Italia

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, encaja una histórica derrota en
la segunda vuelta de las elecciones municipales

El centroizquierda arrasa en Milán y Nápoles

Por Miguel Mora
Desde Milán
El País, 30/05/11

Un largo ciclo político empieza a morir en Italia. Las urnas han hablado, y el mensaje es un tsunami de esperanza y cambio democrático que deja seriamente tocado a Silvio Berlusconi. Un centro izquierda más plural y esta vez realmente de izquierda, sostenido en bloque por la oposición a la alianza de Gobierno que lidera desde hace una década el país, obtiene un triunfo de alcance histórico en las elecciones municipales.

La victoria por casi once puntos de Giuliano Pisapia en Milán, cuna del berlusconismo y de la Liga Norte, en manos de la derecha desde 1994, fue la guinda a una jornada demoledora para la coalición de Gobierno. La onda de rechazo viajó de norte a sur, y los candidatos de Berlusconi sucumbieron en Nápoles (por 30 puntos), Cagliari (por 20), Trieste e incluso Novara, un feudo histórico de la Liga, que retrocede en toda la llanura padana.

La fiesta naranja en las calles de Milán fue una explosión de euforia y emoción. Pese a los buenos resultados del primer turno, muchos milaneses dudaban que fuera posible derrotar a Berlusconi en casa. Desde 2006, el magnate y político no perdía una contienda electoral. Nada más cerrar las urnas, miles de personas, la mayoría jóvenes y mujeres, ocuparon la plaza del Duomo con banderas, globos y camisetas naranjas; y unas 800 personas llegaron hasta el teatro Puccini para recibir al nuevo alcalde, Giuliano Pisapia.

Emanuele Vitali, de 20 años, milanés, daba saltos de alegría en la puerta del teatro junto a dos amigos: "Es un viento nuevo para la ciudad y para el país", decía. "Es aire limpio para respirar, es el futuro. Aquí nació el berlusconismo y aquí tenía que morir. Pasó con Mussolini y ha pasado con él también". Su amigo Riccardo Brezza, también de 20 años y también estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Milán, coincidía en que la derrota de Letizia Moratti era sobre todo un mensaje de su ciudad al primer ministro: "Quiso ser el candidato y ha perdido. Ahora debe irse a casa. Dígaselo a los españoles, hay una enorme masa de italianos que no quiere a Berlusconi".

Pisapia mantuvo la elegancia y la templanza en la victoria. Sin abandonar el tono irónico saludó a los suyos con un homenaje a la resistencia antifascista: "Hemos liberado Milán. Ahora pensaremos en el bien común, en la acogida, en los jóvenes precarios. La ciudad volverá a ser afectuosa con todos como lo fue durante la Resistencia", afirmó mientras los suyos entonaban el Bella Ciao.

La sorpresa Pisapia

La victoria del abogado penalista de 62 años, más que una conquista de una parte política sobre otra, se puede leer como una cuestión de estilo y de principios. Moratti perdió 75.000 votos respecto a 2006. Muchos son ciudadanos indignados con la propaganda, la chabacanería y la mala política. Pisapia partió de la nada con una lista cívica apoyada por Izquierda, Ecología y Libertad (SEL), el partidito de Nichi Vendola (gobernador de Apulia, sur del país); ganó las primarias al candidato oficial del Partido Democrático, y ayer mejoró siete puntos su hazaña del primer turno: 55,1% frente al 44,9% de Letizia Moratti.

La participación en Milán fue muy similar a la de hace dos semanas, un 69%, y los datos indicaban que Pisapia hizo de nuevo pleno en los nueve distritos. Una propuesta de cambio, de concreción y tolerancia (hacia los extranjeros, los gitanos, los musulmanes, los gais) aglutinó a la clase obrera con la burguesía industrial, a los jóvenes con los pensionistas. Aunque el alcalde saliente es una mujer, el elemento femenino pareció también tener peso. Pisapia ha prometido que su junta tendrá un 50% de mujeres. Y muchas milanesas se han sentido humilladas por la fama mundial del bunga bunga. "Estamos cansadas de ser maltratadas y de tanta vulgaridad", comentaba Lara Graziani, de 43 años.

Aunque en Milán gana 35.000 votos respecto a 2006, la Liga salió con la cabeza gacha. Tras recurrir al miedo y denigrar a Pisapia como un extremista y un fan de Al Qaeda, la formación xenófoba cosechó, sola o con su socio, un fracaso claro: perdió una decena de pequeñas y medianas ciudades lombardas donde era hegemónica, incluida Novara, y se dejó arrebatar la provincia de Pavía. "Ha sido una paliza", declaró Roberto Maroni el ministro del Interior.

El castigo al Gobierno se extendió por todo el país. En Cagliari el vendoliano Massimo Zedda, de 35 años, otro outsider de las primarias, cerró por casi 20 puntos una larga historia de alcaldes del centro derecha; lo mismo, en menor medida, pasó en Trieste. Pero el resultado más elocuente fue el de Nápoles, la ciudad martirizada por la Camorra y la basura, que lanzó un grito por la legalidad al coronar con el 65% de los votos al ex juez Luigi De Magistris. El candidato de Italia de los Valores, el grupo que lidera Antonio di Pietro, coincidió con Pisapia: "Nápoles ha sido liberada. De la basura, de la ilegalidad y de la política cómplice".

Il Cavaliere se queja de los jueces a Obama

Silvio Berlusconi ha aparecido muy nervioso, casi exasperado, en las últimas semanas. El primer ministro sabe bien que si la Liga se ve arrastrada al pozo con él y pierde poder municipal en Milán y las 10 ciudades del norte que han llegado al desempate, la estabilidad del Ejecutivo corre serio peligro.

El voto popular ha sido el gran aglutinante de las demagogias paralelas de Bossi y Berlusconi, y la gasolina que el magnate ha utilizado para legitimar su guerra sin cuartel contra los jueces de Milán que, según él, le persiguen por motivos políticos. Una derrota electoral en casa es la peor noticia posible, y el viernes, durante la cumbre del G–8 en Deauville, Berlusconi buscó el apoyo de sus pares internacionales con un movimiento insólito. Poco antes del inicio de la reunión, se acercó al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para decirle que "Italia está sufriendo una dictadura de los jueces comunistas", y que es crucial "culminar la reforma de la justicia". Según mostraron las imágenes, la estupefacción de Obama, que acababa de hacer un discurso elogiando la separación de poderes y la independencia de la magistratura, fue tan grande que ni siquiera contestó.

De vuelta a casa, la oposición y los jueces han censurado a Berlusconi por denigrar al país y a sus instituciones en un foro internacional, pero este ha replicado que había contado a todos los líderes del G–8 que "los jueces italianos son una patología".

La sensación es que en Milán ha comenzado la cuenta atrás del berlusconismo, y que una nueva era está naciendo justo en el lugar donde Berlusconi levantó los cimientos de su enorme consenso popular. De momento, el líder mantiene, a golpe de tránsfugas, una mayoría suficiente para seguir navegando. Pero las defecciones en el Pueblo de la Libertad han empezado, la Liga exige cada vez concesiones más disparatadas (lo último el traslado de dos ministerios a Milán), y todo puede pasar si los milaneses y la burguesía industrial del norte repudian en las urnas a los dos partidos que les han representado en las dos últimas décadas.


La oposición reclama en bloque la dimisión de 'Il Cavaliere', que se lava las manos
por el fracaso electoral

Punto y final al reinado de Berlusconi en Milán

Por Daniel del Pino
Desde Roma
Público.es, 30/05/11

Un abogado y un exfiscal hundieron este lunes a Silvio Berlusconi. La vida es a veces tan cruel e irónica que tiene este tipo de cosas. Pero el primer ministro italiano no pasó por ningún tribunal. Y de hecho se perdió una nueva audiencia del caso Mediatrade al estar de viaje en Rumanía. Fue juzgado, pero en las urnas. El centroizquierda ha arrasado en la segunda vuelta de las elecciones municipales apoderándose de las alcaldías de Milán y Nápoles gracias al éxito de Giuliano Pisapia y Luigi De Magistris, dos personajes con antecedentes jurídicos que confirmaron que el viento en Italia sopla fuerte y en contra de Il Cavaliere.

La derrota es contundente y dolorosa. Sobre todo en la capital lombarda, donde Pisapia, con el 55,1% de los votos, ha abierto una herida entre los conservadores que puede acabar infectando el Gobierno del país. Para el candidato conjunto del Partido Democrático (PD) e Izquierda, Ecología y Libertad (SeL), se trata de una doble victoria ante el premier, que se presentó como cabeza de lista por Milán con el Pueblo de la Libertad y que vio cómo la ciudad que le vio nacer como empresario caía en manos de la izquierda.

"Milán ha sido liberada. Ahora debemos reconstruirla, tenemos que volver a convertirla en una ciudad de acogida, una ciudad feliz que sonría" proclamó Pisapia consciente de que los resultados electorales son el inicio de una gran batalla a nivel nacional. Para la oposición al Gobierno de Berlusconi es así y en poco más de una hora fueron cuatro los líderes políticos que empezaron a reclamar la dimisión de Il Cavaliere. "Es hora de que Berlusconi dé un paso al lado", dijo Pierferdinando Casini, de la Unión de Centro.

Pierluigi Bersani, del PD, no se anduvo con eufemismos: "Hemos pedido muchas veces la dimisión de Berlusconi, incluso con 10 millones de firmas. Hoy hay una razón más para apoyar esta exigencia. Después del voto se abre una fase política nueva a través de un hecho simple: las dimisiones". El principal representante  de la oposición aseguró que el resultado de las elecciones es el paso inicial "para construir una Italia nueva".

Palabras parecidas a las de Nichi Vendola, de SeL, que antes de definir el éxito en las urnas como "una victoria imponente, sobrecogedora, un aviso de desahucio para el ocupante de Palazzo Chigi", proclamó la victoria "de la Italia mejor". Por útlimo, el presidente del Parlamento, Gianfranco Fini, decretó "el fin del berlusconismo".

Cada cosa a su tiempo, porque Berlusconi, como si fuera un rey exiliado, decidió dejar las cosas claras desde Bucarest: "Esta vez no hemos ganado, pero seguimos adelante. Soy un combatiente. He hablado con Bossi y seguimos convencidos de que podremos sacar adelante las reformas que nos hemos propuesto". Es decir, que nada de dimisión por ahora. Aunque se acerca el momento de rendir cuentas, tanto a la Liga Norte como a su propio partido.

En Radio Padania, el termómetro de los ánimos de la base leguista, sonaba la Internacional mientras iban saliendo los primeros resultados. Umberto Bossi prefirió no hacer ninguna declaración, pero el ministro de la Simplificación, Roberto Calderoli, lanzó un "ahora nosotros volvemos a estar en el mercado". La Liga Norte ha recibido un duro castigo de los electores allí donde han presentado listas conjuntas con el PdL y por eso no es de extrañar que empiece a pensar en un futuro por separado.

En lo que respecta al PdL, Sandro Bondi, coordinador del partido y ex ministro de Cultura, presentaba su renuncia antes de que finalizara el escrutinio. Y el ministro de Exteriores, Franco Frattini, mandó el mensaje de que igual el PdL necesitaba unas primarias para competir con el centroizquierda.

Berlusconi, que dijo que la derrota "no es culpa" suya y avisó a los milaneses de que "a partir de ahora deberían encomendarse a Dios" por haber votado a Pisapia, convocará casi con toda seguridad mañana a su vuelta de Rumanía al Consejo de Ministros y al vértice del PdL. El objetivo de la reunión será empezar a recolocar las piezas que han saltado tras las elecciones, pero Il Cavaliere también querrá sondear los ánimos entre los pesos pesados de su partido y empezar a localizar a los potenciales rebeldes.

El descalabro electoral no se termina en Milán. Los conservadores perdieron Cagliari, Trieste, Novara, Grosseto y hasta Arcore, la localidad en la que se encuentra la mansión de las fiestas de Berlusconi.

Lo de Nápoles es otro caso de estudio. De Magistris había perdido el primer turno contra el candidato del PdL, Gianni Lettieri, pero hoy obtuvo un resultado arrollador al conseguir el 65,4% de los votos. El europarlamentario de Italia de los Valores se refirió al escritor napolitano Roberto Saviano, nada más conocer su victoria: "Crearé las condiciones para que pueda volver a vivir en Nápoles en condiciones normales".

El autor de Gomorra pidió la semana pasada el voto para De Magistris en un artículo en el diario La Repubblica ya que era según él, el único candidato que no representa a la clase política que siempre ha hecho la vista gorda con La Camorra en Campania. Es muy probable que más que el apoyo de Saviano, para De Magistris haya sido muy bueno que Berlusconi haya cerrado las dos partes de la campaña en Nápoles, donde sus promesas nunca se han cumplido.


Duro voto castigo contra Berlusconi

Perdió en Milán, su feudo, y en Nápoles

Por Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia
La Nación, 31/05/11

Roma.– Milán, Nápoles, Trieste, Novara, Cagliari, Gallarate, Rimini, Rho y hasta Arcore, la localidad de las afueras de Milán donde se levanta la residencia del Cavaliere famosa en todo el mundo por sus fiestas bunga–bunga...

La oposición de centroizquierda festejó ayer, como no lo hacía desde hace años, la aplastante victoria que obtuvo en la segunda vuelta de las elecciones municipales parciales que se celebraron en Italia ayer y anteayer.

Los comicios estuvieron marcados por la "reconquista" de Milán, feudo del premier Silvio Berlusconi y capital financiera del país, y por el inesperado triunfo en Nápoles de un outsider que derrotó clamorosamente al candidato del Partido del Pueblo de la Libertad, en el gobierno.

Las urnas fueron impiadosas y le propinaron al Cavaliere un voto castigo de lo más humillante. El resultado provocó un terremoto político en la derecha y le devolvió aire a la oposición de centroizquierda, que reclamó la dimisión del Ejecutivo y elecciones anticipadas.

Con el 53,5% de los votos, Giuliano Pisapia, candidato de la centroizquierda, derrotó a la actual alcaldesa de Milán, Letizia Moratti (46,5%).

La gran sorpresa fue que el ex juez Antonio de Magistris, candidato de Italia de los Valores (el partido del ex juez anticorrupción Antonio Di Pietro), apoyado por fuerzas de centroizquierda, arrasó en Nápoles: obtuvo el 65,34%, contra el 34,65% del empresario Gianni Lettieri, del Partido del Pueblo de la Libertad (PDL), que le había ganado en primera vuelta.

Para Berlusconi, de visita en Rumania y cuya popularidad ha ido cayendo en picada durante los últimos meses debido a sus escándalos judiciales y sexuales, se trata de un golpe mortal.

El premier, de 74 años, personalizó como nunca estos comicios al convertirlos en un referéndum sobre su gobierno. Además lanzó una campaña de lo más agresiva para apoyar a Moratti, que buscaba un segundo mandato en Milán, ciudad símbolo del país, y a Lettieri, que apuntaba a desbancar a la centroizquierda de Nápoles, ciudad azotada por el escándalo de la basura.

La derrota del Cavaliere –especialmente en Milán, donde nació–, pero también en Nápoles, Novara, Trieste, Cagliari (Cerdeña), Gallarate, Rimini, Rho, e incluso en la localidad de Arcore, en las afueras de Milán, donde se levanta su lujosa villa, famosa por las orgías con menores de edad, fue como un verdadero tsunami para el PDL.

De hecho, incluso antes de que terminara el recuento de votos, el ex ministro Sandro Bondi, coordinador del PDL, presentó su renuncia, lo que abre una complicada etapa de rendición de cuentas.

La Liga Norte

La gran pregunta es qué hará la xenófoba Liga Norte, principal socia del gobierno, que también perdió en varios de sus bastiones del próspero norte y que, sin duda, pasará factura. Llegado el caso, la Liga Norte, que culpa al PDL de su debacle, podría decidir "desenchufar" el cable que mantiene con vida al gobierno de Berlusconi, según algunos analistas.

Desde la ruptura con su ex aliado Gianfranco Fini, Berlusconi cuenta con una mayoría parlamentaria exigua, que logró conquistar comprando diputados, según denuncia la oposición.

"Fue un cachetazo, hace falta reflexionar y hace falta un golpe de timón", admitió ayer el ministro del Interior, Roberto Maroni, de la Liga Norte, que afirmó que "la situación podrá revertirse solamente si hay un fuerte relanzamiento de la acción de gobierno".

Desde Bucarest, donde está de visita oficial, el propio Berlusconi reconoció el golpe, pero igual se mostró combativo. "Hay que mantener la calma, el gobierno sigue adelante", afirmó. "Ahora los milaneses deberán rezarle al buen Dios para que no les pase nada", dijo también, al agregar que, así como en Milán, también en Nápoles "se arrepentirán todos muchísimo".

Al cabo de las dos vueltas de elecciones municipales parciales –que tuvieron lugar el 15 y el 16 de mayo y ayer y anteayer–, la centroizquierda obtuvo una victoria aplastante, que no se veía desde hacía tiempo: le ganó a la derecha en 29 comunas contra 12.

La paliza sufrida por el PDL, de la cual todo el mundo cree que el único responsable es Berlusconi, abre escenarios de lo más turbulentos, en los que no se pueden descartar ni futuras crisis de gobierno ni elecciones anticipadas, como de inmediato reclamó la oposición.

"Pedimos la renuncia del gobierno. Un líder que quiere a su país no puede hacer como si nada ante cosas de este tipo", reclamó Luigi Bersani, el líder del Partido Democrático, el principal de la oposición, al exigir elecciones anticipadas.

Si bien Berlusconi ya abrió el paraguas hace unos días al advertir que en caso de derrota en Milán y Nápoles no iba a haber una crisis de gobierno –como ayer reiteraron muchos de sus lugartenientes y él mismo–, para la mayoría de los analistas esta debacle del Cavaliere marca un punto de inflexión importante o el principio del fin de su larga y controvertida carrera política.

Festejos en Milán

"Si la burguesía industrial de Milán dejó caer a Berlusconi y votó por Pisapia, que tiene un pasado bastante extremista, es porque el Cavaliere está políticamente muerto", dijo a La Nacion el analista Paolo Tangredi.

Miles de personas vestidas de naranja (el color que marcó la campaña de Pisapia) se reunieron ayer en la emblemática plaza del Duomo de Milán para festejar la reconquista de esta ciudad símbolo, cuna del berlusconismo, en manos de la derecha desde hace 18 años.

"Hemos liberado Milán, la ciudad necesitaba cambiar y el voto lo ha demostrado", dijo el nuevo alcalde, de 62 años, que ya había sorprendido a todo el mundo al ganarle en primera vuelta a Moratti.

En Nápoles, donde el Partido Democrático retenía el poder desde hacía 18 años, De Magistris, un virtual outsider del partido de Italia de los Valores, de 43 años, tuvo una reacción similar.

"Nápoles ha sido liberada y será libre por los próximos cinco años", enfatizó en medio de festejos que la centroizquierda no veía desde hacía años.


El análisis

Ante el comienzo de una nueva era política

Por Elisabetta Pique
Corresponsal en Italia
La Nación, 31/05/11

Roma.– El círculo se cierra alrededor de Silvio Berlusconi. Para muchos analistas, estas elecciones municipales parciales, a las que el mismo Berlusconi quiso darles un valor político nacional, significan el inicio de una nueva fase política: el principio del fin del Cavaliere, el ocaso de su carrera política.

El círculo se cierra sobre Berlusconi a nivel judicial porque, de no prosperar un enésimo proyecto de ley ad personam que lo beneficiaría con la prescripción, corre el riesgo de ser condenado no sólo por viejos asuntos de corrupción, sino por abuso de poder y prostitución de menores. Pero, sobre todo, el círculo parece cerrarse sobre Berlusconi en lo político. El mensaje devastador de las urnas fue que gran parte de la opinión pública ya no le cree. No cree en sus promesas ni en su estilo agresivo, de tono exasperado, rayano en el insulto.

Si en otras oportunidades quizás el ataque resultó su punto fuerte, en esta campaña para las elecciones municipales el estilo berlusconiano no tuvo éxito, sino todo lo contrario.

No sirvió insultar a buena parte del electorado diciendo que "no tienen cerebro" quienes votan por la izquierda. Tampoco sirvió machacar con la "dictadura de los jueces de izquierda", ni tachar de "loco" a Giuliano Pisapia, adversario de la saliente Letizia Moratti.

Según el premier, Pisapia transformará a Milán, su ciudad, en una zingaropoli (ciudad de gitanos) o en una ciudad islámica, a merced de los extranjeros. Berlusconi usó ese léxico para congraciarse con los votantes de la xenófoba Liga Norte, que, claro está, tampoco le creen ya.

Industriales y jóvenes

La erosión de credibilidad se ha manifestado en diversos sectores de la sociedad, de Sur a Norte. Están los industriales, encabezados por Emma Marcegaglia, presidenta de la Confindustria (la UIA local), que siguen exigiéndole menos impuestos y más reformas estructurales para que el país, que no crece prácticamente desde hace más de una década, vuelva a ser más competitivo. Por algo, Milán, capital financiera de Italia, cuna de la burguesía industrial, le dio la espalda.

Tampoco le creen los jóvenes precarizados, que están obligados a emigrar para tener un trabajo. Ni siquiera las familias que en 2005 tuvieron gracias a él un "bonus bebe" de 1000 euros si tenían un hijo, pero después nunca más vieron medidas concretas que las ayudaran, a pesar de que tienen cada vez más problemas para llegar a fin de mes.

La semana pasada, el informe anual del Istat (el Indec local) ofreció una fotografía funesta de Italia al afirmar que aproximadamente un cuarto de la población, de 60 millones de habitantes, corre el riesgo de caer en la pobreza o en la exclusión social.

Tampoco la Iglesia Católica, durante años férrea aliada del Cavaliere, apoya ya al primer ministro. Es que la conducta del premier de 74 años (con dos matrimonios fallidos y cinco hijos) le resultó indefendible después de que saliera a la luz el escándalo de "Ruby Robacorazones". La joven marroquí, menor de edad, hizo que el mundo se enterara de que en la mansión que Berlusconi tiene en Arcore, en las afueras de Milán, hay una discoteca subterránea preparada para el pole–dance, con una pileta y disfraces para las chicas semidesnudas que la frecuentan.

Cuando fue elegido en 2008, Berlusconi basó su campaña en la promesa de limpiar la basura de Nápoles, un problema añejo y endémico de la ciudad del Vesubio y donde adoran a Maradona. Tampoco cumplió, algo que a la gente no se le pasó y que seguramente no ayudó a Gianni Lettieri, su candidato, que, si bien había ganado en la primera vuelta, sucumbió ante el "tornado" Luigi De Magistris.

Por todo esto, Berlusconi fue castigado. En las elecciones municipales parciales recibió uno de los golpes más violentos de los últimos años, que reflejan que el círculo se está cerrando, que el desgaste está. Pero así como la mayoría de los analistas hablan del comienzo de una nueva fase, del ocaso del berlusconismo, también indican que el Cavaliere aún no tiró la toalla ni perdió la pelea.

Este resultado le devuelve oxígeno a la oposición de centroizquierda, hasta hace poco hundida en sus peleas y divisiones, y que por primera vez en varios años parece ver que hay un nuevo viento que sopla a su favor. Pero no hay que olvidar que, pese a la euforia de la victoria, la oposición sigue fragmentada y carece de un líder fuerte, carismático y creíble.

En este sentido, hay que destacar que en Nápoles, si bien fue derrotado el candidato de Berlusconi, del PDL, tampoco ganó el Partido Democrático (PD), el principal de la oposición.

Quien arrasó en Nápoles fue el ex juez De Magistris, hoy rebautizado "el tornado" De Magistris, del partido de Italia de los Valores (IDV, del ex juez anticorrupción Antonio Di Pietro), que cosechó un inesperado e impactante 65% de votos.

Este dato indica que los napolitanos en verdad no sólo quisieron castigar al PDL de Berlusconi, sino también al PD, que en los 18 años que controló Nápoles tampoco supo ni pudo resolver el drama de la basura. Es un problema de Nápoles, pero que golpea y repercute en la imagen de una Italia a todas luces en decadencia.