Se inició Af-Pak,
la guerra de Obama

Las víctimas de los atroces ataques aéreos norteamericanos ascienden a 147

“¡Muerte a EEUU!”, gritaron miles de afganos

Por Patrick Cockburn (*)
The Independent / Página 12, 08/05/09
Corresponsal en Afganistán
Traducción de Celita Doyhambéhère

Los disturbios comenzaron cuando la gente de los tres pueblos atacados por los bombarderos estadounidenses llevaron 15 cadáveres a la casa del gobernador provincial.

Herat.– Al grito de “Muerte a Estados Unidos” y “Muerte al gobierno”, miles de habitantes afganos tiraron piedras a la policía ayer mientras descargaban su furia por los ataques aéreos de Estados Unidos, que mataron a 147 civiles. Los disturbios comenzaron cuando la gente de los tres pueblos atacados por los bombarderos estadounidenses, en las primera horas del martes, llevaron 15 cuerpos recientemente descubiertos en un camión a la casa del gobernador provincial.

Cuando la multitud intentó adelantarse en Farah, la policía abrió fuego, hiriendo a cuatro manifestantes. Los comerciantes en el resto de la ciudad de Farah –capital de la provincia del mismo nombre donde tuvieron lugar los bombardeos– cerraron sus comercios, comprometiéndose a no abrirlos hasta que se haga una investigación.

Un funcionario local, Abdul Basir Khan, dijo ayer que había reunido los nombres de las 147 personas que murieron, en lo que fue el peor incidente desde que Estados Unidos intervino en Afganistán en 2001. En el Parlamento afgano en Kabul se escuchaba por los parlantes la conversación telefónica del gobernador de la provincia de Farah, Rohul Amin, diciendo que 138 personas habían muerto, lo que provocó que se exigiera más control sobre las operaciones de Estados Unidos.

La protesta en la ciudad de Farah es la última señal de una fuerte reacción afgana contra los ataques aéreos estadounidenses, cuyas explosiones infligieron daños masivos en las casas de barro y ladrillo que proveen poca protección contra las explosiones de las bombas. La afirmación de los funcionarios estadounidenses –que fue repetida por el secretario de Defensa de Estados Unidos Robert Gates ayer en Kabul– acerca de que el talibán podría haber matado gente con granadas porque no pagan un impuesto al opio, no es apoyada por los testigos oculares y es desaprobada por las fotos de los profundos cráteres de las bombas, uno de los cuales está lleno de agua. Gates se lamentó por el incidente, pero no fue tan lejos como aceptar la culpa.

Estados Unidos admite que llevó a cabo un ataque aéreo en el lugar y la hora, pero lo que está resultando más claro, por los relatos de los sobrevivientes, es que el ataque aéreo no fue breve, y a partir de un dato erróneo de inteligencia, sino que fue un bombardeo sostenido que destrozó tres pueblos. Farouq Faizy, un locutor de radio afgano que fue uno de los primeros en llegar al distrito de Bala Baluk, dice que la gente del pueblo le decía que las bombas, de pronto, “comenzaron a caer a las 20 del lunes y continuaron hasta las 22, aunque algunos creen que hubo bombas que cayeron después”. Un prolongado ataque con bombas explicaría por qué hubo tantos muertos, pero sólo 13 heridos fueron recibidos en el hospital de la ciudad de Farah.

El ataque fue sobre tres pueblos –Gerani, Gangabad y Koujaha– al borde del camino principal. Es un área donde los campesinos pobres siembran amapola y había varios campos de amapolas cerca de los pueblos. Los talibán son tradicionalmente fuertes aquí y la policía y los soldados estaban asustados, según los testigos. Esto explicaría por qué los comandantes del ejército afgano pueden haber estado ansiosos por pedir ataques aéreos de Estados Unidos, aunque hubieran necesitado el acuerdo de los oficiales de operaciones especiales estadounidenses.

Los funcionarios provinciales, incluyendo al gobernador Rohul Amin, dijeron que antes de los bombardeos hubo fuertes combates entre cientos de talibán y el ejército afgano y la policía. Según los relatos de Faizy, hubo “un enfrentamiento a siete u ocho kilómetros de los tres pueblos en los que fueron destrozados dos Humvee del ejército afgano y uno del ejército estadounidense. Un tercer vehículo de las fuerzas afganas también fue capturado”. Tres policías resultaron muertos y cuatro heridos, así como un soldado estadounidense y otro del ejército afgano.

La pérdida de vidas en Afganistán a causa de ataques aéreos a menudo es peor que en Irak, donde las casas son más modernas y generalmente tienen sótanos. En los pueblos de Farah, la gente estaba viviendo en complejos con paredes de barro que se derrumbaban fácilmente. Fotos posteriores al ataque muestran a la gente parada al lado de los restos de un pariente, que a menudo sólo parece una pila embarrada de carne destrozada. Un hombre mayor, de barba blanca, que los vecinos decían que había perdido a 30 miembros de su familia, se arrodilla al lado de un cuerpo destrozado en pedazos. Entre los pocos heridos que viven hay un niño con el rostro con serias quemaduras.

El talibán usa cada vez más tácticas que fueron desarrolladas por los insurgentes en Irak, especialmente los terroristas suicidas o minas a los lados del camino detonadas con control remoto. En la provincia de Hilmand, ayer, un terrorista suicida mató a 12 civiles en un ataque contra un convoy militar extranjero cerca de un bazar de la ciudad de Gereshk.


(*) Patrick Cockburn, corresponsal de The Independent de Londres, es autor de “The Occupation: War, resistance and daily life in Iraq”, finalista del Premio National Book Critics’ Circle al mejor libro de no ficción de 2006.


La furia no entiende de cumbres

BBC World, 07/05/09

Miles de personas manifestaron su dolor y su furia en Afganistán por las vidas que se cobraron los bombardeos estadounidenses a principios de esta semana, mientras que en el noroeste paquistaní se intensificó la violencia de los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y el Talibán.

Ésa es la situación en el terreno pocas horas después de que desde Washington surgieran palabras alentadoras tras la reunión entre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y sus homólogos de Afganistán, Hamid Karzai, y de Pakistán, Asif Ali Zardari.

Como comenta el corresponsal de la BBC en Kabul, Martin Patience, para muchos afganos, la cumbre en Washington no significa gran cosa, particularmente cuando se dio poco después de la muerte de más de un centenar de civiles según estimaron las autoridades de Afganistán, en unos ataques que ensombrecieron el encuentro en EE.UU.

El duelo se tradujo este jueves en disparos al aire y lanzamiento de piedras contra edificios gubernamentales en las calles de Farah, en protestas que dejaron varios heridos.

Aunque la Secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, dijo que su gobierno sentía profundamente las muertes, Obama anticipó que se esperaban más problemas y más violencia en el futuro.

Al borde del enfrentamiento frontal

La cumbre buscaba implementar las recomendaciones del análisis de la situación en la región que hizo Washington, entre las que están un incremento dramático en las capacidades operativas y armamentísticas del ejército afgano.

Además, se identificaron los "refugios" de los insurgentes dentro de Pakistán, que socavan la seguridad de Afganistán.

Y el actual frente de guerra parece estar en lo que muchos observadores consideran como uno de esos refugios en ese país vecino

Los enfrentamientos se intensificaron en el noroeste paquistaní este jueves, donde el ejército está tratando de dominar a los rebeldes del Talibán.

Los choques más fuertes se dieron nuevamente en Mingora, la ciudad principal en el valle de Swat, cuyos alrededores fueron bombardeados mientras que adentro, según informan testigos, los talibanes se preparaban para atacar.

En conversación con la BBC, uno de esos testigos describió cómo los militantes radicales estaban plantando minas antipersonales, cavando trincheras y talando árboles para bloquear los caminos.

De mal en peor

La Cruz Roja, entre tanto, advirtió sobre el empeoramiento de la crisis humanitaria en la región, mientras que sus equipos se declararon incapaces de llegar a las áreas más afectadas.

Aunque la organización humanitaria aclaró que era difícil precisar el número de desplazados, estima que son al menos medio millón de personas.

Los enfrentamientos empezaron la semana pasada, luego de que el ejército afgano acusara al Talibán de violar un acuerdo de paz conseguido apenas en febrero.

Islamabad había cedido ante los deseos de los talibanes de imponer la ley islámica en el valle de Swat, a cambio del fin de la insurrección. El gobierno acusó a los rebeldes de no deponer sus y de operar más allá de los límites estipulados en el acuerdo. El Talibán respondió que el ejército rompió primero la tregua.

Lo que buscan los talibanes es que la población se comporte de acuerdo a su propia interpretación de los códigos de conducta islámicos, que incluye la prohibición de la educación a las mujeres y emplea a hombres enmascarados para castigar a los "infractores" en público y perseguir a los opositores y personalidades considerados demasiado liberales.


El ataque aéreo más mortal desde que Washington invadió el país hace ocho años

EEUU mató “por error” a 120 civiles afganos

Por Patrick Cockburn (*)
The Independent / Página 12, 06/05/09

La matanza de tantos civiles afganos por aviones estadounidenses podría tener como consecuencia un mayor apoyo a los talibán en el área bombardeada. El presidente Karzai envió una delegación a investigar el incidente.

Kabul.– Un ataque aéreo de Estados Unidos dirigido erróneamente mató a 120 afganos, incluyendo docenas de mujeres y niños. El ataque es el más mortal de los bombardeos que causaron muertes civiles hasta ahora en los ocho años desde que Estados Unidos lideró la invasión a Afganistán.

Las familias en dos pueblos en la provincia de Farah, en Afganistán occidental, estaban ayer buscando cuerpos entre las ruinas de sus hogares hechos de barro y ladrillos. “Había mujeres y niños entre los muertos”, dijo Jessica Barry, una vocera de la Cruz Roja. “Parecía que querían buscar asilo dentro de la casa cuando ésta fue impactada. Los sobrevivientes dijeron que el número de muertos seguramente aumentaría mientras continuaba la búsqueda de los cuerpos.”

Es probable que la matanza de tantos afganos civiles por aviones estadounidenses enfurezca a los afganos y resulte en un mayor apoyo a los talibán en el área bombardeada. El presidente Hamid Karzai, que se reunió con el presidente Barack Obama en Wa–shington ayer (ver aparte), envió una delegación conjunta afgano–estadounidense a investigar el incidente.

Las Fuerzas Especiales de la Marina de Estados Unidos que apoyan al ejército afgano aparentemente atacaron por aire el martes a dos pueblos en el distrito de Bala Baluk, después de duros combates con el talibán. Los relatos de los afganos sobre muertes de civiles a menudo son negados o descartados por los funcionarios de Estados Unidos. Pero un equipo de la Cruz Roja visitó la escena de este ataque. “Había cuerpos, tumbas... gente enterrando los cuerpos mientras estábamos ahí”, dijo Barry. Dijo que un trabajador humanitario de la Cruz Roja de Afganistán murió junto con trece miembros de su familia. “Vimos docenas de muertos en las dos localidades a las que fuimos.”

Rohul Amin, el gobernador provincial de Farah, le dijo al Independent que “los muertos eran más de cien”. La gente del pueblo llevó 30 cadáveres, incluyendo los de mujeres y niños, en un camión para que Amin, en la ciudad de Farah, probara lo que había sucedido.

El gobierno afgano ha hecho denuncias cada vez más indignadas a la Fuerza Aérea de Estados Unidos por usar su masivo poder de fuego sin considerar a los afganos comunes. Las fiestas de casamiento a menudo han sido blancos de bombardeos estadounidenses tanto en Irak como en Afganistán, presumiblemente porque se los confunde con reuniones de militantes.

El ataque aéreo de Estados Unidos sobre Bala Baluk parece haber sido más mortal para los civiles desde que Estados Unidos intervino en Afganistán en 2001. El gobierno le pidió a la gente del pueblo que no entierre a los muertos hasta que lleguen los investigadores hoy.

Previamente, el peor de tales incidentes había sido un ataque estadounidense sobre Azizabad, en agosto de 2008, cuando Estados Unidos al principio afirmó que no había muerto ningún civil. Los investigadores afganos y de la ONU concluyeron que en realidad 90 afganos habían muerto. Una investigación de alto nivel estadounidense admitió más tarde que 33 civiles habían fallecido. Las encuestas de opinión en Afganistán muestran que el apoyo al talibán crece en las provincias afectadas después de que las bombas matan gente inocente.

Los ataques aéreos fueron precedidos por dos días de lucha entre fuerzas del gobierno afgano apoyadas por Estados Unidos y los combatientes talibán. Farah es una provincia pobre cuyos habitantes son mayormente granjeros y donde el talibán ha estado muy activo. El jefe de policía provincial, Abdul Gaffar, dijo que tres oficiales de policía y 25 talibán fueron muertos combatiendo cerca del pueblo de Ganjabad, en el distrito de Bala Baluk.

Los residentes locales les dijeron más tarde a los funcionarios afganos que habían puesto a sus hijos, mujeres y hombres ancianos en complejos con paredes en el pueblo de Gerani, a casi cinco kilómetros de la escena de la lucha donde pensaron que estarían a salvo. Estos complejos luego fueron atacados desde el aire y la mayoría de los que se refugiaban adentro resultaron muertos.

A pesar de las negativas de Estados Unidos o afirmaciones de que un número mayor de muertos entre civiles es propaganda talibán, el ejército de Estados Unidos debería tener un acceso inmediato a los testigos de los ataques. Esto es porque los heridos más graves son llevados a menudo a las instalaciones médicas en las bases militares de Estados Unidos. No se sabe si esto sucedió en Bala Baluk.

Después de las muertes en Azizabad el año pasado, Estados Unidos y las fuerzas de la OTAN en Afganistán debían haber introducido reglas más severas para salvaguardar a los civiles durante sus ataques. El principal comandante de Estados Unidos en Afganistán, general David McKiernan, emitió una directiva ordenando a los comandantes que no persigan a los combatientes talibán en áreas pobladas.

Estados Unidos también se comprometió a investigar los bombardeos junto a los investigadores afganos y, donde sea necesario, emitir inmediatas disculpas a las familias de los muertos y heridos. Las Naciones Unidas dicen que 552 civiles afganos murieron por ataques aéreos el año pasado, pero el número exacto es difícil de determinar.


(*) Patrick Cockburn, corresponsal de The Independent de Londres, es autor de “The Occupation: War, resistance and daily life in Iraq”, finalista del Premio National Book Critics’ Circle al mejor libro de no ficción de 2006.