Francia

Las movilizaciones contra Sarkozy se endurecen

Francia paralizada

La protesta de camioneros y ferroviarios crea los primeros bloqueos:
hay 1.000 gasolineras sin combustible

Por Antonio Jiménez Barca
Corresponsal en París
El País, 18/10/10

Con las dos partes, Gobierno y oposición, enrocadas y a la espera del gran paro de mañana, la huelga en Francia se extiende. Ya hay más de mil gasolineras, de las 13.000 con que cuenta en país, sin combustible, según han anunciado esta mañana las grandes distribuidoras de petróleo. Ante esta situación, el Gobierno ha creado una célula de crisis para garantizar el abastecimiento por el temor a grandes bloqueos.

Los camioneros, que se han sumado a la huelga con estrépito, han bloqueado nuevamente depósitos de combustible en Caen y en Ouistreham, en la Baja Normandía o en Saint–Pierre–des–Corps, cerca de Tours. También han cerrado zonas industriales como Le Mans y han taponado carreteras en Lille, Lyon, Rennes o en el sur de París. Además, las 12 refinerías del país siguen en huelga y los trenes de medio y largo recorrido funcionan más o menos a la mitad, obedeciendo a la consigna de endurecer los paros que se venían produciendo desde el martes.

Los franceses sufren cada vez más los efectos de una huelga convocada por los sindicatos, que presionan cada día con más intensidad al Gobierno para que retire el proyecto de ley de reforma de las pensiones que se debate actualmente en el Senado. Los automovilistas peregrinan de aquí para allá (o en internet) en busca de gasolina, y encuentran las estaciones de servicio o cerradas o con enormes colas de decenas de coches. Contraviniendo la recomendación del Gobierno, los franceses han hecho –y hacen– un precavido acopio de reservas.

Novena manifestación del año

Sin embargo, el aeropuerto parisino de Roissy, que el sábado contaba con una raquítica reserva de combustible que hipotecaba su funcionamiento a partir del lunes, vuelve a contar con suministro suficiente. Así lo ha confirmado hoy el secretario de Estado de Transportes, Dominique Bussereau. Eso sí: el oleoducto que le bombea gasolina funciona extrayendo queroseno de los depósitos de reserva, ya que las refinerías llevan casi una semana paradas. Además, en el puerto petrolero de Marsella–Fos se cumplen 22 días de bloqueo, impidiendo la descarga de crudo, en una huelga que arrancó antes que la de la reforma de las pensiones por un problema laboral local que el paro nacional ha amplificado y reforzado.

En la educación, hay cerca de 260 institutos cerrados que apoyan la huelga y en el liceo de Joliot–Crurie, en Nanterre, la policía se ha enfrentado a un grupo numeroso de jóvenes que, después de bloquear el instituto, cortaron el tráfico, quemaron un coche y rompieron los cristales de algunos otros, según la agencia France Press. Los trabajadores ferroviarios, que se sumaron al paro desde el principio, esto es, desde el martes pasado sin demasiada presencia, han asegurado que a partir del hoy endurecerán su participación en la protesta. De momento, funcionan la mitad de los trenes de medio y largo recorrido.

Mañana martes, una nueva jornada de protesta que se prevé multitudinaria sacará a los trabajadores en la calle un día antes de que el Senado vote el proyecto de ley de la reforma de las pensiones, detonante de todo el movimiento. Será la novena del año, la quinta del otoño. Ante esta situación, la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) francesa ha pedido a las compañías que operan en el país que reduzcan en un 30% sus vuelos programados para mañana en la red, y hasta en un 50% en el aeropuerto de París–Orly, ante una nueva jornada de protestas de los sindicatos franceses contra la reforma de las pensiones. Por su parte, el sindicato CGT en Air France ha pedido a los trabajadores de la aerolínea que se sumen al paro de 24 horas convocado para este martes en los distintos aeropuertos franceses contra la reforma de pensiones del Ejecutivo de Nicolas Sarkozy.

Entre el lunes y el martes se juegan todo, ya que hay ya dos sindicatos (de los ocho que forman la unión sindicato de esta protesta) que han sugerido que, después de la votación del miércoles, no tiene mucho sentido seguir batiéndose a contrapelo por la retirada de una ley recién aprobada.

Mientras tanto, el Gobierno sigue sin ceder, esperando a que la ley se apruebe pasado mañana en el Senado y el movimiento de protesta se debilite. El primer ministro, François Fillon, aseguró anoche en una entrevista televisada que no va a permitir que se "bloquee el país y que se amenace a su economía". También dejó claro que la reforma de las jubilaciones seguirá sus trámites parlamentarios "hasta el final". Fillon advirtió además de que bajo ningún concepto se va a producir un "desabastecimiento" de combustible en Francia. Bussereau, que se ha convertido en un habitual de las entrevistas matinales de radio encaminadas a tranquilizar a la población, también ha asegurado esta mañana que no habrá escasez de gasolina de ninguna manera y que solo 200 estaciones de servicio han cerrado por quedarse a cero.

Jean–Louis Schilansky, el presidente de la Asociación Francesa de Industrias Petroleras sostiene que hay gasolina para, al menos, dos semanas y que el suministro a las estaciones de servicio se ha normalizado después de que el viernes las fuerzas antidisturbios se hicieran cargo de algunos depósitos estratégicos de combustible bloqueados por los sindicatos. Pero conviene no menospreciar la fuerza de los sindicalistas franceses: Charles Foulard, de la CGT, trabajador del grupo petrolero Total, avisaba este domingo de que seguramente, a partir del lunes, los sindicatos y la policía van a comenzar "a jugar al ratón y al gato a la hora de bloquear depósitos". Sarkozy, mientras tanto, viaja mañana a Deauville, en Normandía, donde tiene previsto celebrar una cumbre política con Rusia y Alemania.

La huelga en Francia vuelve a suprimir los trenes España y Europa

La huelga que se mantiene en Francia, en protesta por la reforma de las pensiones, ha obligado a suspender o modificar los servicios ferroviarios que unen España con Europa, como ya ocurrió la semana pasada, informó hoy Renfe en un comunicado.

Durante la jornada de hoy, se ha suspendido el "trenhotel", que enlaza Madrid con París, sin medios alternativos, mientras que el talgo "Mare Nostrum" entre Montpellier y Cartagena iniciará su recorrido en Portbou y los viajeros serán trasladados por carretera desde su origen hasta Figueres.

También los trenes de media distancia Barcelona–Girona–Portbou–Cerbère (Francia) acabarán y empezarán su recorrido en Portbou.

Durante el fin de semana, la huelga en el país vecino ha afectado, entre otras conexiones, la de Milán–Barcelona en ambos sentidos, que ha contado con un servicio alternativo de autobús entre las dos ciudades, así como al "trenhotel" entre la Ciudad Condal y París y viceversa que ha suprimido el total de su recorrido.

Igualmente, Renfe ha facilitado a los usuarios del suprimido "trenhotel" Zúrich–Barcelona un servicio alternativo de autobús desde Ginebra hacia la capital catalana, llegando a Ginebra con las líneas convencionales de ferrocarril de Suiza.


"Si paralizamos el país, Sarko cederá"

La oleada de huelgas y manifestaciones comienza a
erosionar al presidente – Los automovilistas llenan
el depósito ante el fantasma del desabastecimiento

Por Antonio Jiménez Barca
Corresponsal en Francia
El País, 17/10/10

París.– Un viejo sindicalista de La Poste, plantado en medio del Boulevard du Temple, al paso de la manifestación parisina, razonaba ayer en voz alta: "Si paralizamos el país, Sarkozy cederá. Si no, no". A falta de unos pocos días imprevisibles para que el Senado francés vote el miércoles su polémico proyecto de la reforma de las pensiones, el jefe del Estado francés encajó ayer una nueva y multitudinaria jornada de protesta que confirma la incesante presión callejera. Nicolas Sarkozy también acusa la inquietante amenaza de falta de gasolina por la huelga, que afecta a todas las refinerías, y que empuja a su vez a los franceses a las estaciones de servicio para llenar el depósito, incrementando el consumo y contribuyendo así a que crezca el fantasma del desabastecimiento y la parálisis a la que aludía el empleado de La Poste.

Los sindicatos aseguran que ayer salieron a la calle en toda Francia cerca de tres millones de personas; la policía rebaja el recuento a 825.000. En cualquiera de los casos, menos que en la última manifestación, celebrada el pasado martes. Pero, como reconoció también ayer el ministro de Trabajo, Eric Woerth, "mucha gente" rechaza a gritos una reforma que se ha convertido en la medida emblema de Sarkozy. Este, en horas bajas, hundido en los sondeos, con medio Gabinete amortizado a la espera de recibir la orden de destitución, confía en aprobarla de una vez para mover ficha, cambiar el Gobierno y pasar a la ofensiva.

Los sindicatos no se lo van a poner fácil. "Podemos ganar. Puede que retire la ley. No dejará que el país se quede sin gasolina, sin energía, que se paralice. Sus amigos los empresarios le dirán que se rinda", aseguraba ayer Alain Depoilly, un jubilado de 61 años, militante comunista.

La ministra de Economía, Crhistine Lagarde, aseguró ayer en una entrevista radiofónica que hay reservas "para varias semanas" y pidió a los franceses que no se dejen gobernar por el pánico a la hora de acudir a las estaciones de servicio. Con todo, la situación de los aeropuertos parisienses, privados del oleoducto que les alimentaba, es inquietante. El de Orly cuenta con reservas para 17 días pero el de Charles de Gaulle solo tiene hasta el "lunes o el martes", según un portavoz del Ministerio de Ecología, que añadió que el Gobierno busca soluciones.

La manifestación parisiense arrancó con un aguacero de esos que a veces se abaten sobre París sin previo aviso. Pero luego salió el sol. Una de las primeras pancartas ("Por una vida después del trabajo"), situada cerca de la cabeza, resumía bien el espíritu de una marcha concebida para oponerse a una medida que, entre otras cosas, retrasará la edad de jubilación de los franceses de los 60 a los 62 años.

Muy cerca, un joven profesor repartía folletos de una central sindical y se paraba para explicar: "Con la huelga de las refinerías, con los aeropuertos amenazados por la falta de combustible, con los jóvenes a nuestro lado, podemos ganar. Y si no lo hacemos el miércoles, pues seguiremos. No nos vamos a parar: seguiremos manifestándonos hasta la victoria".

No está tan claro: entre los ocho sindicatos convocantes, ya hay formaciones que sugieren que, con la ley aprobada el miércoles, habría que empezar a darse por vencido e ir pensando en una retirada honrosa. Otras centrales sindicales prometen continuar y forzar el movimiento. Desde junio, ya se han organizado ocho jornadas de protesta, cinco de ellas después del verano.

"Va a ser difícil", reconocía Bruno Habbas, de 38 años, trabajador en los trenes de cercanías de París. "La policía custodia los depósitos principales de combustible del país para que los sindicatos no los puedan bloquear y los estudiantes se van de vacaciones el 25 de octubre, con lo que la protesta corre el riesgo de desinflarse en su momento decisivo", añadía.

La manifestación se llenó de padres con sus hijos pequeños enarbolando pancartas diminutas, de jubilados solidarios con los trabajadores que ven cómo su edad de retiro se aleja. También de sindicalistas, de empleados en los hospitales, de Correos o de centros de enseñanza, omnipresentes siempre en las anteriores convocatorias. Todos corearon un lema que se repite en todas las marchas: "Luchamos por conseguir la jubilación a los 60 años; lucharemos para conservarla".

Pero a la manifestación de ayer acudieron miles de estudiantes de bachillerato, novatos en estas protestas, que se manifestaban por primera vez o segunda vez y que han insuflado un oxígeno necesario a un movimiento que corría el riesgo de agotarse. Al término de la manifestación, en la plaza de la Bastilla, se produjeron algunos enfrentamientos entre la policía y un grupo de jóvenes violentos que rompieron algunos escaparates. Hubo 30 detenidos.

El secretario general de uno de los sindicatos más importantes (CGT), Bernard Thibault, aseguró, al terminar la manifestación, a modo de resumen: "Los trabajadores están determinados a que se les oiga". Pidió al Gobierno que retire el proyecto de ley. También el Partido Socialista reclamó que se suspenda la discusión en el Senado que, por cierto, continuaba ayer. De hecho, el ministro de Trabajo Woerth abandonó la Cámara para salir al pasillo y responder que el Gobierno, por ahora, no afloja: "La reforma es necesaria y justa".

Así, todo se acelera. Pasado mañana, martes, hay convocada otra jornada de protesta, con manifestaciones incluidas. Será la última oportunidad de los sindicatos para doblegar al Gobierno antes de la aprobación de la ley en el Senado. Mientras, la huelga prosigue, estrangulando poco a poco las reservas de combustible. Desde el otro lado, Sarkozy se apresta a resistir tres días más.


Centenares de gasolineras continúan afectadas por la huelga en Francia

El Gobierno asegura que el principal aeropuerto del país ha
recuperado el suministro.– Sarkozy afronta nuevas protestas
convocadas para el martes contra la reforma de pensiones

El País, 17/10/10

París.– El Gobierno francés trata de minimizar el alcance de la oleada de protestas que sacude el país, ante el pánico al desabastecimiento que amenaza con endurecer aún más la crisis. El secretario de Estado de Transportes, Dominique Bussereau, ha asegurado que el oleoducto del aeropuerto Charles De Gaulle vuelve a funcionar, pero ha reconocido que 200 de las 13.000 gasolineras del país no tienen combustible. Total, la principal compañía que opera en Francia, eleva el número de gasolineras afectadas a entre 300 y 400 sólo en su red.

Bussereau también ha reconocido que el combustible que están suministrando al aeropuerto procede de los almacenes de reserva. El responsable de Transportes ha indicado que, como medida de precaución, han pedido a las aerolíneas que, dentro de lo posible, llenen los depósitos de sus aviones en otros aeropuertos. En cuanto al resto de los aeropuertos del país, el responsable de Transportes ha afirmado que puede haber problemas de abastecimiento en algunos, como en Niza o en Nantes, pero ha añadido que el Gobierno ha previsto soluciones para evitarlos.

Un total de 12 refinerías francesas siguen hoy en huelga y los bloqueos continúan en todo el país. La ministra de Economía, Christine Legarde, señaló ayer que hay aún reservas para varias semanas y pidió a los franceses que no se dejaran llevar por el temor al desabastecimiento. El secretario de Estado de Transportes ha subrayado hoy este mensaje a los consumidores para que no hagan acopio innecesario de carburantes, porque eso "genera más problemas".

Sin concesiones

En paralelo, desde El Elíseo se trata de mantener una imagen de firmeza y advierte que no hará concesiones sobre la reforma de las pensiones. "Estamos en una encrucijada. Lo que queremos es que la razón prevalezca y que esta reforma puede ser aprobada en los próximos días", ha asegurado el ministro de Agricultura Bruno Le Maire.

Tras el éxito de las últimas movilizaciones, el presidente Nicolas Sarkozy afronta su semana más difícil con nuevas protestas convocadas por los sindicatos para el martes. "La calle ha hablado, la democracia social se ha hablado, ahora creo que la democracia parlamentaria tiene que tomar la iniciativa mano, entrar en el debate y permitir que las reformas se apliquen", ha añadido el ministro de Agricultura.


"No queda gasolina, 'monsieur'. Venga mañana"

Por Antonio Jiménez Barca
Corresponsal en Francia
El País, 17/10/10

En la gasolinera del grupo Avia del Boulevard de Grenelle, en París, el gasolinero se emplea este domingo por la tarde en la venta de chocolatinas. "No queda gasolina, monsieur, pero como somos una estación prioritaria de 24 horas, pues no podemos cerrar, y aquí me tiene", dice, con una sonrisa. Pasa un motorista al que le basta un gesto del gasolinero para darse la vuelta y seguir buscando por otra parte de la ciudad. Pasa un tipo al volante de un Renault Scenic verde al que hay que explicarle algo mejor la situación de vacío. Después se marcha tomando el camino del motorista. No hay gasolina en esta zona de París, se agotó muy pronto por la mañana. "A las diez", especifica el gasolinero.

A juicio del Gobierno, en Francia sólo hay dos centenares de gasolineras cerradas o con problemas de abastecimiento a causa de la huelga en contra de la reforma de las pensiones , que afecta a todas las refinerías del país. El gasolinero no se lo cree. "Hay más, o por lo menos ahora son más, no hay más que darse un paseo por esta calle". La principal compañía que opera en el país, Total, también pone en entredicho los datos del Gobierno y eleva a más de 300 las estaciones de servicio de su red afectadas.

Es cierto: las tres gasolineras del Boulevard de Grenelle o están cerradas o presentan un cartel explicativo pintado con rotulador que disuade a los automovilistas a que entren. Todas se quedaron exhaustas a primeras horas de la mañana debido a que los parisinos no obedecen mucho a su Gobierno, que recomienda no abalanzarse a los surtidores, asegurando que el suministro está asegurado.

"El camión que nos sirve llegó ayer como todos los días", cuenta el gasolinero. "Pero como viene mucha más gente, y esa gente pide más de lo normal, pues a las diez de la mañana ya no nos quedaba nada", explica, recolocando un chocolate Crunch.

Este profesional asegura que mañana temprano habrá gasolina. Pero no puede asegurar si quedará por la tarde, porque las colas, previsiblemente, serán enormes. En la radio se oye la voz de la ministra de Economía, Christine Lagarde, que niega que haya o que vaya a a ver escasez.

El gasolinero sonríe otra vez y dice:

– ¿Y qué quiere que diga un ministro? En fin... ¿Le apetece una Nestlé?

Cientos de gasolineras siguen sin combustible

El Gobierno francés trata de minimizar el alcance de la oleada de protestas que sacude el país. El secretario de Estado de Transportes, Dominique Bussereau, ha asegurado que el oleoducto del aeropuerto Charles De Gaulle vuelve a funcionar, pero ha reconocido que 200 de las 13.000 gasolineras del país no tienen combustible. La petrolera Total cifra entre 300 y 400 las estaciones de servicio afectadas.

Bussereau también ha reconocido que el combustible que están suministrando al aeropuerto procede de los almacenes de reserva. El responsable de Transportes ha indicado que, como medida de precaución, han pedido a las aerolíneas que, dentro de lo posible, llenen los depósitos de sus aviones en otros aeropuertos. En cuanto al resto de los aeropuertos del país, ha afirmado que puede haber problemas de abastecimiento en algunos, como en Niza o en Nantes, pero ha añadido que el Gobierno ha previsto soluciones para evitarlos.

Un total de 12 refinerías francesas siguen en huelga y los bloqueos continúan en todo el país. La ministra de Economía, Christine Legarde, señaló ayer que hay aún reservas para varias semanas y pidió a los franceses que no se dejaran llevar por el temor al desabastecimiento. El secretario de Estado de Transportes ha subrayado hoy este mensaje a los consumidores para que no hagan acopio innecesario de carburantes, porque eso "genera más problemas".

En paralelo, desde El Elíseo se trata de mantener una imagen de firmeza y se advierte que no harán concesiones sobre la reforma de las pensiones. "Estamos en una encrucijada. Lo que queremos es que la razón prevalezca y que esta reforma puede ser aprobada en los próximos días", ha asegurado el ministro de Agricultura Bruno Le Maire. Tras el éxito de las últimas movilizaciones, el presidente Nicolas Sarkozy afronta su semana más difícil con nuevas protestas convocadas por los sindicatos para el martes. "La calle ha hablado, la democracia social ha hablado, ahora creo que la democracia parlamentaria tiene que tomar la iniciativa, entrar en el debate y permitir que las reformas se apliquen", ha añadido el ministro.


Masivas protestas en Francia contra la reforma de las pensiones

Más de tres millones en las calles

Por Antonio Jiménez Barca
Corresponsal en París
El País, 16/10/10

La octava jornada de protestas en Francia convocada por los sindicatos para forzar al Gobierno de Nicolas Sarkozy a retirar el polémico proyecto de ley que retrasa dos años –de 60 a 62– la edad de jubilación ha vuelto a sacar a las calles de las principales ciudades del país a cientos de miles de personas. Al término de esta nueva jornada de movilizaciones, policía y sindicatos discrepaban sobre el impacto de las cientos de manifestaciones celebradas a lo largo y ancho del país. 825.000 personas, según la policía, habrían secundado el llamamiento de los ocho principales sindicatos fraceses. Éstos, en cambio, elevaban la cifra por encima de los tres millones y calificaban la jornada de éxito comparable a la huelga del pasado 2 de octubre. El Ministerio del Interior ha intentado rebajar la euforia sindical al asegurar que se trata del "nivel más bajo de participación" desde que comenzó esta ola de protestas, informa Le Monde.

A lo largo de la mañana, 340.000 franceses han tomado las calles en distintas ciudades del país, según cifras facilitadas por el Gobierno, que apuntó que la cifra era ligeramente inferior a la de otras jornadas de protesta. Sin embargo, el líder de Fuerza Obrera, Jean–Claude Mailly, la movilización ha estado por encima de la del pasado 2 de octubre, cuando se contabilizaron a la misma hora 380.000 personas. Están previstas un total de 230 protestas a lo largo del día en todo el territorio francés.

En París, la manifestación ha arrancado a las 15.04 bajo un intenso chaparrón. Entre los asistentes se han podido ver muchos jóvenes estudiantes y ante la enorme asistencia esperada, la organización ha trazado dos itinerarios para la movilización parisina. Por una vida después del trabajo, rezaba una de las pancartas que a duras penas lograba avanzar en la zona de la cabecera de la protesta.

Algunos diputados y cargos socialistas se han sumado simbólicamente a la marcha apostados a un lado en el Cirque d'Hiver. "Luchamos por alcanza la jubilación y lucharemos por conservarla", coreaban los manifestantes. "60 años. ¿En qué lengua te lo tenemos que explicar?", le preguntaban a Nicolas Sarkozy.

La marcha se ha desarrollado en un ambiente festivo, con muchos grupos de estudiantes con vuvuzelas. La sensación de muchos manifestantes era que el Gobierno acabará cediendo porque el sistema no va a poder aguantar el bloqueo energético. Alain acaba de jubilarse con 60 años y explica, que su puesto lo ocupa ahora un joven. Un profesor universitario, participante en la manifestación, aseguraba que "todo esto va a continuar hasta la victoria". Muchos manifestantes portaban pegatinas con el lema: "La jubilación es para vivir, no para malvivir".

Las primeras estimaciones de la Policía francesa para la marcha de París era de 20.000 personas a las tres de la tarde, 30.000 menos de 2 de octubre, según ha informado Le Monde.

Los sindicatos esperan superar de nuevo las cifras de convocatorias anteriores. Aseguran haber sacado a la calle el pasado martes 3,5 millones de personas –que la policía reduce a 1,23– y hoy esperan, en vista de que es sábado, demostrar aún más músculo.

Para ello cuentan en los últimos días con los estudiantes, que se han unido a las protestascon la idea de que el retraso de 60 a 62 años en la edad de jubilación, la medida más contestada la de la reforma de las pensiones, les bloquea aún más el acceso al mercado de trabajo. Ayer, los estudiantes protagonizaron la jornada, con el bloqueo de cientos de liceos y concentraciones en muchas ciudades.

Y el martes, víspera del 20 de octubre, cuando el Senado tiene que votar definitivamente la reforma, la octava jornada de huelga general.

Reservas de queroseno

El principal temor ahora es que los aeropuertos puedan quedarse sin queroseno. El oleoducto que abastece a los dos principales aeródromos de París dejó de funcionar ayer. El aeropuerto de Orly dice tener reservas de queroseno para 17 días, pero el principal, el Charles de Gaulle, "sólo tiene reservas de queroseno hasta el lunes por la tarde o el martes", según han informado hoy fuentes del Ministerio de Medio Ambiente. Según informa el diario Le Monde, la dirección de aviación civil ha recomendado a los aviones procedentes del extranjero que traigan suficiente combustible para la vuelta.

Francia ha amanecido con las 12 refinerías del país paradas, lo que, unido a la llamada a la acción de los sindicatos de camioneros y los bloqueos de depósitos de combustible aumenta el peligro de desabastecimiento de carburantes, lo que podría paralizar el país. También el ferrocarril sufre los efectos de la huelga, aunque funciona según lo previsto, según ha informado la compañía estatal (SNCF). Los estudiantes también se han unido estos días a la protesta y ayer se vivió una tensa jornada en los liceos, con 151 detenidos en los disturbios con la policía. El Ministerio de Economía ha asegurado esta mañana que no hay riesgo de desabastecimiento.

Las 12 refinerías de petróleo del país se sumaron ayer a la huelga –que vive su quinto día consecutivo, tras otras tres jornadas de paro desde el mes de julio– y hoy tienen previsto seguir cerradas. La huelga en las refinerías, junto a los bloqueos de ayer a algunos depósitos, como el estratégico de Fos–sur–Mer, q ue abastece a buena parte del suroeste del país, amenaza con provocar el desabastecimiento. Ayer, por lo pronto, la falta de combustible obligó al cierre de un centenar de gasolineras, aunque la patronal del sector precisó que se trata de problemas puntuales y descartó que, por el momento, haya problemas de abastecimiento.

En la empresa pública de ferrocarriles los paros provocaron la anulación de numerosas líneas y problemas en el resto. Las conexiones internacionales no están garantizadas, incluidas las de España, y solo circularán dos de cada tres trenes de larga distancia previstos para hoy y mañana. En provincias la situación es más complicada y la empresa anuló tres de cada cuatro trenes interprovinciales de alta velocidad. Los transportes públicos de París circularon con normalidad con excepción de alguna línea de cercanías.

Los camioneros, que se sumaron ayer a la protesta, anuncian para hoy operaciones caracol y bloqueos de carreteras que a su vez dificultarán el aprovisionamiento de gasolineras, en un perverso efecto dominó.


Más gente que nunca a las calles contra la reforma de las pensiones

La fuerza de los adolescentes

Por Antonio Jiménez Barca
Corresponsal en París
El País, 12/10/10

A la una y media de la tarde arrancaron los primeros manifestantes desde la plaza de Montparnasse, en París. Tres horas más tarde, aún había gente saliendo de esa plaza en dirección ala de la Bastilla, donde terminaba la protesta. La marcha (la séptima del año) fue determinante. Los sindicatos franceses han sacado a la calle, según sus cuentas, a tres millones y medio de personas para exigir la retirada de la reforma de las pensiones de Nicolas Sarkozy en la más multitudinaria manifestación de este año. La policía rebajó la cifra a 1.230.000, aunque también contabilizó más manifestantes que nunca. Así, en cualquier caso, el movimiento crece, aumenta y ha escalado un grado.

Paralelamente, las huelgas sectoriales se extienden y se recrudecen:mañana también funcionarán a medio gas los transportes urbanos en París y en otras ciudades francesas; y diez de las doce refinerías también se ven afectadas por unos paros que nadie sabe cuándo acabarán y cómo repercutirán en el consumo diario de gasolina. Los sindicatos ya han anunciado una nueva jornada de protesta para el sábado 16 de octubre en un intento de seguir golpeando porque sienten que aún hay combate.

El Gobierno de Sarkozy sigue decidido a aprobar a contrarreloj la polémica reforma, convertida en todo un símbolo de la fase final del mandato de Nicolas Sarkozy, ya con el ojo puesto en las elecciones de 2012. El primer ministro, François Fillon, en la Asamblea Nacional, ha asegurado, mientras en la calle se desarrollaban las manifestaciones, que el Gobierno "llegará hasta el final". La prueba de que Sarkozy no retrocede es evidente y se ve cada día: el Senado sigue debatiendo la reforma y aprobará el proyecto de ley, previsiblemente, esta semana. El Gobierno francés confía en que todo este movimiento creciente de protesta que comenzó hace cuatro meses y que amenaza con desbordarse remita a partir del 25 de octubre. Para entonces –fecha de inicio de las vacaciones de Todos los Santos, que Sarkozy confía en que adormezcan la calle– la ley ya estará definitivamente aprobada.

A las más de 240 manifestaciones organizadas por toda Francia se unieron unos invitados esperados con los que no se contaba hace un mes. A los cientos de miles de trabajadores y sindicalistas, de enfermeros y profesores, de empleados de correos y de enfermeros, se agregaron batallones de jóvenes adolescentes salidos de los institutos que marcharon bajo las banderas de los sindicatos. Han acabado convirtiéndose en protagonistas. Nadie duda del poder algo imprevisible de los jóvenes franceses, capaces de tumbar una ley aprobada: ya ocurrió en 2005, cuando las crecientes manifestaciones y la marea juvenil de protesta echó para atrás el Contrato de Primer Empleo del por entonces primer ministro Dominique de Villepin. Tal vez por eso, el Gobiernoha miradode reojo a los ejércitos de jóvenes y acusó de "irresponsable" a la izquierda por haber espoleado a los adolescentes a movilizarse.

La fuerza de los adolescentes

En el boulevard de Montparnasse, una veintena de chicos de 16 años, procedentes de los institutos parisinos de Fénelon, Montaigne o Paul–Berthan marchado en medio de la manifestación. "Estoy aquí para defender mi jubilación". Y han añadido señalando a un grupo de sindicalistas de mediana edad: "Ellos tendrán jubilación. Yo no lo tengo tan claro". Un compañero añadió: "Y para quejarnos del Gobierno".

Los sindicatos, pues, han mostrado músculo, convencidos por los últimos sondeos de que la población les respalda y han metido un poco más de presión a una olla que cada día que pasa se calienta más. Los aeropuertos, que anularon entre un 30% y 50%, y los colegios –con un 20% de profesores en huelga ayer– volverán hoy a funcionar con normalidad. Pero nadie sabe qué rumbo tomará el incipiente movimiento estudiantil. Tampoco cuánto durarán las huelgas renovables cada día en el transporte público urbano o en las refinerías. La protesta, pues, entra en tierras hasta ahora desconocidas. Mientras, desde el otro lado, la reforma de las pensiones sigue su recorrido legislativo, con el Gobierno decidido a retrasar la edad legal de jubilación de los franceses de los 60 a los 62 años y de 65 a 67 para los que, no habiendo cotizado lo pertinente, quieran retirarse con la pensión completa.

El pulso que enfrenta al Gobierno y a los sindicatos, que se juega en la calle y en los parlamentos simultáneamente, que comenzó el seis de junio, con la primera manifestación, que sacó a la calle, según los sindicatos, a un millón de personas, sigue en marcha: aunque con dos millones de personas que se han añadido por el camino.


Francia afronta el pulso final entre Sarkozy y el movimiento obrero

Nueva jornada de huelga y de protestas
contra la reforma de las pensiones

Por Antonio Jiménez Barca
Corresponsal en París
El País, 12/10/10

Nicolas Sarkozy y los sindicatos se han convertido en dos luchadores cogidos por el cuello que se estrangulan mutuamente. Nadie da la impresión de ceder. El que lo haga, será por ahogamiento. La mayoría parlamentaria de centro–derecha de que goza el presidente debate a marchas forzadas en el Senado el proyecto de ley convertido en emblema de Sarkozy, el del retraso de las jubilaciones. Uno a uno, van pasando los artículos clave: el retraso de la edad legal de jubilación, de 60 a 62 años; el retraso de la edad a la que debe jubilarse un trabajador que no haya cotizado el tiempo pertinente para cobrar la pensión completa, de 65 a 67 años...

Mientras, en el otro lado, los sindicatos han previsto para hoy una jornada de protesta que contiene una novedad en lo que va de año: huelgas renovables, por sectores y por regiones. Los paros, de hecho, empiezan hoy pero podrán extenderse indefinidamente, siempre y cuando las asambleas locales de los trabajadores así lo decidan.

Hay previstas huelgas de este tipo en los transportes urbanos, en los trenes, en el sector de la metalurgia, en ocho de las 12 refinerías de Francia y en todos los puertos.

Para hoy, además, los aeropuertos anularán entre el 30% y el 50% de los vuelos. Y se espera que la enseñanza y otros sectores públicos también paren. Después, por la tarde, las más de 230 manifestaciones convocadas en toda Francia darán la idea de la potencia del movimiento a la hora de sacar gente a la calle. En las últimas jornadas de protesta, los sindicatos han contabilizado, cada vez, tres millones de manifestantes y la policía, menos de un millón. En opinión de los sindicatos, el movimiento se ha mantenido. A juicio del Ministerio del Interior, va descendiendo.

Con todo, da la impresión de que la protesta ha prendido, o por lo menos eso reflejan los sondeos: una encuesta publicada ayer por Le Parisienaseguraba que el 69% de los franceses apoya a los sindicalistas, y el 61% está a favor de una huelga, incluso si se prolonga. Los jóvenes de los institutos y universidades también parecen haber tomado partido, y su participación en las manifestaciones de hoy se prevé masiva.

Enfrente, Sarkozy juega a favor del calendario: el Senado aprobará esta semana la ley, que podrá quedar definitivamente fijada este mes. También comienzan a percibirse grietas entre los ocho sindicatos convocantes y sus diferentes federaciones. Hay quien aboga por el endurecimiento de las protestas y quien advierte de que una huelga indefinida socavará el apoyo popular ganado hasta ahora.

La vida política francesa gira exclusiva y obsesivamente sobre este asunto; el actual Gobierno, al que le queda muy poca vida y está compuesto de muchos cadáveres andantes, languidece a la espera de la esperada renovación que Sarkozy prometió, antes del verano, para los días posteriores a la aprobación de la reforma de las pensiones.