Europa

Aunque va a la cabeza del desempleo europeo, Zapatero lanza un drástico plan de ajuste para contener el gasto público

Entre la sartén y el fuego

Por Rosa María Sánchez
El Periódico, 30/01/10

En cuatro años, el Estado recortará 40.000 millones en personal, inversiones y transferencias

Como si no hubiese ya más tiempo que perder, el Gobierno ha entrado en tromba en dos de las reformas que más comprometen el futuro de la economía española. El recorte del déficit público –que, según se supo ayer, alcanzó en el 2009 el récord histórico del 11,5% del PIB– y las reformas para asegurarse la viabilidad del sistema de pensiones (garantizada hasta el 2030) son las dos cuestiones que exigen quienes tienen que decidir si siguen prestando y a qué precio, el dinero que necesita la economía española para su recuperación. Los mercados recelan de las finanzas públicas, y el Gobierno ha querido dejar claro que España no es como Grecia. Su presidente ya lo adelantó el jueves en Davos, ante la prensa internacional.

Quieren ampliar dos años la edad de jubilación

«Queremos dar la confianza a los ciudadanos de que haremos lo que haya que hacer», dijo ayer la vicepresidenta económica, Elena Salgado. El Gobierno llegará al 2013 «con los deberes hechos», reforzó la vicepresidenta De la Vega. Por eso, ayer se celebró el que quizá vaya a ser el Consejo de Ministros más decisivo y rompedor de la era Zapatero. Pocas decisiones pueden ser tan trascendentales desde el punto de vista social y económico como la de alargar 2 años, de 65 a 67, la edad legal de jubilación. Hay estudios que estiman que un aumento de dos años de la edad legal de jubilación conllevaría una reducción del gasto en pensiones de 10,30 puntos (100.300 millones de hoy) en el 2060.

Tampoco es menor el reto de reconducir el déficit de las administraciones públicas desde el 11,4% del PIB hasta el 3% en cuatro años. En realidad, ni la estabilidad presupuestaria ni la reforma del sistema de pensiones son ajenas al programa económico del Gobierno; la diferencia es que «se ha pasado de la pasividad a la acción», interpretaba ayer un analista económico.

Las piezas del plan

De los casi 8,5 puntos de PIB que median entre el 11,4% del 2009 y el 3% deseado para el 2013, el Gobierno calcula que una parte llegará por la recaudación adicional de la recuperación y por la retirada de las medidas de estímulo (como el plan de inversión local).

Para embridar el resto del déficit, el Gobierno aprobó ayer un Plan de Austeridad que implica un ajuste presupuestario del 5,7% del PIB (unos 57.000 millones) en el plazo de cuatro años (del 2010 al 2013), cuyo mayor esfuerzo recaerá sobre el Estado (el 5,2%). El resto del ajuste (0,7% del PIB) será encajado por autonomías y corporaciones locales con quienes se quiere pactar sendos acuerdos de sostenibilidad.

Para cubrir el ajuste de 57.000 millones asignado al Estado, el Gobierno cuenta con los mayores ingresos por las subidas fiscales ya practicadas y con los provenientes de la lucha contra el fraude. La vicepresidenta Salgado aseguró ayer que no están previstas nuevas subidas de impuestos. Pero, además, habrá que acometer un recorte del gasto de 40.000 millones, de los que 14.000 están incluidos en el presupuesto del Estado del 2010.

Además, el Consejo de Ministros aprobó ayer un «plan de acción inmediata», que supondrá un recorte adicional del gasto de 5.000 millones de euros en el 2010. Los ministerios tienen hasta el 1 de marzo para explicar al de Economía los recortes que piensan hacer.

Por último, para el periodo del 2011 al 2013, se ha aprobado un «plan de austeridad» que debe reducir en 26.000 millones de euros el techo de gasto presupuestario.

Gastos de personal

«El ajuste, necesariamente tiene que afectar a todas las partidas y todas las políticas», explicó ayer Salgado. Solo se librarán del tijeretazo las prestaciones sociales, la inversión en I+D+i y la política antiterrorista, añadió. No se tocará ni el gasto en dependencia, ni las becas y ayudas de estudio, ni el cheque–bebé de los 2.500 euros, ni la ayuda oficial al desarrollo, acotó la vicepresidenta económica. ¿De dónde, pues, se van a recortar los 40.000 millones de gasto que corresponde al gobierno?, preguntó un periodista. «Hay margen suficiente, sin duda», respondió Salgado, dando a entender que su ministerio ya ha hecho las cuentas pertinentes; y que le salen.

El ajuste recaerá, sobre todo, en el gasto de personal, en los de funcionamiento, en la inversión pública y en las transferencias a comunidades autónomas, empresas públicas y organismos autónomos del Gobierno.

Para reducir el gasto de personal, solo se repondrá el 10% de las bajas (en lugar del 30% previsto) y se abundará en la moderación salarial, explicó la vicepresidenta sin dar más detalles.

El recorte de la inversión pública, «de varios miles de millones», se traducirá en «un retraso» de los proyectos, algunos de ellos ya comprometidos.

El grueso del ajuste, no obstante llegará del capítulo de transferencias que hace el Estado a las comunidades autónomas (diferentes de las cantidades pactadas en el sistema de financiación, explicó la vicepresidenta) y a empresas y organismos públicos.