Grecia, votos y
chantaje de los
imperialismo de la UE

Europa pone una presión abrumadora a un país condenado a sufrir

Los griegos deciden hoy el futuro humillados
y hartos de las amenazas

Las consecuencias de la presión extranjera se sabrán esta noche

Por Enric González
Enviado especial a Atenas
El País, 17/06/2012 – 00:16 hs. en Grecia

Grecia carece de arsenal nuclear. Pero dispone de algo que, al parecer, puede tener efectos igualmente devastadores: elecciones democráticas. La Unión Europea y sus gobiernos, empezando por el alemán, han advertido a los griegos de que si hoy venciera la izquierda podría romperse el euro y desatarse una crisis económica mundial. La presión sobre los votantes, que han comenzado a votar a las siete de la mañana (6.00 en España), es abrumadora. Y los sondeos predicen algo parecido a un empate.

Las consecuencias de la presión extranjera sólo se sabrán a partir de esta noche. En cualquier caso, las amenazas apocalípticas no pueden angustiar mucho más a un pueblo al límite de la ansiedad. No hay trabajo, ni dinero, ni futuro. El índice de desempleo rebasa el 22%, y el 50% entre los menores de 30 años, pese a la reducción de los salarios en un tercio; los únicos comercios todavía con clientes son los de alimentación; las multinacionales empiezan a marcharse; la Seguridad Social ha sido destruida; aumentan en paralelo la delincuencia y la xenofobia; el turismo, una de las grandes fuentes de riqueza, está huyendo.

El principal candidato de la izquierda, Alexis Tsipras, de la coalición Siryza, ha insistido hasta el final de la campaña en que no quiere dejar el euro, sino renegociar los acuerdos con los acreedores porque imponen una austeridad que, tras cinco años de recesión, resulta insoportable y contraproducente. "No se atreverán a expulsarnos del euro, eso es un farol", proclama. El líder de la derecha, Antonis Samaras, se presenta como el defensor de la unión monetaria, pero también admite que las contrapartidas del rescate concedido a Grecia (170.000 millones de euros) están desangrando al país. Angela Merkel, la canciller alemana, es inflexible: "No renegociaremos los acuerdos", declaró el viernes.

La opción económica de Samaras no agrada a casi ningún griego. Forma parte de la oligocracia política que ha llevado las cuentas públicas al desastre y dirige un partido, Nueva Democracia, que se ha beneficiado largamente de la corrupción, si bien no tanto como el Pasok. Sus promesas de mano dura contra la delincuencia y la inmigración sí son, en cambio, bien recibidas entre amplios sectores de la población, especialmente en el medio rural y entre los ciudadanos de más edad. Y las finanzas locales parecen creer en su victoria: la Bolsa de Atenas no ha dejado de subir en toda la semana, alentada por la esperanza de que Samaras forme Gobierno y logre un arreglo con los socios europeos.

El resultado dependerá, en gran parte, de si se vota con la cabeza o con el corazón. La cabeza aconseja prudencia, taparse la nariz y votar por lo malo conocido, es decir, Samaras, ya que es lo que piden los acreedores y pesa sobre Grecia la amenaza de que éstos interrumpan el rescate: en ese caso, a finales de julio no habrá dinero para pagar las pensiones. El corazón aconseja lo contrario. El editorial publicado el viernes por la edición alemana del Financial Times ofendió profundamente a los griegos porque su tono se parecía a las órdenes de los gobernantes nazis durante la ocupación alemana: "Griegos, resistíos a la demagogia de Alexis Tsipras"; "sólo con los partidos que aceptan los términos de los acreedores será capaz vuestro país de permanecer en el euro".

El problema es que, incluso dentro del euro, la situación es desastrosa. Carrefour ha decidido abandonar el país, al igual que la farmacéutica alemana Biotest. El banco francés Crédit Agricole ha reducido al mínimo su presencia. La banca repone continuamente el dinero de los cajeros automáticos (las retiradas son continuas y alcanzaron los mil millones de euros el viernes) porque teme que un cajero vacío podría desatar el pánico y llevarse por delante lo poco que queda del sector financiero.

El jefe de los ministros de Finanzas europeos, Jean–Claude Juncker, asegura que una victoria de la izquierda tendría "consecuencias imprevisibles", y el presidente de EE UU, Barack Obama, afirma que una ruptura del euro causaría un tremendo daño a la economía mundial. Un país con 10 millones de habitantes condenados a seguir sufriendo, con euro o sin euro, tiene ahora la palabra.


Nueva Democracia gana en las elecciones:
los conservadores podrían formar Gobierno con Pasok

La presión de la UE, y especialmente de Alemania, sobre el pueblo griego para que
votara a Samaras se hizo casi insoportable durante los últimos días de campaña

Por Enric González
Enviado especial a Atenas
El País, 17/06/2012
- 21:53 hs. en Grecia

"Es triste tener que elegir entre un ladrón y un loco". Nikos, conductor de autobús, no quiso revelar por quién había votado. Pero con el 83% de las papeletas escrutadas, todo indicaba que los griegos habían decidido favorecer por un leve margen al "ladrón", ardorosamente patrocinado por la Unión Europea. Antonis Samaras, el candidato conservador de Nueva Democracia, a quien Nikos llamaba "ladrón" por formar parte de la clase política corrupta que llevó Grecia a la quiebra, rozaba el 30% de los votos cuando proclamó su victoria. "Es un éxito para Europa", dijo.Alexis Tsipras, el candidato izquierdista de Syriza, calificado de "loco" por su arriesgada oposición a la austeridad impuesta por los acreedores del país, obtuvo el 26,2% de los votos y anunció que como jefe de la oposición seguiría oponiéndose al "terrorismo económico" del rescate.

Dos cosas parecían claras anoche: que la sociedad griega estaba muy dividida entre quienes aceptaban (a la fuerza) la austeridad y quienes no la soportaban más, y que Nueva Democracia necesitaba construir una coalición amplia con otros partidos, con el Pasok como mínimo (12,5%), e idealmente también con los Demócratas de Izquierda (7%), si quería formar un Gobierno con garantías de supervivencia. Aunque los países del euro lanzaran un suspiro de alivio, las perspectivas no eran del todo tranquilizadoras. Las negociaciones para formar Gobierno comenzarán hoy mismo.

Al menos parecía definitivamente descartada la peor de las opciones: que, como tras las fallidas elecciones de seis semanas atrás, no se pudiera formar Gobierno. De confirmarse el 31% de los votos, Samaras tendría al menos 75 escaños, que sumados a la prima de 50 escaños concedidos al partido más votado llegarían a 125. No debería costarle mucho atraer hacia una coalición al Pasok, que fue durante décadas el partido hegemónico y se arrastra ahora por el fondo de la tabla (12%). Con eso ya lograría la mayoría en un Parlamento con 300 diputados.

Esa teórica coalición gubernamental sólo representaría, sin embargo, a la mitad de los votantes. Poco para un Gobierno que necesitará sentirse muy legitimado para dirigir un país dividido, mortificado tras cinco años de recesión y dos de recortes brutales (la economía griega ha encogido casi el 70% en una década), sin políticas de bienestar y a punto de desgajarse del euro porque, pese a los 172.000 millones de euros recibidos en una operación de rescate patrocinada por Bruselas, sus desequilibrios macroeconómicos siguen siendo muy graves. El desempleo se aproxima al 25%, los bancos necesitan una recapitalización urgente, la actividad económica está casi paralizada. El malestar social, paralelamente, ha generado un inquietante fenómeno de xenofobia violenta. "Haremos lo que hay que hacer", prometió anoche Samaras, pero "trabajaremos con los socios europeos para añadir a las políticas de austeridad algunas medidas que fomenten el crecimiento".

La presión de los socios europeos, y muy especialmente de Alemania, sobre el pueblo griego para que votara a Samaras y rechazara al izquierdista Tsipras se hizo casi insoportable durante los últimos días de campaña. En teoría, la formación en Atenas de un Gobierno conservador y apegado a la ortodoxia económica europea debería calmar un poco la tormenta sobre el euro y aliviar el agobio de países como España. Solamente en teoría. En la práctica, los mercados medirán el grado de resistencia de la hipotética coalición conservadora a favor de la austeridad y el euro, la capacidad de Syriza para desarrollar tareas de oposición en el Parlamento (y posiblemente en la calle, porque el amplio rechazo popular a la austeridad queda categóricamente confirmado) y hasta qué punto constituye una distorsión la presencia de un grupo de neonazis entre los diputados griegos. Amanecer Dorado, el partido de corte fascista que dio la sorpresa en las elecciones de mayo, no sólo no ha bajado, como auguraban los sondeos de hace semanas, sino que se ha mantenido en torno al 7%.


Un ideario contrario a los partidos prorrescate: no a la UE,
no al euro, no a los "rescates" internacionales

Los neonazis revalidan su éxito electoral de mayo

Se consolidan como depositarios del voto de castigo
más visceral y desesperado

Por María Antonia Sánchez–Vallejo
El País, 17/06/2012 - 22:21 hs. en Grecia

Aurora Dorada, el partido ultranacionalista y fascista que sorprendió en mayo al lograr el 6,9% de los votos (y 21 diputados), ha revalidado su éxito electoral con parecido porcentaje de sufragios y 18 escaños, según resultados provisionales. Las encuestas de intención de voto les daban en torno al 5%.

No importa que uno de sus diputados electos, Ilias Kasidiaris, esté en busca y captura por agredir a una contertulia –también parlamentaria electa– en un programa de televisión, que uno de sus portavoces fuera detenido por tenencia ilícita de armas de fuego; o que otra candidata el 6 de mayo, Themis Skordelli, tenga pendiente un juicio (curiosamente, aplazado por sexta vez para que no coincidiera con las convocatorias electorales) por agresión racista contra tres afganos en septiembre de 2011.

Aurora Dorada se ha consolidado como depositaria del voto de castigo más visceral y desesperado, y contradice la opinión reinante tras los comicios de mayo de que sus votantes, asustados al comprobar el efecto de su pegada, rectificarían su elección en junio. Es más, Aurora Dorada es el único de los partidos pequeños de la franja de extrema derecha que revalida los resultados de mayo; el resto pierde varios puntos, sobre todo el ultra Griegos Independientes, que logró 33 diputados en mayo, y hoy solo 20.

En el río revuelto de la crisis griega, los neonazis de Aurora Dorada –rechazan con virulencia el calificativo, pero lo son, como la disimulada cruz gamada que adorna su bandera– han tenido suficiente con echar la caña y esperar. Con un esquema parecido al de los islamistas –una labor de zapa caritativa y social, en barrios y comunidades degradados–, los neonazis se han granjeado muchos apoyos ciudadanos con cursos de defensa personal para mujeres, reparto de comida y ropa –solo a griegos– y patrullas o milicias justicieras –una de ellas, liderada por la encausada Skordelli– encargadas de limpiar Grecia de inmigrantes. Hace dos semanas, el asesinato de un griego en Patras (tercera ciudad griega y gran punto distribuidor hacia Europa de miles de indocumentados) activó su virulenta respuesta, y durante varios días hubo enfrentamientos con policías e inmigrantes.

Al modo de una especie invasiva, los neonazis han parasitado el nuevo sistema político y amenazan con añadir litros de gasolina al ingobernable Parlamento electo. Su ideario es exactamente lo contrario de lo que Europa espera de los partidos prorrescate: no a Europa, no al euro, no a la ayuda internacional, ni en las condiciones del préstamo ni en los planes de ajuste asimilados; autarquía económica, vuelta al dracma y cierre y minado de fronteras para evitar la entrada de indocumentados.