Pakistán

Los principales partidos políticos acordaron iniciar acciones legales por “interferencias”

Enjuician a Musharraf, actual presidente y ex dictador

Por Omar Waraich (*)
Desde Islamabad
The Independent / Página 12, 07/08/08
Traducción de Celita Doyhambéhère

Arrinconado tras perder las últimas elecciones y recluido en el palacio de gobierno, el ex mejor aliado de Bush en la guerra contra el terrorismo tendría las horas contadas. Los seguidores de Bhutto y de Sharif ya lo denunciaron.

Pakistán entra en una mayor incertidumbre política después de que los líderes civiles del país decidieran iniciarle un juicio político al presidente Pervez Musharraf, el muy impopular ex jefe del ejército. La decisión fue tomada cuando el Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), de la asesinada líder política Benazir Bhutto, y la Liga–N Musulmana de Pakistán (PML–N) del ex primer ministro Nawaz Sharif se encerraron durante dos días para hablar sobre el destino de su frágil gobierno de coalición.

“Es la decisión unánime de los dos partidos impulsar el juicio político al presidente Musharraf”, dijo Ahmed Mukhtar, el ministro de Defensa y un importante miembro del PPP, en una entrevista. “Creo que tratará de resistir, pero fracasará. Esperamos, pensando que habría una mejor salida para él. Pero siguió interfiriendo y ése es el principal motivo por el que tomamos la decisión.”

En respuesta, Musharraf, que demoró su partida para los Juegos Olímpicos de Beijing por la crisis, amenazó con usar sus poderes constitucionales para disolver el Parlamento recientemente electo, anunció el canal Dawn News anoche. A pesar de que su popularidad está en su nivel más bajo, el presidente permaneció en el poder con el apoyo de Washington y del ejército que él dirigió hasta noviembre.

La perspectiva de un juicio político surgió por primera vez después de las elecciones de febrero, en las que los partidarios de Musharraf fueron derrotados. Sharif, cuyo gobierno fue derrocado por el general Musharraf, en un golpe de Estado, hace tiempo que pide que el presidente se haga responsable de haber impuesto el estado de emergencia el año pasado. Pero hasta ahora el PPP ha estado reticente, temiendo la confrontación.

Desde febrero, Musharraf ha llevado una existencia casi enclaustrada. En una rara conferencia de prensa que ofreció el mes pasado, insistió en que se estaba afirmando con maniobras entre bambalinas. En las semanas recientes, mientras el nuevo gobierno de coalición lucha para hacerles frente a las presiones de una economía que se está deteriorando rápidamente, y la militancia islámica, él se ha mostrado nuevamente en público.

Las perdurables controversias sobre el destino de Musharraf y los jueces que él despidió el año pasado han amenazado con romper la delicada alianza entre los dos partidos. Sharif se retiró con sus ministros del gabinete en mayo, después de que Asif Zardari, presidente del PPP, diera marcha atrás en un acuerdo para reincorporar a los jueces despedidos. Por su equivocación en este tema, el PPP ha perdido considerable apoyo y hasta tuvo que afrontar acusaciones de que preferiría preservar a Mu–sharraf.

Todavía tiene que haber un acuerdo sobre el tema de los jueces. Sharif y el movimiento de abogados locales insisten en que deben ser reincorporados inmediatamente. Pero el PPP se resiste a esos pedidos, y tiene grandes reservas sobre Iftikhar Chaudry, el depuesto jefe de justicia que desató la crisis política de Pakistán el año pasado al negarse a renunciar bajo presión de Musharraf. “Reincorporaremos a los jueces”, dijo Farhatullah Babar, un vocero del PPP. “Pero en el caso de Iftikhar Chaudhry, se ha vuelto demasiado político. Quizás es hora de que renuncie de manera digna.”

Los partidarios políticos de Musharraf, ahora reducidos a la oposición, han dicho que resistirán todos los intentos de que le inicien un juicio político. “Deberían estar ocupados en los temas principales que afectan a nuestro país”, dijo Mushahid Hussain, un importante senador y aliado cercano a Mu–sharraf. “Si van a abrir un nuevo frente, han subido la apuesta y cualquier cosa puede pasar.”

Resulta incierto saber cómo reaccionará el ejército, que ha intervenido en política rutinariamente, ante el juicio político. El nuevo jefe del ejército, general Ashfaq Kiyani, fue nombrado por Musharraf pero se ha distanciado de la política. “Al ejército no le gustaría que su ex jefe fuera avergonzado y humillado públicamente”, dijo Zaffar Abbas, del diario Dawn. “Pero si es una forma de mantener intacta la coalición, el general Kayani, el jefe del ejército, probablemente estará del lado del gobierno civil.”