Rusia

La guerra en el Cáucaso estalla bajo la sede del servicio secreto

Atentados en el metro de Moscú

Por Antoine Lambroschini
Corresponsal en Moscú
Gara, 30/02/10

Dos mujeres de origen caucásico –conocidas como «viudas negras»– hicieron estallar sus cinturones explosivos segando la vida de alrededor de cuarenta usuarios del metro en dos estaciones de Moscú, una de ellas situada bajo la sede del servicio secreto ruso (FSB, ex KGB) en la plaza Lubianka. El Kremlin no dudó en atribuir los atentados a la rebelión caucásica, hoy islamista, y prometió su total exterminio. Ya lo hizo hace once años. Y creó viudas que mueren matando.

40 personas murieron y 65 resultaron heridas en un doble atentado en hora punta en el metro de Moscú, el más mortífero de este tipo desde 2004, un ataque que el Kremlin no dudó en atribuir a la guerrilla islamista del Cáucaso Norte.

La primera explosión tuvo lugar en un vagón que se hallaba en la estación Lubianka, un lugar altamente simbólico de Moscú. Se halla justo debajo de la sede de los servicios secretos (FSB, en su día KGB) y a escasos cientos de metros del mismísimo Kremlin. La deflagración se registró a las 8 de la mañana y dejó un saldo oficial de 24 personas muertas.

Media hora después, una segunda explosión se registró en otro vagón de metro en el Parque de la Cultura, en la misma línea del metro, provocando la muerte de 12 personas y heridas a otras 15.

La línea roja, que cruza de noreste a suroeste esta ciudad de más de 10 millones de habitantes, es de las más antiguas de la ciudad (1935).

El portavoz del comité de investigación, Vladimir Markine, anunció el hallazgo en ambos escenarios de fragmentos de cuerpos de dos mujeres que llevarían los explosivos atados a sus cinturas. Otra fuente cercana a la investigación aseguró que la identidad caucásica de ambas mujeres, además de la de otras dos que les habrían acompañado hasta el metro antes de las explosiones, habría sido establecida tras el visionado de los vídeos de vigilancia.

«Las explosiones ocurrieron cuando los vagones se encontraban en las estaciones con las puertas abiertas. Murieron algunos pasajeros en el vagón y otros en la plataforma», señaló una portavoz del Ministerio de Emergencia a la televisión rusa.

El hecho de que las puertas de los vagones estuvieran abiertas restó potencia a las explosiones y salvó muchas vidas, según un experto. Otra circunstancia afortunada fue el hecho de que muchos moscovitas llegaran tarde al trabajo al olvidarse de adelantar sus relojes para adaptarlos al horario estival.

Cinturón sin explotar

La Policía anunció el hallazgo de un cinturón de explosivos intacto en la estación del Parque de la Cultura. El director del FSB, Alexandre Bortnikov, atribuyó categórico los atentados «a grupos terroristas ligados a la región del Cáucaso».

El presidente ruso, Dimitri Medvedev, anunció que «la política de represión del terrorismo y la lucha contra el terrorismo va a proseguir, sin aceptar componendas y hasta el final».

El primer ministro ruso, Vladimir Putin, reiteró la idea–fuerza que le llevó al poder en Moscú hace ya once largos años. «Los terroristas serán aniquilados», prometió. «Estoy seguro de que la Policía y los tribunales van a hacer todo lo que esté a su alcance para que estos criminales sean encontrados y cazados», señaló desde Krasnoyarsk, en Siberia, donde se hallaba de visita.

Su sucesor en el Kremlin, Medvedev, ordenó un refuerzo de las medidas de vigilancia en los transportes públicos de todo el inmenso país.

Las otras líneas del metro de Moscú, verdadera «joya de la Corona» de Rusia y herencia del antiguo y desaparecido esplendor de la Unión Soviética, permanecieron abiertas aunque con gran presencia policial.

El último atentado registrados en el metro moscovita data del 6 de febrero de 2004. 41 personas murieron en una explosión entre las estaciones Aztozavodskaia y Paveletskaia. La explosión dejó 250 heridos.

Conmoción e ira

Ulular de sirenas, teléfonos móviles saturados y helicópteros que vuelan entre las avenidas en dirección al centro. El doble atentado sumió en estado de shock a los habitantes de la capital rusa.

Cientos de moscovitas salían conmocionados de las bocas del metro. Algunos lloraban. Un hombre intentaba limpiar la sangre de su cara con una botella de agua delante de la estación del Parque de la Cultura. «Estoy destrozado», narraba Vitali, un estudiante de 21 años que se dirigía hacia esta estaciión poco después de la explosión y cuyo vagón quedó detenido en el túnel. «Cuando la gente va a trabajar o a estudiar uno no espera que pasen estas cosas».

A varios kilómetros, frente a la estación Lubianka, en pleno centro de Moscú, los equipos de rescate evacuaban los cadáveres. Decenas de camiones de color naranja y rojo bloqueaban la plaza, donde aterrizó un helicóptero y que abriga la sede de los servicios secretos rusos.

Un joven cuya amiga resultó herida en la explosión estalló en cólera y arremetía contra los inmigrantes no ya sólo del Cáucaso sino incluso de Asia Central. «No sé quién ha hecho esto, pero mi novia está en el hospital. Voy a matar a alguien, a un tayiko, a un azerí, es igual, todos son iguales», asegura. «Esto es la guerra. En el metro no hay más que tayikos, caucasianos. No hay rusos, tienen miedo».

Los curiosos que se acercaban a la plaza Lubianka no albergaban duda alguna y hacían suya la tesis del Kremlin. «Están diciendo en la radio que eran kamikazes. Por supuesto, son otra vez los caucasianos», sostenía Natalia, obrera de una fábrica de aviones en Iskutsk (Siberia) que está de visita en Moscú. «No pensaba que esto iba a ocurrir de nuevo. Todo esto es simplemente horrible», señala Alexandre, un obrero de 29 años.

La red de metro de Moscú es una de las más utilizadas del mundo, con 8,5 millones de pasajeros diarios.

La línea afectada por los atentados ha sido cerrada «por razones técnicas», anunciaba una voz femenina por los altavoces del resto de estaciones, que seguían funcionando.

La Policía multiplicó los controles de bolsas y maletas. Los pasajeros salían a las plataformas de las estaciones y llamaban desde sus móviles para tener noticias de sus parientes y amigos. «Tendo miedo. Yo creo que todo el mundo está aterrorizado», señaló Lidia Svistunova al salir del metro, cuando confesaba que «he llamado a todo el mundo desde que he tenido noticia de lo que ha pasado».

Muchos moscovitas tuvieron que ir andando al trabajo por razón de los embotellamientos del tráfico y el despliegue de fuerzas policiales y de servicios de socorro.

Moscú ha sido escenario de muchos atentados en los últimos años, pero entre su población se había generado la impresión de que eran cada vez menos frecuentes.

El alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, decretó día de luto para hoy, y prometió ayuda médica a los supervivientes.


Dos mujeres suicidas dejan una treintena de muertos

La Vanguardia, 29/03/10

Las detonaciones se han producido con pocos minutos de diferencia en las estaciones moscovitas de Lubyanka y la de Park Kultury. El Servicio Federal de Seguridad ruso ha vinculado a las suicidas con grupos rebeldes del Caucaso Norte

Moscú. (Agencias).–  Al menos 37 personas han muerto y 65 personas han resultado heridas, la mitad de ellas graves, hoy en dos atentados con bomba perpetrados contra el metro de Moscú. El alcalde de Moscú asegura que ambas explosiones fueron causadas por dos mujeres suicidas y el responsable del Servicio Federal de Seguridad ruso, Alexandr Bórtnikov, ha vinculado a las suicidas con grupos musulmanes rebeldes de la región norte del Caucaso.

"Ambas explosiones fueron obra de mujeres suicidas", informó el FBS en un comunicado, según la agencia Interfax. "En el lugar de las explosiones se encontraron fragmentos de los cuerpos de dos mujeres suicidas", ha indicado Bórtnikov.

"Según los datos preliminares, los atentados fueron cometidos por grupos terroristas que tienen relación con el Cáucaso Norte. Esta es la versión principal", señaló Bórtnikov al informar al presidente ruso, Dmitri Medvédev, según las agencias rusas. Las fuerzas de seguridad rusas buscan ahora a otras dos mujeres que acompañaban a las terroristas suicidas hasta la entrada del metro moscovita y que fueron filmadas por las cámaras de seguridad del metro.

La primera explosión, se produjo poco antes de las 08.00 de la mañana hora local (05.00 GMT) en la estación Lubyanka. En la céntrica plaza Lubyanka se encuentra la sede del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB). El Comité Investigador que está analizando los hechos rebajó a al menos 35 el número de personas muertas a causa de los atentados y añadió que hay 33 heridos.

"La explosión afectó al segundo vagón del convoy de metro en la estación de Lubyanka a las 7.56 hora local (5.56 hora peninsular española)", afirmó la portavoz del Ministerio ruso de Emergencias, Irina Andrianova, que afirmó que las víctimas se encuentran entre los pasajeros que había dentro del vagón y en el andén.

La segunda explosión, que ocurrió en la cercana estación  de Park Kultury. "Según los datos preliminares, fue detonado un artefacto explosivo equivalente a entre 500 gramos y dos kilos de TNT", dijo una fuente policial citada por la agencia de noticias rusa RIA Novosti en referencia a la explosión en esta estación, y añadió que la bomba explotó a una altura de entre 100 y 120 centímetros, es decir, a la altura del pecho, aproximadamente. "Las partes del cuerpo encontradas en el lugar de los hechos nos permiten afirmar que era una mujer", aseguró.

En estos momentos, los servicios de salvamento y los equipos de bomberos colaboran en las labores de rescate en las dos estaciones. Mientras, los heridos han sido trasladados a los hospitales más cercanos por dos helicópteros del Ministerio de Situaciones de Emergencia.

Caos en Moscú

Las estaciones donde se produjeron las explosiones y que se encuentran ambas en la línea roja, una de las más concurridas de la capital, fueron cerradas, lo que provocó el caos y el pánico entre los viajeros. La línea roja, que cruza de noreste a suroeste esta ciudad de más de 10 millones de habitantes, es la más antigua de la ciudad (1935).

El tráfico ha sido interrumpido en varias zonas del centro de la capital rusa, las líneas telefónicas fijas y móviles también se han visto colapsadas, y numerosas páginas de información en internet están bloqueadas. El coordinador de aviación civil  ruso, ha dado instrucciones a los aeropuertos locales para aumentar la segurdad, según su portavoz.

Un largo reguero de atentados

El último atentado terrorista de similar magnitud perpetrado contra el metro de Moscú, que es utilizado diariamente por nueve millones de viajeros, tuvo lugar en febrero de 2004, cuando murieron 41 personas y 250 resultaron heridas. A su vez, en noviembre pasado una treintena de personas perdieron la vida al descarrilar a causa de una explosión el tren Nevski Express, que cubría el trayecto entre Moscú y San Petersburgo.

El atentado más grave cometido en Rusia por mujeres kamikazes tuvo lugar en agosto de 2004, en vísperas de la matanza de Beslán, cuando dos aviones de pasajeros explotaron en el aire matando a cerca de un centenar de personas. En julio de 2003, dos terroristas suicidas, también mujeres, activaron bombas durante un festival de rock en Moscú, lo que causó la muerte de 13 personas y heridas a otras 49.

La Fiscalía rusa ya ha afirmado que se abrirá una "investigación por terrorismo", aunque ningún grupo ha reivindicado hasta el momento la autoría de las explosiones.