Europa:
la crisis no era
sólo "griega"

Dudas sobre la capacidad de las autoridades europeas para
estabilizar la situación del área euro

El turno de Europa

Por José Manuel Amor y Alfonso García Mora
El País, 04/08/11

El diferencial de la deuda pública española e italiana con respecto a la referencia alemana ha vuelto a situarse en máximos desde la creación de la Unión Monetaria Europea. A pesar de la iliquidez propia de estas fechas -o quizás en parte por ello- la volatilidad de los mercados continúa en máximos, fruto de la desconfianza existente entre los inversores, que podría responder a la combinación de los siguientes factores:

En primer lugar, las dudas existentes sobre la capacidad de las autoridades europeas para frenar el contagio y estabilizar la situación del área euro. Los acuerdos alcanzados en la reunión del Eurogrupo del pasado 21 de julio no están teniendo el efecto deseado.

A pesar de la favorable lectura que se realizó en un principio, la falta de concreción sobre los cambios propuestos en el FEEF con respecto a su tamaño, financiación y puesta en funcionamiento, han vuelto a introducir dudas sobre la eficacia de las medidas acordadas. Junto a ello, la participación del sector privado en el programa de ayuda a Grecia se considera insuficiente para garantizar la sostenibilidad de su deuda; y, además, sienta un precedente que pocos inversores dudan será de aplicación en otros casos, a pesar de la negativa explícita contenida en el comunicado del Eurogrupo.

En segundo lugar, el crecimiento de Italia y España es anémico, y está sujeto a riesgos a la baja, especialmente si no se normalizan las condiciones de financiación en los mercados internacionales. Los últimos indicadores económicos apuntan a una desaceleración del crecimiento ya durante el segundo trimestre de este ejercicio, liderado por una demanda interna presa de la austeridad impuesta. Todo en un contexto en el que poco más se puede esperar de la demanda externa ante un ciclo global que también ofrece muestras de menor dinamismo. A ello es necesario añadir el impacto especialmente negativo que el riesgo soberano tiene sobre la financiación del sector bancario. Ello perpetúa en el tiempo los problemas de liquidez que, a su vez, derivan en una restricción crediticia más intensa.

Finalmente, y a pesar de las atractivas rentabilidades nominales ofrecidas, la elevadísima volatilidad de los rendimientos de la deuda supone un desincentivo para buena parte de la comunidad inversora tradicional en esta clase de activo -guiada por su supuesta baja volatilidad y rendimiento- , provocando una reducción sustancial de la demanda. Y esto contribuye a retroalimentar la deriva al alza en rentabilidades.

En las actuales circunstancias, dos tipos de medidas podrían minorar las presiones del mercado y aliviar el potencial problema de liquidez -que no de solvencia- que amenaza a nuestra economía. En primer lugar, y más importante, resulta vital una respuesta apropiada y contundente desde las propias instituciones europeas. En segundo lugar, las medidas internas deben ir encaminadas exclusivamente a sentar las bases para un mayor crecimiento a medio plazo, como elemento clave para eliminar las dudas sobre la capacidad de pago de los países más castigados.

A corto plazo parece difícil que el FEEF pueda actuar de freno a la deriva en las primas de riesgo. La necesaria concreción de los detalles operativos para su puesta en marcha, y el tiempo requerido para su aprobación formal (en algunos Estados es necesario proceso parlamentario), hace necesario buscar otra opción más flexible. Y ésta pasa necesariamente por una actuación contundente del BCE, a través del programa de compra de deuda pública. El tamaño, en principio ilimitado, del programa sitúa esta herramienta como la única con capacidad real de frenar a corto plazo la actual dinámica del mercado. Aunque su utilización masiva implicaría problemas de esterilización monetaria y es posible que derivara en enfrentamientos políticos con Estados Miembros, esta solución otorgaría el tiempo necesario a las autoridades europeas para terminar de definir una estrategia contundente y ambiciosa a medio y largo plazo.

* José Manuel Amor y Alfonso García Mora son socios de Analistas Financieros Internacionales (AFI).


Las bolsas internacionales se desploman por la recaída
en la recesión y la crisis financiera

El País, 04/08/11

La Bolsa española cae un 3,8% en un día de fuertes caídas en Europa y ahonda sus mínimos anuales por la extensión de las dudas sobre la recuperación. -La prima roza sus máximos

Las Bolsas de referencia internacionales se han desplomado por el aumento de las dudas sobre una eventual recaída de la economía en recesión. La desaceleración ya está aquí, según apuntan la mayoría de datos macroeconómicos que se van conociendo sobre el segundo trimestre, pero lo que ahora se cotiza es que la ansiada recuperación se seguirá debilitando en la segunda mitad del año. Ante el recrudecimiento de la incertidumbre, los parqués europeos han cerrado con recortes cercanos al 4% en la mayoría de ellas y el español Ibex 35 ha ahondado sus mínimos anuales. Tras el batacazo, el selectivo abrirá mañana por primera vez desde junio de 2010 por debajo de los 9.000 puntos. También está registrando importantes pérdidas Wall Street, que a media tarde se dejaba un 2,32%.

En la deuda, la prima de riesgo española, que es el sobreprecio que los inversores exigen por sus bonos a 10 años frente a los alemanes, los más seguros, ha puesto fin al alivio que venía registrando por la mañana y, tras la intervención del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, ha recuperado la tendencia al alza de la mano de la italiana. Así, tras llegar a bajar a primera hora hasta los 360 puntos básicos, 25 menos que ayer, al cierre de las Bolsas rozaba sus máximos (398 frente a 407 puntos básicos).

El presidente del BCE ha cumplido con las expectativas y, si por un lado ha dejado inalterados los tipos de interés en el 1,5%, por el otro ha dado algunos mensajes para tratar de aliviar el acoso a España e Italia, aunque con escaso éxito. Así, tras anunciar que el instituto emisor reinstaura las facilidades de liquidez a seis meses para garantizar la estabilidad del sistema financiero, ha confirmado que el programa de compra de bonos de los países con problemas sigue en marcha y ha llegado a afirmar que "ya verán cómo vamos actuando en este sentido". "No me sorprendería que que antes del final de esta rueda de prensa vean ustedes algo en los mercados", ha llegado a añadir.

Las palabras de Trichet han tenido un impacto inmediato aunque efímero en los mercados. En la deuda, las primas de riesgo han bajado, sobre todo la italiana, mientras en la renta variable se han moderado las pérdidas previas a la intervención del político francés. No obstante, a los pocos minutos, las primas recuperaban la tendencia al alza -todas menos la irlandesa- y las Bolsas agudizaban las caídas con recortes superiores al 2% en los parqués de referencia del Viejo Continente.

Tampoco el paso atrás que ha dado el BCE en las medidas extraordinarias de liquidez a seis meses, aunque precisamente está pensada para aliviar a la banca y, por extensión, ayudar a la estabilidad de la eurozona, ha disipado los temores. Más bien al contrario. El hecho de que hasta el propio instituto emisor admita de manera tan evidente que el futuro a corto plazo se anuncia complicado ha reavivado el temor de los inversores a la desaceleración económica internacional. El resultado ha sido dramático: fuertes descensos y mínimos anuales para el Ibex y el resto de Europa.


Los fondos de alto riesgo condicionan la Bolsa pese a su modesto tamaño

Las manos que mecen los mercados

Por David Fernández
El País, 04/08/11

“Confusión de confusiones”. Hay títulos de libros que son una premonición. La primera obra en la que se describen las operaciones en Bolsa se denomina así y fue escrita en Amsterdam en 1688 por un español, José de la Vega. Cuando este economista judío de origen cordobés publicó su ensayo aún no se hablaba de "los mercados". Tres siglos después, y gracias a la crisis, esta expresión se ha transformado en una letanía. Se usa para describir de forma genérica y un tanto difusa a aquellos inversores que tienen la capacidad de condicionar el precio de los activos financieros. Pero, ¿quiénes forman ese ente abstracto denominado mercado?

Los actores principales son los fondos de inversión. La inversión colectiva maneja activos por valor de 18 billones de euros. El 41% de ese dinero está invertido en renta variable, el 21% en bonos y el 18% en renta fija a corto plazo (money market). Los intereses de los ahorradores anglosajones son los que priman: el 55% del dinero invertido en fondos procede de EE UU, el 32% de Europa y el 13% del resto de regiones mundiales.

La mayor gestora del mundo es Blackrock. Esta entidad maneja una suma de dinero equivalente a dos veces el PIB de España y su presidente, Laurence Fink, es uno de los hombres más influyentes (en octubre pasado le recibió el rey Juan Carlos en Zarzuela) del orbe financiero. En el área de renta fija la principal referencia es la gestora Pimco (patrimonio superior al billón de euros). Su presidente, Mohamed A. El-Erian, es columnista habitual del Financial Times y la carta mensual de su gestor estrella, Bill Gross, tiene una gran influencia en el mercado de deuda. Tras el pulso político vivido en Washington en torno al techo de deuda, Gross ha calificado a EE UU de "república bananera". Este gestor ya lanzó una puya a España el pasado año al recordar que nuestro país había suspendido pagos 13 veces en los últimos 200 años.

Tras los fondos de inversión, los siguientes protagonistas son los fondos de pensiones. Los productos de jubilación manejan casi 14 billones de euros (invertidos principalmente en renta fija). Una de las gestoras de pensiones más emblemáticas es Calpers, que gestiona el dinero de los funcionarios de California y mueve más de 200.000 millones.

Otros actores que han ganado peso en el mercado durante los últimos años son los denominados fondos soberanos. Estos vehículos de inversión creados por países ricos en materias primas o con superávit fiscal tienen una política de inversión a largo plazo y destinan su dinero tanto a deuda (pública y privada) como a renta variable. Los 15 mayores fondos soberanos manejan activos valorados en 2,5 billones de euros. Los principales fondos corresponden a Abu Dhabi, Noruega, Arabia Saudí, China, Kuwait, Singapur, Rusia y Catar. Mirados con recelo hace unos años por Occidente por su opacidad y carácter estatal, los fondos soberanos son ahora cortejados por empresarios y gobernantes debido a su abundante liquidez.

El cuarto actor del mercado es el más pequeño por tamaño pero quizás el más influyente: los hedge funds o fondos de alto riesgo. Al cierre del primer semestre de 2011 esta industria manejaba activos por valor de un billón y medio de euros, aunque el uso de apalancamiento (deuda) y derivados multiplica por varias veces su impacto real en el mercado. Las mayores gestoras hedge del mundo son la británica Man Group(50.000 millones) y la estadounidense Bridgewater (44.000 millones). El presidente de esta última, Ray Dalio, advertía recientemente que las políticas monetarias expansivas de los mayores bancos centrales "provocarán un colapso de las divisas y de los mercados de bonos" en 2013. El desarrollo de la ingeniería financiera ha puesto al servicio de loshedge funds un amplio abanico de productos que les permiten apostar por la caída de un activo. Estas estrategias suelen lograr su objetivo: causar el pánico en el resto del mercado.

En el siglo XVII no existían estos tiburones, pero el autor del primer libro bursátil parecía intuirlos. El texto es un diálogo entre un filósofo, un mercader y un accionista en el que se describe el negocio de las acciones, "su origen, su etimología, su realidad, su juego y su enredo". ¿Les suena?