Europa

Grecia, cada vez más cerca del default

Agencia DPA, 13/09/11

Atenas.– En momentos en que Grecia sólo tiene dinero para pagar sueldos y pensiones hasta octubre y ata su futuro económico a la aprobación de un sexto tramo del rescate de la UE, los mercados y las evaluadoras de riesgo crediticio abonaron ayer la hipótesis de que el default de este país es un escenario cada vez más posible e inminente.

De hecho, las bolsas europeas sufrieron ayer fuertes caídas de hasta el 4%, en una nueva jornada negra. Las acciones más perjudicadas fueron las de los bancos, que comenzaron a descontar el impacto que tendría en sus cuentas la quiebra de Grecia y que se calcula en unos dos billones de euros. "Las hipótesis de que Grecia puede quebrar apareció nuevamente", dijo Melanie Bowler, analista de la agencia de calificaciones Moody's.

La cesación de pagos podría declararse si la misión de expertos de la troika –la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)– que viajará a Atenas mañana no aprueba el próximo tramo de ayuda al país, el sexto desde que se dio luz verde al primer salvataje por 110.000 millones de euros el año pasado.

Este tramo, de 8000 millones de euros, es esperado por Atenas con ansiedad. "Tenemos dinero hasta octubre para pagar sueldos y pensiones", admitió ayer el secretario de Finanzas griego, Filipos Sajinidis.

La troika –que ha venido salvando a Grecia de la quiebra desde el año pasado– tiene a Atenas en un puño: una evaluación negativa sobre el último programa de ajuste y privatizaciones, que ha llevado a los griegos a ajustarse el cinturón como nunca antes, supondría poner al país al borde del default, el primero de la eurozona en más de 10 años de historia.

A partir de ese momento, según algunos analistas, podría darse una exclusión de Grecia de la zona euro –con la consecuente pérdida de credibilidad de la moneda común– o un efecto contagio con otros países muy endeudados, como España e Italia, lo que también complicaría el futuro de la eurozona y afectaría duramente a la economía mundial.

Las perspectivas no son las mejores. Para intentar frenar las dudas sobre el compromiso del gobierno con el plan de ajuste, el ministro de Economía griego, Evangelos Venizelos, anunció anteayer la introducción de un impuesto extraordinario sobre las viviendas para recaudar unos 4000 millones de euros adicionales en los próximos dos años.

Además, el premier griego, Giorgios Papandreu, anunció que el presidente del país y otros altos cargos de la judicatura, así como prefectos y alcaldes, deberán contribuir con un sueldo íntegro mensual. Ambas medidas procuran cubrir un agujero de 2000 millones de euros antes de fin de año. El 21 de julio pasado, los socios europeos acordaron, junto con el FMI, otorgarle a Grecia un segundo rescate de 160.000 millones de euros. Pero la ayuda está sujeta al compromiso de que Grecia cumpla al pie de la letra un programa de reformas y privatizaciones para recaudar unos 78.000 millones de euros hacia 2015.

"Es un objetivo nacional y los llamo a desmentir a los que nos llaman perezosos e irresponsables", dijo Papandreu. Sin embargo, en los últimos dos meses, Grecia ha vendido sólo un 10% de su participación en la empresa de telecomunicaciones OTE, y el tiempo se acaba.

Tanto es así que muchas bolsas europeas volvieron a mostrar su escepticismo respecto de los planes griegos. La Bolsa de París (donde el índice CAC 40 cerró con una caída del 4%) fue el mercado más golpeado, ya que los bancos franceses están entre los más expuestos a la deuda griega.

Poco antes del cierre de Wall Street, la noticia de que China podría salir al rescate de Italia con la compra de deuda soberana de ese país consiguió revertir la tendencia a la baja del Dow Jones.

En un intento por calmar los temores, el gobernador del Banco Central de Francia, Christian Noyer, dijo ayer que los bancos franceses cuentan con los fondos necesarios para afrontar "cualquier tipo de escenario".

Por su parte, la Comisión Europea volvió a destacar que no está trabajando sobre la hipótesis de un default, según un vocero del comisario para los Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn.

Muchos analistas hicieron caso omiso de estas declaraciones y prefirieron concentrarse en que la brecha entre los bonos griegos a 10 años y los bund alemanes llegó a 2052 puntos, nivel jamás alcanzado desde los lejanos tiempos de la llegada del euro, en 1999.


El propio gobierno empieza a analizar la posibilidad de un default griego

En Alemania, la cesación de pagos dejó de ser un tabú

Por Laura Lucchini
La Nación, 13/09/11

Berlín.– No es ninguna casualidad que anteayer, desde los ministerios de Economía y Finanzas alemanes, llegaran informaciones acerca de un inminente default de Grecia en sus compromisos de deuda soberana.

Lo que hasta ahora había sido un tabú, ya no lo es tras la publicación de un artículo del vicecanciller alemán, Philipp Rösler, en el que contempló esa posibilidad. La palabra "default" apareció también filtrada por fuentes cercanas al Ministerio de Finanzas en un artículo de Der Spiegel .

Todo indica que Alemania perdió la paciencia con Grecia. La canciller Angela Merkel volvió ayer a pedir a su par griego que cumpla con los compromisos, y advirtió que, de lo contrario, no habrá más ayuda.

Ningún miembro del gobierno alemán había hablado hasta ahora de posible default griego. El primero en hacerlo fue Rösler –también a cargo de Economía– en un artículo que apareció anteayer en el diario Welt Am Sonntag. "Para estabilizar el euro no puede haber más tabúes –escribió el ministro–. Tampoco acerca de una posible insolvencia controlada de Grecia, en determinadas condiciones."

Las medidas adoptadas hasta ahora por parte de Atenas para contener su deuda fueron insuficientes, según Rösler, lo que llevó a una progresiva erosión de la confianza de los mercados en el euro. "El gobierno griego tiene que saber que nuestra ayuda depende de que cumpla con las condiciones", añadió.

El ministro sugirió la introducción de un sistema de sanciones, entre ellas "la revocación temporal del derecho de voto en el Consejo de Ministros de la Unión Europea", en caso de que no se respete el llamado Pacto de Estabilidad. Como extrema consecuencia para los países europeos indisciplinados, Rösler contempló también la posibilidad de una "insolvencia controlada".

CAMBIO DE ESTRATEGIA

Quedó claro que detrás de sus declaraciones hay un cambio de estrategia de Berlín, que hasta ahora había defendido, a pesar de muchas críticas, el rescate de Grecia. Esta impresión que fue confirmada al publicarse en la revista Der Spiegel algunas informaciones filtradas por los más estrechos colaboradores de Wolfgang Schäuble, el duro responsable de Finanzas, según las cuales el ministro habría pedido estudiar dos posibles escenarios de default griego. Por un lado, una insolvencia controlada y, por otro, la exclusión de Grecia del euro y su consecuente regreso al dracma.

Alemania y Europa en general parecen haber perdido la paciencia con Grecia: creció en las últimas semanas la sospecha de que Atenas no logra poner en marcha las reformas prometidas, que deberían tranquilizar los mercados. Menos aún las promesas de contener el déficit público.

Los expertos del Banco Central Europeo (BCE), de la Comisión Europea (CE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) dejaron el país la semana pasada en un clima de tensión. Durante su visita al país, se habrían dado cuenta de que "las cuentas no están del todo en orden", como indicó Schäuble.

Sin embargo, las declaraciones de Rösler no cayeron bien entre algunos de los socios de gobierno, ni a la propia Merkel, que se negó a comentarlas. Por su parte, la oposición acusó al ministro de ser "irresponsable", en palabras del líder verde, Jürgen Trittin, que consideró que el artículo envió señales negativas a los mercados en un momento delicado.

Ya el viernes pasado, desde Alemania se habían manifestado síntomas de divisiones en el manejo de la crisis: Jürgen Stark, uno de los barones alemanes del BCE, dejó su puesto en desacuerdo con la política de adquisición de bonos de países europeos endeudados, como España, Italia y, en particular, Grecia.

La noticia de su renuncia, con los mercados todavía operando, hundió las bolsas. Lo mismo ocurrió ayer tras las declaraciones de Rösler.

Para muchos, fue sólo el comienzo de una semana que se prevé dramática para el euro.