Francia

Horas bajas del inquilino del Elíseo - Sólo un 32% de los franceses confían en su presidente, la peor cifra desde la elección

Sarkozy llega a los dos años de mandato
hundido en los sondeos

Por José A. Sorolla
Corresponsal en París
El Periódico, 03/05/09

A Nicolas Sarkozy le ocurre lo mismo que a Mijaíl Gorbachov, el expresidente soviético que era deseado y admirado en el extranjero, mientras su popularidad entre los rusos estaba por los suelos. El presidente francés, que acaba de regresar de una visita de Estado a España en loor de multitud, cumplirá el miércoles su segundo año de mandato con el récord de impopularidad en Francia desde que fue elegido. Los franceses estiman que los grandes discursos de Sarkozy no se traducen en resultados efectivos.

Sarkozy causó en España una gran impresión. Diputados y senadores reunidos en las Cortes Generales le ovacionaron durante minuto y medio después de un brillante discurso en el que reafirmó su apoyo a la lucha contra ETA, respaldó la presencia permanente de España en el G–20, defendió una Europa protectora de sus ciudadanos frente a los países competidores que no respetan las reglas ecológicas ni sociales, insistió en la necesidad de refundar y moralizar el capitalismo, exigió un mayor compromiso de EEUU en el combate contra el cambio climático y acompañó su giro atlantista con una reivindicación de la Europa de la defensa.

Desconfianza

La mayoría de estas ideas las expone habitualmente en Francia, pero el empuje y la energía que en el exterior se califican con nota alta, la que corresponde a un presidente decidido y transgresor a ojos de quienes normalmente no le escuchan, en el interior no se valora del mismo modo. Los franceses están más preocupados por la crisis económica, reprochan a Sarkozy que su principal promesa electoral, el aumento del poder adquisitivo, no se haya cumplido, ni siquiera antes del crash financiero, y consideran que el presidente dedica más esfuerzos a resolver los problemas de los poderosos que a ocuparse de los más desfavorecidos.

Así, a su regreso a Francia, Sarkozy se ha encontrado con que su popularidad está en las cotas más bajas desde su elección. Un sondeo de TNS Sofres para Le Figaro Magazine fijaba ayer la cota de confianza en un 32%, la menor desde mayo del 2007 y solo igualada en el mismo mes del 2008. Desde los niveles alcanzados tras las elecciones (65% en julio del 2007), Sarkozy se despeñó en febrero del 2008 hasta el 41% y no ha vuelto a superar esta cifra, que repitió en enero del 2009. Los demás meses siempre ha estado por debajo del 40%.

Un análisis más detallado del sondeo de abril confirma los puntos débiles de Sarkozy: los jóvenes y las clases bajas. Su cota de confianza, que pierde en general 4 puntos con respecto al mes de marzo, sufre una caída de 10 puntos (hasta el 18%) entre los encuestados de 18 a 24 años. En la clase media baja el descenso es de 8 puntos (27%) y en la clase más baja pierde 6 (21%). Entre los obreros, la caída es de 5 puntos (25%) y los parados establecen la popularidad de Sarkozy en el 23%. Sus mejores cifras se registran entre la clase alta (40%) y entre los jubilados (42%, pero con una pérdida de 3 puntos). Llama también la atención la cáida de 16 puntos de confianza entre los artesanos, los comerciantes y los jefes de empresa.

Sin alternativa

Pese a estos pésimos datos, Sarkozy sigue siendo el favorito para repetir mandato presidencial. Otro sondeo de Opinion Way publicado ayer por Le Figaro le otorga un 30% de las intenciones de voto si las presidenciales se celebraran ahora frente a un 21% para la excandidata socialista Ségolène Royal y un 20% para el centrista François Bayrou.

Porque está claro que Sarkozy sigue sin tener alternativa. El Partido Socialista (PS), dividido entre el liderazgo oficial de Martine Aubry y las aspiraciones declaradas de Royal, no consigue convencer a los franceses. Un 76% de ellos estiman que el PS no tiene respuestas frente a la crisis y un 69% duda de que gobernara mejor que la derecha, según una encuesta de Ifop.


Sarkozy

A dos años de asumir genera un 63% de rechazo,
pero nadie lo capitaliza

Por Eduardo Febbro
Desde París
Página 12, 06/05/09

El desempleo, la recesión y algunos errores empañaron el sueño expresado en el lema de campaña “Trabajar más para ganar más”. Sin embargo, Sarkozy les ganaría a todos sus rivales si hubiera elecciones.

El presidente francés cumple dos años en el poder con un panorama de película: tiene un 63 por ciento de opiniones negativas, pero ninguno de sus rivales es capaz de capitalizar el descontento que ha generado la combinación de su política y los efectos de la crisis financiera internacional. El paro, la recesión y varias medidas adoptadas por el Ejecutivo que dirige François Fillon empañaron el sueño que surgió hace dos años de la mano del lema de campaña: “Trabajar más para ganar más”. Esa propuesta nunca se hizo realidad y Nicolas Sarkozy corre hoy como un maratonista de fondo, silbado por el público, pero sin ningún adversario capaz de disputarle la línea de llegada. La paradoja presidencial es tal que, incluso en plena crisis de credibilidad, Nicolas Sarkozy saldría hoy primero en caso de disputarse una elección presidencial. El socialismo es una sombra difusa que no encarna una alternativa ni un discurso verosímil.

Dos años después de su victoria ante la socialista Ségolène Royal, una encuesta de opinión publicada a principios de semana revela que el 65 por ciento de los franceses está “decepcionado” por la gestión de Nicolas Sarkozy, mientras que el 63 por ciento estima que el balance de su gobierno “es más bien negativo”. Y sin embargo, según otro sondeo publicado este domingo por el vespertino Le Monde, Sarkozy les ganaría a todos sus rivales si Francia tuviera que acudir a las urnas para elegir a un nuevo presidente. Sarkozy sigue entonces en campaña para la reelección en 2012 y ayer se dio el lujo de asumir el liderazgo de la campaña electoral para las elecciones europeas del mes de junio, donde, según los sondeos, la derecha parte favorita. Elegido en mayo de 2007 con una propuesta de cambio y con un discurso amplio con el que le arrebató a la izquierda temas que le eran propios, Sarkozy hizo sonar con el movimiento que transforma en contraste con los 12 años de gestión de su predecesor, Jacques Chirac. La acción contra el letargo acabó en una decepción. Para los socialistas, que editaron un cuaderno de 32 páginas con los errores de la política gubernamental, el balance de la gestión es un “fracaso rotundo y apabullante”. “La situación de Francia en mayo de 2009 es peor que en mayo de 2007 y no sólo por causa de la crisis”, dice el documento, que denuncia “la ideología liberal” de Nicolas Sarkozy, así como sus promesas, que se quedaron a medio camino: “En temas como el poder adquisitivo, el empleo, la educación, las libertades, la inseguridad, y frente a todas esas promesas vemos que los resultados muestran un fracaso rotundo y apabullante”, afirmó el portavoz del PS, Benoît Hamon. Pero estas críticas y las que manifestó el centrista François Bayrou ni siquiera rasguñan al mandatario. En un libro publicado la semana pasada por François Bayrou –Abus de pouvoir (Abuso de poder)–, el líder centrista califica la gestión de Nicolas Sarkozy como una “egocracia”, como un mandato donde el presidente gobierna “en primera persona” y al que le gusta “mostrarse como un superhombre”.

Esas críticas también se escuchan en las voces populares, en las oficinas y en la calle. Con todo, Nicolas Sarkozy gobierna sin que se esboce una figura alternativa. Los socialistas siguen planteando esquemas de alianza que ya no funcionan y tampoco se resuelven a oficializar lo que ya es un hecho: la transformación del socialismo en un gran espacio de centroizquierda.

A su manera combinada, Nicolas Sarkozy sacó mucho provecho a la vez de la crisis mundial y de la presidencia semestral de la Unión Europea. Sarkozy actuó rápidamente tanto con el conflicto militar entre Georgia y Rusia como con la crisis internacional. Francia vio a un presidente que viajó a Moscú y obtuvo un alto el fuego, y luego a un presidente que, en medio del marasmo financiero, hizo hablar a Europa con una sola voz.

Pero las realidades nacionales llevaron los índices de popularidad por el suelo a medida que la crisis económica degradaba la situación, que el paro aumentaba y que los efectos de la política que Sarkozy implementó a partir de 2007 tenían un efecto aun más nefasto aunados a la crisis. En las respectivas ediciones especiales realizadas en ocasión de estos dos años de mandato, la prensa francesa destacaba que de hecho, dos años más tarde, no existe en los hechos ninguna reforma emblemática de gran magnitud como la que sus promesas dejaron entrever.

El paisaje social o político de Francia sigue intacto. Le Monde recordaba que el ex presidente Valéry Giscard d’Estaing legalizó el aborto, que el socialista François Mitterrand abolió la pena de muerte y que Jacques Chirac suprimió el servicio militar. La crisis no sólo enterró las promesas de Nicolas Sarkozy sobre el mayor bienestar de Francia sino que, también, frenó en gran medida el impulso reformista–liberal del presidente. Francia tiene hoy niveles de desempleo inéditos desde los años ’90, con 2,5 millones de desempleados. Este miércoles, Nicolas Sarkozy festejará sus dos años de mandato con una reunión en el palacio presidencial.

Francia tendrá así dos deudas pendientes: las promesas de Nicolas Sarkozy y la existencia de una oposición estable, digna y coherente. Sin ella, Sarkozy seguirá siendo el único comandante a bordo de la democracia francesa.