Estados Unidos

El país se sacude entre enroques autoritarios como el de Arizona y un vigoroso movimiento social inmigrante

La “otra América” vuelve a salir a la luz
contra el cierre de fronteras

Por Almudena Toral
Desde Nueva York
Diagonal, 14/05/10

Cuando uno le pregunta a Julia, una ecuatoriana indocumentada de 43 años, por qué quiere una reforma migratoria, ella se agarra durante horas al poder perdido de la palabra. Llegó a Estados Unidos hace 14 años para huir de un marido abusador, pagó con jornadas de 12 horas una fortuna en ‘coyotes’ para que sus hijos también pudieran cruzar ilegalmente la frontera de México (el mayor tuvo que hacerlo nueve veces y ahora está en la cárcel en espera de ser deportado), perdió 20.000 dólares en timos de abogados y documentos falsos y apenas tiene con qué sustentar a un bebé de siete meses que sonríe desde un carricoche azul marino.

“¿Y ahorita, en quién se puede confiar?”, se lamenta. “Que Obama nos dé la oportunidad, la legalización, para poder trabajar sin miedo”.

Julia se unió a las hordas de manifestantes alrededor del país el pasado 1 de mayo para condenar la legislación extremista del Estado de Arizona [ver recuadro] y pedir una reforma migratoria hasta ahora esquiva. Una reforma que les deje trabajar “fuera de las sombras”, protegidos y con documentos legales; que les deje pasear por la calle sin miedo a la ‘migra’.

En un país con doce millones de indocumentados, una frontera sur porosa y una paradójica avidez de mano de obra barata, el ‘fenómeno Arizona’ ha sido sólo la gota que ha colmado el vaso.

“Los republicanos, tanto como los demócratas, ahora han admitido que el sistema está roto”, afirma Laura Vázquez, del Concilio Nacional de La Raza, la mayor organización hispanoamericana que lucha por los derechos civiles de los latinos. Norman Eng, portavoz de la Coalición de Inmigrantes de Nueva York, añade: “Arizona ha vuelto a poner el debate en el fogón frontal y muestra que éste es un problema que está pidiendo a gritos una solución”.

La ley de Arizona dará lugar a discriminación racial, abuso de poder policial e incremento de las deportaciones, según defensores de los inmigrantes. Pero los abusos pueden rastrearse meses, años y décadas atrás, a escala estatal y nacional. Kwesi Okyere es un inmigrante de Ghana que fue encerrado en un centro de detención federal en Nueva Jersey durante siete meses tras llegar a EE UU con asilo político. Acaba de ser liberado sin explicaciones. Ravi Ragbir, un inmigrante legal de Trinidad y Tobago que llevaba viviendo 20 años en EE UU, fue detenido por un fraude falso y puesto en proceso de deportación. Perdió a su familia y cinco años de su vida peleando su caso. Juan Notario, de México, dice encontrarse con que le pagan menos de lo acordado porque no tiene papeles. “Aquí hay personas muy vulnerables, muchas personas han sido explotadas”, afirma Vázquez.

“Cuando tienes un sistema de inmigración que no funciona, los síntomas son muchísimos”, declara Katherine Vargas, del Foro Nacional de Inmigración. Con el detonante SB1070 (la ley de Arizona), nunca una reforma ha sido más urgente. Pero, ¿será ahora posible?

El May Day de 2010 y el presente intento de reforma se asemejan a los de hace cuatro años, cuando el país bullía en urgencias de cambio y la comunidad protestaba en las calles contra una ley de 2005 que criminalizaba a los indocumentados. La reforma se quedó a las puertas. No ha habido manera de revisar el sistema desde la amnistía de Reagan en 1986. Pero en comparación con 2006, ahora el voto latino pesa mucho más y el movimiento inmigrante está mucho más organizado.

K. Vargas apunta al éxito de la campaña nacional Reform Immigration for America, que lleva meses movilizando a inmigrantes sirviéndose de nuevas tecnologías como Twitter. Matt Barreto, profesor de ciencia política en la Universidad de Washington, y uno de los creadores del blog de análisis político Latino Decisions, también señala que el voto latino ha cobrado mucha más importancia desde 2006: “Los votantes latinos, que son electores muy, muy importantes en muchos Estados, están muy disgustados con ambos partidos, republicano y demócrata, y alguna salida tendrá que ser debatida”.


La ley más dura en la historia de EEUU

• Qué es: Una ley estatal que fue firmada por la gobernadora de Arizona Jan Brewer en abril de 2010. Convierte en delito estatal el no portar en el momento de la detención documentos que prueben que se está en EE UU de un modo legal.

Qué poderes otorga a la policía: Requiere a los oficiales de policía local y estatal que soliciten documentos específicos de inmigración y otorga potestad para proceder a la detención de cualquier persona de la que se tenga “razonable sospecha” de estar en el país ilegalmente.

• Implicaciones: Discriminación racial. Creación de un estado policial. Uso de recursos policiales para detenciones de inmigrantes indocumentados no violentos e inofensivos, en vez de destinar los recursos a detener a criminales peligrosos.

• Efecto contagio: Al menos en otros diez Estados hay oficiales que, con Arizona como modelo, están dando forma a sus propias legislaciones conservadoras en materia migratoria. Esto, indica el New York Times, está sucediendo incluso en estados como Ohio, Missouri, Maryland y Nebraska, ninguno de los cuales cuenta con grandes cantidades de inmigrantes indocumentados en comparación a otros Estados.

• La campaña por el cambio:  Es una coalición de más de 800 grupos de todo el país. Incluye organizaciones sociales de base, grupos sindicales, grupos religiosos y organizaciones nacionales como el Foro Nacional de Inmigración.

Reúne tanto a las grandes organizaciones que hacen lobby en la capital como a organizaciones comunitarias que movilizan a micro grupos locales de inmigrantes.

La campaña pretende crear una red de personas de todo el país que estén listas para trabajar y obtener los 279 votos requeridos para aprobar una reforma migratoria integral justa y humanitaria: 218 votos en la Cámara de Representantes, 60 en el Senado, y la firma del presidente.

Movilizó a casi 200.000 personas que llegaron de todas partes del país en autobuses para la manifestación de Washington el 21 de marzo. Medio millón de personas fueron movilizadas en diversas ciudades de EEUU el 1 de mayo, que en dicho país es laborable.