Rusia

Rusia acusa a la Unión Europea de forjar
una alianza en su contra

Por Dmitri Polikárpov
Corresponsal en Rusia
El Periódico, 23/05/09

Encuentro sin resultados en el Lejano Oriente ruso. Medvédev no descarta una nueva guerra del gas y se niega a garantizar el suministro energético. El fracaso de la cumbre deja encima de la mesa todas las discrepancias entre Moscú y Bruselas.

Moscú.– La cumbre Rusia–Unión Europea (UE) concluyó ayer en un fracaso. La reunión, celebrada en Jabárovsk ––más de 6.100 kilómetros al este de Mos– cú–, no logró eliminar ninguna de las numerosas discrepancias que últimamente han nublado las relaciones entre Moscú y Bruselas.

A la tensión subyacente por los conflictos en el suministro de energía a la UE se añadió el rechazo de Moscú a aceptar con buenos ojos la Asociación Oriental, firmada entre Bruselas y seis repúblicas de la antigua URSS.

Ese acuerdo, firmado en Praga a principios de mayo, tiene como objetivo reforzar los lazos políticos y económicos de la UE con Ucrania, Moldavia y Bielorrusia, tres vecinos inmediatos, y con Georgia, Armenia y Azerbaiyán, antiguas repúblicas soviéticas del Cáucaso.

A pesar de los intentos europeos de paliar los recelos de Moscú, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, sostuvo que según el Kremlin es posible que «esta asociación sea percibida por algunos estados, no de la Unión Europea, otros estados, como una asociación contra Rusia».

Otra guerra del gas

Además, Moscú amenazó a Europa con una nueva guerra del gas, dando a entender que es posible que se repita el corte de suministro de enero pasado, que dejó dos semanas sin calefacción a varios países europeos.

Medvédev, cuya llegada al poder en mayo del 2008 creó esperanzas en Occidente de una mejora de las relaciones con Rusia, echó un jarro de agua fría al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y al presidente checo y presidente de turno de la UE, Vaclav Klaus, al advertir de que Rusia no garantizará el servicio hasta que los países europeos no acepten un nuevo pacto de seguridad energética que reemplace la actual Carta Energética.

Ese documento fue adoptado en 1991 a instancias de la UE para integrar a los sectores energéticos de la antigua Unión Soviética y de Europa del Este.

«¿Para qué lo vamos a garantizar? No hay problemas por nuestra parte, aquí todo está en orden», dijo Medvedev. Según el Kremlin, la culpa del último corte la tuvo Ucrania, que paga con retraso por el gas ruso. Medvédev dudó la capacidad del Gobierno ucraniano de pagar el suministro del carburante e invitó a la UE a que ayudara a Kiev a pagar para asegurar el suministro.

Barroso, visiblemente decepcionado por la radical postura de las autoridades rusas, advirtió de que «no se pueden permitir más interrupciones» en el suministro de gas procedente de Rusia.

A pesar de la presión de Moscú, dejó claro que la UE no se plantea renunciar a la Carta Energética. «La UE solo puede mejorarla, no reemplazarla», sentenció. Medvedev reafirmó a su vez que «Rusia no participa (en la Carta) ni tiene intención de hacerlo».

En vísperas de la cumbre de Jabárovsk, Rusia y la UE habían afirmado que querían mejorar sus relaciones tras los conflictos por el suministro de gas y la operación militar rusa en Georgia.

Nuevo acuerdo

Además, Moscú y Bruselas pretendían avanzar hacia la firma de un nuevo acuerdo de cooperación que sustituyera el anterior, que reglamentaba sus vínculos hasta el 2007. Este tratado deberá regular los cuatro ámbitos «comunes»: economía, libertad y justicia, seguridad y educación, cultura e investigación científica. Al final, Medvédev solo dijo que «seguirá el diálogo».

Para Medvédev, la decepción más importante de la reunión fue la falta de interés de la UE en su propuesta de crear un nuevo sistema de seguridad en Europa, que sustituya a la OTAN.

El Kremlin eligió la remota Jabárovsk para la cumbre para que los europeos «tengan la oportunidad de apreciar la grandeza de Rusia», en palabras de su presidente.

Algunos temas del fracasado encuentro:

1. La Carta Energética. La Carta Energética fue firmada en 1991 por medio centenar de países para fijar el marco jurídico y las obligaciones para el comercio energético entre el oeste y el este de Europa. Anterior a su firma, Europa realizaba negocios energéticos mediante convenios bilaterales. Rusia se opone a ratificar el documento.

2. La dependencia. Las últimas cifras disponibles indican que el 40% de las importaciones de gas de la UE proceden de Rusia. El porcentaje se reduce cuando se contabiliza el gas total consumido: el 25% de esta fuente de energía tiene a la Federación Rusa como origen. Alemania, Ucrania e Italia son los países que más gas ruso importan. El 100% del gas que Eslovaquia, Finlandia y Grecia importan es ruso.

3. La diplomacia del gas. El término diplomacia del gas se refiere al uso de los vastos recursos energéticos rusos como método de presión política. Desde el inicio del milenio, Rusia intenta recuperar así parte de la influencia perdida. Georgia, Ucrania y hasta Bielorrusia han recibido presiones del Kremlin mediante el gas.

4. Gazprom. Gazprom es el gigante ruso del gas, controlado por el Estado ruso, con 415.000 empleados y ventas anuales en el 2004 por valor de 31.000 millones de dólares (22.465 millones de euros). Gazprom exporta gas natural a Europa a través de los gasoductos de países como Ucrania. Controla el 15% de las reservas mundiales de gas probadas.