Irán

Ataque planeado EEUU-Israel contra Irán

¿Habrá guerra?

Por Michel Chossudovsky (*)
Red Voltaire, 22/05/08
Traducción de Horacio J. Garetto

La invasión militar de Irak continua mientras que su petróleo es explotado por las grandes corporaciones estadounidenses. Pero este equilibrio es frágil y costoso para Washington porque el pueblo iraquí está peleando por su soberanía. Por otro lado aparece Irán como gran rival geopolítico en la región, cosa que no agrada a EEUU en sus prácticas imperiales. El siguiente análisis nos ayuda a una mejor comprensión de lo que puede pasar entre estos países.

Los medios de comunicación han fallado en informar sobre la historia de las preparaciones de guerra norteamericanas contra Irán. Algo, muy poco, comenzó recién a aparecer a principios de 2007.

Aunque estamos en presencia de algo confirmado por informes y documentos oficiales militares sin embargo el hecho es que la opinión pública ha sido mantenida en la oscuridad y desinformada en lo que respecta a estas preparaciones de guerra.

Una guerra contra Irán viene siendo considerada ya desde mediados de los 90’. Durante la administración de Bill Clinton el Comando Central ya había formulado planes para teatros de guerra que incluían primero a Irak y luego a Irán:

«El objetivo siempre es proteger los intereses vitales de los Estados Unidos en esa región, de forma ininterrumpida, y asegurar el acceso de EEUU y de sus aliados al Golfo Pérsico» (USCENTCOM).

Concordantemente con las secuencias planeadas por el Comando Central ya en el año 1995 los planes para atacar Irán fueron reactivados en medio de la ola de la invasión de Irak en el año 2003, bajo lo que se denomina TIRANNT (Theater Iran Near Term).

Consiste en un modelo de teatro de guerra directamente diseñado contra Irán que examina todas las alternativas a ese respecto.

«El Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea, los marines, todos tienen preparados planes detallados y han gastado cuatro años construyendo bases y entrenando para la operación «Libertad de Irán».

El almirante Fallon, el Nuevo jefe del Comando Central [renunciado en marzo de 2008], heredó planes bajo el nombre de TIRANNT (Theatre Iran Near Term)». (New Statesman, 19 Feb 2007)

El trabajo al que se hace referencia en la cita de abajo fue publicado hace tres años por Global Research, en el mes de mayo de 2005. Se titulaba Planned US Israeli Attack on Iran y detallaba la primera fase de esos preparativos de guerra en relación con Irán. (Véase www.globalresearch.ca/articles/CHO505A.html)

Ese universo de planificaciones militares está hoy en estado más avanzado. Y asimismo evolucionan las estructuras de las alianzas militares. La OTAN es hoy parte de una alianza militar.

Con los auspicios de la OTAN, relacionados al Pentágono, están los británicos, los alemanes, los franceses, los turcos, todos jugarán un rol de responsabilidad importante en el caso de un ataque contra Irán y contra Siria.

A este respecto conviene tener presente que la OTAN e Israel firmaron un acuerdo de cooperación militar de amplio alcance en el año 2005. También, que existe un acuerdo de cooperación militar entre Israel y Turquía.

De acuerdo con declaraciones y documentos militares que tienen estado público Estados Unidos, Israel y otras fuerzas aliadas están en avanzado estado de preparación. En realidad buena parte de esa planificación ya está lista desde el año 2005.

Pero importantes variables intervienen en la evaluación de la conveniencia de una guerra contra Irán. Un importante número de factores en contrario de esta decisión también están en curso de ponderación.

Ruidos de sables

Ahora bien, todo ese conjunto de preparativos militares se los aprovecha también a menudo para otros objetivos. Esos escenarios de guerra asociados a ultimátums y preparaciones militares también sirven para forzar a otros países a resignar soberanía, a abrir su economía a los inversores occidentales, a privatizar y vender los mejores activos a las compañías norteamericanas, etc. Estas amenazas son efectivas solo si un país carece de capacidades defensivas. La fortaleza de su economía es también de la mayor importancia.

Hay ruidos de sables en relación con Irán. El objetivo final es neutralizar a Irán como poder regional y el de tomar posesión de su fastuosa riqueza petrolera, aproximadamente un 10% del total mundial.

¿Cuáles son las capacidades militares de Irán, a saber su habilidad para defenderse a sí mismo y también para infligir daño a Estados Unidos y sus aliados?

La respuesta a esta cuestión tiene dos aspectos esenciales. Primero, Irán tiene avanzados sistemas de defensa aérea, tanto con tecnologías propias como rusas. Pero además, según los expertos militares occidentales tiene perfeccionados sistemas de misiles con los que puede provocar importantes daños a las instalaciones militares de USA en Iraq, en el Golfo Pérsico y en Israel.

En los últimos años Irán se ha estado preparando activamente para una guerra. Con los ingresos petroleros pudo financiar mejoras en su preparación. Está en una situación muy diferente de la que tenía Irak antes de la invasión de 2003, que había sido blanco de ataques aéreos angloamericanos por más de diez años más otros diez de debilitantes sanciones económicas.

Este factor es el que ha venido operando a favor de demorar las hostilidades.

Los militares norteamericanos son plenamente conscientes de la posibilidad de una escalada. Si se lanza un ataque aéreo el ejército de Irán podría cruzar la frontera de Irak y atacar las instalaciones norteamericanas. Esta circunstancia ha venido ayudando a poner un freno.

Pero en lugar de un vasto bombardeo que podría tener una fuerte réplica los yanquis podrían lanzar ataques aéreos limitados con la idea de que Irán no conteste. Según especula Philip Giraldi el ataque sería como una especie de pin pong cortito, circunscripto a golpear solo a la gente de al-Qods y evitar bajas entre la población civil. Mediante amenazas y negociaciones secretas Washington podría intentar asegurarse de que Irán no replique.

Las capacidades militares americanas

El almirante Fallon, que fue recientemente despedido como Jefe Supremo del Comando Central del Ejército tenía plena conciencia de las habilidades militares y de la capacidad de réplica iraní. Esta comprensión fue transmitida a comienzos de 2003 en el marco de los escenarios de guerra TIRANNT. Antes de ser renunciado el almirante Fallon desechó la posibilidad de una guerra «mientras el estuviera».

El almirante Mullen, Jefe de la Junta de Jefes de Estados Mayores, reconoció las debilidades americanas. Dijo que las guerras de Irak y de Afganistán pueden haber socavado la capacidad militar de librar guerras contra adversarios de gran envergadura, incluido Irán (citado por el diario israelí Haaretz, octubre 22 de 2007).

En una entrevista con el diario New York Times, Mullen dijo: ...«los riesgos pueden ser altos, muy altos….... estamos ya en conflictos con dos países … tenemos que pensar muy bien antes de meternos en un tercero en esa parte del mundo».

Estas declaraciones fueron hechas al comienzo de su mandato como Comandante de la Junta de Jefes de Estado Mayor en octubre de 2007.

Las dudas del almirante Mullen no se originan en una postura política divergente sino en una evaluación realista de las capacidades militares americanas. Mullen ve que están sobreextendidos y que enfrentan severos problemas para conseguir reclutas para la guerra.

Pero además tácitamente se reconoce que el Pentágono y las fuerzas de la coalición enfrentan una fiera resistencia tanto en Afganistán como en Irak.

La designación del general Petraeus como jefe del Comando Central

La designación del general Petraeus como jefe del Comando Central tiene por objetivo neutralizar las oposiciones eventuales que pueda haber dentro de las Fuerzas Armadas. Refuerza la posición del vicepresidente Cheney y sus posibilidades de asegurarse de que si ordena el ataque tenga el apoyo sin fisuras de las Fuerzas Armadas.

El objetivo es preparar el escenario para un ataque utilizando como pretexto que Irán sería responsable de la caída de soldados norteamericanos en Irak. (Ver: «Iran should be. Set Up for an Attack» by Muriel Mirak-Weissbach, Global Research, May 2008).

Irán es acusado también de intervenir en Afganistán y Líbano. A este respecto los ataques israelíes del 2006 al Líbano son parte de una amplia agenda militar de guerra contra Irán y contra Siria. (ver Mahdi D. Nazemroaya, Global Research, May 2007)

Enfrentamientos armados en el Líbano

Los recientes enfrentamientos armados en el Líbano entre el Hezbollah contra el movimiento 14 de mayo apoyado por Estados Unidos y por Israel precipitaron el país en el caos. Las peleas brotaron después de que el gobierno pro norteamericano de Siniora anunció medidas enérgicas contra el Hezbollah.

El Hezbollah tomó el control de partes del Beirut occidental lo cual podría preparar el escenario para una intervención de la OTAN de «mantenimiento de la paz».

Una mayor implicación de la OTAN y más militarización de toda la costa este del Mediterráneo, los dos forman parte del escenario de guerra contra Irán y contra Siria: las referidas fuerzas de «mantenimiento de la paz de la OTAN», actuando por cuenta de Israel, en realidad apuntan a Siria, al Hezbollah y al Hamas.

Estos acontecimientos fueron deliberados. Tenían por objetivo desestabilizar el país. Forman parte de los planes militares de EEUU. Están preparado el escenario de una confrontación con Siria.

La estructura de las alianzas militares

Conocer la estructura de las alianzas militares es crucial. Norteamérica cuenta con Israel y con la OTAN. Los aliados de Irán son China, Rusia y los estados miembros de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO).

China y Rusia tienen acuerdos militares de cooperación de amplio alcance con Irán. Desde 2005, Irán tiene el estatus de miembro observador en la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO). Esta organización a su vez está vinculada con el Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO), un conjunto de acuerdos militares de cooperación entre Rusia, Armenia, Bielorrusia, Uzbekistan, Kazajstan, Kirguistán y Tajikistan.

En octubre de 2007, la gente del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO) y los de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO) firmaron un Memorandum de Entendimiento poniendo las bases de la cooperación militar entre las dos organizaciones. Este acuerdo entre el SCO-CSTO, un hecho de gran importancia pero sin embargo apenas mencionado en los multimedias occidentales, implica la creación de una alianza militar completa (full-fledged) entre China, Rusia y los miembros del SCO/CSTO.

Es importante tener presente que esta gente realizó ejercicios militares conjuntos en el año 2006, en coincidencia con los realizados por Irán. (Para más detalles ver Michel Chossudovsky, Russia and Central Asian Allies Conduct War Games in Response to US Threats, Global Research, August 2006).

EEUU y sus aliados buscan debilitar la estructura de lazos militares que tiene Irán con Rusia y con China. En este último país están los cuarteles generales de la Organización de Cooperación de Shangai. Esto indica que la alianza militar euroasiática que subyace debajo de la OCS se fortaleció.

Irán actualmente tiene estatus jurídico de observador. Pero su gobierno ya manifestó deseos de ser miembro pleno de la SCO. Pero además en el último año Irán fortaleció sus vínculos energéticos petroleros y gaseros mediante oleoductos y gasoductos que llegan hasta la India pasando por Pakistán. La inclinación de la India hacia el lado de Irán en el terreno petrolero y gasero debilita la influencia de Washington en la región.

«Lo que Teheran está buscando es "nada menos que un rediseño de una nueva relación entre las naciones de Eurasia", cuya colaboración en el desarrollo de una infraestructura de nivel continental -energía nuclear, gas y oleoductos petroleros y gaseros y transporte– debería todo ello establecer las bases de una auténtica independencia política y económica». (Muriel Mirak Weissbach, Mayo 2008).

La historia alecciona mucho respecto de la importancia de las alianzas militares. Los Estados Unidos y sus socios de la OTAN están buscando socavar la formación de una alianza militar cohesionada que pueda desafiar y contener el expansionismo de la dupla USA-OTAN en Eurasia, combinando las capacidades militares no solo de India y de China, Rusia, sino también de varias antiguas repúblicas soviéticas lo cual incluye Bielorrusia, Armenia, Kazajstan, Tajikistan Uzbekistán y Kirguistán.

La decision de ir a la Guerra

La decisión de ir a la Guerra no la toman los altos mandos militares. Esa decisión la toman civiles.

El Ejército de EEUU. tiene una jerarquía y una estructura de comando. Las órdenes vienen de arriba, emanan del gobierno civil, o sea, hoy, de la administración Bush. Van hacia abajo a través de la estructura de comando. Una vez dada la orden de ir a la guerra no se discute, no se debate, es ejecutada por el aparato militar. Además, con toda probabilidad, puentearán al Congreso, en una flagrante violación del art. 1 Sección 8 de la Constitución. No les importa.

En la práctica el presidente y comandante en jefe del Ejército no deciden. Ellos también obedecen órdenes. Aplica los dictacts de poderosos intereses corporativos.

La guerra es motivada por el afán de ganancias. «La guerra es buena para los negocios», se repite constantemente, como un mantra.

Es una operación para ganar dinero. Son miles de millones de ganancias para Wall Street, para los gigantes petroleros, para el complejo militar industrial, ni hablar de los especuladores en monedas, en barriles de petróleo, y en los mercados de materias primas agrícolas.

El objetivo de la guerra propuesta es para extender las fronteras de la economía global capitalista, eventualmente, si se puede, tomar el control de la riqueza petrolera iraní. Las tremendas implicaciones éticas y políticas de usar armas nucleares tácticas en un teatro de guerra convencional no preocupan a los tipos que deciden la guerra.

El rol central del vice presidente Dick Cheney

A diferencia de otras administraciones, en esta de George W. Bush, el vicepresidente juega un rol importantísimo, en realidad, eclipsa al presidente. En la práctica, rodeado de un ejército de consejeros y funcionarios, es el hombre que controla la Casa Blanca. Es el vértice, además de un poderoso aparato corporativo, por medio de sus vínculos con Halliburton y el rol que esta empresa cumplió en la definición de una agenda militar determinada por el apetito de ganancia.

Cheney jugó personalmente un rol clave en activar planes de guerra contra Irán. «Al principio del segundo mandato de Bush, Cheney tiró una bomba. Dijo que Irán estaba en el tope de la lista de los estados canallas, enemigos de Norteamérica y que Israel debería bombardearla». (Michel Chossudovsky, Mayo 2005).

Dick Cheney es de hecho la cabeza del estado. Bush es meramente figurativo. Recientemente jugó un rol clave en presionar a los estados árabes de la línea del frente en apoyar un ataque contra Irán.

Al vice presidente Cheney le importan muy poco las consecuencias probables y las vidas que se puedan perder como consecuencia del uso de armas, ya sea convencionales, ya sean nucleares, contra Irán.

Tiene plena conciencia de que aún un ataque aéreo limitado puede desatar un enorme conflicto que abarque todo el Medio Oriente y todo el Asia Central, hasta las fronteras occidentales con China. Todos estos escenarios ya fueron considerados. Se los tiene presente.

La crisis más seria de la historia moderna

Estamos en la encrucijada más seria de la historia moderna. Estos planes de guerra están en paralelo con un proceso de reestructuración económica y con una bastante bien instalada depresión económica mundial. La guerra y la globalización son procesos que están íntimamente relacionados. La militarización de Medio Oriente y de Asia Central tienen que ver con el proyecto de extender el sistema del «libre mercado» hacia esas nuevas fronteras.

A su vez la Guerra intensifica la crisis económica. La economía civil está colapsando, eclipsada y socavada por el complejo militar industrial, el que sí que, en un sentido bien real, y no figurado, produce armas de destrucción masiva. Concurrentemente los altos precios del crudo, de los alimentos de primera necesidad, empujados por la especulación en los mercados de commodities, empobrecieron a millones de personas.

El movimiento antiguerra tiene que actuar de forma inequívoca, contundente, para prevenir esta nueva fase de la guerra. No es fácil. Altos funcionarios, militares y del Congreso se han arrogado la autoridad para mantener una agenda de guerra ilegal. Se precisará de un amplio movimiento de masas, nacional e internacional, que desafíe la legitimidad de los que dicen que gobiernan en nuestro nombre.

Criminales de Guerra ocupan posiciones de poder. Las ciudadanías están hipnotizadas en el apoyo a los gobernantes que nos dicen que están comprometidos con nuestra «seguridad y nuestro bienestar». A través de la desinformación de los medios se nos presenta a la guerra con un rostro humano.

Para revertir la marea de la guerra las bases militares tienen que cerrarse, la maquinaria de la guerra (entre otras la producción de sistemas de armas avanzados) tiene que ser detenida y la construcción de un estado policial tiene que ser desmantelada.

Hay que enfocarse asimismo en las grandes corporaciones, en las grandes petroleras, en los grandes bancos, en los grandes contratistas de la defensa, todos los cuáles devinieron parte integral de la maquinaria de guerra militar.

Con solo los sentimientos antiguerra no vamos a ningún lado. Los criminales de guerra de Estados Unidos, de Israel y de Gran Bretaña tienen que ser echados de sus oficinas.

Lo que es absolutamente necesario es revelar el verdadero rostro del Imperio Americano y la subyacente criminalización de la política exterior norteamericana que usa la «guerra contra el terrorismo» y la amenaza de al Qaeda para conseguir el apoyo del público a favor de una agenda permanente de guerra.


(*) Michel Chossudovsky es profesor de economía a la Universidad de Ottawa y director del Center for Research on Globalization
(CRG). Es autor de “The Globalization of Poverty and the New World”, segunda edición, Global Research, 2003.