Pakistán

Pakistán se pone en manos del viudo de Bhutto en
otra jornada sangrienta

El Periódico, 07/09/08
Desde Islamabad

Pakistán ya tiene nuevo presidente. Zardari es elegido para suceder en la presidencia a Musharraf, que deja un país sumido en el caos.

Como se esperaba, el controvertido Asif Alí Zardari, viudo de la ex primera ministra asesinada Benazir Bhutto, consiguió ayer auparse a la presidencia de Pakistán y suceder al general Pervez Musharraf. "Con la presidencia recuperada de la dictadura y devuelta a un Gobierno democrático, el sueño de Benazir Bhutto se ha cumplido", aseguró el flamante presidente tras conocerse su elección en una votación parlamentaria.

Pero Zardari no gozará ni de los 100 días de gracia que se suelen conceder en estos casos, ni de 10, ni de uno. La caótica situación del país no da tregua. Así, mientras se votaba en el Parlamento y en cuatro asambleas provinciales, un atentado suicida causó al menos 30 muertos y 70 heridos en la ciudad de Peshawar, en el noroeste del país, cerca de la frontera con Afganistán. Un coche bomba estalló en un control policial, aunque el jefe de policía de la zona, Navid Malik Jan, aseguró que la acción terrorista iba dirigida a la Asamblea Provincial, ya que en ese momento los diputados estaban votando. Los talibanes reivindicaron el ataque.

La explosión fue tan violenta que el puesto de control "quedó completamente destrozado y los edificios contiguos, entre ellos un mercado, se desplomaron", explicó Ashraf, un agente de policía, desde el hospital, donde era atendido por una herida en el hombro. "El coche estaba atiborrado de explosivos", dijo.

Victoria clara

Pese a la tragedia, no se suspendió el proceso para elegir al sucesor del general Pervez Musharraf, quien dimitió hace 20 días forzado por la nueva coalición de Gobierno, encabezada por el Partido del Pueblo Paquistaní (PPP) de Zardari. El nuevo presidente ha reprochado al general ––que ocupaba el poder desde el golpe de estado que dio en 1999–– haber incumplido los pactos de reparto de poder con Bhutto. Y ocho meses después del asesinato de la popular exprimera ministra, su viudo logró 458 de los 702 votos en la elección parlamentaria y derrotó con amplitud a sus dos oponentes, el magistrado Said uz Zaman Sidiqui y Mushahid Husain, próximo a Musharraf.

El reto que afronta Zardari es enorme. Toma las riendas de una potencia nuclear zarandeada por la inestabilidad política y sumida en una profunda crisis económica. Y por si ello fuera poco, Pakistán, tradicional aliado de Estados Unidos en la "guerra contra el terrorismo" , sufre un duro castigo por parte de Al Qaeda. Una oleada sin precedentes de atentados suicidas han causado 1.200 muertos en poco más de un año. El conflicto de Afganistán ha traspasado su porosa frontera con ese país, y en las zonas tribales del noroeste es donde, según Washington, los talibanes afganos han reconstituido sus fuerzas.

Entre los invitados en el Parlamento de Islamabad se encontraban dos hijas de Zardari y Bhutto. En el ambiente planeaba el asesinato de la exprimera ministra, ocurrido el pasado 27 de diciembre, pocas semanas después de que regresara a su país después de varios años de exilio. "El partido tiene ahora la presidencia y lleva el Gobierno", recordó una portavoz del PPP.

Tanto EEUU como la Unión Europea se apresuraron a felicitar a Zardari y animarle a seguir luchando contra el terrorismo. La prensa occidental, en cambio, se había alarmado de antemano por los posibles efectos de la designación de una personalidad tan polémica como la del nuevo presidente, cuando la economía del país está hundida y los combatientes islamistas parecen ganar terreno. A esos problemas hay que agregar la división en el seno de la coalición de gobierno, que parece tener los días contados. El actual Ejecutivo del primer ministro Guilani, formado en marzo, es incapaz de actuar de manera unida y eficaz, ya que depende de los caprichos de los pequeños partidos, desde laicos progresistas a fundamentalistas musulmanes, pasando por grupos étnicos.

Cerca de la bancarrota

Pero eso no es todo. Los economistas predicen la bancarrota en dos meses si Pakistán no pone orden a sus cuentas públicas: la población está exasperada por la inflación, que bate récords en Asia, con aumentos de precios que alcanzan el 60% desde el inicio del año en la electricidad, los combustibles y los alimentos básicos.

Entretanto, EEUU incrementó sus ataques contra Al Qaeda y los talibanes en el noroeste, desde el vecino Afganistán. Washington reprocha al Ejército paquistaní que hace poco contra el terrorismo y esta semana lanzó su primera intervención militar directa en territorio de este país. Los misiles estadounidenses contra Al Qaeda, pero que alcanzan también a civiles, son casi cotidianos y refuerzan el ya de por sí muy pronunciado antiamericanismo de los paquistanís.


Asif Alí Zardari se convierte en presidente de la única potencia nuclear musulmana tras haber pasado 11 años en la cárcel condenado por corrupción, extorsión y asesinato

El poder del 'señor 10%'

El Periódico, 07/09/08
Desde Islamabad

Asif Alí Zardari es probablemente uno de los personajes más controvertidos de Pakistán. Y en un país con una historia tan convulsa como este, ya es mucho decir. El viudo de Benazir Bhutto ha pasado un total de 11 años en la cárcel, acusado de corrupción y asesinato. Él siempre ha negado los cargos y los ha atribuido a maquinaciones urdidas por sus enemigos políticos.

La carrera política de Zardari creció a la sombra de Bhutto. Conocido en su país sobre todo por sus problemas con la justicia, ha mantenido un perfil más bien bajo fuera de Pakistán. Pero ahora todo ha cambiado. Zardari se ha convertido en el jefe del Estado de la única potencia nuclear musulmana.

Hombre de negocios

El flamante mandatario paquistaní nació hace 52 años en el seno de una familia de terratenientes de Nawabshah, en la provincia sureña de Sind. Pasó por los mejores colegios, aunque dejó los estudios tras acabar la enseñanza secundaria para convertirse en un rico hombre de negocios.

Durante su juventud, que pasó en Karachi, se ganó la fama de playboy. Sus amigos recuerdan que tenía una discoteca en su casa. Una de sus aficiones es el polo, deporte que no puede practicar porque sufre una dolencia en la columna vertebral que le obliga a llevar bastón. También padece diabetes.

La vida de Zardari cambió radicalmente cuando en 1987 se casó con la carismática y popular Benazir Bhutto, ya entonces una destacada figura política del país. No fue un matrimonio por amor, sino de conveniencia. De hecho solo convivieron cinco años. Meses después de la boda, Bhutto se convirtió en la primera mujer en asumir el cargo de primera ministra de Pakistán. Discreto, Zardari supo sacar partido de la posición de su esposa, a la que siempre se mantuvo fiel políticamente. En esta época empezó a fraguarse su leyenda negra.

En 1990, tras caer el primer Gobierno de Bhutto, Zardari fue acusado de fraude bancario y extorsión por adosar un explosivo en la pierna de un hombre de negocios paquistaní que le debía dinero. Le cayeron tres años de cárcel. Al frente del Gobierno estaba entonces Nauaz Sharif, líder de la Liga Musulmana–N, el rival histórico de Benazir Bhutto.

Amnistiado y ministro

Salió de la cárcel en 1993, cuando su mujer ocupó por segunda vez la jefatura del Gobierno. Bhutto decretó una amnistía y lo nombró ministro de Finanzas. Al frente de esta cartera se ganó el apelativo de señor 10%, por sus supuestos cobros de comisiones en operaciones económicas.

En 1996 el Ejecutivo volvió a cambiar de manos, y Zardari, a sentarse en el banquillo de los acusados. En esta ocasión, por corrupción y por estar supuestamente implicado en el asesinato de Mir Murtaza Bhutto, hermano de Benazir. Sus cuentas con la justicia no pararon aquí. En 1999 fue condenado a 5 años por blanqueo de dinero.

En el 2004 salió en libertad bajo fianza y se exilió. El matrimonio regresó a Pakistán en el 2007, gracias a la amnistía decretada por el expresidente Pervez Musharraf. El asesinato de Benazir Bhutto, el pasado 27 de diciembre, aupó a Zardari al frente del Partido Popular del Pakistán y, de ahí, a la presidencia del país.