Irán

Fuegos de artificio

Por Jim Lobe (*)
Inter Press Service (IPS), 10/07/08

Washington.– Si bien la prueba de misiles de mediano y largo alcance realizada por Irán esta semana causó preocupación en Israel y en Estados Unidos, hay un creciente consenso de que las probabilidades de una guerra antes de las elecciones estadounidenses en noviembre disminuyeron en los últimos días.

El Departamento de Estado (cancillería) estadounidense señaló que el lanzamiento de misiles iraníes, uno de los cuales es capaz de alcanzar a Israel así como a otros aliados de Washington, fue algo "provocador".

Un portavoz de la Casa Blanca dijo que Teherán violó las resoluciones del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, y exigió que ese gobierno "detenga de inmediato el desarrollo de misiles balísticos, que podrían ser usados como vehículo de una potencial arma nuclear".

Los ensayos iraníes fueron realizados luego de las advertencias el martes, por parte de un alto colaborador del líder espiritual supremo iraní ayatolá Ali Jamenei, de que las fuerzas israelíes y estadounidenses en el Golfo Pérsico o Arábigo serían consideradas un objetivo si Irán era atacado.

Sin embargo, la agencia de noticias AFP, que en principio tomó y divulgó las fotografías del lanzamiento de misiles difundidas originalmente por Sepah News, página web de información oficial iraní, puso en duda su veracidad. Expertos de la agencia señalaron que una de estas imágenes estaba adulterada digitalmente.

Sea como sea, estos últimos movimientos, tanto de Israel como de Irán, parecieron destinados a dar más credibilidad a sus amenazas.

El mes pasado, Israel realizó un gran ejercicio militar con más de 100 aviones de guerra en la este del mar Mediterráneo, que funcionarios de Estados Unidos describieron como un ensayo de un posible ataque contra instalaciones atómicas iraníes.

Estas pruebas fueron realizadas luego de que el viceprimer ministro israelí Shaul Mofaz advirtiera en una entrevista que un ataque sería "inevitable" si Teherán no hacía caso de las demandas del Consejo de Seguridad para que suspendiera su programa de enriquecimiento de uranio.

La posterior visita a Israel del presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas estadounidenses, Michael Mullen, fue interpretada por analistas en Washington como una señal de que Estados Unidos e Israel estaban coordinando planes militares.

Al mismo tiempo, la revelación por parte del periodista de investigación Seymour Hersh varios días después de que miembros del Congreso legislativo estadounidense habían aprobado secretamente un plan de acción encubierta por 400 millones de dólares contra Teherán añadió especulaciones sobre una guerra en el horizonte.

Pese a estos acontecimientos, que motivaron un incremento en los precios del petróleo y acapararon los titulares, otros aspectos sugieren que en realidad ambas partes están apostando a la diplomacia.

Esta diplomacia está centrada en la última propuesta de los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) más Alemania, que ofrece una serie de incentivos, incluyendo garantías de seguridad, si Irán acepta congelar su plan de enriquecimiento de uranio.

Aunque, según trascendió. la respuesta de Teherán a esta propuesta sería decepcionante para Occidente, diplomáticos en Washington y en Europa creen que la oferta, combinada con las últimas sanciones financieras impuestas por la Unión Europea (UE) y los rumores de guerra, fortalecieron al ala en el gobierno iraní que está a favor de un acuerdo.

Líderes occidentales esperan que cuando el jefe de la diplomacia de la UE, Javier Solana, se reúna a fines de este mes con su interlocutor iraní, Saeed Jalili, se produzca algún avance en la creación de una fórmula para que se congele temporalmente tanto el plan de desarrollo nuclear como las nuevas sanciones que el gobierno de George W. Bush exige como condición para unirse a las otras potencias en conversaciones directas con Teherán.

Estas esperanzas fueron fomentadas además por una serie de declaraciones de asesores clave de Jamenei, quien tendría la última palabra en Irán.

Uno de ellos fue el ex canciller Ali Akbar Velayati, quien señaló a comienzos de este mes: "Como sabemos que Estados Unidos y otros enemigos están actuando contra los intereses nacionales iraníes y desean que Irán no acepte el paquete, es conveniente que lo aceptemos".

Velayati también advirtió a Teherán sobre el peligro de realizar declaraciones "provocativas" en esta coyuntura crítica, en aparente alusión al presidente Mahmoud Ahmadineyad.

Desde entonces, Ahmadineyad ha estado inusualmente moderado, aunque, durante una conferencia de prensa en Malasia el martes, se rió de la posibilidad de un ataque estadounidense–israelí. "Les aseguro que no habrá ninguna guerra en el futuro", afirmó, aun cuando la Guardia Revolucionaria ya se estaba preparando para los ensayos militares del día siguiente.

Si el ala moderada en Teherán gana terreno, sus pares en Washington parecen aun más fuertes , al menos por ahora. En una conferencia de prensa la semana pasada, Mullen no sólo alertó los efectos desestabilizadores de un ataque sobre Irán, sino que concretamente llamó a conversaciones directas sin siquiera mencionar el requisito del congelamiento del programa de enriquecimiento de uranio.

"Se necesita una mayor claridad, incluso diálogo hasta cierto nivel", afirmó, y añadió luego: "Cuando hablo de diálogo, me refiero a uno muy amplio, con todo nuestro gobierno y su gobierno".

En la misma conferencia, Mullen expresó su oposición a un ataque israelí, sugiriendo que inevitablemente involucraría a las fuerzas de Estados Unidos. "Abrir un tercer frente ahora sería extremadamente estresante sobre nosotros", alertó.

Por su parte, Anthony Cordesman, especialista en asuntos de defensa en Medio Oriente del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, con estrechos vínculos con el Pentágono, dijo a una audiencia en Israel el lunes que la misión de Mullen fue informarle al Estado judío que no tenía "luz verde" de parte de Washington para atacar las instalaciones nucleares iraníes.


(*) El blog de Jim Lobe sobre política exterior estadounidense, y en particular sobre la influencia neoconservadora en la administración de Bush, puede visitarse en la dirección: http://www.ips.org/blog/jimlobe/


La Unión Europea y EEUU entre la confianza y
la suspicacia

Análisis de Trita Parsi (*)
Inter Press Service (IPS), 07/07/08

Washington.– El tono conciliatorio de Irán en sus últimos anuncios sobre la disputa nuclear con Estados Unidos y la Unión Europea (UE) dejó a sus contrapartes con más sospechas que esperanzas.

Las intenciones del régimen de Mahmoud Ahmadineyad, caracterizado por su discurso intransigente, son motivo de controversia en Occidente.

En un almuerzo con una docena de periodistas en Nueva York, el canciller iraní Monouchehr Mottaki pronosticó la semana pasada que su país respondería favorablemente a la última propuesta del grupo compuesto por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania.

El paquete de incentivos para que Irán suspenda su programa de enriquecimiento de uranio no difiere significativamente del ofrecido por los mismos interlocutores en 2006 y que el gobierno de Ahmadineyad rechazó.

Es posible que la fórmula haya sido acordada porque permitía a todas las partes volver a la mesa de negociaciones sin parecer que perdieron la puja.

El alto representante de la UE para la Política Exterior y la Seguridad, Javier Solana, presentó verbalmente la fórmula a los iraníes.

Por un periodo de seis semanas, Irán detendría todo avance en sus actividades de enriquecimiento mientras el Consejo de Seguridad de la ONU se abstendría de imponer sanciones adicionales contra ese país.

En ese periodo, la UE e Irán negociaría un acuerdo de suspensión completa, tras el cual Estados Unidos se uniría formalmente a las deliberaciones.

De ese modo, Teherán podría afirmar que no suspendió sus actividades nucleares como precondición para negociar sino como consecuencia de esas conversaciones, y Washington podría ufanarse, a su vez, de que no se sumó a ellas antes de la suspensión.

De todos modos, la fórmula no es nueva. Porqué Irán aceptaría, y si lo haría, era motivo de abundante especulación. Como es habitual, el gobierno islamista había emitido señales contradictorias.

Mottaki usó un tono inusualmente conciliador en Nueva York, sin repetir el mantra habitual: que el enriquecimiento de uranio era innegociable. Días antes, un antecesor suyo, Ali Akbar Velayati, se pronunció a favor de negociar entrevistado por el diario conservador iraní Jomhouriye Eslami.

Las palabras de Velayati reafirmaban la posición del líder religioso supremo de Irán, Ali Jamenei, de quien es uno de sus principales asesores.

Así, Velayati y Mottaki ––y, por ende, Jamenei–– refutaban indirectamente la posición radical del presidente Ahmadineyad e indicaban que Irán debería negociar pues se ganó, de hecho, el reconocimiento a su derecho a enriquecer uranio.

Irán podría negociar desde una posición de poder, y no, como otras potencias de Medio Oriente, al fin y al cabo humilladas, desde la debilidad.

Como el gobierno de George W. Bush no quería que el de Ahmadineyad contestara que sí a la propuesta de Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, Irán podría comprometerse con la vía diplomática y demostrar a la comunidad internacional que no era un obstáculo para la paz, en la visión de Velayati.

Por otra parte, el portavoz del gobierno, Gholamhossein Elham, rechazó públicamente un congelamiento de las actividades nucleares iraníes y afirmó que las negociaciones deberían abrirse sin aceptar la fórmula de Solana.

Según informes anteriores, la respuesta formal de Irán parecía más alineada con las declaraciones de Elham y no con las de Velayati y Mottaki.

Las reacciones de Occidente oscilaron entre el escepticismo y la suspicacia: Teherán pone buena cara para ganar tiempo o reconoció el peligro real de un ataque israelí y muestra mayor flexibilidad como consecuencia directa del discurso belicoso israelí.

Irán sólo responde a la fuerza o a la amenaza, y la imposición de nuevas sanciones de la UE combinada con los anuncios israelíes lo demostró, según esta visión.

Irán tal vez está comprando tiempo ––reduciendo tácticamente la tensión mientras espera la salida de Bush del gobierno el próximo 20 de enero––, pero la idea de que responde a la amenaza de la fuerza es, en el mejor de los casos, una explicación incompleta de los últimos acontecimientos.

Si Irán cedió por ese motivo, ¿por qué no lo hizo hace dos años, cuando era más vulnerable y la credibilidad de las amenazas era mayor.

Hoy, el precio del petróleo está al doble que entonces, la credibilidad del gobierno estadounidense está en su mínimo histórico, las evaluaciones de la comunidad de inteligencia en Washington hace políticamente más complicado un ataque y hasta el candidato presidencial del gobernante Partido Republicano, John McCain, favorece más la vía diplomática.

En su sentido textual, las palabras de Veleyati reflejan más confianza que temor como factor principal en la decisión iraní.

El debate en Teherán se concentra en si continuar desafiando al Consejo de Seguridad o consolidar los avances diplomáticos del país. Los partidarios de la segunda opción advirtieron, al parecer, que el gobierno de Bush ayudó al éxito iraní.

Con Bush alejándose de la Casa Blanca, y con McCain o el demócrata Barack Obama como inquilinos, el próximo presidente tendrá más influencia sobre los europeos, así como sobre los países no alineados, muchos de los cuales no quieren cumplir con las sanciones contra Irán y le brindan una ruta de escape.

Si Estados Unidos participa en las negociaciones que comenzarían ahora, Obama y McCain ya tendrían una vía por la que transitar en la próxima presidencia. Quien sea que gane las elecciones heredaría una disputa mucho menos problemática y tendrían mayor margen de maniobra.


(*) Trita Parsi es autor de "Treacherous Triangle –– The Secret Dealings of Iran, Israel and the United States" ("Triángulo traicionero: Las relaciones secretas de Irán, Israel y Estados Unidos", Yale University Press, 2007). También es presidente del Consejo Nacional Iraní Estadounidense.