"Indignados" del
Estado español

Desafían la veda electoral con campamentos en sesenta ciudades

Los “indignados” no se van

Por Oscar Guisoni
Desde Madrid
Página 12, 21/05/11

Aunque suspendieron una manifestación programada para hoy a pedido de las autoridades españolas, miles de autoconvocados por su hastío hacia la clase política votaron a mano alzada mantener los campamentos en plazas públicas.

Luego de un largo debate que acabó con una votación a mano alzada, el movimiento de los “indignados” resolvió ayer en la Puerta del Sol, de Madrid, no llevar a cabo la manifestación con la que pretendía recibir la jornada de reflexión previa a las elecciones del domingo y que había sido prohibida por la Junta Electoral, pero tampoco levantará los campamentos de las más de sesenta ciudades en las que se ha instalado en los últimos días la protesta.

En medio de un clima de fuerte tensión, ante la incertidumbre sobre lo que podrían llegar a hacer las fuerzas policiales luego de la decisión del máximo tribunal electoral, la asamblea del 15–M decidió no marchar pero sí recibir la jornada con un “grito mudo” a la cero hora del sábado, como forma de protestar contra los grandes partidos responsables de la profunda crisis económica que padece la península.

La situación se ha vuelto tan delicada que el vicepresidente del gobierno, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, suspendió sus actividades de campaña para conducir en persona a las fuerzas policiales, aunque a su salida del Consejo de Ministros que se celebró como todos los viernes dio a entender que no iba a usar la fuerza para desalojar las plazas. “Para resolver un problema la policía no va a crear otro”, afirmó el ministro, que es a su vez el más firme candidato dentro del Partido Socialista a la presidencia de gobierno en las generales que se celebrarán el próximo año.

Mientras tanto, al calor de los intentos de prohibición y de la simpatía que ha despertado en la opinión pública, el movimiento no ha hecho más que crecer extendiendo su presencia, incluso hasta llegar a pueblos pequeños en los que se han levantado campamentos simbólicos. Medios independientes cifraban ayer en torno de los dos millones de personas movilizadas durante la tarde del viernes en todo el territorio nacional, un cálculo más estimativo que real debido a la imposibilidad de registrar incluso todas las ciudades en las que se desarrollan las protestas.

¿Qué hacer este domingo? Esa es la pregunta que más se oye en las asambleas, donde lo único claro es el rechazo abierto a votar por los dos grandes partidos, aunque nadie se atreve a indicar qué es mejor: si la abstención, el voto en blanco, el voto nulo o votar a los pequeños partidos. En Internet, al calor de los debates, han florecido las plataformas que claman por un voto a partidos pequeños para tener un argumento de peso el próximo lunes para exigir una reforma de la ley electoral, una de las reivindicaciones que mayor apoyo despiertan entre los manifestantes. De hecho, el manifiesto del 15–M pide listas electorales abiertas, circunscripciones únicas con eliminación del piso del 5 por ciento para que puedan entrar al Parlamento los partidos con menos votos y la prohibición expresa a los imputados por casos de corrupción a presentarse a las elecciones.

Nadie sabe a ciencia cierta qué efecto tendrá la protesta en los comicios del domingo, pero los movilizados ya comienzan a preocuparse por qué sucederá el lunes y avisan que las plazas seguirán ocupadas. Aunque la lista de las reivindicaciones es larga y no todas generan el mismo tipo de consenso, algunas, como la exigencia de que los bancos acepten las propiedades hipotecadas en forma de pago cuando un hogar se declara insolvente y no sigan exigiendo la deuda después de quedarse con la casa, la necesidad de no desmontar la sanidad pública a pesar de los ajustes que imponen los organismos financieros internacionales, la especial atención a los jóvenes sin empleo –un 45% de la población juvenil–, la defensa del Estado de bienestar y de los derechos adquiridos por los más desfavorecidos durante el último medio siglo, son las que concitan más simpatía.

Así, a 48 horas de unas elecciones municipales y regionales que comenzaron sin debates ni propuestas y en medio de un clima anodino y terminaron con la mayor movilización de la historia reciente de España, la península afronta un proceso electoral inédito, del que la clase política deberá sacar importantes conclusiones el próximo lunes si no quiere ser arrastrada por el vendaval de las movilizaciones. “¿Apolíticos? ¡Superpolíticos!”, rezaba ayer un cartel de la “spanish revolution”, como comienza a llamársela en el resto de Europa, donde el movimiento ha ganado simpatía en las últimas jornadas. En las plazas, manos alzadas, rostros alegres y un canto que se repite sin cesar “Yo también estoy indignado”, la consigna que une a esta revolución ciudadana sin líderes ni partidos, que marcará sin duda un antes y un después en la historia de la moderna democracia española.

Indignados en Londres, Roma, Edimburgo Y Dublín: la rabia se extiende por Europa

La toma de plazas y manifestaciones en reclamo de un cambio político y social se extendió en los últimos días a toda España e incluso traspasó las fronteras. Si los pasados días fueron Londres, París, Roma, Berlín, Buenos Aires y México DF, ayer hubo protestas en Bruselas, Varsovia y Marruecos.

Se trata de la primera protesta espontánea de la sociedad civil española ante la situación de crisis económica que atraviesa el país, con casi cinco millones de desocupados. Los jóvenes, con una tasa de de–sempleo de más del 40 por ciento, han estado a la vanguardia de este movimiento que expresa hartazgo y rebeldía, y al que ya se sumaron desempleados, trabajadores precarios, empleados de la educación, la sanidad, jubilados y ciudadanos enfadados con los políticos y la situación de crisis que vive el país.

En Roma, un centenar de jóvenes se manifestaron ayer frente a la embajada española ante la Santa Sede, en la Piazza di Spagna, en solidaridad con las protestas que se celebran en España.

Estudiantes, becarios, traductores, españoles en su mayoría, y algunos miembros del movimiento Popolo Viola se dieron cita tras el llamamiento efectuado en la página de Facebook y de Twitter de “Italian Revolution”, que cuenta ya con más de 10.300 seguidores.

La página italiana precisa que “nace para abrazar y apoyar al movimiento español Democracia Real Ya”, cuyo comité promotor invita a todos los jóvenes de Europa a unirse. Con globos blancos y numerosos carteles con lemas como “Yo no cobro, tú no cobras, ellos roban”, “Violencia es cobrar 600 euros” o “No somos antisistema, el sistema está contra nosotros”, los jóvenes lanzaron gritos alusivos al paro juvenil, la banca y la crisis económica que calificaron de “estafa”.

Mientras tanto, españoles en Londres se manifestaron con cacerolas por tercer día consecutivo frente a la embajada española en reclamo de un cambio en el modelo democrático y de las condiciones de precariedad laboral de la juventud. Unos cuatrocientos jóvenes asistieron a la convocatoria, y con el correr de las horas decenas más iban llegando desde el interior del país, explicaron los organizadores, abocados en encontrarles un lugar donde dormir. “¡Basta de mentiras!”, gritaban los jóvenes, mientras efectivos policiales rodeaban la embajada española.

La de Londres es una más de las numerosas concentraciones del Movimiento 15–M, rebautizado como movimiento “Toma la plaza”, que se inició el 15 de mayo en varias ciudades españolas y algunas capitales europeas –incluida la británica– con la madrileña Puerta del Sol como epicentro. Las manifestaciones se están extendiendo entre la comunidad española del Reino Unido, que ha convocado concentraciones en localidades como Edimburgo, Birmingham, Brighton y Nottingham, además de una protesta en Dublín, Irlanda.