Francia

Texte en français au dessous

Declaración

Por una Tendencia en el NPA en defensa de
la revolución, el comunismo y la autoorganización

Enero, 2009

Los militantes y militantes abajo firmantes, participantes en el proceso por un Nuevo Partido Anticapitalista, miembros de comités NPA en diez departamentos, desean constituirse en Tendencia en el nuevo partido para defender la revolución, el comunismo y la autoorganización, sobre la base de la presente Declaración y los documentos políticos que los acompañan (propuestas de enmiendas a los proyectos de “principios fundadores” y de estatutos del NPA, propuestas de Resolución alternativas sobre la situación política y social y sobre las elecciones europeas).

Algunos de nosotros éramos miembros del grupo CRI, otros de la LCR y otros no estábamos en ninguna organización antes de unirnos al proceso del NPA.

Sobre la base de un primer balance de la dinámica del NPA, de las dos reuniones nacionales y de los textos propuestos por el Comité de Animación Nacional provisional, estamos determinados a participar en la construcción del nuevo partido con los trabajadores, jóvenes y militantes anticapitalistes de distintas sensibilidades que se incorporaron al proceso.

En efecto, la situación actual de crisis del movimiento obrero hace necesario la reconstrucción de una representación política de los trabajadores. El aumento, limitado pero real, de la lucha de clases desde 1995, la intervención creciente del sector privado en las luchas en el reciente período y la simpatía significativa para la extrema izquierda ofrecen la posibilidad de desarrollar esta tarea con éxito.

El NPA ya comenzó a probar su capacidad para desempeñar un papel importante en el reagrupamiento de los anticapitalistes y revolucionarios y en la politización de un sector de trabajadores y jóvenes. Aprobamos plenamente el conjunto de los siguientes puntos:

1) El proyecto de “principios fundadores” denuncia el capitalismo poniendo de relieve sus efectos desastrosos para la humanidad y el planeta. Se fija el objetivo de “derribar el Estado y las instituciones”, quiénes son “una máquina armada para la defensa de los intereses de la burguesía”. Se pronuncia contra la ilusión de una “humanización” del capitalismo, a la cual se opone la única perspectiva realista, la del “socialismo”. Por lo tanto, el “poder de los trabajadores en todos los ámbitos de la vida política, económica y social”, la “democracia de los productores asociados”, “el fin de todas las opresiones” (racismo, sexismo, opresión de juventud…), el internacionalismo. Se define como un “partido de clase”, luchando, en particular, por “el desarrollo y la generalización de las luchas, de las huelgas generalizadas y prolongadas”. Denunciando el PS y el PCF que “no ofrecen ya ni proyecto, ni esperanza”, propone “crear una nueva representación política de los explotadas, un nuevo partido anticapitalista, un partido que luche hasta el final contra el sistema”.

Anuncia que sus posibles cargos electos se negarán a “cogestionar el sistema”, ya que“una dominación de clase no puede eliminarse por vía de reformas” y que “será necesario una revolución social para abatir al capitalismo”.

Se pronuncia a favor de “que el NPA haga revivir lo mejor de las tradiciones de las y los que se han enfrentado el sistema desde hace dos siglos, la de la lucha de clases, de las tradiciones socialistas, comunistas, libertarias, revolucionarias”.

Finalmente, prevé que el “NPA iniciará el diálogo y colaboraciones políticas con otras fuerzas anticapitalistes en el mundo, en la perspectiva de la constitución de una nueva internacional”.

2) El proyecto de “estatutos” prevé un marco y un funcionamiento a la vez democráticos y eficaces.

Su preámbulo justifica la forma por el fondo, explicando, en particular, que “nuestro proyecto común es construir a una nueva sociedad que rechaza toda forma de explotación, opresiones y enajenaciones” y que, por lo tanto, “la organización que lleva tal proyecto debe pues, en sus prácticas propias, al diario, combatir los efectos de la ideología dominante. La organización que lleva tal proyecto debe pues, en sus prácticas propias, al diario, combatir los efectos de la ideología dominante. (…) Es necesario pues que la organización interna que será los suyos da a ver la sinceridad de nuestras convicciones y nuestro proyecto de emancipación.” Hace hincapié a continuación a justo título en la necesidad de la democracia y el centralismo a la vez: por una parte, “las formas de organización y el funcionamiento no son neutros. Balance que podemos hacer del Siglo XX, en particular el stalinismo y todas las experiencias de burocratización del movimiento obrero , nos imponen sacar todas las lecciones para construir a una organización viva, democrática, donde cada uno y cada una pueda encontrar su lugar al igual de todos los otros. ” Por otra parte, “lo que hace necesario una centralización de las actividades del partido, es que el capitalismo dispone de un marco centralizado de ahí se organiza su soberanía: el Estado, las potencias económicas y financieras. Lo que está en juego es un cambio de poder y una ruptura revolucionaria con el orden establecido. ”

En este marco, no se pueden sino aprobar las disposiciones previstas por el proyecto de estatutos, como el hecho de que el comité sea la estructura básica del partido, la soberanía del congreso, la responsabilidad del consejo político nacional ante el congreso, la coordinación local de los comités, las comisiones temáticas, el sector juvenil autónomo, la importancia de la formación de todos los militantes, el dispositivo de comunicación sitio web/periódico/revista, la exigencia de democracia, de transparencia, de circulación de las informaciones y, finalmente, “la posibilidad de organizarse para hacer cambiar la orientación del partido, es decir, el derecho de tendencia y el derecho de fracción”.

3) El proyecto de “Resolución general sobre la situación política y social” se niega a separar un “mal” capitalismo bancario y un buen capitalismo empresarial, y denuncia el capitalismo en su conjunto.

Condena las intervenciones estatistas actuales, como extrañas a los intereses de la mayoría. Plantea, para responder a la crisis, un “todos juntos” contra la dispersión de las luchas; alega para eso una serie de demandas inmediatas legítimas. Rechaza al imperialismo en general y denuncia a los imperialismos de EEUU y de Francia en particular. Condena el “diálogo social” promovido por las direcciones sindicales y a su política de cogestión. A eso se les opone un sindicalismo de lucha de clases y la convergencia de las luchas. Hace hincapié, al final, en la necesidad para el NPA de tomar la iniciativa en todas las luchas que pueda y, para sus miembros, estar presentes y activos en las distintas movilizaciones en curso.

4) Por último, el proyecto de Resolución sobre las elecciones europeas denuncia la pretendidas “construcción europea” capitalista desde sus principios, factor de agravación de desigualdades y arma de las burguesías nacionales más poderosas, y que está, por otra parte, limitada por sus propios conflictos de intereses. Denuncia los partidos de la izquierda institucional que contribuyeron y contribuyen en primera línea a imponer los Tratados y directivas de la UE. Se pronuncia correctamente por una Europa de los trabajadores y los pueblos y menciona incluso los “Estados Unidos socialistas de Europa”, única perspectiva histórica alternativa a la del capitalismo y sus horrores.

Sobre la base del conjunto de los estos elementos positivos y sólidos, estamos convencidos de que será posible comenzar a construir, en la situación actual en Francia, un partido de combate prosiguiendo al mismo tiempo al debate.

Desde este punto de vista, la existencia de tendencias y fracción no es sólo una exigencia democrática. Es también una necesidad política para forjar poco a poco un partido anticapitalista coherente y consecuente.

De manera más general, la historia del movimiento obrero ha mostrado que el reconocimiento de las tendencias o fracciones que defendían claramente sus posiciones en el partido, con una mayoría y minorías en los términos de los debates programáticos y estratégicos, permitía a los trabajadores afilar las armas de la lucha contra el capitalismo.

En cambio, la prohibición o las restricciones a esta libertad siempre han conducido tarde o temprano a la degeneración. Más concretamente, hoy no es posible reconstruir la conciencia de clase y forjar sobre bases sólidas la unidad de los anticapitalistes sin dejar a las opiniones enfrentarse libremente.

Eso corresponde tanto más a la realidad del proceso actual como al que continuará después del Congreso de Fundación: seguramente, el NPA se construirá progresivamente y su primera delimitación seguirá siendo provisional, especialmente, hasta el primer congreso estatutario del año próximo.

Es en este marco democrático que queremos, por nuestra parte, constituir una Tendencia que defiende la revolución, el comunismo y la autoorganización en el marco del nuevo partido. Eso se justifica a partir del Congreso fundador por las siguientes razones:

A) El proyecto de “principios fundadores” está destinado a agrupar militantes anticapitalistes de diferente sensibilidad en la situación histórica actual, de acuerdo con el espíritu mismo del proceso NPA.

Se presenta deliberadamente pues como un texto abierto, en parte provisional, que será necesario seguir elaborando y discutiendo después del Congreso de Fundación, ya que el nuevo partido no va a construirse en un año.

Ahora bien, por una parte, nosotros somos partidarios del programa histórico de la IV Internacional, fundada por Léon Trotsky, ya que concentra los acervos de las tres primeras internacionales- Consideramos pues que el programa del partido que los trabajadores necesitan para hacer la revolución, deberá a largo plazo integrar los acervos de ese programa: esta es la razón por la que nos proponemos hacerlo conocer y defender las perspectivas en el marco de los debates democráticos del NPA.

Por otra parte, para el NPA actual, partido pluralista necesario por la situación inmediata del movimiento obrero, el proyecto de principios fundadores contiene en nuestra opinión una serie de insuficiencias, o incluso de ambigüedades. Ellas justifican nuestras propuestas de enmiendas adjuntas y, más allá del Congreso, la defensa paciente y sistemática de las que no se hayan adoptado. Podemos resumir nuestras principales propuestas de enmiendas de la siguiente forma:

•  El proyecto de principios fundadores no confiere claramente al NPA una identidad de clase como partido obrero; no habla de la centralidad de la clase obrera, sino de conceptos vagos como “la población”.

•  No coloca claramente la perspectiva del comunismo, que implica la revolución y la gradual extinción del Estado, hasta la llegada a una sociedad sin clases y sin Estado.

•  No pone en su centro la lucha por la conquista del poder por los trabajadores y no dice nada de la forma del Estado obrero resultante de la revolución, que no puede sino basarse en los órganos de autoorganización de los trabajadores, con el fin de que lleve a cabo las tareas de la extensión internacional de la revolución y la transformación de las relaciones de producción.

•  Emplea un vocabulario de “derecha / izquierda”, proveniente del parlamentarismo burgués, que impide reconocer la frontera entre los partidos del movimiento obrero y los partidos burgueses. No permite comprender que hoy el PS es un partido pura y simplemente burgués, similar al Partido Demócrata de EEUU y que por lo tanto no hay que llamar a constituir un frente único obrero con él, ni en las elecciones constituir listas comunes, incluso en la segunda vuelta. Ni tampoco llamar a votar por el PS, ni en la primera ni en la segunda vuelta.

•  El proyecto de principios fundadores muy limitado sobre las armas de las luchas y la autoorganización de clase: huelgas, bloqueos, ocupaciones, comités de huelga y federación de estos comités, comités de empresa , autodefensa, piquetes de huelga, teniendo el hecho de que los trabajadores deben prepararse para la confrontación revolucionaria con la burguesía y su Estado. Ahora bien estas cuestiones deben, a nuestro modo de ver, ser centrales en la construcción del partido, desde sus primeros pasos en la lucha de clases.

B) El proyecto de “Resolución general sobre la situación política y social” se autodefine correctamente como uno “texto puntual”; tal texto sirve en efecto para analizar la situación del momento y a adaptar de manera circunstancial la aplicación del programa fundamental, en este caso de los “principios fundadores”.

Se trata, entonces, de definir las propuestas del NPA para su acción inmediata, entre el Coingreso de Fundación y el primer Congreso estatutario del año próximo.

Ahora bien, si este proyecto de Resolución comporta elementos indispensables que indicamos, queda muy por atrás de lo que necesita un partido anticapitalista coherente y consecuente, en la situación actual de ofensiva patronal y del gobierno, agravada por la crisis. Esto es así, incluso desde el punto de vista del proyecto de “principios fundadores”. En efecto:

•  Se orienta hacia un “programa de urgencia” que no es revolucionario, en la medida en que no es articulado en la perspectiva del gobierno de los trabajadores, pero deja flotar la ilusión que sería posible satisfacer las reivindicaciones indicadas por una simple movilización potente de los trabajadores.

Ahora bien, es cierto que algunas demandas (por ejemplo, aumentos de salarios, derogación de tal o cual ley, etc.) pueden ser satisfechas por la lucha inmediata. Pero no es posible obtener la satisfacción de todas las que se proponen, sin revolución socialista.

El texto siembra ambigüedades cuando habla de“incursión en la propiedad capitalista”, lo que podría designar una forma de cogestión, mientras que el anticapitalisme coherente y consiguiente implica el combate para la expropriación de los capitalistas.

Además, no es posible absolutamente obtener reivindicaciones como la “prohibición de los despidos” sin expropiar a los grandes grupos capitalistas, que son los primeros patronos directos o indirectos: la lucha contra los despidos es una necesidad cotidiana vital, pero ningún gobierno del Estado burgués podría prohibir pura y simplemente los despidos, ya que eso significaría la negación de la misma propiedad privada capitalista.

Es, pues, importante no hacer creer lo contrario a los trabajadores, sino contribuir a desarrollar su conciencia anticapitalista revolucionaria. Además, la historia pone de manifiesto que las fuertes movilizaciones permitieron lograr conquistas importantes, pero eso fue al precio del desvío de sus potencialidades revolucionarias hacia el terreno del reformismo; es decir, del mantenimiento del capitalismo (por ejemplo, en la huelga general de mayo-junio de 1936 en Francia, en la ola revolucionaria de la después segunda Guerra Mundial en Europa y en los países dominados, en a la huelga general de 1968 en Francia, etc).

El proyecto de Resolución general pone estrictamente sobre el mismo plano a organizaciones que se reclaman claramente del anticapitalismo y la revolución y con otros que sólo son reformistas y antineoliberales ; propone asociarse con unas y otras como si no existera entre ellas ninguna diferencia fundamental.

Presentándose como “una izquierda que resiste, una izquierda que presenta propuestas” en comparación con la otra izquierda, institucional, no caracteriza las organizaciones en términos de clases sociales. Por lo tanto, propone “crear el debate a la izquierda”, confundiendo la necesidad del frente único obrero con un reagrupamiento sin coherencia de clase. En particular, como los “principios fundadores”, sigue siendo ambiguo sobre el PS, al que no se caracteriza como un partido puramente burgués, con el cual ningún frente único obrero es posible.

Todas sus ambigüedades programáticas y estratégicas hacen que esta Resolución no sea tampoco lo necesriamente concreta para la lucha inmediata; es decir, para la resistencia social a la ofensiva de la patronal y el gobierno, agravada por la crisis, que está al orden del día.

En la práctica, desde septiembre, el CAN no supo defender una orientación independiente sobre la cuestión de la privatización del Correo, aceptando aliarse con las direcciones sindicales y el PS para pedir un “referéndum”, mientras de lo que se trata es de luchar por una huelga unida de los trabajadores de correos hasta que el proyecto sea retirado. Y, por lo tanto, contra las direcciones sindicales que no dieron ninguna continuidad a la huelga del 23 de septiembre y que canalizaron el descontento mediante una petición ridícula.

Del mismo modo, el CAN no supo proponer a los obreros del automóvil, primeras víctimas de la crisis en la industria y espontáneamente movilizados en una serie de fábricas, un plan de acción que permitiese hacerlos converger hacia una acción unida y firme, comenzando por ejemplo con una manifestación nacional en París. Este combate supone obviamente la lucha contra las direcciones sindicales colaboradoras o pasivistas.

Aunque numerosos comités del NPA estuvieron fuertemente involucrados en la lucha de los trabajadores sin-papeles que se continúa desde abril, el CAN no llevó no llevó adelante un combate para la extensión de la huelga, contra la política de fraccionamiento y aislamiento de la dirección del CGT, a pesar de la voluntad de numerosos militantes sindicales que animaron la lucha.

– Por último, el CAN no llevó adelante una verdadera campaña nacional contra el reencarcelamiento y por la libertad incondicional de Jean-Marc Rouillan, mientras que era posible y necesario unir el combate contra el ataque de la burguesía y los medios de comunicación contra el NPA a la lucha para el respeto de los derechos democráticos, tanto más que Jean-Marc Rouillan participa en el proceso NPA.

Es por todo esto que proponemos la Resolución alternativa adjunta.

Retomando un gran número de las reivindicaciones propuestas por el CAN, pero no el marco ambiguo de un “programa de urgencia”, esta propuesta comienza por una delimitación clara en relación al reformismo, defiende abiertamente el objetivo político de un gobierno de los trabajadores, y propone en lo inmediato el uno plan de acción concreto para la movilización de los trabajadores.

El objetivo de este plan es la convergencia de las luchas y la huelga general como única perspectiva para combatir a la patronal y a Sarkozy, propone la autoorganización, el combate frontal contra las direcciones sindicales colaboradoras (lo que incluye la construcción de una corriente combativa en los sindicatos) y la táctica del frente único obrero como los únicos medios de lograr eso.

C) El proyecto de Resolución sobre las elecciones europeas, a pesar de sus puntos positivos que indicamos, no se centra en la perspectiva de los Estados Unidos socialistas de Europa y sigue siendo demasiado ambiguo sobre la Unión Europea actual.

Se opone una “Europa social” a la “Europa liberal” más que el proyecto de una Europa socialista a la UE capitalista. Se pronuncia a favor de la derogación de “todos los tratados y acuerdos de la Europa liberal”, pero sólo menciona explícitamente “Lisboa, Barcelona, y los acuerdos Schengen”, olvidando citar los Tratados fundadores de Roma, Maastricht y Niza (incluso si se mencionan al principio del texto).

Ahora bien, la derogación de estos Tratados debe exigirse de manera central, para poner de manifiesto que se trata de romper completamente con la UE, luego de derribarla y destruirla, de la misma forma que se trata de derribar y destruir los Estados burgueses nacionales.

Del mismo modo, la consigna de “Asamblea Constituyente europea” deja creer que se podría hasta aceptar el marco de la UE en vez de destruirla mediante la revolución –de la misma forma que una Asamblea Constituyente nacional sirve para cambiar un régimen (por ejemplo, pasar de la monarquía absoluta a la monarquía constitucional, de ésta a la república, de la III a la IV República, etc), y no destruir al Estado. ¡En Francia, el Estado burgués se mantuvo e incluso reforzó bajo sus regímenes sucesivos desde el siglo XVIII a la V República!).

Por fin, la cuestión de la participación en las próximas elecciones europeas no se plantea como una cuestión táctica, sino deja flotar la ilusión de que sería posible, mediante las elecciones, hacer triunfar a largo plazo el “programa de urgencia”.

Ahora bien, estas ambigüedades pesan lógicamente sobre esto: como a nivel nacional, se acerca más a un proyecto reformista que revolucionario, a falta de estar articulado en la perspectiva de la revolución y el gobierno de los trabajadores.

Esta es la razón por la que proponemos una Resolución alternativa que, coincidiendo al mismo tiempo sobre la utilidad de participar en las próximas elecciones europeas, precisa que se trata solamente de una táctica para dar a conocer nuestras ideas y propuestas, y que el eje central de las ellas es la destrucción de la UE capitalista y la edificación de los Estados Unidos socialistas de Europa.

D) El proyecto de “estatutos”, que aprobamos en lo esencial, es sin embargo insuficiente sobre tres puntos:

Falta allí el carácter central del proletariado, del que se deriva la necesidad de dar prioridad a la construcción de comités del NPA en los lugares de trabajo (empresas y establecimientos). Dentro de la misma lógica, no está expresamente previsto organizar a los militantes del mismo sector para centralizar la intervención en los sindicatos.

La importancia de autonomía de juventud está subestimada: preconizamos a completa autonomía política y organizativa de los comités juveniles y su propia federación nacional. Esto es tanto más necesario, cuanto que es imprescindible ganar progresivamente al programa de la revolución a los jóvenes de los barrios populares, que ya se rebelan pero por el momento sin experiencia política organizada.

Tras afirmar que se quiere construir un partido de militantes, las condiciones fijadas para ser considerados como tales, nos parecen demasiado ligeras: para forjar un partido en condiciones de derribar el capitalismo, es necesario pedir a los militantes no sólo pagar su cotización y venir a las reuniones, sino también participar regularmente en las actividades del partido (difusión de panfletos, venta de la prensa, intervención en las luchas, etc.).

Pero, sobre todo, insistimos en que los principios y disposiciones concretas de los estatutos se apliquen efectivamente, para que el NPA sea creíble desde su nacimiento. Ahora bien las lagunas democráticas en la preparación y el desarrollo de las dos reuniones nacionales (deploradas por numerosos militantes), así como las exclusiones injustificadas de tres militantes del CRI de su comité –contrarios al espíritu y a la letra del proyecto de estatutos, así como a los principios generales del NPA, pero aceptadas de hecho por el silencio del CAN–, son muy inquietantes. Esta es la razón por la que estamos autorizados para considerar que el combate para la democracia obrera en el NPA sigue siendo necesario.

Estas críticas políticas, formuladas en el marco de la indispensable transparencia debida al conjunto de los militantes del NPA, nos fundamentan a pedir la constitución de una Tendencia en el NPA por la revolución, el comunismo y la autoorganización.

Nos proponemos contribuir activamente –por nuestra militancia sobre el terreno y por nuestras elaboraciones políticas– a la construcción del partido que necesitan nuestra clase y nuestra juventud rebelada. Y queremos convencer el máximo de camaradas, a mediano o largo plazo, que el NPA, para ser anticapitaliste coherente y consecuente, deberá ser en última instancia revolucionario y comunista.

La presente declaración, las propuestas de enmiendas a los proyectos de principios fundadores y de estatutos, y las propuestas de Resoluciones alternativas sobre la situación general y sobre las elecciones europeas, corresponden a los resultados de nuestras evoluciones respectivas y los debates entre nosotros y con otros militantes o grupos de que participan en el proceso NPA. Queremos así constituir un primer marco para reunir progresivamente a los militantes del NPA que quieren pesar sobre la orientación del partido en un sentido comunista y revolucionario.

En esta perspectiva, somos favorables a un amplio debate y al reagrupamiento. En particular, como ya lo hicimos en sucesivas ocasiones, seguimos proponiendo a otros militantes o grupos de militantes que defienden también ideas revolucionarias y comunistas en el NPA, en particular, a la Fraction L’Étincelle proveniente de LO y a la Gauche Révolutionnaire, de abrir un debate en vistas de una Tendencia común.

Así como el proceso de construcción del NPA se continuará más allá del Congreso de Fundación, hasta el primer Congreso Estatutario el año próximo, así mismo el proceso de construcción de la Tendencia que deseamos se realizará a través de numerosos debates, combates políticos comunes y nuevos reagrupamientos.

Nosotros entendemos esto y queremos contribuir activamente. Estimamos ser coherentes con nuestras ideas y nuestras propuestas para la intervención inmediata del NPA, comenzando desde el Congreso de Fundación el someter al conjunto del partido nuestros análisis y propuestas.

En consecuencia, en el marco de la preparación del Congreso de Fundación:

– pedimos al Colectivo de Animación Provisoria (CAN) del proceso NPA, organizador del congreso, hacer llegar a todos los Comités la presente Declaración, con los textos que lo acompañan, y de presentar al voto, en las asambleas electivas de enero, nuestras propuestas de Resoluciones alternativas sobre la situación social y política y sobre las elecciones europeas;

– llamamos a los Comités a discutir y votar las enmiendas y las Resoluciones alternativas que proponemos;

llamamos las militantes y a militantes que se encuentran a firmar la presente Declaración para una Tendencia en defensa de la revolución, el comunismo y la autoorganización.

28 primeros signatarios (miembros de los Comités NPA):

A. (Université de Rouen Madrillet, 76); A. (Université Paris–VII); C. (Université Paris–I Tolbiac); C. (Romainville, 93); C. (Université Paris–VII); Ed. (Paris 19e Pantin/Jaurès); Fl. (Montreuil, 93); Fr. (Massy, 91); G. (Université Paris–VII); J.–J. (Auxerre, 89); J. (Massy, 91); J. (Université Paris–VII); J. (Sens, 89); K. (Fontenay–sous–Bois, 94); L. (Université Rouen Mont–saint–Aignan, 76); L. (Nanterre, 92); M. (Évry, 91); M. (Université Paris–VII); Ma. (Libourne, 33); M. (Université Paris Sorbonne); Q. (Orléans, 45); R. (Université de Bordeaux, 33); S. (Auxerre, 89); S. (Brest, 29); S. (Dole, 39); St. (Paris 11e); S. (Évry, 91); Y. (Auxerre, 89).


Déclaration

Pour une tendance dans le Npa défendant
la révolution, le communisme et l’auto–organisation

Les militants et militantes soussignés, participant au processus pour un Nouveau Parti Anticapitaliste, membres de comités NPA dans dix départements, souhaitent se constituer en Tendance dans le nouveau parti pour défendre la révolution, le communisme et l’auto–organisation sur la base de la présente Déclaration et des documents politiques qui l’accompagnent (propositions d’amendements aux projets de « principes fondateurs » et de statuts du NPA, propositions de résolution alternatives sur la situation politique et sociale et sur les élections européennes). Certains d’entre nous étaient membres jusqu’à présents du Groupe CRI, d’autres de la LCR, d’autres encore d’aucune organisation avant de rejoindre le processus NPA.

Sur la base d’un premier bilan de la dynamique NPA, des deux réunions nationales et des textes proposés par le Comité d’Animation National provisoire, nous sommes déterminés à participer à la construction du nouveau parti avec les travailleurs, jeunes et militants anticapitalistes de diverses sensibilités qui ont rejoint le processus.

En effet, la situation actuelle de crise du mouvement ouvrier rend nécessaire la reconstruction d’une représentation politique des travailleurs. La remontée, limitée mais réelle, de la lutte des classes depuis 1995, l’intervention croissante du privé dans les luttes dans la période récente et la sympathie significative pour l’extrême gauche offrent la possibilité d’engager cette tâche avec succès. Le NPA a d’ores et déjà commencé à prouver sa capacité à jouer un rôle majeur pour le rassemblement des anticapitalistes et des révolutionnaires et pour la politisation d’une fraction des travailleurs et des jeunes. Nous approuvons pleinement l’ensemble des points suivants :

1) Le projet de « principes fondateurs » dénonce le capitalisme en mettant en évidence ses effets désastreux pour l’humanité et la planète. Il se fixe l’objectif de « renverser l’État et les institutions », qui sont « une machine rodée à la défense des intérêts de la bourgeoisie ». Il se prononce contre l’illusion d’une « humanisation » du capitalisme, à laquelle il oppose la seule perspective réaliste, celle du « socialisme », donc du « pouvoir des travailleurs dans tous les domaines de la vie politique, économique et sociale », la « démocratie des producteurs associés », « la fin de toutes les oppressions » (racisme, sexisme, oppression de la jeunesse…), l’internationalisme. Il se définit comme un « parti de classe », luttant notamment pour « le développement et la généralisation des luttes, des grèves généralisées et prolongées ». Dénonçant le PS et le PCF qui « n’offrent plus ni projet, ni espoir », il propose de « créer une nouvelle représentation politique des exploité-e-s, un nouveau parti anticapitaliste, un parti qui se bat jusqu’au bout contre le système ».

Il annonce que ses éventuels élus refuseront de « cogérer le système », car « une domination de classe ne peut pas être éliminée par voie de réformes » et « il faudra une révolution sociale pour abattre le capitalisme ». Il se prononce pour « que le NPA fasse vivre le meilleur de la tradition de celles et ceux qui ont affronté le système depuis deux siècles, celle de la lutte des classes, des traditions socialistes, communistes, libertaires, révolutionnaires ». Enfin, il prévoit que le « NPA engagera le dialogue et des collaborations politiques avec les autres forces anticapitalistes dans le monde, dans la perspective de la constitution d’une nouvelle internationale ».

2) Le projet de « statuts » prévoit un cadre et un fonctionnement à la fois démocratiques et efficaces.

Son préambule justifie la forme par le fond, expliquant notamment que « notre projet commun est de construire une nouvelle société qui rejette toute forme d’exploitation, d’oppressions et d’aliénations » et que, par conséquent, « l’organisation qui porte un tel projet doit donc, dans ses pratiques mêmes, au quotidien, combattre les effets de l’idéologie dominante. L’organisation qui porte un tel projet doit donc, dans ses pratiques mêmes, au quotidien, combattre les effets de l’idéologie dominante. (…) Il faut donc que l’organisation interne qui sera la nôtre donne à voir la sincérité de nos convictions et de notre projet d’émancipation. » Il insiste ensuite à juste titre sur la nécessité de la démocratie et du centralisme à la fois : d’une part, « les formes d’organisation et le fonctionnement ne sont pas neutres. Le bilan que nous pouvons faire du XXe siècle, en particulier le stalinisme et toutes les expériences de bureaucratisation du mouvement ouvrier, nous imposent de tirer toutes les leçons pour construire une organisation vivante, démocratique où chacun et chacune puisse trouver sa place à l’égal de tous les autres. » D’autre part, « ce qui rend nécessaire une centralisation des activités du parti, c’est que le capitalisme dispose d’un cadre centralisé d’où s’organise sa domination : l’État, les puissances économiques et financières. L’enjeu est bien un changement de pouvoir et une rupture révolutionnaire avec l’ordre établi. »

Dans ce cadre, on ne peut qu’approuver les dispositions prévues par le projet de statuts, comme le fait que le comité est la structure de base du parti, la souveraineté du congrès, la responsabilité du conseil politique national devant le congrès, la coordination locale des comités, les commissions thématiques, le secteur jeune autonome, l’importance de la formation de tous les militants, le dispositif de communication site/journal/revue, l’exigence de démocratie, de transparence, de circulation des informations et enfin « la possibilité de s’organiser pour faire changer l’orientation du parti, c’est–à–dire le droit de tendance et le droit de fraction ».

3) Le projet de « résolution générale sur la situation politique et sociale » refuse de séparer un « mauvais » capitalisme bancaire et un bon capitalisme entrepreneurial, et dénonce le capitalisme dans son ensemble.

Il condamne les interventions étatiques actuelles, comme étrangères aux intérêts du plus grand nombre. Il prône, pour riposter à la crise, un « tous ensemble » contre la dispersion des luttes ; il met en avant pour cela une série de revendications immédiates légitimes. Il stigmatise l’impérialisme en général et évoque les impérialismes états–uniens et français en particulier. Il condamne le « dialogue social » défendu par les directions syndicales et leur politique de cogestion ; il leur oppose un syndicalisme de lutte de classes et la convergence des luttes. Il insiste au final sur la nécessité pour le NPA de prendre l’initiative des luttes dès qu’il le peut et, pour ses membres, d’être présents et actifs dans les différentes mobilisations en cours.

4) Enfin, le projet de résolution sur les élections européennes dénonce la prétendue « construction européenne » capitaliste depuis ses débuts, facteur d’aggravation des inégalités et arme des bourgeoisies nationales les plus puissantes, d’ailleurs limitée par leurs propres conflits d’intérêts. Il dénonce les partis de la gauche institutionnelle qui ont contribué et contribuent en première ligne à imposer les traités et directives de l’UE. Il se prononce à juste titre pour une Europe des travailleurs et des peuples et évoque même les « États–Unis socialistes d’Europe », seule perspective historique alternative à celle du capitalisme et de ses horreurs.

Sur la base de l’ensemble des ces éléments positifs et solides, nous sommes convaincus qu’il sera possible de commencer à construire, dans la situation actuelle en France, un parti de combat tout en poursuivant le débat.

De ce point de vue, l’existence de tendances et de fraction n’est pas seulement une exigence démocratique, elle est aussi un besoin politique pour forger peu à peu un parti anticapitaliste cohérent et conséquent.

D’une façon plus générale, l’histoire du mouvement ouvrier a montré que la reconnaissance des tendances ou fractions défendant clairement leurs positions dans le parti, avec une majorité et des minorités au termes des débats programmatiques et stratégiques, permettait aux travailleurs d’aiguiser les armes de la lutte contre le capitalisme.

En revanche, l’interdiction ou les restrictions apportées à cette liberté ont toujours conduit tôt ou tard à la dégénérescence. Plus particulièrement aujourd’hui, il n’est pas possible de reconstruire la conscience de classe et de forger sur des bases solides l’unité des anticapitalistes sans laisser les points de vue se confronter librement.

Cela correspond d’autant plus à la réalité du processus actuel qu’il se poursuivra après le congrès de fondation : le NPA va bien sûr se construire progressivement et sa première délimitation restera provisoire, notamment jusqu’au premier congrès statutaire l’an prochain.

C’est dans ce cadre démocratique que nous voulons pour notre part constituer une Tendance défendant la révolution, le communisme et l’auto–organisation dans le cadre du nouveau parti. Cela se justifie dès le congrès fondateur pour les raisons suivantes :

A) Le projet de « principes fondateurs » est destiné à regrouper des militants anticapitalistes de sensibilité différente dans la situation historique actuelle, conformément à l’esprit même du processus NPA.

Il se présente donc délibérément comme un texte ouvert, en partie provisoire, qu’il faudra continuer d’élaborer et de discuter après le congrès de fondation, car le nouveau parti ne va pas se construire en un an.

Or, d’une part, nous sommes pour notre part partisans du programme historique de la IVe Internationale, fondée par Léon Trotsky, car il concentre les acquis des trois premières ; nous estimons donc que le programme du parti dont les travailleurs auront besoin pour mener la révolution devra à terme intégrer les acquis de ce programme : c’est pourquoi nous entendons le faire connaître et en défendre les perspectives dans le cadre des discussions démocratiques du NPA.

D’autre part, pour le NPA actuel, parti pluraliste rendu nécessaire par la situation immédiate du mouvement ouvrier, le projet de principes fondateurs comporte à notre avis un certain nombre d’insuffisances, voire d’ambiguïtés, qui justifient nos propositions d’amendements ci–joints et, au–delà du congrès, la défense patiente et systématique de ceux qui n’auront pas été retenus. Nous pouvons résumer ces principales propositions d’amendements de la façon suivante :

•  Le projet de principes fondateurs ne confère pas clairement au NPA une identité de classe comme parti ouvrier ; il ne parle pas de la centralité ouvrière, au profit de notions vagues comme « la population ».

•  Il ne met pas clairement en avant la perspective du communisme, impliquant la révolution et le dépérissement de l’État, jusqu’à l’avènement d’une société sans classes et sans État.

•  Il ne met pas en son centre la lutte pour la conquête du pouvoir par les travailleurs et ne dit rien de la forme de l’État ouvrier issu de la révolution qui ne peut que reposer sur les organes de l’auto–organisation des travailleurs, afin de mener à bien les tâches de l’extension internationale de la révolution et de transformation des rapports de production.

 Il emploie un vocabulaire droite/gauche, issu du parlementarisme bourgeois, qui empêche de saisir la frontière entre partis du mouvement ouvrier et partis bourgeois. Il ne permet pas de comprendre que le PS est aujourd’hui parti purement et simplement bourgeois, similaire au Parti démocrate des États–Unis, et que par conséquent il ne faut ni appeler à constituer un front unique ouvrier avec lui, ni lors des élections constituer des listes communes avec lui, même au deuxième tour, ni appeler à voter pour lui, que ce soit au premier ou au second tour.

 Il reste trop discret sur les armes de la lutte et de l’auto–organisation de classe : grève, blocage, occupation, comités de grève et fédération de ces comités, comités d’entreprise, autodéfense, piquets de grève, sur le fait que les travailleurs doivent se préparer à l’affrontement révolutionnaire avec la bourgeoisie et son État. Or ces questions doivent selon nous être centrales dans la construction du parti, dès ses premiers pas dans la lutte de classe.

B) Le projet de « résolution générale sur la situation politique et sociale » s’auto-définit à juste titre comme un « texte ponctuel » ; un tel texte sert en effet à analyser la situation du moment et à y adapter de façon circonstanciée l’application du programme fondamental, en l’occurrence des « principes fondateurs ». Il s’agit donc de définir les propositions du NPA pour son action immédiate, entre le congrès de fondation et le premier congrès statutaire l’an prochain.

Or, si ce projet de résolution comporte les éléments indispensables que nous avons indiqués, il reste bien trop en deçà de ce que l’on est en droit d’attendre, dans la situation actuelle d’offensive patronale et gouvernementale encore aggravée par la crise, d’un parti anticapitaliste cohérent et conséquent, même du point de vue du projet de « principes fondateurs ». En effet :

•  Il est axé sur un « programme d’urgence » qui n’est pas révolutionnaire, dans la mesure où il n’est pas articulé à la perspective du gouvernement des travailleurs, mais laisse planer l’illusion qu’il serait possible de satisfaire les revendications indiquées par une simple mobilisation puissante des travailleurs.

Or, s’il est vrai que certaines revendications (par exemple les augmentations de salaires, l’abrogation de telle ou telle loi, etc.) peuvent être satisfaites par la lutte immédiate, il n’est pas possible d’obtenir la satisfaction de toutes celles qui sont proposées sans révolution socialiste. Le texte sème des ambiguïtés quand il parle d’« incursion dans la propriété capitaliste », ce qui pourrait désigner une forme de cogestion, alors que l’anticapitalisme cohérent et conséquent implique le combat pour l’expropriation des capitalistes. De plus, il n’est absolument pas possible d’obtenir des revendications comme l’« interdiction des licenciements » sans exproprier les grands groupes capitalistes, qui sont les premiers employeurs directs ou indirects : la lutte contre les licenciements est une nécessité quotidienne vitale, mais aucun gouvernement de l’État bourgeois ne pourrait interdire purement et simplement les licenciements, car cela signifierait la négation de la propriété privée capitaliste elle–même ; il est donc important de ne pas faire croire le contraire aux travailleurs, mais de contribuer à développer leur conscience anticapitaliste révolutionnaire. En outre, l’histoire montre que les mobilisations puissantes ont certes pu permettre des conquêtes importantes, mais cela a toujours été au prix du détournement de leurs potentialités révolutionnaires vers le lit du réformisme, c’est–à–dire du maintien du capitalisme (on pense par exemple à la grève générale de mai–juin 1936 en France, à la vague révolutionnaire de l’après–Seconde Guerre mondiale en Europe et dans les pays dominés, à la grève générale de 1968 en France, etc.).

• Le projet de résolution générale met strictement sur le même plan des organisations qui se réclament clairement de l’anticapitalisme et de la révolution et d’autres qui ne sont que réformistes et antilibérales ; il propose de s’associer avec les unes et les autres comme s’il n’existait entre elles aucune différence fondamentale.

En se présentant comme « une gauche qui résiste, une gauche qui fait des propositions » par opposition à l’autre gauche, institutionnelle, il ne caractérise pas les organisations en termes de classes sociales ; dès lors, en proposant de « créer le débat à gauche », il confond la nécessité du front unique ouvrier avec un rassemblement dénué de cohérence de classe. En particulier, comme les « principes fondateurs », il reste ambigu sur le PS, qui n’est pas caractérisé comme un parti purement bourgeois, avec lequel aucun front unique ouvrier n’est possible.

 Toutes ses ambiguïtés programmatiques et stratégiques font que cette résolution n’est pas non plus assez concrète pour la lutte immédiate, où c’est la résistance sociale à l’offensive du patronat et au gouvernement, aggravée par la crise, qui est à l’ordre du jour.

— Dans la pratique, depuis septembre, le CAN n’a pas su défendre une orientation indépendante sur la question de la privatisation de la poste, acceptant de s’allier avec les directions syndicales et le PS pour demander un « référendum », alors qu’il s’agit de se battre pour la grève unie des postiers jusqu’au retrait du projet, donc contre les directions syndicales qui n’ont donné aucune suite à la grève du 23 septembre et ont justement canalisé le mécontentement avec une pétition dérisoire.

— De même, le CAN n’a pas su proposer aux travailleurs de l’automobile, premières victimes de la crise dans l’industrie et spontanément mobilisés dans un certain nombre d’usine, un plan d’action permettant de les faire converger vers l’action unie et déterminée, en commençant par exemple par une manifestation nationale à Paris — combat qui suppose évidemment le combat contre les directions syndicales collaboratrices ou attentistes.

— Bien que de nombreux comités NPA se soient très fortement impliqués dans la lutte des travailleurs sans–papiers qui se poursuit depuis avril, le CAN n’a pas mené le combat pour l’extension de la grève, contre la politique de fractionnement et d’isolement conduite par la direction de la CGT, malgré la volonté de nombreux militants syndicaux qui animent la lutte.

— Enfin, le CAN n’a pas mené de véritable campagne nationale contre la réincarcération et pour la libération inconditionnelle de Jean-Marc Rouillan, alors qu’il était possible et nécessaire de coupler le combat contre l’attaque de la bourgeoisie et des médias contre le NPA à la lutte pour le respect des droits démocratiques, d’autant que Jean-Marc Rouillan participe au processus NPA.

C’est pourquoi nous proposons la résolution alternative ci–jointe.

Tout en reprenant un grand nombre des revendications proposées par le CAN, mais non le cadre ambigu d’un « programme d’urgence », cette proposition commence par une délimitation claire par rapport au réformisme, en défendant ouvertement l’objectif politique d’un gouvernement des travailleurs, et propose pour l’immédiat un plan d’action concret pour la mobilisation des travailleurs.

L’objectif de ce plan est la convergence des luttes et la grève générale comme seule perspective pour battre le patronat et Sarkozy, l’auto–organisation, le combat frontal contre les directions syndicales collaboratrices (incluant la construction d’un courant lutte de classe dans les syndicats) et la tactique du front unique ouvrier comme seuls moyens d’y parvenir.

C) Le projet de résolution sur les élections européennes, malgré ses points positifs que nous avons indiqués, n’est pas centré sur la perspective des États–Unis socialistes d’Europe et reste par conséquent trop ambigu sur l’Union européenne actuelle.

• Il oppose une « Europe sociale » à l’« Europe libérale » plus que le projet d’une Europe socialiste à l’UE capitaliste. S’il se prononce pour l’abrogation de « tous les traités et accords de l’Europe libérale », il ne mentionne explicitement que « Lisbonne, Barcelone, accords Schengen », oubliant de citer à ce moment–là les traités fondateurs de Rome, Maastricht et Nice (même s’il les a évoqués au tout début du texte).

Or l’abrogation de ces traités doit être exigée de façon centrale, pour montrer qu’il s’agit de rompre totalement avec l’UE, puis de la renverser et de la détruire, de la même façon qu’il s’agit de renverser et de détruire les États bourgeois nationaux.

• De même, le mot d’ordre d’« Assemblée constituante européenne » laisse croire qu’on pourrait accepter le cadre même de l’UE au lieu de détruire par la révolution — de la même façon qu’une Assemblée constituante nationale sert à changer un régime (passage par exemple de la monarchie absolue à la monarchie constitutionnelle, de celle–ci à la république, de la IIIe à la IVe République, etc.), non à détruire un État (en France, l’État bourgeois s’est maintenu et même renforcé sous ses régimes successifs du XVIIIe siècle à la Ve République !).

• Enfin, la question de la participation aux prochaines élections européennes n’est pas posée comme une question tactique, mais laisse planer l’illusion qu’il serait possible, par les élections, de faire triompher à terme le « programme d’urgence ».

Or ces ambiguïtés pèsent logiquement sur celui–ci : comme au niveau national, il se rapproche d’un projet réformiste plus que révolutionnaire, faute d’être articulé à la perspective de la révolution et du gouvernement des travailleurs.

C’est pourquoi nous proposons une résolution alternative qui, tout en se concluant également sur l’utilité de participer aux prochaines élections européennes, précise qu’il s’agit seulement d’une tactique pour faire connaître nos idées et propositions, et que l’axe central de celles–ci est bien la destruction de l’UE capitaliste et l’édification des États–Unis socialistes d’Europe.

D) Le projet de « statuts », que nous approuvons pour l’essentiel, est cependant insuffisant sur trois points :

 Il y manque là encore la centralité du prolétariat, dont découle la nécessité d’accorder la priorité à la construction de comités du NPA dans les lieux de travail (entreprises et établissements). Dans la même logique, il n’est pas expressément prévu d’organiser les militants du même secteur pour centraliser l’intervention du parti dans les syndicats.

• L’importance de l’autonomie de la jeunesse est sous–estimée : nous préconisons une complète autonomie politique et organisationnelle des comités jeunes et leur propre fédération nationale ; c’est d’autant plus nécessaire qu’il est impératif de gagner progressivement au programme de la révolution les jeunes des quartiers populaires, qui se révoltent déjà, mais pour le moment sans expérience politique organisée.

• Tout en affirmant vouloir construire un parti de militants, les conditions fixées pour être considérées comme tel nous semblent trop légères : pour forger un parti à même de renverser le capitalisme, il faut demander aux militants non seulement d’acquitter leur cotisation et de venir aux réunions, mais aussi de participer régulièrement à celles–ci et à l’activité du parti (diffusions de tract, vente de la presse, intervention dans les luttes, etc.).

Mais surtout, nous insistons pour que les principes et les dispositions concrètes des statuts soient appliqués effectivement, afin que le NPA soit crédible dès sa naissance. Or les lacunes démocratiques dans la préparation et le déroulement des deux réunions nationales (déplorées par de nombreux militants), ainsi que les exclusions injustifiées de trois militants CRI de leur comité, contraires à l’esprit et à la lettre du projet de statuts comme aux principes généraux du NPA, mais acceptées de fait par le silence du CAN, sont très inquiétantes. C’est pourquoi nous sommes fondés à considérer que le combat pour la démocratie ouvrière dans le NPA reste nécessaire.

Ces critiques politiques, formulées dans le cadre de l’indispensable transparence due à l’ensemble des militants du NPA, nous fondent à demander la constitution d’une Tendance dans le NPA pour la révolution, le communisme et l’auto–organisation.

Nous entendons contribuer activement, par notre militantisme sur le terrain et par nos élaborations politiques, à la construction du parti dont notre classe et la jeunesse révoltée ont besoin. Et nous voulons convaincre le maximum de camarades, sur le moyen et le long termes, que le NPA, pour être anticapitaliste cohérent et conséquent, devra être en dernière instance révolutionnaire et communiste.

La présente déclaration, les propositions d’amendements aux projets de principes fondateurs et de statuts et les propositions de résolutions alternatives sur la situation générale et sur les élections européennes correspondent aux résultats de nos évolutions respectives comme de nos discussions entre nous et avec d’autres militants ou groupes de militants participant au processus NPA. Nous voulons ainsi constituer un premier cadre pour rassembler progressivement les militants du NPA qui veulent peser sur l’orientation du parti dans un sens communiste et révolutionnaire.

Dans cette perspective, nous sommes favorables à une large discussion et au regroupement. En particulier, comme nous l’avons déjà fait à plusieurs reprises, nous continuons de proposer à d’autres militants ou groupes de militants qui défendent eux aussi des idées révolutionnaires et communistes dans le NPA, notamment à la Fraction L’Étincelle issue de LO et à la Gauche Révolutionnaire, d’ouvrir la discussion en vue d’une Tendance commune. De même que le processus de construction du NPA se poursuivra au–delà du congrès de fondation, jusqu’au premier congrès statutaire un an après, de même le processus de construction de la Tendance que nous voulons s’accomplira à travers de nombreuses discussions, des combats politiques communs et de nouveaux regroupements. Nous entendons y contribuer activement et estimons être cohérents avec nos idées et nos propositions pour l’intervention immédiate du NPA en commençant dès le congrès de fondation à soumettre à l’ensemble du parti nos analyses et propositions.

En conséquence, dans le cadre de la préparation du congrès de fondation,

- nous demandons au Collectif d’Animation Provisoire (CAN) du processus NPA, organisateur du congrès, de faire parvenir à tous les comités la présente Déclaration, avec les textes qui l’accompagnent, et de soumettre au vote, lors des assemblées électives de janvier, nos propositions de résolutions alternatives sur la situation sociale et politique et sur les élections européennes;

nous appelons les comités à discuter et voter les amendements et les résolutions alternatives que nous proposons;

nous appelons les militantes et militants qui s’y retrouvent à signer la présente Déclaration pour une Tendance défendant la révolution, le communisme et l’auto–organisation.

28 premiers signataires (adhérents des comités NPA):

A. (Université de Rouen Madrillet, 76); A. (Université Paris–VII); C. (Université Paris–I Tolbiac); C. (Romainville, 93); C. (Université Paris–VII); Ed. (Paris 19e Pantin/Jaurès); Fl. (Montreuil, 93); Fr. (Massy, 91); G. (Université Paris–VII); J.–J. (Auxerre, 89); J. (Massy, 91); J. (Université Paris–VII); J. (Sens, 89); K. (Fontenay–sous–Bois, 94); L. (Université Rouen Mont–saint–Aignan, 76); L. (Nanterre, 92); M. (Évry, 91); M. (Université Paris–VII); Ma. (Libourne, 33); M. (Université Paris Sorbonne); Q. (Orléans, 45); R. (Université de Bordeaux, 33); S. (Auxerre, 89); S. (Brest, 29); S. (Dole, 39); St. (Paris 11e); S. (Évry, 91); Y. (Auxerre, 89).;