Francia

Sarkozy: ¡detengan a Carmen y Esmeralda!

Por José Steinsleger
La Jornada, 25/08/10

Campamento de roms: el racismo y la
xenofobia para que la gente se olvide
de la crisis capitalista y sus responsables

Para el gobierno de Francia (país cuna de los derechos del ciudadano y del racismo científico), el errar por el mundo sin empleo y domicilio fijo de los gitanos (o pueblo rom) equivale, una vez más, a tomarse la libertad demasiado en serio. Pero los gitanos empezaron a deambular (y no por propia voluntad), cuando Francia no existía como nación.

Sin una cultura escrita que haya esclarecido sus orígenes con precisión, los pueblos rom llevan mil años cargando de un lado al otro con sus bártulos, y con lo que más les pesa: el halo de miedos y prejuicios que todas las sociedades, religiones, culturas y regímenes políticos les han guardado.

Los historiadores consagrados, apenas los han nombrado. En el acucioso estudio del mundo mediterráneo en la época de Felipe II (mil 800 páginas), Fernando Braudel les dedica, a pie de página, un solo renglón que habla “…del trato dado a los gitanos españoles enviados a galeras, no a causa de un delito, sino de la necesidad que había de gentes por el remo”.

Acorde con los prejuicios de la época, Cervantes narró la historia de amor entre Preciosa y un joven de la nobleza que decide comprar a la niña, raptada y criada por una “vieja gitana llena de malicia”. Y Shakespeare, más indulgente, introdujo a los gitanos en cinco de sus obras: Calibán, Como gustéis, Romeo y Julieta, Antonio y Cleopatra y Otelo.

A inicios del siglo XIX, cuando en el Sacromonte de Granada, los gitanos andaluces empezó a difundirse el arte flamenco o gitanoandaluz que venían perfeccionando desde el siglo XV, se produjo un sobresalto. Fusión de la voz, la guitarra y el cuerpo que, años después, consagrarían al par de mujeres más conocidas de la cultura gitana: Esmeralda y Carmen, mujeres de leyenda.

Esmeralda (Víctor Hugo, Nuestra señora de París, 1831), y Carmen (Prosper Merimee, 1845), fueron algo más que simples personajes de leyenda en la literatura romántica. Fueron una explosión: la revelación de lo que las mujeres anhelaban para sí, chispeantes de ingenio, siempre riéndose de los hombres y de la vida, y que, por encima de todo, aman la libertad.

Sensualidad recóndita que Sor Juana intuyó en su favorito y extraño poema Primero sueño, y que la gramática masculina de la Real Academia castigó con la definición de “gitanada” o “gitanear”: engaños con que suele conseguirse lo que se desea.

En el fondo, anhelo de libertad que José Martí percibió así: “Dejan en la memoria los gitanos los colores de un sueño brillante… Como que persigue el gitano sin conciencia un ideal que no ha de hallar jamás” (Entre flamencos, 1883).

En El amor brujo (ballet, 1925), y Bodas de sangre (teatro, 1933), los andaluces Manuel de Falla y Federico García Lorca sublimaron la tragedia de los gitanos. Tía Añica la Piñaraca, famosa cantautora andaluza, decía de su arte: “Cuando canto a gusto, me sabe la boca a sangre”.

Temidos, expulsados, explotados, esclavizados, marginados, dispersos por el mundo, los pueblos rom supieron conservar su cultura y una férrea tradición de hábitos y costumbres que, para sobrevivir, no podían sino ser muy conservadoras.

A pesar de las durísimas condiciones de vida, los gitanos dieron al mundo personajes famosos: actores (Charles Chaplin, Yul Brynner, Michael Caine); guitarristas de jazz, rock y flamenco (Django Reinhardt, Ron Wood, Camarón de la Isla, Tomatito), bailaoras (Carmen Anaya); baladistas (Sandro, Diego el Cigala), Augusto Krogh (premio Nobel de Medicina, 1920). ¡Hasta William Clinton se jacta de ser sobrino tataranieto de Charles Blythe, rey de los gitanos de Escocia (1847)!

Algunos estudiosos asocian al pueblo gitano con los hebreos. Sin embargo, los gitanos no se rigen por libros sagrados, no reclaman territorios, no predican el nacionalismo y tampoco han formado grandes grupos financieros.

Los gitanos representan a una de las comunidades más inofensivas y pacíficas del mundo, y sus ideales figuran en la bandera que adoptaron en 1971: azul arriba (el cielo del país que los cobija), verde abajo (el territorio que pisan), y una rueda en el medio que simboliza el nombre de su himno: Guedem, guedem (anduve, anduve).

Por su fragilidad material y política, los pueblos rom han sido el perfecto chivo expiatorio del racismo y el neofascismo que hoy encarnan gobernantes de la Unión Europea como Silvio Berlusconi y Nicolas Sarkozy. O personajes como la inglesa Viviane Reding, quien preside la “Comisaría para la Justicia y los Derechos Fundamentales de los Ciudadanos Europeos” (sic).

En abril último, la señora Reding calificó de “inaceptables las discriminaciones padecidas por esa minoría étnica” (que no se dignó nombrar). Luego (muy british ella), rectificó diciendo que “no estaba ni a favor ni en contra de las propuestas francesas”. O sea, la expulsión de los gitanos del país de la “tolerancia”.

Nada nuevo. Los reyes Luis XII (1504), Francisco I (1538) y Carlos IX (1560) echaron a los gitanos de Francia, y a inicios de la Segunda Guerra Mundial, el régimen de Vichy siguió con la tradición. Internó a 30 mil gitanos y entregó a los nazis 15 mil que acabaron en los hornos crematorios.


Sarkozy ordena el cierre de los campamentos de gitanos y su expulsión de Francia

Las asociaciones de romanís califican de
«declaración de guerra» la medida

Por Vicenç Batalla
Desde París
El Periódico, 29/07/10

El Gobierno francés decidió ayer desmantelar, en un período de tres meses, la mitad de los campamentos ilegales de gitanos en este país y expulsar casi de inmediato a los rumanos y búlgaros de esta etnia que se vean involucrados en un delito. Así se decidió tras una reunión especial en el Elíseo, presidida por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, después de los disturbios hace una semana en Saint–Aignan, en el centro de Francia, que se desencadenaron por la muerte de un gitano de 22 años por disparos de un gendarme.

El ministro del Interior, Brice Hortefeux, fue el encargado de explicar las medidas adoptadas, que ya había sido calificada de «declaración de guerra» por parte de las asociaciones de romanís en Francia. Hortefeux situó en 300 el número de «campamentos o squats» de carácter ilegal que ocupan actualmente las personas que, en este país, se les llama jurídicamente «gente de viaje». Sin embargo, el comunicado oficial del Elíseo, las rebaja a 200. En todo caso, el objetivo es «desmantelar la mitad de aquí a tres meses».

Según Sarkozy, los gitanos son una “situación inadmisible”

En el comunicado, Sarkozy juzga «inadmisible la situación de no derecho que caracteriza a las poblaciones de gitanos, venidos de Europa del Este. Han sido censados 200 campamentos ilegales, que son fuente de tráficos ilícitos, condiciones de vida profundamente indignas, explotación de niños con finalidad para la mendicidad, prostitución o delincuencia», justifica el presidente.

En este sentido, Hortefeux indicó que se procedería «a la reconducción casi inmediata de los gitanos que atenten contra el orden público o cometan fraudes en dirección a Bulgaria o Rumanía». En el año 2009, el número de expulsados fue de unos 10.000, la gran mayoría rumanos. Para ello, se va a proponer que una veintena de policías rumanos y búlgaros se instalen en la región parisiense para ayudar en estas tareas. Policías franceses, por su lado, viajarían a estos dos países.

También se desplegarán 10 inspectores fiscales en estos campos para verificar las propiedades de sus ocupantes. «Muchos de nuestros compatriotas se sorprenden lógicamente cuando observan la cilindrada de ciertos vehículos que arrastran las caravanas», dio como explicación el ministro.

Por otro lado, Sarkozy ha pedido a su ministro de Inmigración, Éric Besson, y al secretario de Estado de Asuntos Europeos, Pierre Lellouche, que viajen próximamente a Rumanía para negociar acuerdos de cooperación entre ambos países en materia de desarrollo.

La ofensiva de Sarkozy contra la población gitana responde, según algunos analistas, al intento del presidente de retomar la iniciativa en materia de seguridad y apartar del primer plano los casos de financiación ilegal de partidos. Según la prensa, de los 400.000 gitanos censados en Francia, una ínfima minoría son rumanos, búlgaros y de países del Este. El 95% son franceses y solo una tercera parte nómadas.

Familias sedentarias

Además, los incidentes de julio en Saint–Aignan, una población de menos de 5.000 habitantes en el departamento de Blois, se produjeron con familias francesas instaladas de forma sedentaria en el municipio. Según la versión de los agentes, el gitano muerto, Luigi Duquenet, habría perpetrado un robo en un cajero automático y, en la huida junto a su hermano Miguel, éstos se habrían saltado un control de la Gendarmería.

Los gitanos no se creyeron esta versión y durante dos días lanzaron ataques contra puestos de la Gendarmería, incendiaron vehículos y causaron otros desperfectos. Ese mismo fin de semana, en Grenoble, otro joven de 27 años murió por disparos de policía tras atracar un casino. Después de los hechos, se sucedieron tres noches de disturbios en los suburbios de la ciudad.


Para recuperar votos de la derecha, Sarkozy aplica mano dura

Los gitanos en la mira

Por Luisa Corradini
Corresponsal en Francia
La Nación, 03/08/10

Paris.– Un video consultado 480.000 veces en el sitio dailymotion.com reactivó la polémica sobre los "excesos" en la "guerra nacional" contra la inseguridad, que acaba de lanzar Nicolas Sarkozy, lo que constituye un marcado endurecimiento del gobierno francés para tratar de recuperar el electorado de extrema derecha.

Esas imágenes muestran una enérgica intervención de las fuerzas de seguridad el 21 de julio pasado, para expulsar a unos 150 okupas que pretendían tomar un edificio en la llamada Ciudad de los Cuatro Mil, en la localidad de La Courneuve, una de las más sensibles de la periferia de París.

Varias cadenas internacionales retomaron las escenas de esa operación de la policía, difundidas por Dailymotion.[1]

"Claramente se superó un límite. Yo creo que veremos con frecuencia ese tipo de desbordes", comentó Jean–Baptiste Eyrault, vocero de la organización Derecho al Alojamiento, que reclamó una "investigación independiente".

El comportamiento de las Compañías Republicanas de Seguridad, cuerpo de elite antimotines, fue interpretado como un signo destinado a mostrar la nueva estrategia del gobierno en materia de seguridad. "[Sarkozy] gobierna con la policía", precisó Eyrault.

Esa política continuará durante el resto del verano europeo y constituye un anticipo de la estrategia que aplicará el gobierno para recuperar a los electores decepcionados con su política económica.

Cuando faltan 20 meses para las elecciones presidenciales de 2011, Sarkozy aprovechó una serie de episodios de violencia para anunciar un endurecimiento de la represión contra los gitanos. Luego propuso retirar la nacionalidad francesa a "todo extranjero que haya atacado a un representante de la autoridad pública". Por su parte, el ministro del Interior, Brice Hortefeux, sugirió que se extendiera el retiro de la nacionalidad a los responsables de la trata de seres humanos y a los autores de actos de delincuencia grave.

Algunas de esas iniciativas serán presentadas como proyectos de ley cuando se reanuden los trabajos del Parlamento, en septiembre.

Los anuncios de Sarkozy y de otros miembros del gobierno provocaron una serie de reacciones por parte de personalidades y expertos. "Esas medidas represivas crean un clima de sospecha con respecto a los franceses de origen extranjero", estimó el historiador Patrick Weil.

Por su parte, el prestigioso constitucionalista Guy Carcassonne indicó: "La nacionalidad es una parte integrante de nuestra identidad". Y agregó: "Despojar a alguien de la nacionalidad equivale a amputar a un individuo".

Una "trampa"

La líder socialista Martine Aubry y otros dirigentes de su partido denunciaron la orientación "antirrepublicana" de Sarkozy, pero evitaron polemizar para no caer en lo que consideran "una trampa del gobierno", destinada a transformar la seguridad en un argumento electoral. Los socialistas son conscientes de que, si denuncian con energía la política de Sarkozy, se exponen a ser acusados de adoptar posiciones "angelicales".

"Tratar de recuperar el electorado de extrema derecha es un objetivo a largo plazo", estimó el politicólogo Stéphane Rozès.

"El objetivo inmediato del gobierno es recuperar el control de la agenda política, después de la larga sucesión de escándalos que le arrebató la iniciativa", precisó.

Afectado por el episodio de la rica heredera del imperio L´Oréal, Liliane Bettencourt, el gobierno atraviesa una fase crítica. Sarkozy sólo cuenta con el respaldo del 30% de los franceses, que constituye el nivel más bajo para un presidente desde 1958.


Nota:

1.– www.dailymotion.com/video/xe63l2_evacuation-de-familles-sans-logement_news