Crisis en Europa

El eventual rescate para España, una prueba de fuego
para el euro

Por Raphael Minder
New York Times, 24/11/10
La Nación, 26/11/10

Madrid.– Por ahora, Europa ha sobrevivido al rescate de Grecia. El rescate financiero de Irlanda también es manejable. Aun cuando Portugal sea el tercer país que sucumba y pida ayuda, es poco probable que produzca el colapso financiero de Europa.

Pero un eventual rescate de España –con una economía que duplica las de los otros tres países combinadas– podría exigir severamente la capacidad de los países más fuertes de Europa de ayudar a los que son financieramente más débiles y causar graves problemas al euro, la moneda europea común.

Aunque España, como Irlanda, ha adoptado un plan de austeridad para procurar evitar un rescate, igualmente podría necesitar ayuda si su sistema bancario demuestra ser más frágil de lo que el gobierno supone, tal como ocurrió en el caso de Irlanda.

Esta perturbadora posibilidad ha puesto nerviosas a las instituciones crediticias, y los costos de los préstamos españoles han aumentado pese a que Madrid ha reducido el déficit y los bancos del país sostienen que tienen suficiente fuerza para absorber los créditos inmobiliarios incobrables.

"Europa puede afrontar el derrumbe de Irlanda, incluso tal vez el de Portugal, pero no el de España, de manera que la última línea de defensa española radica en saber que es demasiado grande para derrumbarse y que representa un riesgo sistémico para el euro", dijo Pablo Vázquez, un economista de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, de Madrid.

El problema de España es "el de las profecías que se autocumplen", dijo Jordi Gali, director del Centro de Investigación en Economía Internacional de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. "Si los inversores esperan que España tenga problemas para refinanciar su deuda, ahora o en algún momento España tendrá problemas", afirmó.

"Eso sólo se agrava porque la reticencia de los inversores a adquirir la deuda pública del país produce un aumento de la tasa de interés que España debe pagar y, por lo tanto, el aumento de su déficit presupuestario y de la cantidad de deuda que debe emitir", añadió Gali.

Elena Salgado, la ministra de Economía española, insistió anteayer en declaraciones radiales en que España no necesitará un rescate: "Estamos en la mejor posición de resistir estos ataques especulativos".

De hecho, algunos dicen que uno de los puntos fuertes de España es que buena parte de su deuda estatal –271.000 millones de dólares– son obligaciones con bancos españoles y no con instituciones crediticias extranjeras. Si la situación financiera del gobierno empeora, los bancos españoles tendrían más incentivos para facilitar los términos crediticios que los extranjeros, que seguramente adoptarían una línea más dura.

Por supuesto, se trata un poco de una espada de doble filo: si los bancos españoles necesitan flexibilizar los términos para ayudar al gobierno, podrían verse obligados a absorber graves pérdidas, lo que perjudicaría su balance de capital.

Nerviosismo

La posibilidad de entrar en semejante círculo vicioso también podría plantearse el año próximo, cuando España debe pagar 256.000 millones de dólares a sus prestamistas, lo que equivale a una quinta parte de su deuda total. Como consecuencia del aumento de interés que tendría que pagar también por un nuevo préstamo, España enfrenta un aumento del 18% en el costo de la financiación de su deuda, según el plan presupuestario del gobierno.

El nerviosismo de los inversores aumenta justo en el momento en que Madrid trata de enfrentar un déficit presupuestario que el año pasado alcanzó el 11,1% del PBI.

El presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que inicialmente fue lento para reconocer la crisis, apenas consiguió hacer aprobar en el Parlamento, en mayo, un paquete de austeridad que incluía 20.000 millones de dólares de recortes en los gastos. Como resultado, el déficit del gobierno central de España disminuyó un 47% durante los primeros 10 meses de este año, según las cifras publicadas por el gobierno el martes pasado.

Irlanda también hizo un gran recorte de gastos, pero de todas formas necesitó un rescate. La razón principal es que sus bancos estaban en peor estado de lo que el gobierno suponía y Dublín no podía afrontar el costo de respaldarlos sin la ayuda de Europa.

La pregunta inminente es si los bancos españoles están realmente tan saludables como afirman ellos mismos y el gobierno. En julio pasado, emergieron prácticamente indemnes de las pruebas de estrés realizadas en toda Europa, que demostraron que solamente cinco entidades bancarias españolas podrían disponer de insuficiente capital.

Pero desde entonces, la credibilidad de las pruebas de estrés se ha visto cuestionada por el colapso de los bancos irlandeses. Más aún, los bancos españoles podrían sufrir si se empeoran los problemas financieros de Portugal, ya que España es el mayor acreedor de Portugal: los bancos españoles registran 104.000 millones de dólares de deuda portuguesa.

"Los bancos españoles ya tienen grandes problemas, pero su exposición a la deuda portuguesa podría resultar la gota que colme el vaso y lo arroje al suelo", dijo Edward Hugh, un economista independiente que reside en Barcelona.