Crisis de la
Unión Europea

La crisis en la UE – Pronósticos oscuros

La economía europea cae cada vez más

La actividad industrial privada se desacelera al ritmo más alto en tres años;
la recesión en Gran Bretaña es peor de lo esperado

Deutsche Presse–Agentur (DPA), 25/05/2012

París.– Mientras las diferencias enfrentan y hasta paralizan a los líderes europeos en la resolución de una de las peores crisis del continente, la economía de la Unión Europea (UE) se desacelera a un ritmo superior al esperado, el más alto en tres años.

Informes económicos conocidos ayer pronosticaron un escenario incluso más oscuro que el que ya se cierne sobre Europa con una acelerada contracción de su actividad privada. Según el índice Markit Economics, que analiza el estado de la industria manufacturera y de servicios del bloque, la actividad cayó al nivel más bajo de los últimos tres años, mientras la economía creció apenas 0,1% en el primer trimestre de 2012.

Los datos llegaron un día después de que, en Bruselas, los mandatarios europeos no lograran romper el punto muerto que los enfrenta sobre cómo resolver la crisis de deudas soberanas, que amenaza con romper la zona euro y embarcar a la UE en una catarata de problemas aún mayores.

Al pesimismo por el dato de la actividad privada se sumó el anuncio de que una de las mayores economías de la UE, Gran Bretaña, sufre una recesión superior a la prevista.

La Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) británica anunció ayer que la recesión del país es más profunda que lo que se esperaba, ya que la economía se redujo 0,3% entre enero y marzo de este año, con una caída de un sector clave como la construcción.

La ONE reveló que el PBI británico se redujo el mismo porcentaje que en España, uno de los países europeos más golpeados por la crisis. Pero además profundizó el contraste con Alemania. Implica, además, que Gran Bretaña, que no forma parte del euro, entró en recesión técnica, es decir que ya lleva dos trimestres consecutivos con contracciones.

La actividad económica de la zona euro registró en mayo el declive más rápido de los últimos tres años, de acuerdo con el indicador de actividad PMI publicado por la agencia financiera Markit. El indicador compuesto de actividad total de la eurozona se situó en mayo en 45,9 puntos, frente a los 46,7 de abril y por debajo de los 50 puntos que marcan el límite entre contracción y expansión.

En el sector servicios, la actividad cayó al ritmo más rápido de los últimos siete meses, mientras que la producción manufacturera se redujo al ritmo más intenso desde junio de 2009. Expertos y analistas creen que la caída del PBI en la eurozona será del 0,5% en el segundo trimestre del año debido a que la desaceleración de los países periféricos se está extendiendo a Francia y Alemania, país donde el clima empresarial sufrió un fuerte deterioro en mayo.

El barómetro del Instituto de Investigación Económica Ifo, uno de los principales indicadores de Alemania, cedió de 109,9 a 106,9 puntos. Las empresas alemanas ven con mucho mayor pesimismo tanto su situación actual como sus perspectivas de negocio en los próximos seis meses.

El índice Ifo había subido de forma continua desde noviembre pese a la crisis de la deuda europea y a la recesión e incertidumbre financiera en Grecia y en el resto del Sur. Sin embargo, las empresas confían en que las exportaciones les otorguen un nuevo impulso.

El anticipo de más peleas

El sombrío panorama no evitó que los principales mercados bursátiles internacionales –todo el Viejo Continente, sin excepción y Nueva York con altibajos– volvieran a mostrar signos positivos en sus índices líderes.

A pesar de la profundización de las diferencias entre Alemania y Francia que dejó ayer la cumbre de Bruselas, los mercados encontraron en las palabras del representante alemán en el directorio del Banco Central Europeo (BCE), Jörg Asmussen, un signo de acercamiento de ideas no esperado. Asmussen dijo, según la agencia Europa Press, que la austeridad fiscal no constituye un fin en sí misma, sino que representa una precondición necesaria para alcanzar un crecimiento sostenible, ya que la alternativa de combatir deuda con más deuda "no es una solución".

Horas antes, el presidente francés, François Hollande, lideró en Bruselas el avance sobre la elaboración de políticas de estímulo al crecimiento en la zona euro. Su iniciativa puso un inusual freno al dominio que había tenido en esos foros la canciller alemana, Angela Merkel, promotora de los planes de ajuste y austeridad.

Sin llegar al quiebre, la relación entre ambos líderes promete futuros roces en torno de un cambio de rumbo y de una participación del BCE por medio de la emisión de eurobonos, iniciativa reclamada por varios Estados.

Los más afectados

Portugal. Recibió el año pasado un rescate financiero por US$ 98.000 millones. El gobierno conservador que sucedió a los socialistas el año pasado instrumentó un plan de austeridad que incluyó recortes de salarios del 5% en el sector público, privatizaciones y la suspensión de proyectos de transporte público.

Italia. Este año se profundizó la recesión en la que cayó el país en el último trimestre de 2011. Asfixiado por la crisis y sus escándalos personales, el primer ministro Silvio Berlusconi renunció en noviembre pasado. El nuevo gobierno del tecnócrata Mario Monti lanzó un duro plan de ajuste por 30.000 millones de euros.

Irlanda. El país recibió dos rescates por un total de US$ 110.000 millones. La reducción de gastos llevó al gobierno a cerrar comisarías, aumentar el IVA al 23% y recortar US$ 5000 millones del presupuesto.

Grecia. Es la principal preocupación de la UE luego de que en los últimos comicios se posicionaran los partidos radicales que se oponen a los planes de austeridad, indispensables para liberar eventuales rescates. Lentamente la credibilidad del país se erosiona y crecen las especulaciones de su posible salida del euro.

España. Tiene la tasa de desempleo más alta de la UE: 25%. El gobierno de Rajoy aplicó recortes por US$ 34.000 millones, los mayores en la historia del país. El ajuste incluyó el congelamiento de los salarios públicos y una reducción presupuestaria del 19% para todos los ministerios, incluidos Educación y Salud.