Afganistán

El flirteo de Karzai con China e Irán irrita a Obama

Por M. K. Bhadrakumar (*)
Asia Times, 30/03/10
Rebelión, 31/03/10
Traducido por Germán Leyens

Los grandes momentos en la sincronización diplomática son difíciles de distinguir cuando los participantes son entidades inescrutables. Las visitas del presidente afgano Hamid Karzai a China e Irán durante la semana hicieron sonar las alarmas en Washington, que se escucharon en el Despacho Oval de la Casa Blanca.

Los dos días de conversaciones de Karzai en Pekín en la semana pasada fueron programados exactamente al mismo tiempo que el diálogo estratégico de alto perfil que tuvo lugar entre EE.UU. y Pakistán en Washington.

Karzai desafió fríamente la campaña diplomática de hazlo o muere del presidente Barack Obama para “aislar” a Irán en la región –no una sino dos veces durante la quincena pasada. Karzai recibió anteriormente en Kabul a su homólogo iraní, Mahmud Ahmadineyad, con manifiesto calor mientras el secretario de defensa de EE.UU., Robert Gates, estaba de visita en Afganistán.

Washington no tardó en mostrar su molestia. Obama voló a Kabul el domingo sin anuncio previo para una “puesta al día en el terreno” con Karzai.

El consejero nacional de seguridad de EE.UU., James Jones, dijo a los periodistas en la Casa Blanca que Obama esperaba ayudar a Karzai a comprender que “en este segundo período hay cosas que tiene que hacer como presidente de su país para enfrentar las cosas a las que no se ha prestado atención casi desde el primer día.”

El comentario desacostumbradamente incisivo de Jones corrobora el informe del New York Times desde Kabul de que Obama “presentó personalmente una crítica mordaz” al presidente afgano que “reflejó su creciente irritación” con su persona.

El periódico comentó: “La visita del señor Obama a Afganistán tuvo lugar ante un trasfondo de tensión entre el señor Karzai y los estadounidenses. Citó a un diplomático europeo en Kabul quien dijo: ‘Él [Karzai] se está apartando de Occidente’ y continuó para señalar que el presidente afgano ‘recibió calurosamente a uno de los adversarios más elocuentes de EE.UU.’ en Kabul y luego ‘volvió a encontrarlo durante el fin de semana pasado en Teherán’, fuera de visitar China, ‘un país que hace inversiones económicas en Afganistán –aprovechando los duros y costosos esfuerzos de seguridad de EE.UU. y otras naciones occidentales’.”

Parece que Karzai apenas había vuelto a Kabul desde Teherán cuando el US Air Force One [avión presidencial de EE.UU.] transportando a Obama aterrizó en la base aérea Bagram al norte de la capital afgana. Posteriormente Obama pidió a Karzai que vaya a Washington el 12 de mayo.

La primavera está en el aire

Es obvio que los estadounidenses están furiosos porque Karzai se desacopla continuamente del control de EE.UU. y busca la amistad con China e Irán. Las ficciones de cordialidad se desvanecen incluso mientras Washington se da cuenta de que el terreno bajo sus pies está cambiando.

Curiosamente, dos días después de su retorno a Kabul desde Pekín el jueves, Karzai voló a Teherán a celebrar el festival de Nowruz. Al celebrar la llegada de la primavera en un cónclave extraordinario de países regionales de habla persa en Teherán, Karzai llamó la atención a la múltiple identidad de Afganistán como una sociedad plural de antigüedad pre–islámica.

Pero en términos políticos, hizo una muestra ostentosa de su libertad del control estadounidense. Su itinerario en Teherán incluyó una reunión con el Supremo Líder de Irán, Ayatolá Ali Jamenei.

Si la diplomacia iraní de Karzai fue rica en simbolismo político, su visita de Estado a China fue políticamente sustantiva. Karzai fue acompañado por los ministros afganos de Exteriores y de Eefensa. La agencia china de noticias Xinhua informó desde Pekín de que la próxima visita de Karzai “ha llamado ampliamente la atención en días en los que las principales potencias especulan si China se involucrará más profundamente en los esfuerzos por reconstruir –y posiblemente ofrecerá ayuda militar a– el país desgarrado por la guerra.”

Xinhua puso fin a la especulación respecto a algún papel para China en la guerra: “Desde principios de 2008, responsables afganos, así como tropas de la OTAN, han pedido repetidamente a China que abra la frontera en el extremo este del corredor de Vakhan para ayudar a combatir terroristas en el país. China rechazó la solicitud, negándose a que la arrastrasen a una guerra contra el terror… El ministro de exteriores Yang Jiechi dijo antes durante este mes que los medios militares no permiten una solución fundamental al problema afgano.”

Zhang Xiaodong, jefe adjunto de la Asociación China de Estudios de Oriente Próximo, fue citado diciendo: “Definitivamente, China no participará en los asuntos internos del país en el marco de la OTAN.”

Zhang desafió el llamado del pasado mes del secretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen a reforzar los lazos de la alianza con países asiáticos como China, India y Pakistán, así como con Rusia, que tendrían interés en la estabilidad de Afganistán. Zhang dijo “una participación desequilibrada de esas partes interesadas [asiáticas]” sólo podría llevar a más problemas.

Zhang agregó: “Afganistán debería cortar su dependencia de EE.UU. Por el momento, Washington está profundamente involucrado, y ello pone nerviosos a otros vecinos. Karzai espera ahora buscar más apoyo de otros grandes países y hallar un equilibrio diplomático.”

Sin embargo, en una reunión con su homólogo afgano Abdul Rahim Wardak, el ministro de Eefensa chino Liang Guanglie prometió una cooperación militar bilateral. “Los militares chinos continuarán la ayuda al Ejército Nacional Afgano a fin de mejorar su capacidad para salvaguardar la soberanía nacional, la integridad territorial y la estabilidad interior,” dijo Liang. Señaló que la cooperación militar se desarrolla sin complicaciones en la dirección del suministro militar y del entrenamiento de personal y que la ayuda china es “incondicional.”

China Daily arremete contra la guerra de Af–Pak

El miércoles, antes de la reunión de Karzai con el presidente chino Hu Jintao, China Daily, de propiedad gubernamental, publicó una devastadora crítica de la política AfPak de EE.UU. en un artículo titulado “Afganistán refleja la obsesión consigo mismo de EE.UU.”

El comentario decía: “Es evidente que a EE.UU. le gustaría mantener su influencia sobre Afganistán incluso después de retirar sus tropas, no importa cuándo eso suceda. Lo que significa que no permitiría que potencias regionales como China tengan un papel mayor en los asuntos afganos. En cambio, lo que EE.UU. está dispuesto a compartir con países como China es el peso de la reconstrucción económica.”

El comentario insistió en las diferencias en las “posiciones básicas” de China y EE.UU. Primero, EE.UU. ha adoptado una actitud diferenciada hacia el terrorismo en la medida en que se concentra en impedir que los talibanes o al–Qaida amenacen su seguridad interior o instalaciones y personal de EE.UU. Al contrario, “China, como vecina de Afganistán, también necesita encarar amenazas no tradicionales a la seguridad, como el narcotráfico, el contrabando de armas y otros crímenes a través de las fronteras,” dijo China Daily.

Segundo, la “consolidación” por EE.UU. de su presencia militar en Asia Central y del Sur con el pretexto de la guerra afgana “pone presión adicional sobre los intereses de defensa y seguridad de China”.

Tercero, el choque de los intereses económicos de EE.UU. y China. “EE.UU. obtiene prioridad en la selección de proyectos… Y su contribución económica apunta a pagar por sus operaciones militares,” mientras las empresas chinas enfrentan una competencia injusta en la obtención de contratos y son vulnerables a amenazas de seguridad.

Cuarto, EE.UU. es preceptivo y ha estado “tratando de imponer su modelo político a ese país atrasado. Por otra parte, China cree que los afganos (de todos los grupos étnicos y partidos políticos) deberían decidir sobre la forma de gobierno que quieren sobre la base de su cultura, tradición y condiciones interiores”.

Quinto, China Daily dijo que EE.UU. y China tienen “objetivos geopolíticos” contradictorios. EE.UU. tiene una “estrategia ofensiva de contraterrorismo en la cual Afganistán se utiliza como un peón para ayudar a mantener su dominación global y contener a sus competidores. China, al contrario, tiene una política defensiva de defensa nacional y quiere tener buenas relaciones como vecina de Afganistán”.

Mirando hacia el futuro, el comentario dice:

“El caos causado por la guerra en Afganistán amenaza la seguridad en la región noroccidental de China. Un gobierno débil en Kabul podría significar una frontera mal dotada de personal, lo que por su parte facilitaría el narcotráfico y el contrabando de armas y permitiría que los separatistas de ‘Turkmenistán Oriental’ se refugiaran en Afganistán después de causar problemas en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang.

“China debería lograr que más países se junten para resolver el problema afgano. La OCS [Organización de Cooperación de Shanghai] podría jugar un papel más activo porque cinco de los seis vecinos de Afganistán son miembros u observadores… Pero dada la actual situación en Afganistán, un proceso de reconciliación y reconstrucción dirigido por la OCS es una proposición poco realista. De ahí que actualmente [China] sólo pueda suministrar ayuda a través de canales multilaterales.”

Un show de apoyo para Karzai

En la víspera de la partida de Karzai a Pekín, recibió a una delegación del grupo opositor Hizb–i–Islami dirigido por Gulbuddin Hekmatyar. Washington es ambivalente respecto a Hekmatyar, pero en la declaración conjunta después de la visita de Karzai, Pekín expresó su apoyo para el proceso de reconciliación y reintegración en Afganistán y afirmó su “respeto por la elección del pueblo afgano de un camino de desarrollo adecuado a sus condiciones nacionales.”

Las consultas de Ahmadineyad en Kabul, seguidas por la rápida visita de Karzai a Islamabad, y ahora sus visitas a Pekín y Teherán –la repentina sucesión de intercambios de alto nivel sugieren un modelo.

Lo que debiera alarmar más a Washington es que la posición china sobre la reconciliación nacional afgana concuerda con los planes políticos de Karzai y está de acuerdo con las preocupaciones e intereses coincidentes de Irán.

La declaración conjunta china–afgana reafirma la buena disposición de Pekín para expandir la cooperación económica, el comercio y la inversión mientras propugna el principio del “respeto a la elección del pueblo afgano del camino al desarrollo adecuado a sus condiciones nacionales.”

Washington tomará en cuenta que China tiene perfectamente la capacidad financiera de reducir la dependencia de Karzai de la generosidad occidental, y de alentar por su parte al dirigente afgano para que se libre de los intentos de dominarlo de Occidente.

Los medios financiados por el gobierno de EE.UU. especularon que durante su estadía en Pekín, Karzai podría buscar inversiones chinas en las vastas reservas de minerales de Afganistán así como en los ricos yacimientos de gas en la región noroccidental en la frontera con Turkmenistán, que ya están conectados por un gasoducto a Xinjiang.

Washington no puede dejar de ver que Pekín y Teherán comparten preocupaciones similares en casi todas las áreas esenciales de la situación afgana.

Estas incluyen las perspectivas respecto a la “agenda oculta” de EE.UU. en la guerra afgana y por lo tanto la urgencia de estabilizar la situación en ese país, los dobles raseros de Washington en la lucha contra el terrorismo, el enfoque hegemónico de Occidente hacia Afganistán, la necesidad imperativa de “afganización” incluyendo una reconciliación nacional dirigida por afganos, y lo más importante, la conveniencia de cooperación entre países de la misma opinión en la región en la búsqueda de un arreglo afgano.

Es concebible que Pekín se preocupe de la situación crítica de la seguridad en Afganistán y sus intereses comunes con Teherán podrían actuar perfectamente como un factor adicional, endureciendo la posición de Beijing respecto al tema nuclear iraní.

De la misma manera, ¿preocupa a China la perspectiva de vínculos estratégicos a largo plazo entre EE.UU. y Pakistán?

Un importante asesor del ex primer ministro paquistaní Nawaz Sharif escribió recientemente: “Relaciones estratégicas con EE.UU. podrían afectar otros vínculos vitales. Dos son críticos. Con la determinación de EE.UU. de impulsar un ‘cambio de régimen’ en Irán, ¿cuáles serían sus expectativas desde Pakistán? Finalmente, ¿podemos [Islamabad] contemplar la cooperación con EE.UU. en alguna iniciativa que pueda molestar nuestras relaciones con China?”

Por el momento, los comentarios chinos parecen adoptar una posición indiferente. Tienden a ver el proyecto de cooperación estratégica entre EE.UU. y Pakistán como una acción pragmática de ambas partes –surgida de la necesidad de Washington de solicitar la ayuda paquistaní para estabilizar Afganistán por una parte y de la otra la necesidad de Islamabad de ayuda de EE.UU. para resucitar su economía y mantener un equilibrio estratégico frente a India.

Pero Pekín no puede ignorar la estrategia regional subyacente de EE.UU. de frustrar los esfuerzos de China por lograr rutas de acceso a la región del Golfo Pérsico a través de Asia Central soslayando el Estrecho de Malaca, que está efectivamente bajo control estadounidense. La estrategia de EE.UU. no puede funcionar a menos que Pakistán participe.

La muestra de apoyo de Pekín (y de Teherán) a Karzai ocurre cuando sus relaciones con EE.UU. y Pakistán son algo tambaleantes, por no decir más.


(*) El embajador M. K. Bhadrakumar fue diplomático de carrera del Servicio Exterior de la India. Ejerció funciones en la extinta Unión Soviética, Corea del Sur, Sri Lanka, Alemania, Afganistán, Pakistán, Uzbekistán, Kuwait y Turquía.