La crisis en Europa

Angela Merkel incendia la eurozona

Por Josu Juaristi
Gara, 18/03/10

Dicen los franceses que Alemania se ha aislado en una posición de ortodoxia presupuestaria en la Unión Europea. Dicen los alemanes que ya se han cansado de ver cómo muchos de sus socios europeos (los famosos PIIGS: Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España, por sus siglas en inglés) han vivido muy por encima de sus posibilidades a costa, en buena medida, de las contribuciones alemanas a la caja común europea. Y Angela Merkel ha dado un puñetazo encima de la mesa.

Lo hizo ayer ante el Bundestag, al oficializar con premeditada rotundidad lo ya dicho por su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble: «Cuando un socio incumple de forma prolongada las condiciones de pertenencia a la moneda única, debe poder ser excluido de la eurozona». Previa reforma del Tratado de Lisboa, algo que temen en Bruselas. La obsesión por la ortodoxia presupuestaria irrita a muchos de los socios comunitarios, pero todos ellos saben perfectamente que si Alemania accedió a crear el euro y abandonar su poderoso marco fue bajo unas condiciones determinadas y muy estrictas.

Ahora, el estallido de la crisis ha destapado las miserias de muchos –incluso, en algunos aspectos, de la propia Alemania, cuya estrategia presupuestaria acaba de ser criticada por la Comisión Europa– y las condiciones del Pacto de Estabilidad son papel mojado. Grecia es el paradigma de la crisis, pero los socios no estarían hablando hoy de un futuro Fondo Monetario Europeo, de planes de rescate (ayudas eventuales, lo llaman) y de un gobierno económico en el seno de la UE si sólo se tratase de Grecia. Tantos socios con tantos problemas y unos criterios de convergencia masivamente incumplidos han situado a la zona euro ante la mayor crisis desde su creación el 1 de enero de 1999. Nunca los desequilibrios habían sido tan obvios.

Lo que el Gobierno de Angela Merkel pone ahora sobre la mesa ya venía siendo anunciado en varios informes que circulan por la Unión desde hace meses. Pero el hecho de que sea Merkel quien apoye la posibilidad de expulsar como último recurso a un socio de la eurozona (llegó a advertir de que, en caso contrario, «la cooperación es imposible») habrá hecho temblar a más de un estado miembro acusado de haber dilapidado dinero comunitario durante años. Y es que Berlín, el mayor contribuyente de la UE, está advirtiendo también a sus socios de que no soltará más dinero si considera que quien lo pide o necesita no hace primero sus deberes.

Y la canciller federal lo dice guardándose un as bajo la manga, el que supone saber que el próximo presidente del Banco Central Europeo será tu mano derecha en estos asuntos, Axel Weber, que relevará –salvo sorpresa mayúscula– a Jean–Claude Trichet el próximo año. Un Jean–Claude Trichet que no soporta a Weber y que ayer explotó ante el discurso de Angela Merkel. El alto funcionario de la Administración francesa declaró que una eventual salida de la zona euro de los países que no cumplan con sus obligaciones es una «hipótesis absurda» y, aunque recientemente él mismo declaró que no comentaba «hipótesis absurdas», ayer habló y no paró. Trichet calificó las medidas griegas para reducir su déficit público como «convincentes y valientes», pero Alemania no termina de creérselo y aguantará hasta el último minuto antes de comprometer dinero para Atenas o, llegado el caso, para cualquier otro estado miembro de la Unión Europea.


Los estados del euro hablan de un rescate para Grecia, pero siguen sin definir
en qué consistirá

Berlín y París airean sus discrepancias

Gara, 16/03/10

Los dieciséis ministros de Finanzas de la zona del euro avanzaron en la definición de ese instrumento extraordinario que permitiría prestar apoyo al Estado griego, en caso de que no pudiera financiarse normalmente, pero no aún no adoptaron una decisión definitiva.

Según explicó el presidente del Eurogrupo, el luxemburgués Jean Claude Juncker, el instrumento deberá ser adoptado por los jefes de estado o gobierno europeos en una próxima reunión, una vez queden resueltos los últimos «puntos técnicos» que faltan.

El presidente del Eurogrupo no proporcionó detalles de la fórmula que barajan los socios europeos, ni de los puntos por concretar, pero sí descartó que se contemple la concesión de garantías de préstamo.

También indicó que todos los miembros de la Eurozona participarían y aportarían a ese eventual rescate.

El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, señaló, por su parte, que el instrumento en el que trabajan los ministros, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo será plenamente «compatible con los tratados» y con las legislaciones estatales.

Respetar el tratado

Alemania, en particular, exige que se respete escrupulosamente la cláusula del tratado europeo que prohíbe asumir la deuda de un socio de la Eurozona, o financiar directamente su déficit, para que la decisión no pueda ser recurrida como inconstitucional ante los tribunales alemanes. Juncker, por su lado, volvió a subrayar que las autoridades griegas no han solicitado, tampoco ayer, ninguna ayuda a sus socios del euro. «El mensaje que enviamos a los mercados es que consideramos creíble el valiente plan de ajuste puesto en marcha por el Gobierno griego», destinado a reducir drásticamente este año el déficit público, insistió Juncker.

Si dicho mensaje no bastara para eliminar completamente las presiones sobre la deuda griega, entonces se activaría el mecanismo en el que han estado trabajando los socios europeos, explicó el primer ministro luxemburgués. «Pero pensamos que no se planteará la necesidad de esa ayuda», añadió

El debate en torno a la crisis presupuestaria griega ocupó la mayor parte de las cinco horas de reunión del Eurogrupo, que también revisó la situación económica de la zona y constató que el crecimiento «sigue siendo frágil». «Pero no creemos que debamos cambiar la estrategia de salida», afirmó.

«No existe ningún motivo para hablar de ayudas. Grecia no ha solicitado dinero y se esfuerza por resolver los problemas por sí misma», subrayó el portavoz del Ministerio alemán de Finanzas, Michael Offer.

Berlín y París airean sus discrepancias en torno al FME

El ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, afirma que su iniciativa para la creación de un Fondo Monetario Europeo (FME) tiene justificación, ya que «necesitamos reglas más severas. El Pacto de Estabilidad no es suficiente».

«Entonces (cuando fue aprobado) no se pensó en la posibilidad de que un país del euro se volviera insolvente», comentó Schäuble en una entrevista que publicó ayer el tabloide «Bild», aunque aseguró que «el FME no ha sido concebido para Grecia. La crisis actual hay que resolverla con los instrumentos actuales y el Gobierno griego merece todo el respeto por sus esfuerzos de ahorro». A la hora de definir las «reglas más severas» que necesita el espacio del euro, el jefe del Tesoro alemán cita «un control intensivo» y «sanciones más duras».

Pero la propuesta no cuenta con simpatías en el Ejecutivo francés. Su ministra de Finanzas, Christine Lagarde, apuntó en «Financial Times», que el FME «no es una prioridad. En vez de enmendar un tratado para dar cabida al FME, una aventura que podría requerir otros tres, cuatro o cinco años, la zona euro debería adoptar sus propias `leyes suaves' para fortalecer la disciplina». Reconoció que la idea de imponer sanciones más duras «merece la pena ser explorada», aunque prefiere la imposición de multas «menos severas, aunque más realistas» ya que en la actualidad la amenaza de sanciones por romper las normas de la UE es «tan lejana e improbable que no sirve como factor disuasorio». Además, juzgó insostenible para otros países de la zona euro el superávit comercial alemán, basado en la contención de los costes laborales.


La idea de un Fondo Monetario Europeo sigue en el aire ante divergencias en la UE

El Banco Central Europeo se opone

Gara, 14/03/10

Las opiniones divergentes en el seno de la Unión Europea y, especialmente, el rechazo indisimulado de los miembros del Banco Central Europeo, han obligado a aparcar por el momento el debate sobre la creación de un Fondo Monetario para países en apuros.

La propuesta de crear un fondo monetario europeo, que permita hacer frente dentro de la zona del euro a crisis presupuestarias graves como la que atraviesa Grecia, está provocando, antes incluso de ver la luz, divergencias importantes entre los responsables comunitarios. Anunciada por sorpresa el pasado fin de semana por el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, la sugerencia ha sido mal recibida por destacados miembros del Banco Central Europeo.

Entre ellos, el propio presidente del Bundesbank y miembro del Consejo de gobierno del BCE, Axel Weber, que tachó el miércoles de «absolutamente contraproducente» el debate sobre ese mecanismo en las circunstancias actuales. En la rueda de prensa de presentación de los resultados del Banco Central alemán, celebrada en Fráncfort, Weber censuró las palabras del mandatario de su país y consideró que lo importante en este contexto es que los gobiernos y las instituciones europeas tengan la voluntad de cumplir las reglas existentes, especialmente las de disciplina presupuestaria. Si no existe esa voluntad, «tampoco la va a traer otra institución», argumentó Weber, de quien se dice que podría sustituir al francés Jean–Claude Trichet en la presidencia del BCE a finales de 2011.

Marcha atrás de Merkel

Si bien el debate público sobre la necesidad de nuevas reglas para la unión económica y monetaria fue lanzado por su ministro de Finanzas, Angela Merkel enseguida opinó que la idea es «buena e interesante» e indicó que los instrumentos actuales no son suficientes. El tratado actual prohíbe expresamente a la Comisión Europea (CE) y al BCE financiar a un Estado miembro de la zona del euro fuertemente endeudado. En su intervención pública, Schäuble aseguró que el Gobierno alemán trabaja en la creación de un fondo monetario para la zona euro y que dará a conocer en breve sus propuestas al resto de los socios europeos, después de concertarlas con el Estado francés.

El presidente del Eurogrupo, el luxemburgués Jean–Claude Juncker, también se sumó al debate, tras recibir a Merkel. «Tenemos que discutirlo. Hay cientos de preguntas sobre la mesa que hay que responder, pero, básicamente, estamos de acuerdo» con lo propuesto por el ministro de Finanzas alemán, aseguró, dando aire a la idea. Sin embargo, la Comisión Europea se ha mostrado más cauta, si bien se ha declarado dispuesta desde el primer momento a contribuir al debate. El presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, descartó la posibilidad de que Europa cree a corto plazo ese fondo a la manera del FMI y aseguró que es una propuesta que «requiere más análisis». La idea de Schäuble, según el responsable europeo, ha sido presentada sin «ningún tipo de detalles» y es un plan a «largo plazo».

Barroso opinó también que la creación de ese fondo «podría probablemente requerir un cambio en el Tratado» de la UE, con las consiguientes dificultades que ello implica. «En lo que estamos trabajando ahora es en preparar algunas iniciativas para reforzar la coordinación de las políticas económicas y la supervisión de los países», afirmó. Además, apuntó, la idea «no resolvería la situación urgente de Grecia».

Ante estas prevenciones de la CE y, especialmente, del responsable del Banco Central alemán, Merkel matizó su discurso a mediados de semana, y dijo, por boca del portavoz de su Gabinete, Christoph Steegmanns, que un fondo como el propuesto por Schäuble, «sólo sería el último argumento para gestionar apropiadamente la insolvencia de un Estado». «Antes de ello, y eso es algo que la canciller considera muy importante, habría que tener en cuenta que es necesario diseñar una amplia serie de sanciones», subrayó Steegmanns, añadiendo que en ningún caso la creación de un fondo monetario debe conllevar unos criterios de estabilidad más relajados. En términos similares se expresó el portavoz del ministerio de Finanzas, Michael Offer, quien aseguro que Schäuble lo había planteado como una propuesta a largo plazo. Sin embargo, una vez que Alemania ha puesto el tema sobre la mesa, la UE se verá obligada a hincarle el diente más pronto que tarde.