Grecia

Estallido social y político

Un signo de los tiempos

Por Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, periódico, 18/12/08

La primera rebelión en la Gran Crisis del siglo XXI

Grecia, espejo de Europa

Aunque por supuesto la situación del país tiene sus importantes particularidades, el estallido griego pone al resto de Europa frente al espejo de lo que puede suceder durante la Gran Crisis del siglo XXI.

Es indudable que Grecia, económica y políticamente, es uno de los “eslabones débiles” del capitalismo europeo. Y que, además, no es uno de los países que decide los rumbos de la Unión Europea, ni del continente.

Sin embargo, las tensiones sociales que encendieron en el fondo esta rebelión, están creciendo y actuando también en el resto de los países de la Unión Europea, comenzando por los más importantes, Francia y Alemania.

Los agravios de la juventud y la clase trabajadora son los mismos de Grecia, aunque difieran de “tamaño” según el país. En todos lados, crece el desempleo y caen los salarios. En todos lados, para los jóvenes, el capitalismo sólo ofrece empleos precarios (y cada vez menos), con pagas ridículas.

Más allá de las disputas en las alturas entre Sarkozy, Merkel, Brown y demás gobiernos de la UE, todos coinciden en seguir aplicando el neoliberalismo, con algunos cambios menores.

Su “keynesianismo” se limita a que el estado intervenga... para salvar a los pobres banqueros y otros piratas en peligro de naufragar. No hay el menor signo de un regreso al “compromiso keynesiano” posterior a la Segunda Guerra Mundial, de mejoramiento del ingreso y las condiciones de trabajo de las masas.

El capitalismo europeo, como el del resto del mundo, no quiere retroceder ni un milímetro en los avances que logró en materia de esclavitud laboral y superexplotación. Por el contrario, la salida a la crisis la está buscando a través de reventar a las masas trabajadoras.

¡Su salida a la crisis es la de siempre: desempleo a gran escala! Si hay diez trabajadores, despedir a cuatro. Y que los seis que queden con empleo, se maten trabajando, produciendo tanto como los diez que había antes.

Pero, aunque todavía no se han producido en otros países de Europa estallidos generalizados como el de Grecia, ya hay bastantes síntomas en Francia, Italia, Alemania y otros países que los trabajadores y la juventud no están dispuestos a pagar así la crisis.

El sábado 6, en el barrio ateniense de Exarchia –donde están las universidades y habitado por estudiantes, artistas y gente de izquierda– un sangriento incidente provocó un estallido inicialmente estudiantil, pero que luego abarcó al conjunto de la sociedad y la política de Grecia. Al mismo tiempo, el acontecimiento tiene dimensiones continentales: es una muestra de las tensiones sociales que se vienen acumulando en la Unión Europea y que la crisis exacerba cada vez más.

La policía del gobierno conservador de Kostas Karamanlis tiene como tarea permanente las intimidaciones y arrestos de jóvenes del barrio Exarchia. Pero el sábado 6, los policías pasaron de la provocación al crimen: dispararon con armas de fuego sobre un grupo de estudiantes. Alexandros Grigorópoulos, 15 años, cayó sin vida.

La respuesta fue casi inmediata. En minutos, el barrio entero salía a la calle. Poco después, como un reguero de pólvora, la protesta se extendía a toda la ciudad. Y, al otro día, el incendio llegaba a las principales localidades de Grecia en el continente y las islas.

Comenzaba así un estallido político y social que paralizó Atenas y el país durante casi una semana y que está lejos de extinguirse. Sus dimensiones han sobrepasado el ámbito estudiantil y juvenil. Aunque los siniestros burócratas sindicales socialdemócratas –del PASOK– y stalinistas –del KKE– hicieron todo lo posible para frenar y dividir, en medio de este estallido también tuvo lugar un paro general obrero. Y asimismo amplios sectores populares han participado de las movilizaciones.

Otro “milagro económico” al desnudo

La rabia juvenil y popular tuvo desde el principio un claro sentido social: arrasó con las calles donde se concentran los comercios y establecimientos de gran lujo, donde van los super-ricos nativos y los turistas no menos forrados de euros. Eran una bofetada en la cara de las masas juveniles que llevan una vida cada vez más miserable y sin porvenir, oscilando entre el desempleo y los trabajos precarios con salarios ridículos.

Por enésima vez, el “griegazo” ha desnudado otro de los “milagros económicos” al que se le hizo una propaganda incansable. Grecia, originariamente uno de los países más pobres y atrasados de Europa, venía con un notable “crecimiento”. Se clasificó segunda entre los 30 países de la OCDE en cuanto a crecimiento del Producto Bruto per cápita en la década 1995–2005. En los últimos años, este crecimiento fue superior al 4%, cifra notable para Europa.

Pero de este “crecimiento”, las masas trabajadoras y juveniles no vieron nada, sino que empeoraron su situación. Como en todos los países de Europa y del mundo, el “crecimiento” capitalista de las últimas décadas sólo ha servido para engordar los bolsillos de una minoría.

Así, el desempleo es atroz. El paro juvenil griego es el más alto de la Unión Europea, con casi un 23%. Y, como siempre sucede con las estadísticas de empleo, la realidad es mucho peor que los números. Los jóvenes que tienen la “suerte” de ser explotados en algún trabajo, lo hacen con salarios ridículos de 600 ó 700 euros.

En Argentina y América Latina, estas cantidades pueden parecer satisfactorias, pero en Europa es prácticamente el hambre. Y la inflación desbocada en Grecia en los últimos tiempos, los reduce aun más.

Un periodista griego –en un artículo titulado La «generación de los 600 euros» se ha decidido a protestar”, y que puede leerse completo en la edición del 10/12 de www.socialismo-o-barbarie.org– pinta así las raíces del estallido:

“Se trata de una cuestión mucho más profunda... La denominada «generación de los 600 euros» se ha decidido a protestar. Ellos nos están diciendo qué es lo que marcha mal. Son miles y miles los jóvenes que, tras cursar estudios superiores durante años y obtener excelentes notas, tienen un futuro sombrío ante sí. Han estudiado durante años, pero luego sólo encuentran empleos a tiempo parcial... Con 600 euros no se puede formar una familia o permitirse una vivienda. Ahora salen a la calle...”

Para mayor irritación de los jóvenes y los trabajadores, esta degradación viene acompañada de una corrupción fenomenal en el estado y los políticos burgueses. Frente a las narices de la gente, estallan casi a diario los escándalos por negociados impunes de cientos de millones de euros, como el de la empresa de aviación Olimpia.

El asesinato de Alexandros fue, entonces, la chispa que hizo estallar un abundante material explosivo acumulado por el capitalismo griego.