Afganistán

La Comisión de Quejas electorales registra más de doscientas denuncias contra
el proceso de votación

Denuncian fraude masivo en las elecciones afganas

Por Ramón Lobo
Enviado especial a Afganistán
El País, 23/08/09

Kabul.– Las elecciones supuestamente democráticas, que costaron 160 millones de euros procedentes de las donaciones internacionales a Afganistán, están a punto de descarrilar. Aún sin datos de participación (podría estar en torno al 40–50%) ni resultados parciales de ninguna de las 34 provincias del país, el principal rival del presidente Hamid Karzai en los comicios del jueves pasado, el ex ministro de Exteriores Abdulá Abdulá, ha acusado este domingo al Gobierno de robar las elecciones.

"Los informes preliminares que estamos recibiendo son alarmantes. Puede haber miles de irregularidades en todo el país. (...) Esto debe ser evitado. Es muy importante para la supervivencia del proceso y de la esperanza de una mejor vida para el pueblo afgano", ha asegurado Abdulá en conferencia de prensa. El portavoz electoral de Karzai, Waheed Omar, ha tildado a Abdulá de "irresponsable", ha negado las acusaciones y se ha remitido a la Comisión Electoral Independiente (CEI), que anunció para el martes los primeros resultados preliminares.

El paso dado por Abdulá, que dijo tener pruebas de sus acusaciones, lleva implícito un mensaje: está dispuesto a sacar a sus seguidores a la calle si no hay segunda vuelta, que tendría que celebrarse en algún momento del otoño si Karzai no supera el 50% de los votos. Ni el presidente afgano ni la comunidad internacional desean una prolongación de un proceso que ha resultado caro y peligroso para los afganos y para los más de 100.000 soldados extranjeros que están en alerta.

En las últimas horas se han producido numerosas reuniones entre candidatos en busca de alianzas con las que hacer frente a una eventual segunda vuelta. El candidato hazara Ramazan Bashardost, al que algunas encuestas situaban en tercer lugar, ha dejado hoy claras sus intenciones de seguir independiente al acusar a Karzai y a Abdulá de cometer fraude en sus áreas de influencia.

Richard Holbrooke, enviado especial del presidente Barack Obama a la zona, trata de hacer juegos malabares con una situación muy compleja. "Hemos tenido elecciones reñidas en Estados Unidos y puede que aquí tengamos algo así. No me extrañaría en absoluto", ha dicho. Holbrooke asegura que EE UU esperará al veredicto de la CEI y de la Comisión Central de Quejas antes de comentar nada sobre los comicios. Ésta es la versión pública. La privada, que Holbrooke ha trasladado a los candidatos el monumental enfado de Washington sobre la manera en la que se ha desarrollado un proceso que debería haber dotado de legitimidad a la nueva estrategia de Obama, en la que la reconstrucción será clave.

La voz de EE UU pesa en Afganistán: tiene desplegados más de 60.000 soldados repartidos en dos misiones, una propia, Libertad Duradera, y otra dependiente de la OTAN. De los 1.334 soldados extranjeros muertos en ocho años, 796 son estadounidenses.

La Comisión Central de Quejas, que está compuesta por expertos afganos y extranjeros nombrados por Naciones Unidas, ha reconocido hoy haber recibido 225 denuncias de irregularidades, de las que 150 tienen prioridad y 35 alta prioridad porque pueden afectar al resultado. Su portavoz, Grant Kippen, ha dicho que están al tanto de "quejas significativas" sobre intimidación a votantes, cambios del contenido de urnas e interferencias de funcionarios del Gobierno en el trabajo de los interventores de la CEI.

Fuentes de la CEI justificaron la tardanza en ofrecer resultados en la escasez de medios en un país en el que sólo el 30% de las carreteras están asfaltadas y donde muchas aldeas sólo son accesibles en burro.

En Afganistán no hay censo. El 50% de los hombres y el 85% de las mujeres son analfabetos. Para inscribirse en el registro electoral bastaba que el varón cabeza de familia presentara su identidad y declarara el número de mujeres a su cargo. Nadie comprobaba. Las tarjetas electorales podían comprarse en el mercado negro por el equivalente a 10 dólares. De los 16,6 millones de personas registradas, un número ya elevado para un país que no sobrepasa los 30 millones, han podido votar siete millones según algunas fuentes. Los observadores de la UE declararon el sábado que las elecciones habían sido justas a pesar de no tener datos oficiales.


La opinión popular dice: “ganará el presidente porque ya está decidido desde antes de las elecciones”

El retraso de resultados alimenta el temor a un fraude

Por Ramón Lobo
Enviado especial a Afganistán
El País, 23/08/09

Dos días después del cierre de las urnas en las elecciones presidenciales de Afganistán aún no hay datos oficiales de participación. Tampoco resultados parciales. Mientras crecen los temores de fraude, el ex general francés Philippe Morillon –responsable en 1992–1993 de la misión militar de la ONU en Bosnia–Herzegovina que no evitó la limpieza étnica, y ahora jefe de los observadores de la UE– dijo ayer en Kabul que las elecciones afganas "fueron justas pero no enteramente libres" por las intimidaciones de los talibanes. La Comisión Electoral informó ayer de la muerte de once de sus empleados a manos de talibanes, que tambien cortaron el dedo índice a dos votantes en Kandahar. Mientras que distintas voces de la comunidad internacional (UE, OTAN, etcétera), que son parte interesada en el conflicto, ven la botella medio llena, la Fundación para unas Elecciones Libres y Justas, una ONG local muy respetada, la ve bastante vacía. Su presidente Nader Nadery denunció ayer diversas irregularidades que a su entender contradicen el triunfalismo de la UE. Dio cuatro ejemplos: robo de urnas en varias zonas del país; manipulación de personas analfabetas, a las que se indicó lo que debían votar (el 50% de los hombres y el 85% de las mujeres no saben leer ni escribir); doble votación (la tinta indeleble se diluía con lejía) y expulsión de representantes de la Comisión Electoral en varios colegios por parte de representantes de los partidos.

La Comisión Electoral, encargada de organizar por primera vez unos comicios en Afganistán, había dado la orden a los 6.200 centros de voto de realizar el escrutinio lo más rápido posible para prevenir el fraude y para que los datos estuvieran a disposición de los representantes de los candidatos. Nada de esto ha sucedido. La tardanza en ofrecer datos tan relevantes como la participación desata las alarmas. La comisión filtró ayer la posibilidad de que los primeros resultados preliminares se den a conocer el martes y los definitivos a finales de septiembre.

Anoche se celebró una gran fiesta tras el primer día de Ramadán en el hotel Serena de Kabul a la que asistieron la mayoría de los candidatos, incluidos el presidente, Hamid Karzai, y su principal rival, Abdulá Abdulá, que se abstuvieron de hacer declaraciones triunfalistas. El viernes fueron llamados al orden por el enviado especial de EE UU, Richard Holbrooke, otro veterano de Bosnia al que los serbios acusan de haber negociado la inmunidad de los criminales de guerra Radovan Karadzic y Ratko Mladic.

"Todo se va a cocinar esta noche. Los americanos no están nada contentos de cómo se han desarrollado las votaciones y el escrutinio. Al parecer la solución que se maneja es forzar un Gobierno de coalición", asegura una fuente occidental. Las apuestas entre los diplomáticos se mantienen en favor de Karzai, que ganaría con más del 50% para evitar la segunda vuelta que nadie desea. En la calle kabulí, la tesis mayoritaria es similar, pero con matices de sabiduría popular: ganará el presidente porque ya está decidido desde antes de las elecciones.