Haití

Todo son escombros, como antes y después del seísmo

Gara, 13/07/10

Puerto Príncipe.- Cuando se cumple medio año del terremoto en Haití, ocurrido el 12 de enero, el proceso de reconstrucción está bloqueado. Miles de personas se ven aún obligadas a vivir en refugios improvisados pese a que las ONG intentan acelerar la construcción de edificios sólidos. La comisión encargada de la reconstrucción es criticada por reflejar los deseos de los países donantes más que los de los propios haitianos.

Han pasado ya seis meses desde que el fatídico 12 de enero un terremoto sumió a Haití en el caos y lo dejó reducido a escombros. El seísmo causó 300.000 muertos y más de 1,5 millones de afectados que, todavía hoy, viven con la esperanza de la ansiada reconstrucción del país.

Tras estos largos seis meses todo sigue igual. Las mejoras han sido pocas o cuando menos, lentas. Toneladas de escombros siguen entorpeciendo el proceso de reconstrucción y los afectados continúan intentando subsistir como pueden. La gran mayoría de los supervivientes se ven obligados aún a vivir sin un refugio seguro, sin agua potable, sin electricidad ni cuidados médicos, tal como ha denunciado la ONG Save The Children.

Según explicó la semana pasada el senador estadounidense John Kerry, la reconstrucción está «bloqueada por la falta de material y la desorganización». El Gobierno haitiano aún no ha aprobado ningún plan concreto para la reconstrucción de las zonas más afectadas y sólo se ha recibido una mínima parte de la ayuda internacional prometida en un primer momento.

Los planes de reconstrucción, supervisados por la comisión dirigida por Bill Clinton y el primer ministro haitiano Jean-Max Bellerive, han sido también duramente criticados por ActionAid, organización con la que Ayuda en Acción trabaja en Haití, que los calificó el viernes como «fallidos» y «necesitados de un replanteamiento urgente». Es por ello que la gran mayoría de ONG coincide en lo difícil e injusto de la situación que se cierne sobre el país.

Asimismo, el director de ActionAid, Jean-Claude O. Fignolé, ha afirmado que la comisión especial que dirige la rehabilitación «refleja los deseos de los países donantes más que los de los propios habitantes del país». La organización ha hecho hincapié en la importancia de que los planes sean liderados por los propios haitianos, las víctimas del desastre.

Son miembros de esta ONG los que hoy en día trabajan en el apoyo sicosocial a los más afectados, en la construcción de refugios temporales y, junto a la compañía Nacional de Equipamiento y varios organismos internacionales, en la liberación de las vías de la capital haitiana, mediante el programa «Dinero por trabajo». Este programa ofrece la oportunidad a los haitianos de jugar un papel muy importante en la reconstrucción del país y tomar así parte activa en el proceso.

En total, alrededor de 2.800 personas han comenzado ya a trabajar en este programa. Los vecinos de las zonas más reciben cinco dólares al día por colaborar en la retirada de los veinte millones de metros cúbicos de escombros que cubren las calles de la capital, Puerto Príncipe, para liberar espacio y alojar así a los desplazados por el seísmo. Mediante esos ingresos, los trabajadores consiguen que, poco a poco, tanto sus familias como su país salgan adelante.

Mientras, las miles de personas que se vieron afectadas por el terremoto siguen viviendo en improvisadas carpas en parques y estancias al aire libre. «Me produce un sentimiento raro cuando bajo de la montaña Canapé Vert hasta el centro y veo un paisaje de carpas donde hubo antes espacio verde», recuerda Lise, una doctora que intenta sobrevivir en medio del caos. Aunque hay familias que han conseguido reparar los edificios dañados, son muchas más las que siguen sobreviviendo sin un techo firme en el que protegerse.

Las ONG ven como la necesidad más urgente la construcción de refugios provisionales, ya que, debido a la llegada de la temporada de huracanes, cualquier tormenta podría causar daños irreversibles.

Los supervivientes coinciden en que en seis meses no ha sucedido ningún cambio real. «Lo que iba mal entonces, ahora va peor», recalca Meryland, haitiano de 40 años que trabaja en un puesto callejero de fotografía.

Pese a que nada ha mejorado, la gran mayoría de los damnificados valoran positivamente el esfuerzo de las ONG que participan en la ayuda internacional, aunque los hay que afirman no haber recibido nada de lo que éstas trajeron, como es el caso de Meryland.

Por un futuro menos negro

La situación de los niños, es sin lugar a dudas, una de las más preocupantes. Tras seis meses, los retos para cubrir las necesidades de los más de 800.000 niños afectados y sus familias «siguen siendo enormes», según ha denunciado Unicef. Desde la catástrofe, 275.000 niñas y niños han sido inmunizados contra enfermedades que pueden evitarse con vacunas. También existen programas de nutrición para suministrar alimentos a menores con necesidades especiales.

La educación de los niños también sufrió un grave golpe tras el seísmo. Según ha subrayado Unicef, «antes del terremoto, menos de la mitad de los niños en edad escolar iban a la escuela». Ahora, la situación ha empeorado y, por ello, organizaciones como Unicef han ofrecido formación especial a profesores y han regalado material escolar. Mientras, escuelas temporales van poco a poco restableciendo la estabilidad en la vida de los niños con la esperanza de ofrecerles un futuro mejor.

Las agresiones sexuales contra las mujeres se han multiplicado

Seis meses después del devastador terremoto, las agresiones sexuales contra las haitianas se han multiplicado en el país caribeño, según denunciaron varias organizaciones humanitarias, que instan a crear centros especiales para atender a mujeres -y niñas- víctimas de violencia. «Es necesario tener un albergue (para ellas)», declaró Sian Evans, que dirige el grupo sectorial sobre Violencia de Género para Naciones Unidas.

Evans señaló que es necesario que estos centros tengan «un personal cualificado para acompañar a las mujeres en el proceso», tanto en el ámbito de la salud como de la justicia.

Al hacer balance de la violencia contra las mujeres tras cumplirse seis meses del seísmo, indicó que, aunque no dispone de estadísticas -desaparecieron con el terremoto al colapsar el Ministerio de Asuntos Femeninos-, la violencia contra las mujeres se ha incrementado en el país. Afirmó que «es un problema muy importante que se recrudece» y muchas de cuyas víctimas no lo denuncian.

«Cualquiera que sea la cifra, un caso más es demasiado», apuntó por su parte Mélanie Megevand, coordinadora sobre el terreno para el Comité de Refugio Americano (ARC).

Evans subrayó que en momentos de crisis humanitarias, cuando las mujeres se hallan en una situación más vulnerable, «las violencias sexuales son casos inevitables», pero denunció la impunidad. Señaló, además, que la situación aún más vulnerable de las mujeres de clases más bajas, que pueden ser víctimas de explotación sexual a cambio de alimentos.


Haití, seis meses después del terremoto

Por Amy Goodman (*)
Democracy now!, 15/07/10

No entregan dinero
de ayuda prometido

La CNN reveló que sólo cuatro países entregaron algo de los más de 5,3 mil millones de dólares de los nuevos compromisos logrados en una importante conferencia de donaciones para la reconstrucción de Haití realizada en marzo. Brasil, Noruega, Estonia y Australia son los únicos países que han realizado aportes hasta ahora, en lo que representa únicamente un 2% del total comprometido. Los mayores donantes, Estados Unidos y Venezuela, no han realizado ninguna entrega hasta ahora. El jueves, el principal funcionario de ayuda humanitaria de la ONU, John Holmes, afirmó que las Naciones Unidas está muy lejos de alcanzar su meta para la construcción de refugios temporales.

Holmes dijo: "Los refugios, específicamente, constituyen la principal preocupación de la gente y del casi millón y medio de personas que todavía está viviendo en carpas o bajo lonas y que está, repito, en una situación muy precaria. Necesitamos acelerar el plan de contingencia para los huracanes. Necesitamos acelerar la implementación de las disposiciones e incentivos para que la gente regrese a sus hogares y, en particular, para la construcción de más albergues provisorios. Estamos planificando construir aproximadamente 125.000 y hasta ahora, sólo llevamos poco más de cinco mil".

El 12 de julio se cumplieron seis meses del devastador terremoto ocurrido en Haití, en el que murieron 300.000 personas y tras el cual gran parte del país quedó en ruinas. 1,8 millones de personas viven en campamentos precarios, en condiciones sanitarias inadecuadas, o inexistentes, sin electricidad y con muy poca seguridad, así como también sin ningún tipo de resguardo del calor intenso y las lluvias cada vez más fuertes. La violación, el hambre y la desesperanza son amenazas constantes para la gente que está atrapada en los campamentos.

Hace seis meses, el mundo pareció unirse en el compromiso de ayudar a Haití a recuperarse. Ahora, medio año después, los escombros siguen en el mismo lugar, y el sufrimiento envuelve los campamentos, sofocados por el calor y empapados por la lluvia.

Luego de aterrizar en Haití, viajamos a uno de los más de 1.350 campos de refugiados, el Campamento Corail. Este campamento fue emplazado cerca de Titanyen. Allí se arrojaban los cadáveres durante el primer golpe de Estado contra el Presidente Jean–Bertrand Aristide. Tras el terremoto, el lugar fue utilizado como fosa común improvisada.

Corail se encuentra en una llanura de gravilla blanca, colmada de filas ordenadas de carpas. Durante el día, sin árboles que protejan del sol, el campamento se vuelve extremadamente caluroso.

Un habitante de Corail, Romain Arius, me dijo: “Ya no podemos continuar así en la situación en la que estamos viviendo aquí en carpas. Les pediríamos que nos den lo antes posible las casas que dijeron que nos darían para que nuestra situación mejore”.

Un día después de volver del campamento Corail nos enteramos de que una tormenta derribó al menos 94 carpas y obligó a cientos de habitantes a huir en busca de refugio.

Los haitianos están enfadados y se preguntan adónde fueron a parar los millones de dólares donados inmediatamente después del terremoto. La organización Disaster Accountability Project descubrió que de las 197 organizaciones que pidieron dinero luego del terremoto, sólo seis han puesto a disposición informes públicos que detallan sus actividades.

La “comunidad donante internacional”, integrada por los países más ricos, comprometió más de 9.000 millones de dólares, pero hasta la fecha sólo Brasil, Noruega y Australia pagaron la totalidad de la cifra que prometieron. Gran parte de los 1.150 millones de dólares prometidos por Estados Unidos están demorados en el Congreso.

Patrick Elie, un activista haitiano por la democracia de larga trayectoria y ex Secretario de Estado para la Seguridad Pública de Haití, me habló acerca de la propiedad de la tierra y del gran número de muertes a causa del terremoto:

“La tenencia de tierra en Haití es un caos total. Esto también es consecuencia del comportamiento de las élites haitianas durante siglos. Se adueñaron de tierras, especialmente tras la independencia y el fin de la esclavitud, que deberían haber sido de propiedad comunitaria. Y, por supuesto, ahora hay mucha discusión acerca de quién es dueño de qué pedazo de tierra”.

Patrick Elie dice que en este momento de emergencia que da al Gobierno la facultad de expropiar tierra por interés público, la pregunta clave es qué tierra será confiscada: ¿la tierra comunitaria que los campesinos utilizaron durante siglos, o las grandes extensiones de tierra de las élites?

También hablé con Sean Penn. Sí, el actor ganador de dos Oscar de la Academia de Hollywood, que vino a Haití luego del terremoto. A poco de haber vivido en carne propia un problema médico de su hijo adolescente, que fue sometido a una importante cirugía, Penn se quedó horrorizado ante las historias que escuchó sobre las amputaciones sin anestesia que se estaban realizando en Haití. Penn fundó la organización de ayuda J/P Haitian Relief Foundation (jphro.org) y ha estado en Haití durante cinco de los últimos seis meses, administrando un campamento de refugiados en el Club de Golf de Petionville, que alberga actualmente a 55.000 haitianos desplazados por el terremoto.

Sentado en una gran carpa, Penn se mostró frustrado. Comparó los recursos que gasta Estados Unidos en la guerra en Afganistán con Haití. Dijo:

“Creo que Afganistán es una operación absurda. Y una de las razones es que aquí puede haber una operación productiva 'a favor de Estados Unidos'. Imagina el caso de Haití de esta forma. Ahora hay una guerra aquí, y con las próximas tormentas la situación seguramente se agravará, pero no hay una cara visible a la que odiar, no hay un país al cual criticar, no hay recursos naturales, y las caras aquí son negras."

Penn dice que J/P HRO estará en Haití durante largo tiempo: “Pensamos adaptarnos, ajustarnos a las nuevas necesidades que surjan. Creo que nuestra próxima gran iniciativa será remover los escombros y trabajar con organizaciones aliadas para que la gente regrese a los barrios y vuelva a trabajar. Pasar del manejo de campamentos a la gestión y el activismo comunitarios”.

Patrick Elie defiende el liderazgo del pueblo haitiano en la reconstrucción: “Somos un pueblo que puede defenderse solo. Tenemos una visión de hacia dónde queremos ir. Necesitamos amigos, pero no necesitamos gente que piense por nosotros, ni que nos tenga lástima”.

Según el Washington Post, hasta el momento solamente se ha entregado el 2 por ciento de la ayuda prometida para la reconstrucción. La temporada de huracanes acecha a Haití, y millones de personas cuentan con que todos nosotros cumplamos nuestras promesas.


(*) Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 250 en español. Es coautora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur. Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.