Grecia

La crisis del euro

El giro dramático de Atenas a la 'solución definitiva'

Por Claudi Pérez y Alejandro Bolaños
El País, 01/11/11

Con el referéndum, Papandreu pretende ganar legitimidad interna y poder de negociación frente a los socios europeos.– Pero lo hace a costa de arriesgar el incipiente acuerdo de la UE y de romper su mayoría parlamentaria.–Si el órdago acaba en farol, Grecia puede verse abocada a quebrar y salir del euro.

¿Qué es lo que cuestiona el referéndum?

El pasado jueves, a las cinco de la madrugada, los líderes europeos anuncian a bombo y platillo una solución "integral, definitiva" para Grecia. Los mercados reciben las medidas con fuertes subidas. Y sin embargo, Papandreu da un giro dramático al anunciar un referéndum sobre los pactos de Bruselas, que no solo cuestiona la "solución definitiva" para Grecia, sino que pone en jaque el paquete completo: la recapitalización de los bancos, el fondo de rescate (EFSF, por sus siglas en inglés) y la quita pactada con los bancos para Grecia. Todo ello era consecuencia de la crisis griega. Todo ello está íntimamente relacionado: la quita de Grecia exige un nivel determinado de recapitalización, y un tamaño del fondo de rescate para evitar el contagio hacia Italia y España. Y todo ello está en el alero si ganara un no al rescate en Grecia el próximo diciembre, que podría llegar a suponer una salida del euro y, por tanto, una suspensión de pagos desordenada.

¿Cuáles son los motivos de Papandreu?

El más inmediato es la búsqueda de legitimidad interna: los sucesivos planes de austeridad impuestos por la UE y el FMI a Grecia han laminado su credibilidad, su apoyo en las calles. Las huelgas y las manifestaciones, a veces violentas, están a la orden del día. Con el referéndum, Papandreu se legitima, aunque no lo va a tener fácil: el 60% de los griegos veían el acuerdo de Bruselas como "negativo", según una encuesta publicada el sábado. En esa misma encuesta, más de un 70% de los consultados apostaban por seguir en la zona euro. Y es esa disyuntiva la que va a explotar el primer ministro griego: un resultado positivo le blindaría ante la oposición, que ya pide elecciones anticipadas. Y, quizá más importante aún, ante su propio partido. El entorno del ministro de Economía y hombre fuerte del Pasok, Evangélos Vénizélos, deslizó que no sabía nada de la propuesta de referéndum hasta que Papandreu la anunció. Y varios parlamentarios amenazan con dejar el grupo socialista y sabotear, incluso, la moción de confianza que debe votarse este viernes. Por último, Papandreu intenta gana poder de negociación ante sus socios europeos. El plan de rescate no está cerrado: hay que negociar aún y tanto la canciller Angela Merkel como otros países europeos reclaman nuevas medidas de austeridad a Grecia. Demasiada presión irritará aún más a los ciudadanos griegos. El referéndum funciona así como un órdago.

¿Puede haber contagio?

Los mercados ya se dieron ayer la vuelta para cubrirse ante la eventualidad de que se produzca una catástrofe (esto es, una salida de Grecia del euro y el consiguiente pánico entre los inversores). Italia es la siguiente ficha del dominó: si Italia cayera, sería el fin del euro, según explicó hace unos días el presidente francés, Nicolas Sarkozy. Inmediatamente después, España. Pero Italia y España son ya piezas mayores. Se supone que ni Berlín, ni París, ni Bruselas ni el BCE (que es quien tiene la llave para frenar ese contagio) van a dejar que el fuego llegue tan lejos. Eso sí, los nervios en Roma están ya a flor de piel: el ministro de Asuntos Exteriores italiano, Franco Frattini, ha acusado hoy a Sarkozy de alimentar un "ataque especulativo" contra Italia. Son palabras. Pero las cosas empiezan a torcerse cuando empieza una escalada de declaraciones.

¿Para qué diablos sirvió la Cumbre Europea?

El pasado 21 de julio, los líderes europeos salieron con la cantinela de la solución definitiva. Los mercados subieron durante dos días, y al tercero llegó una tormenta de verano huracanada, en los mercados de deuda, en las Bolsas, en las divisas y en general en todos los mercados, que obligaron a los líderes a ir más allá. El pasado jueves pusieron negro sobre blanco la nueva "solución definitiva", y la historia se ha repetido: dos días plácidos y, tras el anuncio de referéndum en Grecia, el huracán. En realidad, el jueves no hubo tal solución definitiva, sino una patada hacia adelante: los cimientos del acuerdo estaban puestos pero faltaban multitud de detalles. Entre esos detalles, las nuevas medidas de ajuste para Grecia. Y los griegos no parecen dispuestos a más sacrificios, como ha acabado asumiendo el propio primer ministro.

Y a todo esto, la banca española ¿no era la que peor estaba?

La recapitalización bancaria cayó como un mazazo para la gran banca española: necesita 26.000 millones, una cuarta parte de lo que requieren los grandes bancos europeos, solo ligeramente por detrás de los griegos, que están prácticamente quebrados. Se suponía que el castigo sería mayor para los bancos que tienen más exposición a deuda soberana de los países con problemas: las entidades alemanas y las francesas. Pero la banca germana y la gala solo necesitan 5.000 y 8.000 millones, respectivamente. Con el incendio en los mercados, llega la prueba del algodón de los inversores. Hoy cae con fuerza todo el sector bancario. Pero unos más que otros: en Francia, Italia y Alemania, varios bancos caen más del 10%. En España, entre el 5% y el 6%.


¿Quiere ganar Papandreu el referéndum?

Atenas en Halloween

Por Juan Ignacio Crespo (*)
El País, 02/11/11

Algo raro tiene la UE que, cuando pasa por las dificultades más agudas, alguno de sus países miembros convoca un referéndum que las agudiza más aún. Y, también, que a muchos de los países que a ella se incorporan, a veces tras larga espera, le entran unas ganas incontenibles de abandonarla. Esto último le pasó a Reino Unido que, tras superar 12 años de espera y dos vetos del general De Gaulle, estaba cuestionándose en referéndum su permanencia apenas dos años y medio más tarde. También François Mitterrand en 1992 hizo su propio triple salto mortal, convocando un referéndum para aprobar el Tratado de Maastritch en plena crisis del Sistema Monetario Europeo (antecesor del euro) provocada por la negativa, también en referéndum, de los daneses a ratificarlo. Mitterrand consiguió un apoyo tan ajustado que fue conocido como "le petit oui" o pequeño sí. Entretanto los mercados habían pasado un verano totalmente inestable que acabó con la salida de la libra esterlina y la lira italiana del SME y a punto estuvo de acabar con él.

¿Ganará Papandreu este referéndum? O casi mejor: en realidad ¿quiere ganarlo? Sus reticencias al acuerdo de la semana pasada no hicieron sospechar de sus intenciones: forman parte de esos comportamientos algo forzados que solo se sabe interpretar retrospectivamente. Aunque, si se piensa en lo que salió del acuerdo, quizás haya una gran jugada política detrás de todo ello. Y mucho, mucho agotamiento.

¿Por qué? Aunque el acuerdo parecía muy generoso con Grecia (una quita del 50% de su deuda) y aunque los bancos acreedores llegaran a firmarlo "voluntariamente" en un porcentaje significativo como para no declarar la mora o default de Grecia, dejaba a esta en una situación de práctica quiebra a plazo fijo: en el año 2020 tendría aún una deuda sobre PIB del 120% o, lo que es lo mismo, el porcentaje de endeudamiento que ahora tiene la baqueteada Italia. Visto desde hoy, y aunque los cálculos hechos a nueve años vista es muy probable que resulten erróneos, la perspectiva para Grecia sigue siendo muy deprimente. De ahí la tentación de, por una parte, amarrar bien todos los extremos del apoyo político interno y, por otra, de intentar reducir la carga financiera en una negociación cada vez menos amable con los socios europeos y la banca acreedora.

También está detrás la tentación de salirse del euro, siempre presente. Al fin y al cabo no son pocos los que jalean a Grecia y la animan a seguir ese camino. ¿Acaso no decidió Islandia dejar de pagar a sus bancos? Y ahí están. Quienes así opinan se olvidan de que se dejó de pagar a ahorradores europeos que depositaron su dinero en bancos islandeses. Y se olvidan de que Islandia pasó en el proceso de tener una tasa de paro del 0,8% a tenerla del 9,26% y ahora en 6,6% (Grecia ha pasado en estos tres últimos años del 6,5% al 16,5%). Lo que prueba que no hay atajos y que lo que se expulsa por la puerta se termina colando por la ventana. Pero la salida del euro complicaría mucho más la situación: multiplicaría por un factor aún desconocido la deuda denominada en la nueva moneda y provocaría un pánico bancario previo para retirar los depósitos de los bancos antes de que los saldos en una moneda fuerte se conviertan a otra moneda devaluada.

Grecia no puede pagar de ninguna de las maneras. Mejor que el BCE monetice una gran parte de su deuda, antes de que sea tarde. El gesto de Papandreu, entre la desesperación, el capricho y el cálculo político, recuerda cuando Perseo se cubría la cabeza con un yelmo de niebla para perseguir a los monstruos. Y los monstruos han salido ya todos a pasear. La misma noche de Halloween.


(*) Juan Ignacio Crespo es analista financiero.


Merkel y Sarkozy reclaman explicaciones a Papandreu y le exigen cumplir con
la hoja de ruta pactada – Barroso augura consecuencias "dolorosas"
para el país si rechaza el rescate

La UE amenaza con bloquear la ayuda
de 8.000 millones a Grecia

El País, 02/11/11

Las instituciones de la UE, Francia, Alemania y el FMI esperan hoy las explicaciones del primer ministro griego, Yorgos Papandreu, sobre su plan de convocar un referéndum en Grecia para aprobar o rechazar el plan de rescate europeo aprobado hace apenas una semana. Con este anuncio, Atenas ha vuelto a colocar a la UE y a la eurozona a los pies de los caballos, de donde volverán a intentar rescatarla a Angela Merkel, Nicolas Sarkozy y los restantes europeos llegados a Cannes para asistir al G–20. Para ir adelantando el trabajo, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, ya ha advertido al país mediterráneo que rechazar el plan de rescate tendrá consecuencias "dolorosas" para su población. De momento, Bruselas ya ha confirmado que no dará los 8.000 millones del sexto tramo del primer plan de asistencia financiera, lo que estrecha el margen de actuación de Atenas, que en cualquier caso calcula que tiene fondos suficientes para mantener la máquina en marcha hasta que se celebre la consulta.

"Sin el acuerdo de Grecia con la UE y el FMI, las condiciones para los ciudadanos griegos serán mucho más dolorosas, y sobre todo para los más vulnerables. Las consecuencias son imposibles de predecir", ha asegurado Barroso en un comunicado a su llegada a la ciudad francesa. "Quiero hacer un llamamiento urgente y sincero a la unidad nacional y política de Grecia", continúa el texto antes de recordar que la estabilidad del país mediterráneo es crucial para el resto de Europa.

La primera de las esperadas reuniones de hoy, entre el presidente francés, Nicolas Sarkozy, la canciller alemana, Angela Merkel, y los responsables del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde; de la Comisión Europea; del Eurogrupo, Jean–Claude Juncker; y del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha comenzado poco después de las 17.00. Aunque ha sufrido interrupciones, ya que Sarkozy y el presidente chino, Hu Jintao, tenían una cita previamente convocada para las 18.00.

Tras este paréntesis, a la reunión estaba previsto que se uniese el primer ministro griego, Yorgos Papandreu. Sobre lo que los líderes europeos trasladarán a su homólogo griego, Berlín y París ya han adelantado que le exigirán claridad sobre el referéndum y la salida del país del euro.

El presidente francés y la canciller han decidido que entre todos ellos, más el Fondo Monetario Internacional (FMI), deberán fijar urgentemente la hoja de ruta para aplicar lo pactado la semana pasada en Bruselas, diga lo que diga Papandreu sobre la celebración de un referéndum.

En términos económicos, apartado en el que la UE y el resto de participantes en la entrevista tienen su principal baza de presión contra Grecia, el mero anuncio del plebiscito ya ha dejado en el aire el sexto tramo de la ayuda de 8.000 millones de euros correspondiente al primer plan de asistencia al país mediterráneo y que ha sufrido diversos retrasos. Tal y como planteó la propia Grecia en su momento, la falta de este dinero dejaría al Ejecutivo sin dinero para poder pagar a sus funcionarios y pensionistas las nóminas una vez acabe diciembre. No obstante, el Ejecutivo de Papandreu ha hecho las cuentas y calcula que tiene reservas suficientes hasta que celebre el referéndum.

Según han confirmado fuentes oficiales del FMI y de la UE a Reuters sin identificarlas, este dinero no se entregará hasta que se celebre la consulta pública, algo que podría tener lugar en la primera quincena de diciembre. "Las instituciones no quieren dar el dinero a Grecia y entonces esperar a ver que ocurre", han explicado desde el FMI. "Queremos tener la certeza de que Grecia cumplirá con sus compromisos y ahora Papandreu no está en condiciones de cumplir estas garantías", ha añadido.

Desde la UE, han añadido que los países europeos se alineado ellos mismos con el FMI y que con toda probabilidad no realizarán el pago hasta que vea con claridad que el país cumple con el plan de reformas y ajustes marcado. "Tan pronto como Grecia realice el referéndum, tan pronto se librará el sexto tramo. Pero en estos momentos, no se va a pagar", han asegurado.

La misma estupefacción que hizo despeñarse a las Bolsas se apoderó de los dirigentes europeos, irritados además al verse sorprendidos por la decisión, no comunicada previamente, del primer ministro griego de someter a consulta popular la medicina salvadora que quiere administrar la UE a Grecia. Una receta que fue afinada tras largas horas de tira y afloja los pasados miércoles y jueves en la cumbre de los líderes de la zona euro. Una sorpresa que replicó esta madrugada el mismo Papandreu al término del Consejo extraordinario de Ministros que convocó ayer por la tarde. "Los socios internacionales de Grecia estaban al tanto de mis intenciones del referéndum y respetarán y apoyarán las resoluciones del país", sentencia el comunicado publicado por su oficina al término de las siete horas de reunión.

El ministro del Interior, Haris Kastanidis, ha defendido hoy que la consulta se podría adelantar un mes frente al calendario barajado. Esto es, en diciembre en lugar de enero. Aunque el Ejecutivo griego no había fijado una fecha fija, el portavoz del Gobierno, Ilias Mosialos, afirmó ayer, sin dar más detalles, que su intención es celebrarla tan pronto como sea posible, lo que presionaría a la UE para cerrar los detalles del rescate rápidamente. En cuanto a los mercados, tras la tormenta, han abierto esta mañana con una ligera recuperación insuficiente, en cualquier caso, para recuperar las pérdidas de la víspera. A media jornada, la mayoría de las Bolsas europeas estaba ya en rojo.

Hay motivos más que suficientes para pensar que el resultado del referéndum sería negativo –ayer mismo un sondeo daba un 60% de rechazo, aunque el 72% de los griegos quiere seguir en el euro–, lo que provocaría una quiebra descontrolada de Grecia y con ella el desarbolamiento de la eurozona. En esa situación hasta la UE estaría en peligro, según repiten los analistas.

Merkel y Sarkozy, los padrinos del acuerdo de la pasada semana, se pusieron inmediatamente manos a la obra para responder al desafío griego, calificado de "irracional y peligroso" hasta para el propio Papandreu por un allegado al presidente francés. Tras hablar por teléfono emitieron un comunicado taxativo: "Francia y Alemania desean que, en consulta con sus socios europeos y con el Fondo Monetario Internacional, se elabore cuanto antes una hoja de ruta para garantizar la aplicación de este acuerdo".

"Este acuerdo", el alcanzado la pasada semana, fue glosado por ambos en términos encomiásticos. También Herman van Rompuy, como presidente del Consejo Europeo y de la cumbre del euro, y José Manuel Durão Barroso, como presidente de la Comisión, lo valoraron en otro comunicado usando prácticamente las mismas palabras, en prueba del toque a rebato dado al más alto nivel ante la nueva crisis que se cierne sobre el euro. Los cuatro subrayan lo acordado sobre Grecia –hasta dan por hecho un acuerdo que está lejos de ser cerrado para que la banca asuma una quita del 50% de la deuda griega– e insisten en los beneficios del plan, orientado a reducir la deuda griega al 120% del PIB en 2020.

Merkel y Sarkozy acordaron volver a verse esta tarde en Cannes –donde la canciller no pensaba llegar hasta mañana y donde sí iba a estar el presidente, en calidad de anfitrión del G–20– en una reunión de consultas con las instituciones europeas y con el FMI. Luego cenarán todos ellos con Papandreu y su ministro de Economía, Evangelos Venizelos, que ha salido esta mañana del hospital. El objetivo es único: "Tomar todas las medidas necesarias para poner en práctica sin dilación el acuerdo alcanzado el pasado 27 de octubre en Bruselas", según el comunicado conjunto francoalemán. Se trata de volver a la carga, por enésima vez, para intentar dar solución a un problema que en una y otra ocasión se les escapa.

Según informa Le Monde citando fuentes del Gobierno francés, Sarkozy y Merkel comunicarán esta tarde al mandatario griego que rechazan renegociar los requisitos del segundo rescate de Grecia y bloquearán la ayuda urgente del sexto tramo del primer plan de asistencia. Estaba Estaba que los 8.000 millones aprobados el pasado 21 de octubre tras varios retrasos se desembolsara a mediados de noviembre. Francia calcula que las autoridades griegas se quedarán sin fondos como muy tarde en diciembre y lo usará para redoblar la presión sobre Papandreu. El diario también apunta a que los líderes europeos pedirán a Atenas que la pregunta del referéndum sea sobre la permanencia en el euro con el objetivo de evitar dar la imagen de una UE paralizada incapaz de resolver sus problemas, sino el de un país que rechaza la salida que se le ofrece. "No podemos impedir que los griegos se suiciden", afirma un diplomático francés citado por el rotativo.

El anuncio de Papandreu ha cambiado los planes del encuentro y ha convertido la cumbre del G–20 en un foro sobre Grecia. Cuando el presidente francés, Nicolas Sarkozy, esbozó a principios de año sus objetivos para la cumbre, ideó una superproducción: reforma del sistema monetario, medidas contra la volatilidad del precio del petróleo y los alimentos, tasa a las transacciones financieras, regulación de la banca en la sombra y nuevas iniciativas contra el desempleo.

Las discusiones ministeriales evidenciaron que, como ha ocurrido ya en otras cumbres, se avanzaba con cuentagotas. Y el repunte de la crisis europea, a mediados del verano, obligó a un debate más terrenal: qué hacer ante una nueva amenaza de recesión y colapso financiero, cuando las cuentas públicas de la mayoría de países avanzados está en números rojos.

El apoyo de los emergentes

Hace mes y medio, con motivo de la celebración de la asamblea del FMI en Washington, los ministros del G–20 anunciaron que habría un Plan de Acción con medidas inmediatas, siempre que la zona euro planteara una solución integral a todos sus problemas. El pacto de la pasada semana –recapitalización de la banca, quita a la deuda griega, ampliación del fondo de rescates–, parecía ser condición suficiente. Además, el G–20 recuperaba protagonismo: parte de la solución europea pasa por el respaldo de los emergentes, y éste es el foro más apropiado para negociar las contrapartidas políticas (representación en los organismos internacionales) que las nuevas potencias reclaman.

El anuncio del Gobierno griego de que someterá a referéndum el segundo plan de rescate deja en suspenso el pacto europeo. Y, también, la posibilidad de que los emergentes concreten su respaldo a los planes de la zona euro o la posibilidad de ampliar los recursos a disposición del Fondo Monetario Internacional. Hasta el punto de que Sarkozy ha dejado en el aire una cena programada para hoy con el líder chino, Hu Jintao, para hacer hueco a una reunión urgente con Papandreu.

Otros debates, como el reequilibrio de los modelos de crecimiento para ahuyentar la amenaza de guerra de divisas, también llegan tocados: la intervención unilateral de Japón para desinflar el yen, en niveles récord frente al dólar, es la mejor prueba de que apenas hay progresos en este frente.

Con información de R. M. De Rituerto, M. Mora, J. Gómez y A. Bolaños.


En vísperas de la Cumbre del G–20

Grecia deberá votar si sigue en el euro

La UE se lo exigió a Papandreu: crece la tensión

Por Luisa Corradini
Corresponsal en París
La Nación, 03/11/11

Cannes.– Las amenazas, los retos y los reproches terminaron por cambiarle el libreto: al cabo de una tempestuosa reunión con sus socios europeos en Cannes, Giorgios Papandreu aceptó que los griegos digan en un referéndum si quieren permanecer o no en la zona euro. No obstante, el premier mantendría la pregunta inicial, que provocó el terremoto en la Unión Europea: es decir, si sus compatriotas aceptan el plan de rescate, que incluye un fuerte ajuste.

En vísperas de la cumbre del G–20, que empieza hoy en esta ciudad francesa, la nueva crisis por Grecia consiguió monopolizar la atención del planeta.

"Lo esencial no es únicamente el plan [de rescate], sino si queremos permanecer en la eurozona", declaró el primer ministro griego después de haber sido convocado a una minicumbre en esta ciudad, en vísperas de la reunión del G–20 (agrupa a países industrializados y en desarrollo; entre estos últimos, la Argentina).

Para calmar los ánimos de sus socios europeos, el primer ministro griego también aceptó adelantar la fecha de esa consulta al 4 o 5 de diciembre, en vez de hacerla en enero. La decisión de Papandreu de convocar a un referéndum sumergió en una auténtica crisis de nervios a todos los líderes de la Unión Europea (UE) y en particular al presidente Nicolas Sarkozy y a la canciller Angela Merkel, que, una vez más, se vieron obligados a hacer malabarismos para tratar de apagar el nuevo incendio que amenaza la supervivencia del euro.

Reunidos ayer por la tarde en esta exclusiva ciudad de la Costa Azul, transformada para la ocasión en un auténtico campo militar, Sarkozy y Merkel –furiosos– intentaron por lo menos limitar los daños. En una reunión de urgencia organizada después de la cena, propusieron al jefe del gobierno griego una hoja de ruta en tres puntos, que debería serenar la profunda inquietud que agita desde el lunes a los mercados: obtener de su Parlamento un voto positivo sobre el plan europeo, organizar ese referéndum cuanto antes y escoger una pregunta que ponga a los griegos ante sus responsabilidades. En otras palabras: preguntarles si quieren seguir o no perteneciendo a la zona euro.

Un voto positivo del Parlamento de Atenas significaría la promesa de respetar los compromisos exigidos a Grecia en materia de reformas económicas y financieras a cambio de la solidaridad de los otros 16 países de la zona euro, explicaron fuentes diplomáticas francesas.

"Sería un elemento extremadamente tranquilizador. Tanto para los otros países de la UE como para los mercados", dijo el ministro de Asuntos Europeos francés, Jean Leonetti.

Todo ese montaje, sin embargo, podría quedar hecho trizas mañana, cuando Papandreu afronte un voto de confianza en el Parlamento, donde cuenta con una estrecha mayoría de 152 de las 300 bancas del hemiciclo. Esa votación se presenta bajo malos augurios, después de que varios de sus propios diputados del partido socialista Pasok han expresado el deseo de verlo renunciar.

Antes del encuentro con el primer ministro griego, Sarkozy y Merkel se reunieron en una minicumbre con la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, y las máximas autoridades europeas, Herman van Rompuy y José Manuel Durão Barroso, así como con el presidente del Eurogrupo, Jean–Claude Juncker. Al término de esa reunión, la UE advirtió que bloqueará el pago de la sexta cuota del primer plan de rescate, que asciende a 8000 millones de euros, hasta que no haya un resultado positivo en el referéndum.

Juncker, por su parte, acentuó la presión sobre Atenas: "Hace una semana, fuimos 17 quienes tomamos las decisiones. La zona euro no aceptará que uno de nosotros se disocie de esa decisión", advirtió.

"Alemania y el resto de la comunidad internacional hacen esfuerzos para dar muestras de solidaridad y responsabilidad con Grecia. Pero Grecia también tiene responsabilidades", dijo a su vez Steffen Seibert, vocero del gobierno alemán. "Los países de la eurozona están tan integrados que una decisión tomada por una capital tiene efectos inmediatos en todos los demás", agregó.

Desde mayo de 2010, Grecia ha evitado el default gracias a planes de salvataje de la UE y el FMI. El acuerdo alcanzado el 27 de octubre en Bruselas estableció que los bancos que poseen títulos de la deuda griega aceptarán una quita del 50% (100.000 millones de euros), mientras la eurozona y el FMI otorgarán a Grecia nuevos préstamos por 140.000 millones de dólares.

Papandreu llegó a Cannes poco después de haber obtenido el apoyo de su gabinete en una maratónica reunión. Casi dos años de una durísima austeridad han llevado a los griegos al borde de la sublevación. Los sindicatos se encuentran en estado de movilización permanente. Huelgas, protestas y manifestaciones se suceden y el país se ha tornado prácticamente ingobernable.

"Sin el plan de salvataje, las condiciones de los ciudadanos griegos podrían volverse mucho más difíciles", advirtió Durão Barroso.

Preocupados por las consecuencias que puede tener el default salvaje de Grecia en otros países de la eurozona, en particular en Italia y en España, los socios de Atenas reclaman que el polémico referéndum se realice lo antes posible y que se centre en la permanencia de Grecia en la zona euro.

Principales interesados por la instrumentación, los bancos decidieron no emitir juicio sobre la actual situación. El director general del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), con sede en Washington, afirmó que su organización "respeta la decisión del gobierno griego que, como todo gobierno, tiene derecho a lanzar procesos que crea apropiados". Por su parte, la agencia de calificación Fitch advirtió que, para las empresas griegas, una salida de Grecia del euro "sería peor que un default salvaje".

Las encuestas

Según Papandreu, el referéndum obligará a sus compatriotas a aceptar las reformas financieras requeridas por la comunidad internacional, a fin de no sumergirse en la bancarrota. Pero nada es menos seguro: las encuestas muestran que más del 60% de la población está en contra de las reformas y, sobre todo, que no soportan verse dictar el futuro desde el exterior.

"¿Cómo es posible que todos consideren normal que Merkel esté obligada a someter cada decisión de la UE a la Bundestag y el gobierno griego no tenga derecho a consultar a su población? ¿Acaso hay en Europa una democracia a dos velocidades?", reflexionó la socióloga Irene Vasistis.

En todo caso, un eventual regreso de Grecia al dracma ha dejado de ser tabú: "Los griegos deben decir rápidamente si quieren o no conservar su lugar en la zona euro", dijo el primer ministro francés, François Fillon.

Una jugada considerada "peligrosa" por muchos economistas. ¿Quién puede decir que los mercados no pondrán en la mira a los otros eslabones débiles de la cadena?

Cada una de esas incógnitas será debatida hoy por la mañana en Cannes, en el marco de otra reunión improvisada de la zona euro, poco antes de la ceremonia inaugural de la cumbre del G–20.

Los tres escenarios posibles

1) Voto de confianza / elecciones: Papandreu retira la consulta

Los líderes de la eurozona conocen el riesgo de un plebiscito y no descartan la posibilidad de persuadir a Papandreu para que no siga adelante. Para medir su respaldo, el premier convocó a un voto de confianza: si sale victorioso podrá plantear nuevas votaciones y si no obtiene el respaldo de por lo menos 151 parlamentarios tendrá que convocar a elecciones anticipadas.

2) La quiebra / más ajustes: Grecia le dice sí al referéndum

Si se avanza con la consulta, el pueblo será el que decida. Una votación en contra llevará a Grecia a la quiebra, porque no podrá contar con nuevos fondos. Con el plebiscito, Papandreu quiere lograr la máxima legitimidad democrática de cara a nuevas e impopulares medidas, así tendrá la certeza de que los griegos eligieron los ajustes a cambio de ser rescatados.

3) Default / debate: El voto negativo y la salida del euro

Grecia caería en la suspensión de pagos y no podría autofinanciarse. La eventual salida del euro y el hecho de rechazar el rescate provocaría un efecto dominó en la banca europea y la deuda pública de países como España e Italia se dispararía, requiriendo de ayuda pública. Grecia podría devaluar su moneda a cambio del empobrecimiento de sus ciudadanos.