La crisis en Europa

La des-Unión Europea

“¡Sálvese quien pueda!”

Socialismo o Barbarie, 09/10/08

EEUU se nos presentaba a los salvajes del tercer mundo como el modelo de capitalismo, que había que imitar... y obedecer. Este “modelo” se ha ido al diablo.

Pero también otro modelo se ha desmoronado: el de la Unión Europea como ejemplo de integración regional capitalista. La UE aparecía como el arquetipo de lo que debía ser el Mercosur, por ejemplo. De un soplido, la crisis también acabó con este “modelo”.

Ahora resulta que los bancos y entidades financieras de los distintos países de la Unión Europea, están igual o peor que los de EEUU. La UE enfrenta así la mayor prueba de su historia... Y el resultado es categórico: ha sido incapaz de afrontar unida la crisis.

Primer acto: al diablo con la “Constitución” neoliberal europea

Después del fracasado intento de aprobar una “Constitución” europea (sepultado en el 2005 por los referéndums de Francia y Holanda), los gobiernos decidieron pasar por alto la opinión popular y, en diciembre de 2007, firmaron en Lisboa un nuevo Tratado “constitucional”. Aunque ya fue repudiado en el único país donde se hizo un referéndum –Irlanda–, el Tratado de Lisboa fue puesto en vigencia.

Este Tratado “constitucional” es simplemente un manual de neoliberalismo, que impone la privatización hasta del aire que se respira, y proscribe las estatizaciones y nacionalizaciones, y el proteccionismo que traba la “libre competencia”. Pero, al arreciar la crisis en los últimos días, la respuesta de los gobiernos fue cargarse la “constitución” de Lisboa y disponer –inmediamente y sin consulta alguna con la UE– nacionalizaciones de los bancos y entidades financieras que se estaban desplomando, para protegerlos.

Esto tiene una gran importancia política. Desde hace años, todos los gobiernos de la UE responden a las protestas y reclamos obreros, estudiantiles y populares, diciendo que es imposible satisfacerlos, porque eso contraría tal o cual norma de la Unión Europea y/o del Tratado de Lisboa. ¡Pero, cuando el capital financiero lo necesitó, las “normas” y el Tratado fueron al tacho de basura en 24 horas!

Segundo acto: estamos de acuerdo en que no estamos de acuerdo

Pero, con o sin “constitución”, lo peor es que la UE puso al desnudo las graves dificultades para encarar unidos la crisis.

La reunión del G-4 (los cuatro países europeos –Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia– que forman parte del G-8 con Canadá, Japón, Rusia y EEUU) convocada en París días atrás por el presidente Sarkozy, tuvo un claro resultado: acordó que cada cual se las arregle como pueda, porque no están de acuerdo en qué hacer.

Las diferencias estallaron antes de la reunión, cuando la ministra de finanzas de Sarkozy, Christine Lagarde, propuso imitar a Bush y que la UE organizara un plan de rescate de 300 mil millones de euros. La reacción en contra de la canciller alemana Angela Merkel fue violentísima. Y en la reunión de París no se pudo solucionar esta diferencia.

¿Qué hay detrás de este rechazo? En primer lugar, que hay países de la UE que tienen superávit de la cuenta corriente [1] (como Alemania con casi un 7% del PBI), y que no quieren “bancar” a los que están en déficit (como Francia, con casi –2% y España con un peligroso –9,7%).

O sea, en esta crisis, como de costumbre, cada burguesía actúa según sus intereses particulares –“¡sálvese quien pueda!”– y no de acuerdo a los (supuestos) “intereses generales” de la Unión Europea.

Estas diferencias son particularmente graves porque Francia y Alemania son los pilares fundacionales de la UE, desde que en 1950 se lanzó la iniciativa del “Pacto Carbón-Acero” entre ambos países.

Como dice un analista de este serio problema: “la Unión Europea tiene un motor –el eje franco-alemán–, pero este motor está agarrotado”.[2]


Notas:

1.- La cuenta corriente de un país recoge los saldos de la balanza comercial (importación y exportación), balanza de servicios, balanza de rentas y balanza de transferencias corrientes de dinero.

2.- Gilles Finchelstein, El Periódico, 07/10/08.