Grecia

La peor crisis en 35 años

Por M. A. Sánchez–Vallejo
Desde Atenas
El País, 09/12/08

Miles de jóvenes se lanzaron por tercer día consecutivo a las calles de Atenas para protestar por el asesinato de un muchacho el sábado pasado a manos de efectivos policiales. Para los medios se trata de la mayor protesta desde 1973. El gobierno está en precario equilibrio.

La furia desbocada de miles de jóvenes –indignados por la muerte de un adolescente por un disparo de la policía el pasado fin de semana, alentados por la falta de expectativas laborales y cansados de los escándalos políticos– invadió ayer las principales ciudades de Grecia y puso en jaque al débil gobierno conservador. Cientos de jóvenes izquierdistas se enfrentaron a la policía en la tercera jornada de disturbios, los peores desde 1973, que han dejado ya más de 50 heridos, 35 detenidos y cientos de comercios, sucursales bancarias y coches quemados.

El humo blanco y denso del gas lacrimógeno inundó al atardecer la plaza Syntagma, en el centro de Atenas. El objetivo era contener a varios centenares de jóvenes que lanzaron bombas incendiarias contra unos grandes almacenes de la zona y quemaron el árbol de Navidad gigante situado frente al Parlamento. Al grito de “policías, cerdos, asesinos”, destruyeron varios coches y saquearon una tienda de armas. Altercados similares se repitieron en al menos otras diez ciudades, como Tesalónica, Larisa, Patras y Trikala, y en las islas de Creta y Corfú. En la capital, fueron atacados 13 puestos de la policía.

La muerte de Alexandros Grigorópoulos, un estudiante de 15 años, el sábado pasado, ha sido el detonante de estas protestas, pero hay motivos de fondo: los últimos 18 meses han sido marcados por el descontento popular y la violencia callejera –sobre todo entre jóvenes anarquistas y de izquierda– a causa de la gestión gubernamental de la crisis económica, y la creciente brecha entre ricos y pobres.

“No vamos a tolerar que un trágico incidente (la muerte del joven el sábado) derive en actos inaceptables y peligrosos”, advirtió el primer ministro, Costas Caramanlis, en un discurso televisado en el que hizo un llamamiento a la calma. Poco después, miles de ciudadanos salieron a las calles en cinco manifestaciones pacíficas convocadas por el principal partido de la oposición, el Pasok –socialista–, y el Partido Comunista de Grecia.

Para hoy, los sindicatos han convocado a una huelga general de 24 horas, que amenaza con paralizar el país, contra la reforma del sistema de pensiones y otras medidas económicas aprobadas por el gobierno para hacer frente a la crisis económica mundial, de la que Grecia no se ha librado. Las protestas que se iniciaron el sábado están consideradas como las peores desde el levantamiento estudiantil contra la dictadura militar en 1973.

La capacidad de maniobra del gobierno es muy limitada. Con sólo un diputado de ventaja en el Parlamento frente a la oposición, los analistas están convencidos de que el partido en el poder –Nueva Democracia– se verá abocado a convocar a elecciones anticipadas en 2009 si las protestas se alargan. “Estas protestas se producen en un momento muy delicado para el gobierno”, afirma Anthony Livanios, de la empresa de sondeos Alpha Metrics, informa la agencia Reuters. “Si continúan, tendrán un efecto devastador en la estabilidad política”, añade.

El gobierno ha prometido llegar hasta el final en la investigación sobre la muerte del adolescente. Un policía fue detenido el domingo como autor del asesinato. Según la versión oficial, el agente y un compañero estaban patrullando por Exarchia, uno de los barrios más bohemios, reivindicativos y violentos de Atenas, cuando su coche fue atacado por 30 encapuchados, armados con piedras y bombas incendiarias. El policía detenido asegura que disparó al aire para ahuyentar a los atacantes, pero varios testigos han declarado que los policías no fueron atacados con piedras y bombas incendiarias, sino sólo insultados, y que el policía disparó contra el estudiante a sangre fría.

Mientras, los dueños de los comercios destruidos durante el fin de semana –sólo en la capital, más de 130– hacían evaluación de daños. El gobierno ha prometido compensarlos.


Crecimiento sin distribución

Jóvenes sin trabajo

Por Andrea Rizzi
Página 12, 09/12/08

La radiografía económica de Grecia en la última década es una imagen a primera vista llena de luces y logros. El PIB per cápita creció en ese período a un ritmo superior al 4% anual, el paro bajó del 12% de 1999 al 7,6% actual; la deuda pública se redujo de manera sensible. Sin embargo, la producción de riqueza no ha despejado las intensas sombras que permanecen sobre la juventud griega, que sufre tasas de paro inigualadas en la UE y un sistema universitario muy ineficiente, según varios criterios de evaluación.

“Grecia ha avanzado a un paso superior al de la UE en los últimos años, pero tiene importantes desafíos pendientes, entre ellos, desde luego, la tasa de paro juvenil”, comenta desde París Vassiliki Koutsogeorgopoulou, economista que sigue Grecia para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En 2007, según Eurostat, el paro juvenil griego alcanzaba el 22,9%, el peor dato de toda la UE. El apodo acuñado para los jóvenes trabajadores –la generación de los 700 (euros)– parece sugerir que las cosas tampoco les van muy bien a muchos de los que cuentan con un empleo.

Una de las causas del problema reside, según la analista, en las deficiencias del sistema universitario. Ya en 2007, la OCDE alertaba de la rigidez y escasa competitividad de un sistema que no facilita la transición al mercado laboral y que produce cada año sólo dos licenciados cada cien veinteañeros, la mitad de la media de la OCDE. El gasto público del Estado griego en educación universitaria figura entre los más bajos de la organización. A cambio, las partidas destinadas a pensiones, sanidad y administración pública se sitúan entre las más elevadas en la UE, lo que configura un cuadro de la distribución de los recursos públicos poco favorable a la juventud. Si se añade a la cuenta también el gasto para pagar los intereses de la imponente deuda pública, el panorama es aún menos alentador. “El gobierno griego ya ha aprobado una reforma universitaria que flexibiliza el sistema y va en la dirección adecuada, pero son necesarios pasos ulteriores –observa Koutsogeorgopoulou–. También consideramos que hay mucho espacio para una racionalización del gasto en sectores como sanidad, pensiones y administración pública.”

Así, mientras Grecia se clasificaba segunda entre los 30 países de la OCDE en cuanto a crecimiento del PIB per cápita en la década 1995–2005, en el mismo período sólo alcanzaba el puesto número 27 en cuanto a empleo juvenil y número de licenciados (datos de 2004). La realidad que refleja semejantes datos –a los que hay que añadir una inflación muy vivaz este año– es un caldo de cultivo para el malestar cada vez más fértil, a medida en que se agudiza la crisis económica internacional, aunque ésta esté golpeando Grecia con menor virulencia que a otros países. “Creemos que Grecia mantiene un potencial de crecimiento superior al de la UE, y que su sistema bancario ha sido menos afectado por el contagio de activos tóxicos –dice Koutsogeorgopoulou–. Pero desde luego su economía no está exenta de riesgos.” Las tensiones sociales contribuyen a agravar el pronóstico.