Haití

Haití: un genocidio prolongado en el tiempo

Por Irma Leites
Alba TV, 16/01/10

Haití una injusticia sempiterna

Haití un espejo para mirarnos

Las palabras hoy poco dicen, la realidad nos dispara a quemarropa las imágenes... Hoy: oficialmente son 17 países los que ocupan con tropas Haití. Casi 7000 soldados. Hospitales que se vinieron abajo, cárceles que se desplomaron, el edificio presidencial derrumbado y las tropas de ocupación dan la orden de alto a los millones que deambulan sin destino mirando y abriéndose paso entre cadáveres. Indescriptible. Imposible de imaginar que así en 18 segundos un terremoto, agregue una devastación sin medida a la horrenda condena de la miseria ya existente en este amado pueblo negro y rebelde. Esta demolición sin medida, sin palabras, se suma ¿casualmente? a la barbarie de una existencia infernal.

¿Cómo imaginar así de golpe en 18 segundos que toda la población de Uruguay 3 millones de seres humanos quede sin donde ir, sin agua sin casas, sin comidas y que busquen entre escombros a sus seres queridos? ¿Cómo imaginar que de golpe cien mil seres humanos mueran sin remedio? ¿Podemos imaginar que una cantidad similar a las personas que fuimos a la marcha gigantesca del 20 de octubre fuéramos de golpe tragados por la tierra?

¿Qué van a hacer ahora los cascos azules? Sin duda van a dispararle por la espalda a los hambrientos que deambulan sin destino porque se apropian de algo para comer... sin duda los rostros haitianos reflejan la peor pesadilla que imaginemos, sin duda el cine de terror se quedó corto. Ante la catástrofe, para estos pobres insurrectos no hay rescate. Morirán sin más bajo los escombros, morirán mientras Obama se apura a enviar más tropas, mientras el BID vota partidas rápidas de dólares...

Ya las multinacionales se frotan las manos felices evaluando lo que se van a embolsar en la "reconstrucción de Haití" donde la gente sobrevive con menos de dos dólares diarios, donde la mano de obra es la más barata del mundo.

Dice en un poema Mahmud Darwich :

Vamos!
escribe
en lo más alto de la primera página
que yo no odio a los hombres
que yo no agredo a nadie
pero... que si me hambrean
como la carne del que me despoja
y ten cuidado... cuídate
de mi hambre
y mi cólera

¿Es esta o no una historia de genocidio?

300.000 fueron los indígenas exterminados en Haití por los europeos en el año 1492.

En 1697 Francia comenzó a explotarlo, introduciendo un promedio de 20 mil esclavos africanos por año. En poco tiempo el azúcar se transformó en el principal producto de exportación de la región y Haití se convirtió en la más importante posesión francesa en América.

En 1789 los esclavos negros en la colonia llegaban a 480 mil, los mulatos y hombres de color libres sumaban 60 mil, mientras que los blancos, dueños de la tierra y la riqueza, eran una minoría de apenas 20 mil habitantes.

El movimiento revolucionario haitiano, liderados por el ex esclavo Toussaint L’Ouverture, llevaron adelante una guerra revolucionaria que duró 12 años (1791–1803) y que culminó con la proclamación la primera república negra del mundo.

El viejo movimiento de los marrons o quilombolas (esclavos sublevados) se suman a la exigencia irreversible de la libertad para todos, convirtiendo a los distintos grupos (negros esclavos, negros libertos, negros rebeldes y mulatos) en un ejército disciplinado.

El 4 de febrero de 1794 la Convención Nacional francesa reconoce a Toussaint y lo nombra General y ratificara un decreto que abolía la esclavitud en Santo Domingo. Luego del golpe de Estado del 18 brumario (1799), Napoleón Bonaparte envió una colosal expedición militar encargada de reconquistar la colonia y restablecer la esclavitud. Toussaint se pone al frente de la insurrección generalizada, pero lo apresaron y murió deportado en Francia en 1803. En esta lucha se logra la unidad de negros y mulatos y luego de una serie de campañas heroicas, obligaron a las tropas francesas a capitular. La independencia se proclamó el 28 de noviembre de 1803. Haití se convirtió así en el primer Estado independiente de América Latina y en la primera rebelión de esclavos triunfante.

Recién en 1838, los franceses reconocieron la independencia haitiana, pero exigieron a cambio el pago de una indemnización de 90 millones de francos oro. Esta "Deuda de la Independencia", la primer deuda externa de América Latina.

Haití pagaría su Independencia religiosamente hasta 1883.

Más acá en el tiempo 2004, el Presidente Jean–Bertrand Aristide, antes de ser derrocado, reclamaría a Francia la devolución de esa plata siendo su propuesta rechazada por los franceses y la oposición en su país.

Seguimos con la infamia: en 1964, Duvalier (conocido como Papá Doc) se declaró presidente vitalicio. En 1971, la Asamblea Nacional enmendó la Constitución para designar a Jean–Claude Duvalier, hijo del dictador, como su sucesor.

A la muerte de François Duvalier, el 21 de abril de 1971, Jean–Claude Duvalier heredó la presidencia de la República. Tenía 19 años (conocido como "Baby Doc") quien presionado internacionalmente llamó a elecciones en 1984. La abstención fue del 61% del electorado. La oposición creció y se organizó en partidos y sindicatos. La represión aumentó y en 1985 se calculaban en 40.000 los asesinatos cometidos por el régimen de Baby Doc. Fue creciendo la ola de protestas y huelgas en todo el país, Duvalier huyó en un avión de la fuerza aérea norteamericana. Luego se asiló en Francia.

Los compas nos cuentan que en Haití la escalada de violencia no cesa. Y que en octubre, un barco de guerra estadounidense se emplazó frente a las costas de la capital. Una multitud amenazó con enfrentarse a las tropas embarcadas. Ante esta resistencia, Clinton ordenó el regreso de los barcos a la base militar estadounidense de Guantánamo, en Cuba. Al igual que a las tropas de Napoleón el pueblo se planto fieramente ante el invasor. Y el Consejo de Seguridad reimpuso el bloqueo naval. Los asesinatos, desapariciones no cesan. Estados Unidos decide otra intervención militarmente. Las tropas norteamericanas desembarcaron en Haití el 19 de septiembre de 1994 obligando la junta militar a dejar el poder.

El 15 de octubre de 1994, tras el exilio de los jefes golpistas y bajo ocupación del país por una fuerza multinacional dirigida por EE.UU., Aristide regresó a Haití.

Los ajustes estructurales son impuestos por el FMI, bajo tutela militar, política y económica de Estados Unidos dependen de fondos extranjeros. En diciembre, las Fuerzas Armadas haitianas fueron disueltas. Se planteó en su lugar conformar una nueva policía nacional.

En 1995, un contingente de la ONU sustituyó a la fuerza multinacional para consagrar la injusticia sempiterna en el rebelde Haití.

Los datos en 2002, nos hablan de que la mayor parte de los recursos de Haití están en manos del 15% de su población (el 1% de origen europeo poseía la mitad de los bienes del país). El 73% de los haitianos vive en la pobreza extrema, carece de saneamiento, padece escasez de agua potable y en la mayoría de los casos, no tiene acceso a la electricidad. Dos tercios de los haitianos no logran comer un plato de comida diario; el tercio restante sólo accede a una ración al día. ¿Nos imaginamos eso? ¿Nos imaginamos solo un dólar por día para sobrevivir?

En febrero de 2004, los levantamientos contra el gobierno se intensificaron mientras grupos paramilitares conformados por antiguos militares pasaban a territorio haitiano desde la República Dominicana. Ese mismo mes, Washington y París solicitaron la renuncia de Aristide.

Aportando su decidido apoyo al golpe de estado, Washington aportó tropas a una fuerza multinacional compuesta en su mayoría por soldados franceses y canadienses. Esta fuerza con la excusa de proteger los intereses de esos países en Haití camufló una auténtica invasión y un franco respaldo a los golpistas. Una vez ocupado el país por los marines estadounidenses, las fuerzas norteamericanas secuestraron al presidente Aristide, lo subieron a un avión junto a algunos de sus colaboradores y lo despacharon en avión.

Una vez en suelo africano, Aristide denunció que había sido raptado.

A un año del golpe de Estado, el gobierno interino, que contaba con el apoyo de Washington, había fracasado rotundamente. La presencia de la fuerza de cascos azules de la ONU atizaba la violencia y la seguridad era inexistente. Cadáveres en las calles, bandas armadas, integradas por soldados desbandados 10 años atrás, se movían con total libertad. En mayo de 2005 unos 10 mil haitianos habían sido asesinados y más de un millar encarcelados.

Las tropas de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) protagonizan graves y repetidas violaciones a los derechos humanos, actuando contra los militantes de la resistencia.

En el 2006 son las elecciones. Queda René Preval. En junio de 2006, asumió un nuevo gobierno electo con Jacques–Edouard Alexis como primer ministro.

En enero de 2007 las fuerzas de la ONU tomaron el control de Cité Soleil, con la resistencia de los barrios marginados y más pobres de Puerto Príncipe, tras semanas de combates que dejaron centenas de muertos y heridos. Urnas llenas de miles de papeletas electorales a favor de Preval son robadas y tiradas en los basureros.

El hallazgo de las papeletas en los basureros desata la rabia de la población. Preval se convierte en Presidente. ¿Y la ONU donde estaba y dónde está hoy? ¿Salvando a los haitianos o dejándolos morir bajo los escombros? un pueblo con prontuario de rebelde no será perdonado. Esta condenado por todos los poderes. ¿A quién del poder, le interesa salvarlos del terremoto?

Sino recordemos el 22 de diciembre de 2006, en Cité Soleil, "un barrio de bandidos", a las tres de la madrugada: 400 soldados brasileños con sus vehículos blindados lanzan un ataque masivo contra la población. Testigos hablan de una ola de fuego indiscriminado procedente de armas pesadas que siguió por casi todo el día. El coordinador de la Cruz Roja, Pierre Alexis, cuenta que los soldados de la ONU impidieron a las ambulancias y a los médicos intervenir para socorrer a los numerosos heridos.

Uruguay en el 2008, en la Rural del Prado, se exhibió una tanqueta con las que se mata en Haití, con una leyenda que decía: "Mientras otros hacen la guerra nosotros hacemos la paz." ¿de que hablan las FFAA? La verdad es muy otra del 2 al 7 de abril de 2008: miles de haitianos (5 mil sólo en Les Cayes) manifiestan en todas las mayores ciudades debido al incontrolado aumento de los precios de los alimentos de primera necesidad, los hambrientos reaccionan con violencia y desesperación.

La gente se moría de hambre. Mientras que la policía dispersa a los manifestantes utilizando los gases lacrimógenos, los soldados de la MINUSTAH, uruguayos, disparan contra la multitud matando a 5 personas.

Las cárceles haitianas están repletas de prisioneros, detenidos sin ninguna orden de arresto y sin jamás haber podido encontrar a un juez: algunos están recluidos desde hace años, la mayoría son el resultado de los arrestos masivos realizados por la MINUSTAH, particularmente en Cité Soleil.

¿Qué sucede hoy en medio del terremoto?
¿Qué sucede con los miles de presos? ¿Qué hacen las tropas uruguayas allí?

El presidente brasileño Lula, declaró: Estamos al servicio de la voluntad de las Naciones Unidas y estamos subordinados a la voluntad del pueblo haitiano y al gobierno de Haití. Cuando nos digan basta, volveremos a Brasil con las conciencias limpias y la certidumbre de un trabajo bien hecho" El Orden dos Advogados do Brasil, concluye: que la presencia de las tropas brasileñas no es humanitaria. Es una operación estrictamente militar. Haití tiene una historia de ocupaciones militares y Brasil debe cesar de desarrollar un papel en esta historia".

Brasil es quién comanda las MINUSTAH

Haití, está siendo usada como entrenamiento para acciones de represión en las zonas más pobres de las ciudades brasileñas y así será también en Uruguay.

Se estiman más 8 mil muertos por asesinatos durante los años 2004–2005 (en 22 meses), sólo en el área de Puerto Príncipe, víctimas de la brutalidad del régimen que la MINUSTAH ha sostenido, colaborando activamente a esta masacre.

El presupuesto anual de la misión ascendía a 535 millones de dólares. 4 años costaron ya el 50% más de toda la deuda exterior del país (1 billón y 400 millones de dólares).

Haití utiliza el 22% de su presupuesto anual para gasto público para enfrentar la absurda deuda exterior, mientras que su población perece de hambre.

Imaginémonos con hambre y sed y que se te aparezca la muerte tras una nube de polvo que nos ciega, un agujero enorme que nos traga... algo que nunca pudimos concebir aún en las pesadillas más angustiantes. Solo así tal vez podamos ser coherentes con el legado del Ché: "Sobre todo, sean capaces de sentir en lo más hondo, cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier sitio del mundo."

En fin, Haití es la consagración atroz de la demencia capitalista.

Como duele Haití. Como duele. Este Haití devastado, es el hijo de otro Haití, el de la rebelión negra, el vencedor, el rebelde sin remedio. Al que el capitalismo prefiere enterrado porque no lo va a derrotar.

Este pavoroso enero de 2010 trajo consigo el terremoto para seguir sepultando azabaches en Haití. La tierra derrumba los destartalados refugios de los pobres, sepulta en anchas grietas a los hambrientos... la tierra se hunde bajo los piecitos negros y sucios de los dolidos niños de panzas ahuecadas de tanto esperar el alimento que no llegará.

Ese Haití negro, lleno de cañas de azúcar, cerdos sagrados y rituales africanos. Ese Haití del arroz y el café... el desbastado para enarbolar el Haití de hoy el de la mano de obra más barata del mundo, el hambreado, el Haití asaltado por soldados que violarán a niñas y niños, ese Haití que sangra en cualquier rincón que se mire.

¿Qué no sentir por ese Haití donde para sobrevivir hay niñas deambulando hambrientas que canjearán su sexo por un litro de leche... hagámosle un favor a la dignidad: ¡Retiren las tropas y vayamos enfermeros, médicos, maestros, profesores, albañiles... a tirar cualquier esfinge de Colón, cualquier anuncio de Mac Donald cualquier helicóptero o avión que bombardee a los supuestos delincuentes "organizados de a miles" esos delincuentes vestidos de harapos, que asaltan supermercados!

¿Qué implica acostumbrarnos, mirar para otro lado? ¿Qué implica no involucrarnos por el retiro de las Tropas de Haití?

Este gobierno dejo ya de ser solo cómplice. Este gobierno es parte de ese genocidio.

Este gobierno renovó el plazo de permanencia de las tropas uruguayas en Haití.

Condenar la masacre capitalista en Haití pasa irremediablemente por saber, pensar y sentir esta inmensa injusticia de la barbarie a la que condenan al único pueblo negro y esclavo que derrocó a Napoleón.

No se merece ningún pueblo este infierno de hambre y salvajismo, menos aún el Haití del negro Toussaint, de los miles de asesinados y desaparecidos. Menos aún lo merece el Haití que hizo retroceder los barcos yanquis, menos el Haití de los que aún hoy resisten.

IRMA LEITES
13 de enero 2010. –Montevideo. – Uruguay.

(*) La mayoría de los datos nos aportaron Didier Dominique, Enry y Raquel compañeros de la resistencia de Haití que anduvieron por el Río de la Plata y hoy no sabemos donde están.