La crisis en Europa

¿Caos griego, caos europeo o caos mundial?

Por Immanuel Wallerstein (*)
Agence Global, 01/03/10
Traducción de Socialismo o Barbarie

Todo el mundo discuten lo que la revista Fortune está llamando el “torbellino griego”... y todo el mundo señala con el dedo a otra persona. ¿De quién es la culpa?

El Gobierno griego está acusado de fraude y de permitir que los griegos vivan por encima de sus posibilidades. La Unión Europea está acusada de haber creado una arquitectura imposible para el euro.

¿O es culpa de Goldman Sachs? Se le acusa de haber facilitado al gobierno griego la falsificación de sus cuentas cuando anhelaban unirse al sistema monetario del euro. Se le acusa además de participar en CDS (credit–default swaps), que hacen la situación del gobierno griego aún más vulnerable, aunque benefician al banco.

El jefe de estrategia de crédito de UniCredit en München dice que esto es como “comprar un seguro para la casa de tu vecino... y luego creas un incentivo para quemar la casa”. La canciller alemana Angela Merkel llama “escandalosas” a las actividades de Goldman Sachs y Christian Lagarde, ministro de Hacienda de Francia, pide ahora la regulación de los CDS.

Niall Ferguson dice que “una crisis griega está llegando a Estados Unidos”. Lo define como “una crisis fiscal del mundo occidental.” Ferguson está sermoneando sobre los males de la deuda pública y el concepto de “tenedor libre keynesiano”, que al final resulta ser un “lastre para el crecimiento”.

Paul Krugman dice que es un “eurodesastre” porque Europa no debería haber adoptado una moneda única antes de estar lista para una unión política. Pero ahora al euro no se le puede permitir desintegrarse, pues provocaría un colapso financiero mundial.

Mientras tanto, todo el mundo está presionando al gobierno griego para reducir su deuda pública de más del 12% del PBI al 4% en digamos cuatro años.

¿Pueden hacerlo? ¿Deberían? El gobierno griego dice que hará algo. Este “algo” ha sido suficiente para provocar huelgas masivas de los obreros, los agricultores, trabajadores de los hospitales, los controladores aéreos, oficiales de aduana, y  de todos a los que se les pide que reduzcan sus ingresos en medio de una crisis económica y un aumento del desempleo.

¿Alemania debe hacer algo? Los alemanes no quieren, por dos razones principales. La primera, es la previsible demanda futura de otros estados en dificultades económicas (España, Italia, Portugal, Irlanda, etc.). La segunda, es la presión interna de sus ciudadanos que entienden cualquier ayuda a Grecia es dinero que se les está quitando a ellos, cuando también están sintiendo los aprietos económicos.

Por otra parte, si los gobiernos de Grecia y otros países presionan a sus ciudadanos a pagar la deuda, eso implica también una reducción del poder adquisitivo de las importaciones: en primer lugar, de Alemania. Y esto significa a su vez una desaceleración de la economía alemana. Josef Joffe, editor del alemán Die Zeit, se queja: “Europa se ha convertido en un gran welfare state (estado de bienestar) para todos, para los estados y para las personas”.

Mientras tanto, el euro se derrumba y el dólar es una vez más, por un momento, un “refugio seguro”. Pero Ferguson nos alerta que “la deuda del gobierno de los EEUU es un refugio seguro tal Pearl Harbor fue un refugio seguro en 1941”.

Cuando un analista del Financial Times sugirió que Alemania iba, después de todo, a salvar a Grecia, un lector alemán comentó: “Lo que estás diciendo es que les das tu dinero para que compren en tu tienda.” Pero, ¿no es eso precisamente lo que los chinos hacen cuando compran bonos del Tesoro de EEUU?

El problema es mundial y estructural

Lo que estos distintos análisis de ganancias y pérdidas a corto plazo no advierten es que el problema es mundial y estructural. Los bancos existen para hacer dinero. Los juegos que Goldman Sachs ha estado jugando (y otros bancos también) no sólo han sido con Grecia, sino con muchos, muchos otros países: incluso con Alemania, Francia y el Reino Unido, y los mismos Estados Unidos.

Esto es así porque los gobiernos desean sobrevivir. Para ello, tienen que gastar el dinero suficiente para prevenir un “torbellino” y una rebelión civil. Y si no obtienen de los impuestos lo suficiente como para hacerlo (porque no quieran aumentarlos y/o porque una economía débil tiene menos ingresos fiscales), deben “masajear” sus cuentas con préstamos.

Y el endeudamiento encubierto (con los bancos, por ejemplo) es mejor que el endeudamiento abierto, ya que permite a los gobiernos a evitar las críticas... hasta el día en que se revela el secreto, y hay una “corrida bancaria”.

Entonces, los problemas de Grecia son también los problemas de Alemania. Los problemas de Alemania son también los de Estados Unidos. Y los de los EEUU son también los problemas del mundo entero.

Analizar quién hizo qué en los últimos 10 años es mucho menos útil que discutir qué hacer en la próxima década... si es que se puede aún hacer algo.

Lo que está sucediendo hoy es como un “game of chicken” (juego de la gallina)[1]. Parece que todos están esperando a ver quién va a ceder primero. Pero alguien finalmente va a cometer un error. Entonces tendremos lo que Barry Eichengreen ha llamado “la madre de todas las crisis financieras”. Incluso China se verá afectada por ella.


(*) Immanuel Wallerstein, sociólogo e historiador estadounidense, continuador de la corriente historiográfica iniciada por Fernand Braudel, es ampliamente conocido por sus estudios acerca de la génesis y transformaciones históricas del capitalismo. Su monumental trabajo “El moderno sistema mundial”, cuyo primer tomo publicó en 1976, analiza el desarrollo del capitalismo como “economía–mundo”. Actualmente es Senior Research Scholar en la Yale University. En el 2003 publicó “The Decline of American Power: The U.S. in a Chaotic World” (New Press).

Nota del traductor:

1.– El “game of chicken” (juego de la gallina) es un caso de la teoría de los juegos. Consiste en un enfrentamiento creciente entre dos bandos, de consecuencias cada vez más graves para todos, pero del que nadie se retira porque entonces pierde. Por ejemplo: el juego de dos autos que avanzan en direcciones opuestas por el mismo carril a velocidad creciente , y en que pierde el primero que se aparta por cobarde (chicken”, “gallina”).