Estados Unidos

Fiasco de uno de los principales retos de Obama

La opción de un seguro médico público,
casi descartada en EEUU

Por Idoya Noain
Corresponsal en EEUU
El Periódico, 10/12/09

Nueva York.– La división interna entre los demócratas hace que la aprobación del proyecto no esté garantizado. Los promotores de la reforma sanitaria logran un pacto en el Senado al precio de diluir la propuesta.

El acuerdo sobre la reforma del sistema sanitario en EEUU está un paso más cerca en el Senado, pero el precio para lograr ese avance puede ser demasiado alto: la opción de que el Gobierno compita con las aseguradoras privadas y ponga a disposición de los ciudadanos un seguro médico prácticamente se ha evaporado. Para descontento de los demócratas más progresistas, ha sido su propio partido el que ha descafeinado la propuesta. Pese a todo, el jefe de la Casa Blanca, Barack Obama, se congratuló ayer por el compromiso.

Harry Reid, el líder de la mayoría demócrata en la Cámara alta y autor del proyecto de ley que se debate –y que de ser aprobado aún tendría que consensuarse con el que recibió luz verde en la Cámara de Representantes–, es consciente de que no tiene asegurados los 60 votos que necesita, por más que su partido tenga 58 escaños y suela contar con el apoyo de los dos senadores independientes. Por eso pasó seis días negociando con 10 senadores demócratas (cinco progresistas y cinco conservadores) para tratar de buscar una propuesta que favorezca el consenso.

La logró el martes por la noche y aunque se negó a dar detalles, estos han trascendido. Mientras que su texto original estipulaba la existencia de «la opción pública», el nuevo acuerdo la deja solo como una posibilidad tan remota que es casi nula.

Iniciativa similar

Lo que Reid y los 10 senadores proponen ahora –en una iniciativa muy similar a una que hicieron grupos conservadores durante el mandato de Ronald Reagan– es que haya varias políticas de seguros nacionales administrados por compañías privadas pero que sean negociadas por la Oficina de Gestión de Personal. Esa fórmula es una réplica del sistema con el que acceden a la sanidad los funcionarios y empleados federales (incluyendo los miembros del Congreso), que tienen seguros privados pero cuyos planes de cobertura negocia esa oficina.

La única idea en la nueva propuesta que impide hablar de muerte total de la opción pública es que, si las compañías privadas no llegan a ofrecer cobertura y planes aceptables, el Gobierno tendría la opción de crear su propio plan.

Pese al acuerdo del martes, Reid está lejos de tener garantizado el éxito. Actualmente, incluso algunos funcionarios eligen no acogerse al programa por los elevados costes de las pólizas. Incluso uno de los senadores que participaron en las negociaciones, Russell Feingold, apoyó «la voluntad de las partes de acometer conversaciones de buena fe», pero anunció que no apoyará una propuesta «que reemplazaría la opción pública con un enfoque privado».

Medicare

La división interna no es la única complicación. Otra idea que se ha añadido al proyecto es dar la opción de que los ciudadanos de entre 55 y 64 años puedan comprar los servicios de Medicare, el programa público que ahora cubre a los mayores de 65 años. Es una idea que rechazan los moderados, asustados por el coste para las arcas públicas, pues aunque los nuevos beneficiarios pagarían sus primas, Medicare es un programa en que el Gobierno asume casi toda la cobertura.

Los cambios propuestos representan en realidad un intento de acelerar el debate y quizá la votación que, utópicamente, Reid quiere realizar antes de Navidad. Salvo por casos excepcionales como el de la senadora republicana Olimpia Snowe, abierta a negociaciones, los demócratas han tenido que olvidarse del bipartidismo. Y el verdadero reto es lograr la unidad de su propio partido.

La unidad se alejó también cuando el Senado debatió la cobertura del aborto. Actualmente está prohibido que los fondos federales financien la interrupción del embarazo y cuando la Cámara de Representantes aprobó su proyecto incluyó una enmienda que extiende el veto a cualquier plan de seguros privado si los asegurados reciben ayudas públicas. El martes, el Senado (habitualmente más conservador) rechazó una enmienda similar, motivo suficiente para que algunos demócratas conservadores amenacen ahora con no apoyar la reforma.