a diferencia de la anterior es consciente del problema y del papel que el gobierno puede desempeñar para combatirla, puede aliviar mucho la vergüenza del hambre en este país dedicándole solo una pequeña fracción del dinero que gastó en rescatar a Wall Street y a Detroit, para no mencionar los billones de dólares que sumarán el costo final de realizar dos guerras.