Crisis europea

El premier italiano también dice que el ajuste no resuelve la crisis

Monti afirmó que hacen falta políticas de crecimiento

Más descontento social

Por Julio Algañaraz
Corresponsal en Roma
iEco, 27/04/2012

El primer ministro, Mario Monti, cuya popularidad volvió ayer a caer cuatro puntos ante el escepticismo popular por medidas económicas de máximo rigor y ningún alivio por el lado del imprescindible crecimiento económico en Italia, tomó definitivamente nota de que el triunfo electoral del socialista François Hollande en el primer turno de las elecciones presidenciales francesas ha cambiado los equilibrios y expectativas en la zona euro. Monti alertó en Bruselas que “Europa necesita políticas para aumentar su potencial de crecimiento” .

“Las reformas estructurales por sí solas nunca traerán crecimiento” y tienen un carácter “más bien deflacionario”, cuando es necesario aumentar el gasto en forma selectiva para fomentar la demanda y generar expansión, dijo. Sus palabras están en sintonía con las últimas declaraciones de la canciller alemana Angela Merkel, quien en un aparente giro declaró el miércoles que la austeridad sola “no alcanza” para resolver la crisis.

Convocado en noviembre a salvar a la patria del inminente abismo financiero al que lo llevaba el mal gobierno conservador de Silvio Berlusconi, empantanado además en escándalos sexuales y de corrupción, Monti formó un gobierno “técnico” de profesores y banqueros que logró eludir el derrumbe con medidas de austeridad que se sumaron a las que ya había adoptado Il Cavaliere .

Monti prometió que junto con los recortes y aumentos de impuestos que para muchos sectores de la población son abrumadores, se lanzaría una “fase 2” de medidas de expansión , necesarias para dar una perspectiva al plan de ajustes sin precedentes que han acentuado la recesión en Italia y hacen temer que el país llegue a una verdadera depresión económica.

La victoria de Hollande el domingo pasado dramatiza el cuadro de la impopularidad creciente de las medidas deflacionarias, que han llevado el nivel de vida de los 60 millones de italianos a dar un salto hacia atrás de 15 años, a un aumento inédito al 45% de la presión fiscal y a un “boom” de suicidios por la crisis.

“Es ya un milagro que la cohesión social no se haya pulverizado”, dijo ayer el director del diario La Repubblica , Ezio Mauro. “El problema no es si el gobierno Monti llegará a la cita electoral de mayo del año próximo sino cómo llegará, tal vez exhausto”, agregó.

El premier italiano dijo que no se trata de abandonar la austeridad sino de complementarla con un mayor énfasis en el crecimiento.

Pero en Italia las promesas de la “fase 2” siguen manteniéndose genéricas. No ha sido anunciado ningún paquete de medidas de expansión, con inversiones en obras públicas, fomento del crédito a las empresas y préstamos hipotecarios a las familias, que movilizaría el mercado de la construcción.

El gobierno tiene amplia mayoría en el Parlamento. La coalición está dando señales de agitación, con propuestas que se dan patadas unas con otras para contrastar la impopularidad de las medidas recesivas.


Los italianos tienen su propio "que se vayan todos"

Es el "movimiento de la antipolítica": la confianza en
los partidos se derrumbó al 4%

Por Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia
La Nación, 28/04/2012

Roma.– Un fantasma recorre Italia: la "antipolítica". Se trata de un sentimiento muy parecido al "que se vayan todos" argentino de fines de 2001, que se refleja en sondeos que indican que la confianza en los partidos políticos se derrumbó a un mísero 4%, y que esa gris área de incertidumbre y abstención de los votantes está acercándose a un alarmante 50 por ciento.

No por nada los analistas dicen que si hubiera elecciones –y las habrá, de tipo administrativo, el próximo 6 y 7 de mayo–, el gran vencedor será justamente el partido de la antipolítica. Es decir, ese sentimiento de rechazo e indignación hacia los partidos políticos que, a diferencia de los comunes mortales, que se vieron obligados a apretarse el cinturón debido a la crisis económica, jamás pensaron en recortarse sueldos o anularse los privilegios de "casta" de los que gozan, en nombre de la austeridad reinante.

La antipolítica se refleja en el fuerte avance de movimientos alternativos, como el de las Cinco Estrellas del cómico Beppe Grillo o de listas cívicas, formadas por simples ciudadanos que ya no les creen a los grandes partidos, no sólo responsables de haber llevado a Italia, hoy gobernada por un gobierno de técnicos liderado por Mario Monti, al borde del abismo, sino también de haberles metido las manos en el bolsillo a los mismos italianos.

Si muchos creyeron haber tocado fondo hace 20 años, cuando estalló la famosa Tangentópolis o la operación Manos Limpias (cuando salió a flote el financiamiento ilegal de los partidos), los últimos años de escándalos demostraron que nada cambió.

De hecho, en los últimos dos años se vieron involucrados en sendos casos de corrupción, reciclaje de dinero público y demás ilícitos personajes encumbrados del Partido del Pueblo de la Libertad (de derecha y hasta noviembre pasado, en el gobierno), del Partido Democrático (el principal de la oposición de centroizquierda), de la centrista Margarita y últimamente, nada menos que de la Liga Norte, el partido ex secesionista y xenófobo de Umberto Bossi, que se manifestaba el paladín de la lucha contra toda esa suciedad que había en los palacios del poder de la "Roma ladrona".

La última perla fue la de su tesorero, Francesco Belsito, que guardaba en su casa diamantes comprados con fondos públicos. En los últimos tiempos, las sospechas de manejos turbios hasta recayeron en personajes hasta hace poco considerados "limpios", como el gobernador de la región Lombardía, Roberto Formigoni, miembro del movimiento católico Comunión y Liberación, y del gobernador de Apulia y líder del Partido Sinistra y Libertá, Nichi Vendola.

Los increíbles escándalos de corrupción de los partidos, especialmente los últimos de la hasta hace poco creíble Liga Norte, generaron mucha bronca en la opinión pública italiana.

A nadie se le pasa por alto que en los últimos años de desastre, en los que debieron cerrar miles de empresas, hubo suicidios y despidos, los partidos políticos navegaron en oro, ajenos a la realidad. Para dar una idea, sólo en esta legislatura los partidos políticos recibieron 500 millones de euros en concepto de reembolsos electorales, una suma increíble, utilizada para su propio beneficio y en negocios turbios.

Conscientes de que perdieron toda su credibilidad, los partidos políticos ahora están discutiendo reducir a la mitad el financiamiento de los partidos (de 180 a 90 millones por año) o directamente, eliminarlo. Pero es demasiado tarde. La gente ya no les cree.

Hace unos días el mismo presidente de Italia, Giorgio Napolitano, preocupado por este peligroso clima de antipolítica que reina en el país, al reconocer que "todos los partidos han mostrado límites y cometido errores", llamó a "extirpar la parte podrida" y a establecer "normas de transparencia, con nuevos criterios y límites y controles para el financiamiento".

Avance

En este marco, los grandes partidos tiemblan ante el avance del movimiento Cinco Estrellas de Grillo, considerado "el rey de la antipolítica". Famoso por sus virulentas críticas a los protagonistas del mundo político, por haber lanzado el exitoso "V–day" (por vaffanculo, mandar a la mierda...) en 2007, Grillo es el líder de un movimiento que predica la política participativa, que ya cuenta con consejeros municipales y regionales en varias partes de Italia. Un movimiento que no tiene una sede concreta ni estructura, sino que utiliza las redes sociales para organizarse y que rechaza cualquier financiamiento público.

"No somos ni de izquierda ni de derecha, no somos ni el tercero ni el cuarto partido, sino el primer movimiento de ciudadanos de Italia", suele decir Grillo, que está totalmente convencido de que "la clase política italiana está muerta y se mató sola".