Estados Unidos

Limitada “reforma” del sistema de salud

Por Kasandra Dalton
Corresponsal de Socialismo o Barbarie en EEUU, 26/03/10

California.– Justo fue el martes pasado, es decir, el 23 de marzo de 2010, que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama firmó el documento correspondiente a la reforma del sistema de salud norteamericano, reforma conocida en este país como health care bill. Mucho se ha comenzado a decir y escribir sobre el suceso, desde celebrarlo con bombos y platillos en el sector demócrata del interior de USA y sus simpatizantes internacionales, hasta declarle la guerra santa cristina, conservadora, blanca y republicana.

Los Estados Unidos, como toda entidad político – social diseñada en el capitalismo contiene contradicciones genéticas, fundantes. Una de las contradicciones históricas fundamentales de USA ha sido precisamente el tema del sistema de salud, esto significa, que a pesar del volumen económico del país y su peso determinante en la geopolítica global de los últimos 70 años, existe una población de alrededor de 50 a 60 millones de personas sin ningún tipo de cobertura médica. Esto significa un porcentaje de alrededor del 20% de la población. Claro está, que los números oficiales no contabilizan inmigrantes ilegales. Se calcula además un número de 45 000 personas quiénes mueren anualmente por no tener ningún tipo de cobertura médica, esto según un estudio de Harvard University (http://www.pnhp.org) Finalmente, The American Journal of Medicine (http://www.pnhp.org) calcula que el 62.1 del total de declaraciones de bancarrota están relacionadas con costos médicos.

Precisamente, el tema de la reforma al sistema de salud fue uno de los pilares de la campaña que finalmente colocó a Barack Obama en la presidencia de USA, promesa hecha por otros varios presidentes demócratas, pero que ninguno pudo consolidar, fundamentalmente por el lobby combinado de las aseguradoras, farmacéuticas y clínicas privadas. Esto es verdaderamente significativo, en la medida en que en los Estados Unidos el sistema de salud está en las manos de la empresa privada, quiénes manejan el tema de la salud como una mercancía más, sin importar los millones de vidas en juego y las muertes producto de falta de atención médica. De la misma forma, esto es relevante si tomamos en cuenta que la gran mayoría de la centralidad capitalista cuenta con sistemas de salud públicos, de la misma manera, que una parte importante de la periferia, claro está, con todos los problemas del caso.

Una forma de graficar el status quo del sistema de salud norteamericano es observar las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMC) al respecto de la evaluación de este rubro entre sus países miembros. El top five está ocupado por Omán, Malta, Italia, Francia y San Marino. Dentro del rango del 10 al 20 se ubica Grecia, Arabia Saudita y Marruecos. Dentro del rango del 20 al 30 se ubica Chile, Costa Rica, Venezuela. Cuba ocupa el puesto número 36. La pregunta es pues, ¿Y los Estados Unidos? Pues el centro del imperialismo global se ubica en el puesto 72 precedido por Sri Lanka, Armenia y Honduras por citar algunos ejemplos.

Ahora bien, ¿cuáles son los puntos centrales de esta reforma? Los siguientes (Agencia AP):

1.– Cubriría a 32 millones de personas que no tienen seguro médico, sin embargo, la expansión de la cobertura comenzaría en el 2014. Se espera como resultado una cobertura mayor al 90%.

2.– A partir de 2010, las aseguradoras no podrán fijar límites monetarios a los seguros de vida, ni negar cobertura a niños con enfermedades preexistentes, ni cancelar pólizas porque alguien se enferma, como sucede ahora. Las familias podrán mantener a sus hijos en su plan de seguros hasta los 26 años.

3.– Expande el programa estatal Medicaid dirigido a personas quienes viven por debajo de los rubros federales para considerar la pobreza.

4.– Afecta a individuos que ganan más de $200.000 al año y a parejas casadas que ganan más de $250.000 al año. El impuesto sobre los ingresos por inversiones será de 3,8%.

Existen, al menos, dos formas de hacer un lectura crítica de esta reforma, indefectiblemente, una por la derecha, ya comenzada por los conservadores y republicanos, y otra por la izquierda.

Al respecto de la derecha dura de los Estados Unidos, ésta ha hecho ostentación de los peores recursos, desde el racismo hasta el fin del mundo. Incluso algunas oficinas demócratas han sido blanco de ladrillos, piedras y otros objetos contundentes portadores de mensajes violentos en contra de los funcionarios demócratas y de la nueva legislación en salud.

El único argumento que merece la pena del lado republicano es el relativo a la continuación del endeudamiento público en el país, puesto que la health care bill tiene el desorbitante precio de $940.000 millones. Claro que Obama ha defendido su propuesta con el contraargumento de que más que inflar el déficit interno, la reforma lo aliviará una vez que sus efectos sean sensibles en el circuito económico. Ahora bien, creer esto es como creer en lo cuentos de hadas, puesto que no deja de ser una proyección económica de resultados inesperables y con poca, o ninguna, referencialidad a la materialidad sociopolítica.

Carácter superlimitado de la reforma

Una crítica por la izquierda debe de comenzar por señalar el carácter súper limitado de la reforma de Obama. Es decir, no es que las masas norteamericanas van a tener por primera vez en la historia un servicio de salud público y universal, sino más bien, la estructura como tal del actual sistema privado de salud se mantiene intocable, y la reforma, que prácticamente no alcanza la categoría de tal debido a su superficialidad, se limita a introducir ciertos controles mínimos en el mercado manejado por las aseguradoras privadas. Incluso, estas mismas aseguradoras se comienzan a restregar las manos frente a la posibilidad de una nueva ola de ganancias debido a la obligatoriedad del seguro médico.

Por otro lado, la mayoría de los elementos que componen la reforma no son susceptibles de ser aplicados en un plazo menor a los cuatro años y continúa dejando por fuera de la atención médica a número de alrededor de 10 millones de personas y un número, siempre incierto, pero millonario de migrantes ilegales. Es importante anotar como el proyecto que Obama finalmente decidió enviar a ambas cámaras dista muchísimo de lo que fue su promesa de campaña, precisamente un sistema de salud público con cobertura universal.

¿Cuál es en estos momentos el escenario? Obama, frente a lo que comenzaba ser un sistemático descenso en sus niveles de aprobación fundamentalmente debido a la desilusión por la distancia entre sus promesas de campaña y la realidad de su mandato, ha decidido dar un paso adelante con resultados positivos para su gobierno. Esto momentáneamente parece haber hecho pasar el péndulo de su lado y por ahora contrarrestar un creciente movimiento de la derecha que amenazaba y amenaza con aglutinar a sectores de la pequeño burguesía afectados de manera radical por la crisis que optan por una salida proto fascista, fundamentalmente el fenómeno de los tea parties, los cuales de momento no parecen movimiento de masas, pero que podrían crecer en una eventual profundización de las contradicciones.

Al otro lado del espectro, la clase trabajadora aún continúa su inmovilidad a pesar de la crisis, la miseria y restricciones generalizadas que ésta ha provocado. Parece ser que la fe de la clase sigue puesta, con tensiones, en el gobierno de Obama y que esta “victoria” del presidente al menos da un poco de oxígeno a las contradicciones del capitalismo norteamericano.