Af-Pak, la guerra
de Obama

Los talibanes toman el control de una provincia afgana

Por Syed Saleem Shahzad (*)
Asia Times, 29/10/09
Rebelión, 30/10/09
Traducido por Germán Leyens

EE.UU. ha retirado sus tropas de sus cuatro bases principales en Nuristán, en la frontera con Pakistán, convirtiendo la provincia nororiental en un refugio para que la insurgencia dirigida por los talibanes orqueste sus batallas regionales.

EE.UU. ha mantenido algunas fuerzas en Parun, capital de Nuristán, para asegurar la seguridad del gobernador y de las instalaciones del gobierno. La posición estadounidense sobre la retirada es que se debe a las condiciones invernales; las arterias de suministro están atascadas, lo que dificulta la manutención de fuerzas en áreas remotas. EE.UU. se ha retirado de algunas áreas en el pasado, pero nunca de todas las cuatro principales bases.

La acción del máximo comandante de EE.UU. en Afganistán, general Stanley McChrystal, viene después de la muerte el 3 de octubre de ocho soldados de EE.UU. así como de una cantidad de fuerzas del ejército nacional afgano cuando su puesto avanzado en Kamdesh fue atacado por más de 300 combatientes. El 13 de julio de 2008, nueve soldados estadounidenses fueron muertos cuando su puesto avanzado en Wanat fue atacado con fuego de armas de bajo calibre y granadas impulsadas por cohetes.

Nuristán está ubicado estratégicamente en las montañas del Hindu Kush, la vasta y escabrosa región en la que se cree que se ocultan el líder de al Qaeda Osama bin Laden y sus asociados.

La provincia está ahora bajo el control efectivo de la red de Qari Ziaur Rahman, un comandante talibán con fuertes vínculos con bin Laden. Eso convierte a Nuristán en la primera provincia afgana en ser controlada por una red inspirada por al Qaeda.

En una conversación telefónica del miércoles, un militante vinculado a Rahman dijo que ahora que tienen el control de Nuristán, los militantes “marchan hacia Mohmand y Bajaur para ayudar a otros talibanes que combaten contra tropas paquistaníes,” refiriéndose a dos agencias tribales al otro lado de la frontera.

Rahman no es hijo del legendario comandante muyahidín, sino de un clérigo llamado Maulana Dilbar. Sus vínculos no son con Pakistán, sino con bin Laden, por haber sido instruido por él en las lecciones de la vida del Profeta Muhammad.

Ziaur, de unos treinta años, creció en los campos de militantes árabes, que le inculcaron la pasión de la lucha contra los estadounidenses – no sólo en Afganistán, sino en todo el globo. Ziaur no obtuvo su comando por derecho hereditario. Primero tuvo que demostrar su valor en el campo de batalla, lo que hizo enfrentando a tropas de EE.UU. en las provincias Kunar y Nuristán. Fue el primero en montar operaciones contra EE.UU. en el distrito Karghal de Kunar y organizó enfrentamientos en Nuristán. (Vea: “A fighter and a financier” Asia Times Online, 23 de mayo de 2008.)

La montañosa Nuristán – y la vecina provincia Kunar y las áreas tribales Mohmand y Bajaur – proveen un laberinto natural, ideal para que los insurgentes establezcan refugios. La mayoría de la gente en Nuristán adhiere a la estricta corriente salafista. Como resultado, combatientes árabes, en su mayoría salafistas, siempre han sido atraídos al área. Fue así durante el yihad contra los soviéticos en los años ochenta, cuando se estableció un “reino” salafista virtualmente autónomo con ayuda de Kuwait y Arabia Saudí. Fue posteriormente eliminado por los talibanes.

En los últimos años, se ha visto a varios altos dirigentes de al Qaeda en el área, incluido el adjunto de bin Laden, Dr. Ayman al–Zawahiri, quien escapó a dos ataques con misiles de drones Predator de EE.UU. Durante la invasión soviética, Nuristán fue una de las pocas áreas que nunca estuvo ocupada. Desde la invasión dirigida por EE.UU. de 2001 ha sido, junto con Kunar, un centro de actividad.

El control de Nuristán por los talibanes coincide con la gran operación militar paquistaní en el área tribal Waziristán del Sur contra Tehrik–e–Taliban Pakistan respaldado por al Qaeda, que ha tenido lugar durante la última quincena. Como dijo el combatiente que habló con Asia Times Online, ahora existe la oportunidad de abrir un nuevo frente, con las fuerzas de Rahman al lado afgano y las de Moulvi Faqir Mohammad del lado de Bajaur y Mohmand.

Esta región también alberga a militantes desplazados del Valle Swat de Pakistán, que se retiraron durante este año después de una ofensiva militar en esa área. Se cree que se han reagrupado y que preparan una nueva acción en Swat para cuando pase el bloqueo por las nieves invernales.

Los últimos eventos en Nuristán marcan un cambio dramático. A fines de 2008, fuerzas de la coalición, junto con militares paquistaníes, lanzaron la Operación Corazón de León. La idea era encerrar a los militantes entre fuerzas de la coalición en Kunar y Nuristán por un lado, y fuerzas paquistaníes en Mohmand y Bajaur por el otro. Varios meses después, ambos ejércitos anunciaron – prematuramente – que habían logrado eliminar los bastiones insurgentes en la región.

Corazón de León fue planificada después de informes de inteligencia estadounidenses y paquistaníes de que bases talibanes en Mohmand y Bajaur y en Nuristán y Kunar formaban una red que llegaba al Valle Taghab en la provincia Kapisa, al norte de la capital, Kabul. De ahí, los talibanes han logrado lanzar escuadrones suicidas para ataques en Kabul.

La retirada de EE.UU. de Nuristán, si se hace permanente, dará un impulso sin precedentes a los talibanes en toda la región. A plazo inmediato, están mejor colocados que nunca para desestabilizar la segunda vuelta de la elección presidencial entre el actual presidente, Hamid Karzai, y su contrincante, Abdullah Abdullah. Los talibanes ya han llamado al boicot de la votación.

Como anticipo de lo que vendrá, los talibanes atacaron el miércoles un parador en Kabul, matando a por lo menos 12 personas, incluyendo a seis empleados de la ONU, dos funcionarios de seguridad y un civil, según la policía y funcionarios de la ONU. La policía de Kabul dijo que también han sido muertos tres atacantes, todos portando chalecos suicidas.


(*) Syed Saleem Shahzad es jefe del Buró Pakistán de Asia Times.