Haciendo
memoria

El hombre que puso el arcoiris en “El Mago de Oz”

Por Amy Goodman
Democracy Now!, 12/11/09

El Hombre de Lata y el Espantapájaros: obreros y campesinos

Se aproxima el Día de Acción de Gracias y las familias se reunirán para comer juntas y quizá, disfrutar de otra transmisión televisiva de “El Mago de Oz”. Esta película clásica de hace 70 años merece ser mirada con mayor atención este año, quizá más que en cualquier otro año, por el mensaje de sus canciones, escritas durante la Gran Depresión por el letrista ganador del Oscar, E.Y. Harburg, conocido como Yip.

El Espantapájaros y el Hombre de Hojalata son más complejos de lo que parece a simple vista, y el mensaje de Harburg tiene una nueva resonancia hoy, en medio de la mayor crisis desde la Depresión de los años 30.

Harburg se crió en el Lower East Side del Bajo Manhattan, en Nueva York. En la secundaria le tocó sentarse, por orden alfabético, junto a Ira Gershwin y ambos comenzaron una amistad que se mantuvo durante toda su vida y que fue determinante para el desarrollo de la música y la cultura estadounidenses del siglo XX.

Ernie Harburg, el hijo de Yip y co-autor de la biografía “¿Quién puso el arcoiris en el Mago de Oz?”, me dijo, “Yip conocía profundamente la pobreza y, citando a Bernard Shaw, decía que el escalofrío de la pobreza nunca deja de recorrerte los huesos. Y esa fue la base de su entendimiento de la vida como lucha”.

Harburg contrajo muchas deudas luego de la crisis de Wall Street en 1929. Gershwin le sugirió que escribiera letras de canciones. Poco tiempo después Harburg escribió la canción que captó la esencia de la Gran Depresión, “¿Hermano, me das diez centavos?” ("Brother, can you spare a dime?"):

"Once I built a railroad, I made it run,
made it race against time.

"Once I built a railroad; now it’s done.
Brother, can you spare a dime?

»»» Video: "Brother, can you spare a dime?", cantada por Bing Crosby

"Una vez construí un ferrocarril, lo hice andar,
lo hice correr contra el tiempo.

"Una vez construí un ferrocarril; ahora ya está hecho.
¿Hermano, me das diez centavos?"

»»» Video: "Brother, can you spare a dime?", cantada por Al Johnson 

Ernie dijo sobre la industria musical de ese entonces: “Solamente querían canciones de amor o de escape. Entonces en 1929 tenías canciones como ‘Volvieron los días felices’... tenías todo ese tipo de canciones. No había una sola canción que tratara sobre la Gran Depresión, en la que todos estábamos viviendo.”

“Hermano, ¿me das diez centavos?” se convirtió en un éxito a nivel nacional y continúa siendo una especie de himno de los malos tiempos, la avaricia empresarial y la dignidad de la clase trabajadora.

En la década del 30, Yip Harburg se convirtió en el letrista de “El Mago de Oz”. También agregó el arcoiris a la historia, que no aparece en el libro original de L. Frank Baum “El maravilloso Mago de Oz”, publicado en el año 1900. Esto permitió que Harburg escribiera la famosa canción “Over the Rainbow” (Sobre el Arcoiris), cantada por la entonces desconocida Judy Garland.

Mientras persiste el debate académico acerca de si Baum pretendió que la historia fuera una alegoría política sobre el surgimiento de los dueños de los monopolios como John D. Rockefeller y el subsiguiente contraataque popular, no hay dudas de que la influencia de Harburg hizo que la versión cinematográfica de 1939 fuera más política.

Ernie Harburg dice que la película se trata de la gente común y corriente que se enfrenta a la opresión violenta y aparentemente insuperable, y la vence: El Espantapájaros representaba a los agricultores, el Hombre de Hojalata representaba a los trabajadores fabriles, y los Munchkins del “Gremio del Chupetín” eran los luchadores sindicales.

Ernie recordó: “Había al menos un 30 por ciento de desempleo en aquella época. Y entre los negros y las minorías, la cifra llegaba a un 50, 60 por ciento. Había colas para comprar pan, y, mientras tanto, los ricos seguían disfrutando de su estilo de vida”.

“El Mago de Oz” iba a ser la “respuesta de MGM a “Blancanieves y los Siete Enanitos” [de Disney]”, cuenta Ernie. Inicialmente fue un éxito muy importante, pero un fracaso comercial. Yip Harburg luego escribió “Finian”s Rainbow” para Broadway. La obra trata sobre la intolerancia racial, el odio a los inmigrantes, los créditos fáciles y las ejecuciones hipotecarias. En 1947 “Finian”s Rainbow” fue el primer musical de Broadway con elenco interracial. Fue un éxito que permaneció un año y medio en cartel.

El modo de expresión política desvergonzada de Harburg lo volvió un blanco de la censura durante la era McCarthy, fue incluido en las listas negras y se le prohibió trabajar en la televisión y el cine desde 1951 hasta 1962.

Lo que resulta irónico es que en medio del período en que estuvo en la lista negra, CBS transmitió “El Mago de Oz” en la televisión, ocasión en la que rompió todos los récords de audiencia. Desde entonces, la película se transmite una y otra vez, y ganó reconocimiento y elogios a nivel mundial.

En octubre de este año, “Finian”s Rainbow” tuvo su primera reposición completa en Broadway –la primera desde que fue producida originalmente seis décadas atrás– y logró cautivar a la crítica. Yip Harburg estaría muy orgulloso, sin dudas, de saber que uno de los actores, Terri White, quien hace el papel de peón de campo en “Finian”s Rainbow”, está de nuevo en Broadway a pesar de haberse quedado sin hogar recientemente. White pasó de dormir en bancos de plaza a ser protagonista en Broadway una vez más. Este es el tipo de historia que siempre inspiró a Harburg.

En respuesta a haber sido incluido en las listas negras, Harburg escribió un poema satírico, que dice en un fragmento:

Lives of great men all remind us
Greatness takes no easy way,
All the heroes of tomorrow
Are the heretics of today.

Why do great men all remind us
We can write our names on high
And departing leave behind us
Thumbprints in the FBI.

Las vidas de los grandes hombres nos recuerdan:
la grandeza no es fácil,
todos los héroes del mañana
son los herejes de hoy.

Los grandes hombres nos recuerdan
que podemos poner nuestros nombres en alto
y, al partir, dejar atrás
nuestras huellas digitales en el FBI.

Démosle las gracias a Yip Harburg y a todos los artistas herejes del presente y del pasado, que resistieron la censura y la exclusión por expresar libremente sus ideas.


(*) Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.