Grecia

Reunión Papandréu–Merkel: el gobierno griego cede a Alemania el control de su política económica

El país se paraliza

Por Iker Bizkarguenaga
Gara, 06/03/10

El Gobierno griego ha cedido el control de su política económica y a cambio ha recibido palabras de apoyo. Un respaldo que ya tenía ganado al haber aprobado las medidas de ajuste que antes le habían demandado los mismos que aplauden esas mismas medidas. Papandréu y Merkel coincidieron en decir que Grecia no ha pedido ayuda financiera, pero horas antes el ministro de Economía alemán ya había zanjado el tema: los griegos no verán «ni un céntimo».

Dos días después de anunciar las nuevas medidas de ajuste que le reclamaban las instituciones comunitarias y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el primer ministro griego, Yorgos Papandréu, inició ayer una gira en la que se reunió con el jefe del eurogrupo, Jean–Claude Juncker, y la canciller alemana, Angela Merkel, y que en los próximos días le llevará a encontrarse con el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y su homólogo estadounidense, Barack Obama.

Su objetivo, según admitió en una entrevista a «Frankfurter Allgemeine», ni siquiera consiste en recabar fondos para afrontar la crisis que vive su país, sino obtener un respaldo público de los citados mandatarios para que Grecia pueda colocar su deuda a un precio más barato del que le está suponiendo en este momento. «Todo lo que necesitamos es apoyo para obtener créditos con condiciones aceptables», declaró Papandreu al diario alemán, explicando que para los bonos que acaba de emitir –por 5.000 millones de euros– Grecia deberá pagar 750 millones más en intereses que lo que tendría que abonar Alemania. Lograr ese apoyo no le supondrá gran esfuerzo, dado que ha cumplido a pies juntillas todo lo que le han ido redactando sus interlocutores.

Con el precedente de la entrevista en el «Frankfurter» y las declaraciones del ministro de Economía alemán, Rainer Bruederle, diciendo que su Gobierno «no tiene intención de dar ni un céntimo» a sus socios helenos, pocas horas antes de celebrarse el encuentro, sobraba que tanto Merkel como Papandréu subrayaran que Grecia en «ningún momento» ha pedido ayuda económica a Alemania para combatir la crisis.

Por eso, la intervención de la canciller alemana, que compareció junto a su homólogo heleno, se centró en la necesidad de hacer frente a los ataques especulativos contra la economía griega. «Tenemos que lograr la neutralización de los especuladores. Es algo técnicamente difícil pero no podemos permitir que haya gente que prácticamente asegure la casa del vecino para luego destruirla», manifestó Merkel.

Tratando de relativizar la difícil situación económica de Grecia, lastrada por un déficit y una deuda acumulada durante años, sostuvo que naturalmente en aquel país hay problemas, pero apostilló que ha sido el problema de la especulación el que ha agravado las cosas.

En este contexto, y a falta de fondos, Merkel y Papandréu acordaron la creación de una comisión gubernamental greco–alemana que deberá apoyar la modernización de Grecia en diversos campos como la protección del clima y del medioambiente, la política energética, el desarrollo científico y la política de inmigración.

La mandataria alemana defendió que el apoyo a la modernización de Grecia en esos campos es también un aporte a la lucha contra la crisis en la medida que contribuye a aumentar la confianza de los mercados financieros. Y, en el camino de consolidar la imagen del Gabinete de Papandréu ante los mercados, celebró que haya aprobado nuevas medidas para reducir el déficit diciendo que se trata de «un esfuerzo tremendo» que implica sacrificios pero que es un paso importante en la recuperación de la economía griega. «Los expertos de la UE, el BCE y el FMI coinciden en que se trata de un paso importante», alabó.

«Han sido medidas necesarias para sacar a nuestro país de la crisis», replicó Papandréu.

Las ocurrencias alemanas

La visita del primer ministro griego había estado precedida de ciertas irritaciones debido a una serie de sugerencias de un grupo de diputados alemanes, miembros del partido de la propia canciller y de la formación que le apoya en el Gobierno, para combatir la crisis griega, entre las que estaba la de vender algunas islas que no estuviesen habitadas. «Quiero dejar claro que no comparto esas sugerencias y que ningún miembro del Gobierno ha sugerido algo similar», dijo Merkel al ser confrontada por un periodista griego con ese tema. Papandréu, por su parte, se limitó a decir que hay ideas más imaginativas y más eficaces para combatir la crisis y dijo que, por ejemplo, las islas que los diputados alemanes quieren vender se pueden convertir en centros de desarrollo de la energía solar.

«Colonización de la economía»

En esos términos quedó el respaldo público de Merkel. Puede decirse, por tanto, que Grecia ha cedido su soberanía económica, no ya a cambio de los 53.000 millones de euros en los que hasta hace unos días se estimaba su rescate, sino por unas bonitas palabras y unas fotografías con quienes realmente man– dan en este tema y, además, ya poseen gran parte de la deuda del Estado heleno.

Tal como indicaba recientemente el sociólogo norteamericano de origen griego James Petras en una entrevista conce– dida a la uruguaya Radio Centenario, «lo peor en Grecia es que lo que exigen los países europeos imperialistas como Alemania, y los Estados Unidos, es que el control sobre la economía pase a manos del Fondo Monetario y de los gobiernos alemán y francés». «Es la colonización de la economía», sentenciaba, tras explicar que las instituciones internacionales «dicen que no pueden confiar en los griegos para imponer la austeridad y enfrentar al pueblo», de modo que «exigen que los extranjeros supervisen la economía, tomen las decisiones y evalúen la aplicación de la política».

Debate en el Parlamento griego

Mientras tanto, en Atenas, el Parlamento, donde el Pasok de Papandréu tiene una mayoría holgada, aprobó ayer el tercer plan de austeridad en pocos meses, con el que el Ejecutivo pretende ahorrar 4.800 millones de euros por medio de recortes sociales y nuevos impuestos. La votación se celebró después de seis horas de tenso debate, del que se retiró el partido comunista KKE, declarando una «guerra contra las medidas». «Seguiremos la lucha en las calles», advirtió la secretaria general de este partido, Aleka Papariga.